Cinco años después.
— Hola mi princesa, mira lo que te traje. — Saludó Mía acercándose de prisa a su pequeña, con el helado favorito de Lydia en su mano. Lydia ni siquiera la miró y permaneció sentada mirando a la nada sin ni siquiera hacer una mueca, ella había tenido que estar todo el día sin su madre y a pesar de que Isabel o la madre de Isabel, le daban un vistazo, no podían dedicarle tiempo y esto llenaba de frustración a la pequeña niña, que se sentía muy sola, pero no sabía cómo expresar estos pensamientos. — Mi niña, es tu helado favorito. — Insistió Mía con preocupación abrazando a la persona más importante de su vida. Lydia solo bajó la cabeza, aún sin mostrar ninguna expresión y él corazón de Mía se apretó al ver así a su pequeña. Sabía que Lydia la necesitaba, pero ella no podía quedarse todo el día con ella porque las facturas no dejaban de acumularse. Sin más remedio, después de asegurarse de que su hija comiera su cena, la llevó a acostarse y se despidió diciéndole que la amaba antes de irse, aún preocupada y lamentando tener que irse, pero no tenía otra opción. Ella hoy estaba completamente decidida a dar su mejor esfuerzo, necesitaba está oportunidad, si lo hacía bien podrían contratarla como turno completo, porque ya trabajaba a tiempo parcial, pero el dinero que ganaba no era suficiente. Para darle una buena vida a su pequeña hija Lydia, debía esforzarse, ella era su razón para luchar cada día y soportar malos tratos, solo para volver a casa y ver a su niña y abrazarla. Aunque Isabel la ayudaba mucho, a Mía no le gustaba depender tanto de su amiga, mucho menos en estos momentos en que su negocio familiar no va bien, porque ella se había visto implicada por la venganza de Bruno. Esto la hace sentir un poco culpable, pero no puede pensar demasiado en esto cuando tenía tantos problemas, su pequeña había sido diagnosticada con autismo y el coste de las terapias era demasiado para ella, después de pagar el alquiler ni siquiera le alcanzaba para la comida. El salario de media jornada no era suficiente. — Mia anda a limpiar esa mesa. — Gritó el gerente y Mia asintió antes de empezar a dar unos pasos, pero al ver a un hombre parecido a Bruno se congeló. Se sintió aturdida por un momento antes de retroceder, no estaba segura de si era él, pero no quería que la viera en este momento, sabía que solo la humillaría. No quería soportar sus burlas, por lo que intentó esconderse, sin pensar que su jefe la estaba viendo y se acercó a ella furioso. — ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Holgazaneando en tu primer día de trabajo? — Preguntó él apretando los dientes y Mia se tensó, pero cuando estaba por disculparse él la agarró del cabello. — Por favor suélteme. — Pidió Mia sintiendo como su cuero cabelludo ardía, intentando soltarse, pero él la llevó al almacén. — Para que reflexiones de tus acciones. — Masculló el hombre antes de empujarla en el almacén y cerrar la puerta. — Por favor abre la puerta. — Dijo sintiéndose desesperada, tenia miedo de haber arruinado su oportunidad por cosas del pasado. «Soy una tonta, como si no pudiera soportar una humillación más por el bien de mi pequeña, mi orgullo no pagará sus terapias ni nos dará comida y alquiler.» Pensó Mia llena de culpa y arrepentimiento. Suspiró al ver que su jefe no le abriría la puerta y cuando volteó a mirar el almacén se sobresaltó al encontrar unas pequeñas piernas expuestas en el techo, que caían por el ducto abierto del aire acondicionado central. Rápidamente con su corazón acelerando, con miedo de que la personita arriba pudiera caer, tomó las escaleras y subió para ayudar al niño, sin entender como un niño pequeño podía estar en una situación así. Ella tomó al pequeño y al mirarlo se sorprendió, él era realmente lindo, era rubio, ojos azules e incluso tenía cierto parecido a su pequeña Lydia y se sintió incómoda cuando los recuerdos llegaron a su mente. Flashback — ¿Dónde está mi otro bebé? Me falta un bebé, yo estaba esperando gemelos. — Dijo Mia ansiosa cuando únicamente le entregaron a Lilian después de la cesárea. — Lo siento señora, aunque estaba esperando gemelos, solo la bebé sobrevivió. — Explicó él doctor y Mía sintió como el dolor más grande que hubiera sentido se apoderaba de su alma. Las lágrimas empezaban a caer por su rostro, recordando la vez que Mandy la empujó, quizás en ese momento fue que su pequeño se lastimó y no pudo sobrevivir. Esa mujer malvada le había quitado tanto, su bebé no merecía ese cruel destino. Se sintió culpable por no haberlo podido proteger y abrazo a su pequeña sin dejar de llorar. — Lo siento mi niña, no pude proteger a tu hermanito, pero te protegeré a ti con mi vida. — Prometió. Fin del Flashback. Al pensar esto y ver al pequeño en sus brazos, Mia no pudo evitar pensar en que si su pequeño hubiera sobrevivido tal vez podría verse parecido a este niño.. «¿Cómo sería eso posible,…no seas tonta Mia, los niños lindos se parecen todos porque son entrañables» Se dijo a sí misma, no queriendo pensar en cosas imposibles. Por otro lado, en una mesa exclusiva del bar, está un hombre elegante, importante , increíblemente atractivo, de ojos azules y cabello rubio, derrochando poder y dominio, mientras hablaba de negocios con otro hombre, cuando su teléfono suena y él lo toma al ver que se trataba de su primo. — ¿Qué sucede? — Preguntó Dante. — Liam