Ethan despertó como si hubiera dormido por siglos y sin saber dónde estaba. Lo último que recordaba era la imagen de su compañera diciéndole que no tardaría en regresar y después nada. Un cuerpo cálido a su lado le dio la bienvenida al reino de los vivos y supo sin necesidad de abrir los ojos que era Tala. Su respiración era acompasada y tranquila, estaba dormida y casi deseó poder seguir durmiendo con tal de no perder la paz que sentía en ese instante. ¿Qué tocaría vivir ese día? Sin duda estaba en una cama. ¿Lo habrían atrapado? ¿Estarían de regreso en aquel lugar infernal? Si faltaba poco para que entraran los guardias para sacarlo de la cama y regresarlo a la tortura, prefería permanecer así, con los ojos cerrados y disfrutando de la cercanía de su compañera. La mano de Tala acarició su torso y bajó por su vientre hasta posicionarse demasiado cerca de su miembro. En apenas unos segundos, tomó vida propia y comenzó a endurecerse por su cercanía. —Traviesa —ronroneó y abrió lo
—Ethan, ¿qué ocurre? —Tala salió tras él, preocupada por su cambio de actitud repentino. Sabía que debía calmarse o esa maldita loba estropearía todo, pero sentía demasiada rabia. Astron no pensaba fracasar, estaba harto de las intromisiones en su plan. Todo iba bien, debilitó a Ethan hasta casi llevarlo al borde de la muerte para después curarlo y que solo tuviera la fuerza suficiente para dejarlo todo bajo su control. ¿Y qué hacía esa loba? Lo mordía. Inútiles licántropos con sus vínculos estúpidos. ¿De qué servía estar atado a alguien de esa forma? Les daba más fuerza, sí, pero también una debilidad muy grande. Cuando uno de ellos moría el otro quedaba destruido y la mayoría de las veces la pareja que quedaba fallecía poco tiempo después. Tal como le ocurrió a Endora, su hija se marchitó después de la muerte ese lobo. Sabía que ella no se dejó vencer por el fallecimiento de su pareja porque tenía una misión y porque creía que la había traicionado, pero lo sentía por sus esfuerz
Cuando Tala entró de nuevo a la habitación, las lágrimas caían con libertad por sus mejillas. Se las limpió con rabia y miró a la puerta destrozada con aprehensión. No estaba en su casa como para correr a esconderse en otra de las habitaciones y evitar que entraran, así que no le quedó otra solución que quedarse. Aunque solo de pensar que Ethan regresara para continuar diciéndole aquellas cosas horribles la ponía a temblar.Quería odiarlo por lo que acababa de decir, aferrarse al enfado que en ese momento sentía y sobrevivir a su rechazo, pero pronto cayó en la autocompasión. ¿Cómo iba a amarla nadie si ni siquiera era capaz de amarse a sí misma?Tendría que haber continuando resguardando su corazón como lo hizo cuando huyó de la manada. En aquel momento estaba enamorada de su compañero, pero ahora… Todo era diferente. Lo amaba tanto que no se veía capaz de sobrevivir a ese rechazo y tampoco quería quedarse junto a él con la absurda excusa de estar atados por el vínculo.Ella lo reali
Emma se sentía culpable por ocultarle lo que ocurría a su compañero, pero si no era así, él haría todo lo posible para impedírselo. Durante la noche, despertó sobresaltada y con una sensación que no la dejaba respirar. No fue una visión, fue un recordatorio de que debía estar alerta porque lo que había hecho no sería suficiente y no mantendría a Astron sin actuar. Desde que se había unido a Asher nunca le impidió usar su magia, pero nunca la usó de forma consciente con su compañero o con otros miembros de la manada a no ser que fuera por error. No lo hizo hasta esa noche que algo en su interior le decía que debía darse prisa. No le quedó otro remedio que dormir a su compañero y al resto de los guardias para salir. Selló la habitación en la que dormía su hermano para que él no pudiera escapar, pero Tala lograra hacerlo en caso de algún percance. Solo rogaba que no ocurriera nada mientras ella no estaba y el lobo de Ethan protegiera a su compañera. Sabía que el lobo lucharía con toda
