Continuaron la huida a lo largo de toda la noche sin darse un solo descanso. Cuando la lluvia comenzó a caer sobre ellos, avanzar se hizo mucho más complicado. Tala no se quejó a pesar de tener mucha hambre y sed porque veía a Ethan avanzar como un robot que no necesitara descanso. Alaric le seguía el paso, pero en más de una ocasión retrocedió para preocuparse por si ella necesitaba algo o solo para preguntarle si se encontraba bien. —Puedo aguantar —le dijo la tercera vez que el beta se detuvo para asegurarse de que no había vuelto a caerse. —Sé que puedes aguantar, no me detuve solo por eso. ¿Es mi impresión o está más insoportable que de costumbre? —Tala sabía que se refería a Ethan. Su compañero había estado en silencio todo el camino y no era que la situación diera para que hablaran, pero parecía alejarse de ellos a conciencia y cada vez que los escuchaba preguntar algo se molestaba y les ordenaba que continuaran. —Solo quiere que lleguemos cuanto antes a algún refugio dond
Ethan despertó poco tiempo después. La fiebre había pasado, pero no se sentía dueño de su cuerpo. Era como si su consciencia estuviera despierta, pero no fuera capaz de tomar el control de sus extremidades y ponerlas en funcionamiento. Aún así, miró hacia la entrada de la cueva y descubrió que Alaric continuaba vigilando, aunque se veía adormilado. Después, miró a su compañera que dormía aferrada a él, cualquier movimiento la despertaría, pero sin saber cómo, su mano se colocó frente a su rostro y una extraña fuerza escapó de sus dedos. —Dormirás hasta que yo te despierte —susurró. Era su propia voz la que escuchó, pero no sabía en qué momento lo había pronunciado porque por más que intentaba moverse, no lo lograba. Su cuerpo tenía vida propia y él no podía hacer nada por tomar el control. Luchó para detenerse cuando apartó a Tala y ella continuó durmiendo como si nada. Sabía que le había hecho algo. Había visto suficiente magia como para saber que acababa de usarla.«Por más que
Astron se quedó mirando al vacío y a la forma en que el cuerpo de Alaric chocó contra una rama que sobresalía de la roca, pero el beta no hizo nada por agarrarse. Lo más seguro es que ya estuviera muerto antes de llegar al suelo. El sonido del golpe a estrellarse entre las rocas y quedar casi escondido a la vista lo hizo sonreír. —Uno menos —se burló y después emitió un suspiro—. Se olvidan que de una forma o de otra yo siempre gano. Ahora le toca a tu compañera. Sintió como Ethan comenzó a luchar por tomar el control y un terrible dolor lo hizo doblarse y emitir un alarido. —Parece que tendré que ocuparme primero de ti —murmuró y cerró los ojos para comenzar a crearle unos nuevos recuerdos. En esa ocasión, no sería suficiente con hacerlo pensar que estaba aturdido por la fiebre y que caminaba solo por fuerza de voluntad. Si Ethan aún no quería rendirse, no podía arriesgarse a que tomara el control y hablara de más. Puede que aún no tuviera tanta fuerza como para obligarlo a mat
Tala no tardó demasiado en dar con el lago, una capa de hielo cubría la mayor parte, pero logró conseguir agua y rellenar las pocas botellas con las que contaba. En cuanto terminó, intentó buscar algo de leña y ramas que estuvieran secas, pero fue imposible después de la lluvia tan fuerte de la noche anterior. Sabía que si continuaba buscando lograría encontrar algo, pero no quiso perder más tiempo porque todo lo que deseaba era llegar junto a Ethan para limpiarle la herida. Acomodó bien las botellas de agua dentro de la mochila y se convirtió de nuevo en loba para ir más rápido. Cuando llegó al refugio, encontró a su compañero con los ojos cerrados. El corazón comenzó a latirle muy deprisa.Tala se apresuró hacia Ethan, se arrodilló a su lado y no pudo evitar ponerse a temblar por el pánico. Con las manos temblorosas, retiró el vendaje improvisado de su brazo y esperó ver que había empeorado pero, para su sorpresa, la hemorragia se había detenido y la herida había comenzado a cura
