Capítulo 19
Emma despertó con el cuerpo dolorido y con el insistente golpeteo de su hermano tocando en su puerta.

—Emma, ¿estás despierta? —Ella no pudo formar una sola palabra, gruñó como un animal herido y Ethan entró a la habitación sin esperar su respuesta. Su hermano se llevó la mano al pecho y sostuvo el medallón—. Dime que no estoy loco y que recuerdas lo mismo que yo.

Emma carraspeó, sentía la garganta seca y no quería moverse porque, si lo hacía, no creía poder ocultar lo mucho que le dolía el cuerpo y su hermano se sentiría culpable.

—Ni un buenos días, ni un café o traerme el desayuno a la cama para endulzar un poco el día, tú solo entra y comienza a interrogarme que no pasa nada. —Su hermano puso los ojos en blanco y bufó, pero eso no le impidió acercarse a su cama y sentarse con un salto como cuando era pequeño.

El fuerte movimiento provocó que un gemido ahogado escapara de su garganta.

—Dios, Emma, lo siento. ¿Todavía te duele? —preguntó y la miró con preocupación.

—Solo es por
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