La tierra alrededor del pentagrama comenzó a elevarse como lianas y se hicieron sólidas. Ordenó a su magia atarle los pies y las manos porque Astron debía estar en un cuerpo cuando ella recitara el conjuro. Para eso, tenía que acercarse lo suficiente y tocarlo, era la parte que más miedo le daba, pero si lo inmovilizaba él no podría hacerle daño. Cuando las lianas se enredaron en sus tobillos y muñecas, lo último que esperó fue escuchar la carcajada de su hermano. Su mirada era cruel y fría, no había nada de Ethan debajo de toda aquella maldad que levitaba a su alrededor. —Eres débil, Emma, igual que Endora. Nunca podrás vencerme como ella tampoco pudo —sus palabras la golpearon, pero se mantuvo con la vista desafiante fija en él. —Una bruja débil te engañó y te inutilizó para que quedaras atrapado, ¿qué puede decir eso de ti? —No debía entrar en su juego, la manipulaba, pero él había estado en su interior y la conocía.Sabía sus sentimientos, sus pensamientos y, por desgracia, p
Ethan tardó en recuperarse una semana. Después de que su hermana acabara con Astron, perdió el conocimiento, pero Emma y su compañera no lo dejaron solo ni un solo segundo. Cada vez que abría los ojos una de ellas estaba a su lado. Su lobo hizo gran parte del trabajo ayudándolo a mejorar, pero saber que esa amenaza estaba erradicada y que su hermana ya no tendría de que preocuparse más por eso, hacía que no pudiera arrepentirse de lo ocurrido por más doloroso que hubiera sido. Tala y él hablaron durante horas mientras estuvo en cama y consciente. Puede que a él le hubiese gustado hacer más que hablar, estaba cansado de que lo trataran como si fuera a romperse en cualquier momento o como si su mente pudiera enloquecer por cualquier estímulo. Lo ocurrido había sido traumático y más porque había pedazos de su memoria que estaban vacíos. Tala le contó casi todo lo que ella sabía, aunque insistía mucho en dejar todo atrás y no darle ese poder a Astron. La comprendía, martirizarse por
Regresar a aquel lugar no fue fácil por más que ahora lo hicieran en compañía. Incluso su familia estaba allí. Padre, madre y hermanos y lo peor, fingían que nunca la despreciaron.Se comportaban como si fueran una familia feliz porque de un día para otro ya no era la hija de la que tenían que avergonzarse. Ahora estaba emparentada con el Asher y su Luna. Su familia era despreciable.—Cariño, deja de mirarlos como si quisieras atravesarlos con una espada, cortarlos a pedacitos y esparcir sus trozos por el monte —murmuró Ethan junto a su oído y sus labios le tocaron en lóbulo de la oreja provocándole un escalofrío—. Eso puedes hacerlo después. Una vez que acabe la batalla yo te ayudaré con mucho gusto.—Es que no puedo creer que se comporten como si nunca me hubieran hecho nada y ahora se presenten voluntarios a esta lucha porque su «adorada hija» fue retenida en contra de su voluntad. —Tala dejó caer la espalda en el torso de Ethan y él la abrazó por la cintura—. Me molesta que de la
Cuando salieron de la casa del alfa, Ethan llevaba la cabeza del beta en las manos como si fuera un trofeo. El silencio que había rodeado la manada cuando entraron se había convertido en gritos de alegría al verse libre. Al escuchar la lucha con los guardias, la gente salió de sus casas y se unió a la ellos en la lucha.Al fin tenían una oportunidad de ser libres y ninguno desaprovechó esa oportunidad. Ethan miró a su compañera, las dos mujeres que habían rescatado se aferraban a ella con tanta fuerza que casi no la dejaban caminar, pero Tala las mantenía a su lado y les repetía una y otra vez que eran libres y nadie volvería a hacerles daño. La mayoría de los guardias estaban muertos y los pocos que quedaban vivos sufrían los golpes que le daban las mismas personas que antes tuvieron bajo su poder. —Pensé que íbamos a intentar que no hubiera muertes innecesarias —murmuró cuando Ethan llegó junto a Asher. Su cuñado miró la cabeza que traía y elevó una ceja—. Dije innecesarias, aca