CAPÍTULO 7«Debes mirar, Tala. Si no lo haces, tendré que obligarte y no quiero hacerlo, por favor. No te beneficia en nada que me pongas todo más difícil, tampoco te interesa que sea otro el que se ocupe de que te quedes aquí y te obligue a ver lo que ocurre». Las palabras que Kailen le susurró en el oído y la mirada de lástima que le dedicó, se repetían una y otra vez en su mente a lo largo de las horas. Conforme pasaba el tiempo y aquella tortura se repetía sin descanso como en un bucle, el efecto en ella continuaba siendo el mismo. Dolía, cada latigazo que silbaba en el aire y chasqueaba en el cuerpo de Ethan era como si lo recibiera ella. Alaric apenas había recibido un par de ellos al comienzo y en cuanto comenzó a trabajar los guardias lo dejaron a un lado. Estaba muy claro a quién iba dirigida la tortura y más claro aún estaba que el alfa sabía lo que ella sentía por Ethan.—No me obligues a seguir mirando —rogó a Kailen, pero el hombre negó con la cabeza—. Por favor, no lo
Ethan se dejó arrastrar por Alaric. Por más que su orgullo le pedía no usarlo como bastón, no se veía capaz de dar un solo paso sin ayuda. La heridas infringidas una y otra vez en los mismos lugares le habían hecho desear hacer algún movimiento suicida. Solo la presencia de Tala lo obligó a fingir que estaba bien. ¿Por qué había estado todo el día allí? ¿Le habría pedido al alfa observar cómo lo torturaban? ¿Se lo habría pedido ella? —Me o-odia tanto que me quiere muerto —balbuceó y Alaric lo apretó más fuerte. —Será mejor que te calles y guardes fuerzas o acabaremos los dos en el suelo —masculló su amigo con esfuerzo. Él no tenía tantas heridas, no se cebaron con el beta de la misma forma y eso era sospechoso. Solo hacía reforzar la idea de que Tala le había pedido al alfa ese castigo para él. Toda la esperanza de sacarla de allí y recuperarla, se esfumó. Ella no quería marcharse, estaba feliz en su nueva vida. Por fin no era invisible, ¿acaso no era lo que siempre quiso? Aquel
CAPÍTULO 8A Tala le temblaban las manos. Había aprovechado que Alaric llevó a Ethan al baño para buscar en la cocina algo con lo que llenar sus estómagos. A pesar de no haber probado bocado en todo el día se sentía incapaz de comer, pero sabía que ellos debían estar hambrientos. Le sorprendió ver que Kailen había sido sincero, allí estaba todo lo necesario para que le limpiara y curara las heridas a ambos hombres y también había comida. Al parecer, no querían que murieran pronto, se aseguraban de que se mantuvieran con vida el tiempo suficiente para poder continuar con la tortura y que ella lo viera. Colocó los ingredientes que encontró y que les servirían para la cena sobre la encimera, pero al escuchar a ambos hombres discutir en el baño no pudo evitar dejar todo a medias y acercarse. Cuando estuvo cerca y logró entender las palabras que se decían, estuvo a punto de soltar una carcajada. Si la situación no fuera tan preocupante era demasiado cómico escucharlos discutir porque E
Alaric asintió no muy convencido, pero se alejó para entrar en el baño. Ethan gruñó como un animal en cuanto se cerró la puerta, pero no se movió del lugar y Tala prefirió darle la espalda y prestarle atención a la cena antes de que se quemara todo. —No tengo que darte explicaciones, Ethan. Tú y yo ya no somos amigos, ¿lo recuerdas? Lo dejaste muy claro el día en que me humillaste frente a tu compañera —decirle aquello era mucho más fácil cuando no lo miraba a los ojos y tampoco veía aquel cuerpo humedecido por el agua—. Así que será mejor que te calmes si quieres comer y que te cure las heridas, si continúas así no quiero volver a hablar contigo. Vete a la habitación y quítate de mi vista hasta que no me quede otro remedio que ir a curarte. Tala, a lo largo de los años, había aprendido a no mostrar sus emociones. Era excelente ocultando lo que sentía y podía usar una máscara de frialdad así se estuviera rompiendo por dentro. Y sí, estaba rota. Una parte de ella quería lanzar la c