Emma se encontró a Asher con la frente apoyada en el tronco de un árbol y las manos en puños. Su respiración era agitada y sentía cómo intentaba controlarse para no comenzar a golpear todo lo que encontrara a su paso. Sabía que lo sucedido con Alaric iba a dolerle. Habían crecido juntos y siempre fueron los mejores amigos. Quería hablar con él antes de que hiciera alguna locura o se cerrara y ni siquiera se desahogara con ella. Era la primera vez que su compañero dejaba la manada después de la maldición, la primera vez que ella lo hacía desde que llegaron y por más que le aseguró que dejó a su gente protegida con su magia, sabía lo mucho que le costó dejarlos para seguirla. Podía sentir sus emociones desbordadas y el miedo que tenía de que a su gente le ocurriera algo mientras él no estaba para protegerlos. Desde la última vez que logró comunicarse con su hermano y los vio atados con cadenas, intentó forzar sus visiones para conseguir una localización, pero fue imposible. Intent
Ethan despertó como si hubiera dormido por siglos y sin saber dónde estaba. Lo último que recordaba era la imagen de su compañera diciéndole que no tardaría en regresar y después nada. Un cuerpo cálido a su lado le dio la bienvenida al reino de los vivos y supo sin necesidad de abrir los ojos que era Tala. Su respiración era acompasada y tranquila, estaba dormida y casi deseó poder seguir durmiendo con tal de no perder la paz que sentía en ese instante. ¿Qué tocaría vivir ese día? Sin duda estaba en una cama. ¿Lo habrían atrapado? ¿Estarían de regreso en aquel lugar infernal? Si faltaba poco para que entraran los guardias para sacarlo de la cama y regresarlo a la tortura, prefería permanecer así, con los ojos cerrados y disfrutando de la cercanía de su compañera. La mano de Tala acarició su torso y bajó por su vientre hasta posicionarse demasiado cerca de su miembro. En apenas unos segundos, tomó vida propia y comenzó a endurecerse por su cercanía. —Traviesa —ronroneó y abrió lo
—Ethan, ¿qué ocurre? —Tala salió tras él, preocupada por su cambio de actitud repentino. Sabía que debía calmarse o esa maldita loba estropearía todo, pero sentía demasiada rabia. Astron no pensaba fracasar, estaba harto de las intromisiones en su plan. Todo iba bien, debilitó a Ethan hasta casi llevarlo al borde de la muerte para después curarlo y que solo tuviera la fuerza suficiente para dejarlo todo bajo su control. ¿Y qué hacía esa loba? Lo mordía. Inútiles licántropos con sus vínculos estúpidos. ¿De qué servía estar atado a alguien de esa forma? Les daba más fuerza, sí, pero también una debilidad muy grande. Cuando uno de ellos moría el otro quedaba destruido y la mayoría de las veces la pareja que quedaba fallecía poco tiempo después. Tal como le ocurrió a Endora, su hija se marchitó después de la muerte ese lobo. Sabía que ella no se dejó vencer por el fallecimiento de su pareja porque tenía una misión y porque creía que la había traicionado, pero lo sentía por sus esfuerz
Cuando Tala entró de nuevo a la habitación, las lágrimas caían con libertad por sus mejillas. Se las limpió con rabia y miró a la puerta destrozada con aprehensión. No estaba en su casa como para correr a esconderse en otra de las habitaciones y evitar que entraran, así que no le quedó otra solución que quedarse. Aunque solo de pensar que Ethan regresara para continuar diciéndole aquellas cosas horribles la ponía a temblar.Quería odiarlo por lo que acababa de decir, aferrarse al enfado que en ese momento sentía y sobrevivir a su rechazo, pero pronto cayó en la autocompasión. ¿Cómo iba a amarla nadie si ni siquiera era capaz de amarse a sí misma?Tendría que haber continuando resguardando su corazón como lo hizo cuando huyó de la manada. En aquel momento estaba enamorada de su compañero, pero ahora… Todo era diferente. Lo amaba tanto que no se veía capaz de sobrevivir a ese rechazo y tampoco quería quedarse junto a él con la absurda excusa de estar atados por el vínculo.Ella lo reali