—Tenemos que ayudarlos. —Kailen miró a su compañera con expresión malhumorada. —¿Tenemos? No, Marie, no te meterás en esto. Ya tomé mi decisión, no voy a exponer ni a ti ni a nuestra hija, es demasiado arriesgado. —Su compañera se había mantenido muy callada durante toda la cena cuando le contó que lo mejor sería quedarse al margen. Quería ayudar a la omega y sus amigos, pero una vez que se marcharan sería cuestión de tiempo para que el alfa averiguara quién lo traicionó y entonces estarían perdidos. Puede que ahora no tuvieran la mejor vida, pero al menos se daban el lujo de respirar y eso era mucho más de lo que tendrían si el alfa se enteraba de que lo había traicionado. —No podemos quedarnos de brazos cruzados, Kailen. Durante mucho tiempo el alfa a martirizado a esta manada y ha obligado a las mujeres a emparejarse incluso en contra de su voluntad. Nuestra hija no puede crecer en un lugar así, no quiero eso para ella.—Mujer, ¿estás diciendo que estás en contra de tu volunt
Tala encontró al alfa en la misma sala de la primera vez que la mandó a llamar. En esa ocasión, ni siquiera se levantó del asiento para intimidarla. Se quedó sentado y pidió a Kailen que los dejara a solas. Las profundas ojeras eran visibles desde la distancia y si no supiera que ese ser estaba más allá de la muerte, diría que no le quedaba mucho tiempo de vida. Para su desgracia, Kailen ya le había explicado de esos episodios que ellos llamaban la misteriosa enfermedad del alfa. De misteriosa no tenía nada, ese ser era un parásito y ella no le iba a dar el gusto de verla tener miedo.—Te ves muy contenta esta mañana, omega —lo escuchó decir a la vez que la recorría con una mirada que le dio escalofríos—. Ya me informaron de que mis hombres los agarraron muy entretenidos. Veo que disfrutan de mi hospitalidad, pero no me dan algo a cambio. Eres muy desagradecida, yo te ayudo a congraciarte con tu compañero y tú no ofreces nada.Al parecer, las noticias volaban demasiado rápido en
Ethan estaba muy preocupado por su compañera. Desde que los guardias los arrastraron a Alaric y a él fuera de la casa no había vuelto a verla. Las horas pasaban y Tala no aparecía por ningún lugar.Ese día, la falta de sueño, el hambre y que no los habían dejado descansar un solo segundo estaba haciendo mella en él. Parecían querer agotarlo hasta la extenuación y cuando se caía, escuchaba las risas burlonas de los guardias. No veía la hora de poder vengarse de ellos. Sabía que en algún momento recuperaría a su lobo y así tuviera que regresar solo a ese lugar, los mataría a todos. La tierra volvió a hundirse bajo sus pies y no pudo evitar perder el equilibrio. Alaric lo sujetó con rapidez y evitó que de nuevo se golpeara contra las rocas. —Concéntrate —gruñó su amigo y lo ayudó a estabilizarse—. ¿Qué tienes? Si sigues tan distraído solo conseguirás que nos golpeen. Casi está anocheciendo, ya debe faltar poco para que nos lleven de vuelta a la casa y podrás verla.Ethan miró de nue
Tala se quedó viendo el cuerpo sin vida del alfa sin poder creer que ella lo había hecho. Todavía sentía el peso de la transformación sobre su cuerpo y la forma en que su loba tomó el control y atacó sin remordimiento. Al parecer, había necesitado ver a su compañero a punto de morir para que esa parte de ella despertara. —Tenemos que irnos —escuchó decir a Kailen y Tala regresó con rapidez a su estado normal. El hombre se quitó la camiseta y se la lanzó al verla desnuda—. Póntela, Irvin dejó preparadas algunas provisiones para el camino, espero que incluyera ropa.Aturdida, alcanzó la camiseta y se cubrió el cuerpo desnudo antes de arrodillarse junto a Ethan. Parecía haber perdido el conocimiento, pero su pecho subía y bajaba con un rítmica respiración. La sangre de sus heridas se había detenido y a pesar de tener mal aspecto, todo indicaba que comenzarían a curarse. —Ayúdame a levantarlo, tenemos que sacarlo de aquí —le dijo a Kailen y entre los dos lo alzaron con cuidado hasta q