Ethan se encerró en la habitación a pesar de que quería quedarse fuera y hablar con ella, pero ya no confiaba en sí mismo. Estaba fuera de sí, llevaba acumulado demasiados sentimientos y era como si todo lo que había guardado estuviera saliendo ahora. Juzgó a Tala de la misma forma que a sí mismo y ella era mucho más fuerte que él solo que su compañera no lo veía. Desde que era un niño, su madre siempre le repetía una y otra vez que debía proteger a Emma. Le hacía saber lo importante que era su melliza, el peligro que corría y hasta en el día de su muerte sus últimas palabras no fueron dirigidas a él, fueron un ruego para que protegiera a su hermana. Ethan amaba a Emma, no habría necesitado ningún recordatorio de que su trabajo era protegerla, era algo arraigado en su interior. Él vivía solo para cuidarla, pero su melliza no era fácil de cuidar porque si algo compartían era ese amor uno por el otro y la testarudez.Emma lo quería cuidar de la misma forma que él a ella porque creció
Curarlo fue lo primero que tuvo que hacer, pero se tardó a propósito con tal de no enfrentarlo de nuevo y ahora había empeorado. Era extraño, Alaric no mostraba los mismos síntomas, aunque no estaba tan herido.Con las manos temblorosas comenzó a recorrerle la espalda para inspeccionar las heridas, pero en lugar de empeorar estaban sanando con rapidez. Su lobo parecía luchar contra lo que le había dado el alfa y eso parecía estar provocándole fiebre. El beta le contó que le ocurría lo mismo y no mencionó que su lobo estuviera tan inquieto.«Pero Alaric no tiene una compañera por la que quiere luchar», le dijo una voz en su mente que asoció a su conciencia. —¿Por qué tienes fiebre? —susurró y Ethan abrió los ojos. Su mirada era vidriosa, parpadeó con lentitud e intentó enforcar sus ojos en ella. —¿Tala? —Se frotó los párpados y volvió a mirarla—. ¿Estás aquí o estoy soñando? —Intentó moverse, pero emitió un gemido de dolor y volvió a quedarse quieto. Por inercia, su mano se movió
CAPÍTULO 10Ethan despertó y estaba solo, pero el olor de Tala y el calor de su cuerpo aún permanecía en la cama. Ella había dormido con él, no se marchó y permaneció a su lado. Quizá por eso se levantó lleno de energía y con la espalda curada. Su lobo podía estar ausente, pero continuaba haciendo su trabajo a pesar de no poder transformarse y lo hacía mucho mejor y menos agresivo cuando su compañera estaba cerca. Se levantó para salir de la habitación y buscarla, estaba deseando verla de nuevo, pero recordó que estaba desnudo. Ella había dormido a su lado sin importarle su falta de ropa. Aquello debía ser una buena señal, al menos su última conversación no fue entre gritos y eso solo le daba más esperanzas.Buscó el trapo viejo que usó como toalla y se disponía a salir cuando la puerta se abrió de un portazo. La sonrisa se le borró de un plumazo cuando el rostro que lo recibió fue el del alfa y no el de su compañera.—¿Cómo pasaste la noche, esclavo? —Ethan se llenó de rabia y apr
¿Por qué lo había hecho? El alfa le había dado la oportunidad de marcharse y él no la había tomado. Por ella. Ethan de verdad estaba dispuesto a soportar toda aquella tortura por mantenerla a salvo y ¿qué estaba haciendo Tala en su lugar?Lamentándose con el pasado. El pasado no iba a salvarles la vida ni los iba a sacar de allí, así que debía dejar a un lado todos sus rencores, al menos hasta que lograra trazar un plan para liberarlos. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el hombre que la sujetaba la liberó y la tiró al suelo de un empujón. Para ese momento, Alaric y Ethan habían sido arrastrados fuera y sabía bien que los llevarían al mismo destino que el día anterior. El alfa permanecía en el mismo lugar y la estudiaba con una sonrisa en el rostro. Hasta ese momento, había estado tan ocupada con su propio miedo, que no se percató de que Kailen también estaba dentro de la casa. No parecía muy contento con lo que estaba pasando porque sus manos eran unos puños tensos