Continuaron la huida a lo largo de toda la noche sin darse un solo descanso. Cuando la lluvia comenzó a caer sobre ellos, avanzar se hizo mucho más complicado. Tala no se quejó a pesar de tener mucha hambre y sed porque veía a Ethan avanzar como un robot que no necesitara descanso. Alaric le seguía el paso, pero en más de una ocasión retrocedió para preocuparse por si ella necesitaba algo o solo para preguntarle si se encontraba bien. —Puedo aguantar —le dijo la tercera vez que el beta se detuvo para asegurarse de que no había vuelto a caerse. —Sé que puedes aguantar, no me detuve solo por eso. ¿Es mi impresión o está más insoportable que de costumbre? —Tala sabía que se refería a Ethan. Su compañero había estado en silencio todo el camino y no era que la situación diera para que hablaran, pero parecía alejarse de ellos a conciencia y cada vez que los escuchaba preguntar algo se molestaba y les ordenaba que continuaran. —Solo quiere que lleguemos cuanto antes a algún refugio dond
Ethan despertó poco tiempo después. La fiebre había pasado, pero no se sentía dueño de su cuerpo. Era como si su consciencia estuviera despierta, pero no fuera capaz de tomar el control de sus extremidades y ponerlas en funcionamiento. Aún así, miró hacia la entrada de la cueva y descubrió que Alaric continuaba vigilando, aunque se veía adormilado. Después, miró a su compañera que dormía aferrada a él, cualquier movimiento la despertaría, pero sin saber cómo, su mano se colocó frente a su rostro y una extraña fuerza escapó de sus dedos. —Dormirás hasta que yo te despierte —susurró. Era su propia voz la que escuchó, pero no sabía en qué momento lo había pronunciado porque por más que intentaba moverse, no lo lograba. Su cuerpo tenía vida propia y él no podía hacer nada por tomar el control. Luchó para detenerse cuando apartó a Tala y ella continuó durmiendo como si nada. Sabía que le había hecho algo. Había visto suficiente magia como para saber que acababa de usarla.«Por más que
Astron se quedó mirando al vacío y a la forma en que el cuerpo de Alaric chocó contra una rama que sobresalía de la roca, pero el beta no hizo nada por agarrarse. Lo más seguro es que ya estuviera muerto antes de llegar al suelo. El sonido del golpe a estrellarse entre las rocas y quedar casi escondido a la vista lo hizo sonreír. —Uno menos —se burló y después emitió un suspiro—. Se olvidan que de una forma o de otra yo siempre gano. Ahora le toca a tu compañera. Sintió como Ethan comenzó a luchar por tomar el control y un terrible dolor lo hizo doblarse y emitir un alarido. —Parece que tendré que ocuparme primero de ti —murmuró y cerró los ojos para comenzar a crearle unos nuevos recuerdos. En esa ocasión, no sería suficiente con hacerlo pensar que estaba aturdido por la fiebre y que caminaba solo por fuerza de voluntad. Si Ethan aún no quería rendirse, no podía arriesgarse a que tomara el control y hablara de más. Puede que aún no tuviera tanta fuerza como para obligarlo a mat
Tala no tardó demasiado en dar con el lago, una capa de hielo cubría la mayor parte, pero logró conseguir agua y rellenar las pocas botellas con las que contaba. En cuanto terminó, intentó buscar algo de leña y ramas que estuvieran secas, pero fue imposible después de la lluvia tan fuerte de la noche anterior. Sabía que si continuaba buscando lograría encontrar algo, pero no quiso perder más tiempo porque todo lo que deseaba era llegar junto a Ethan para limpiarle la herida. Acomodó bien las botellas de agua dentro de la mochila y se convirtió de nuevo en loba para ir más rápido. Cuando llegó al refugio, encontró a su compañero con los ojos cerrados. El corazón comenzó a latirle muy deprisa.Tala se apresuró hacia Ethan, se arrodilló a su lado y no pudo evitar ponerse a temblar por el pánico. Con las manos temblorosas, retiró el vendaje improvisado de su brazo y esperó ver que había empeorado pero, para su sorpresa, la hemorragia se había detenido y la herida había comenzado a cura