se perdió, lo siento mucho, me ausenté dos minutos y al volver no estaba por ningún lado, ahora debe estar por algún lugar del bar, ya lo estoy buscando. — Dijo Santiago preocupado y asustado. Dante al escuchar sus palabras se levantó de inmediato furioso y preocupado. — Santiago hablaremos de esto después. — Colgó la llamada, su primo obtendría represalias después de que encuentre a su hijo, que era lo más importante en este momento y se acercó de inmediato al dueño del bar. — Necesito que registren todo el bar, empieza a desalojar a los clientes y que los de seguridad se aseguren que nadie saque a ningún niño de aquí. — Ordenó Dante preocupado. — Si señor. — Accedió el dueño sin más remedio, aunque esto no le satisfacía en absoluto, pero Dante era un inversionista del bar, además de que tenía mucho dinero y poder, con solo una palabra suya, podía desaparecer cualquier negocio, por lo que no podía permitirse ofenderlo. . . . — ¡Abre la puerta, abre la puerta rápido! ¡allí dentro un niño ! —Mia rompió el panel de la puerta con la palma de la mano con impotencia y no se detuvo ni siquiera cuando tenía la mano entumecida.De repente, toda la habitación quedó a oscuras, se cortó la luz y Mia se tensó.— Auxilio!¡Abre la puerta!—Mia gritó a todo pulmón y golpeó la puerta, pero no hubo respuesta.Mía sacó su celular, pero no había señal y ni siquiera pudo hacer un llamado de auxilio, así que encendió la linterna y regresó con el niño abatida.— Estamos atrapados aquí. lo siento mucho.— No hay nada que lamentar ¿Cómo te llamas? —El niño no parecía tener miedo en absoluto, Mia estaba muy sorprendida de que tuviera una madurez que no estaba acorde a su edad.— Mía, ¿y tú?— Mi nombre es Liam.— ¿No tienes miedo? Está oscuro aquí...— No te preocupes, mi papá encontrará este lugar tarde o temprano.Mia no entendía de dónde venía la confianza de este niño ¿Qué clase de padres traerían a su hijo a un lugar como este y lo dejaría aquí sin cuidarlo bien? Pero ahora no hay nada que pueda hacer.— Es que ahora estoy muy aburrido. ¿Puedes contarme una historia, Mia? — Claro.[..] Al acercarse, se escucharon la
Mía frunció el ceño y bajó la cabeza de manera poco natural, evitando los ojos de Dante, era difícil para ella, él la ponía nerviosa, a pesar de que se repetía que no debería importarle quien la mirará así y mucho menos si era gay.Pero él tenía mucho dinero y pensando en esto, llegó a la conclusión de que siendo CEO de una corporación como Walsh Group, si ella le pedía dinero, seguramente se lo daría, pero también a esta gente le preocuparía que ella dijera tonterías o pedirle una gran suma podría ofenderlos y luego esto le traería problemas.Tal vez después de recibir el dinero, algo malo la estaría esperando, no podía arriesgarse, ella tenía que estar bien para seguir cuidando de su hija.— No hace falta señor, no busco nada a cambio de salvar al niño, y además estoy encerrada. Gracias a su hijo, yo también me salvé, así que estamos en paz. — Dijo Mía, pero los ojos de Dante se oscurecieron.Él estaba demasiado insatisfecho con esta respuesta.— No me gusta deberle cosas a la gente
Señor, es la primera vez que nos vemos, lo siento, pero no puedo aceptar casarme con usted. — Suspiró Mia.— Quiero saber por qué rechazas mi propuesta, Srta Mia.— Si tengo que decirlo es porque nuestras identidades no encajan, yo solo soy una camarera y tú eres un CEO, no hay posibilidad entre nosotros.— Si te menospreciara no diría esas cosas.— Está bien. Salve a tu hijo por accidente, entonces insistirías en casarte conmigo. Entonces, si alguien te ayudara cuando necesitas ayuda, ¿te casarías con esa persona?Dante no esperaba que la mujercita frente a él hiciera esa pregunta. Incluso se echó a reír.— ¿Estás celosa de alguien que no existe? Me imagino que por esto es por lo que vas a preocuparte después de convertirte en mi esposa. — Dante dijo fácilmente, sonriendo.— Esta es una pregunta seria, señor. No entiendo por qué quiere aprovechar la oportunidad para burlarse de mí. Ya le dije que no estoy de acuerdo. Ahora por favor déjame ir, tengo trabajo. — Salió.Lo que Mia no no
Era muy peligroso, que lo hiciera su hija siendo autista era aterrador, ella no reconocía el peligro.— Iré de inmediato, llama a la policía y sal a buscarla, ella no puede andar sola, es muy peligroso. — Musitó con voz rota, tenía un enorme y doloroso nudo en la garganta, sintiendo que le acababan de arrancar el alma y se la habían llevado lejos.Su alma era su hija y necesitaba recuperarla.Colgó la llamada sin esperar otra respuesta y salió del baño corriendo para dirigirse a la salida del brazo, sin perder tiempo en avisar, no le importaba nada más ni si siquiera si perdía este trabajo, en este instante lo único que le interesaba era encontrar a Lydia.Cuando salió del bar miró a todos lados, intentando encontrar un taxi mientras se iba sintiendo cada vez más desesperada, pero los taxis que pasaban todos iban ocupados, ninguno se detenía y en medio de su desesperación sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, hasta que un auto lujoso se detuvo frente a ella.— ¿Qué sucede? — Pre
— Hola, pequeña, ¿Cómo te llamas? — Preguntó cuando llegó a ella.Dante la espero por una respuesta, pero ella seguía sin responder, simplemente se quedó mirándolo con sus enormes ojos azules y él no creía como era posible que dos niños que no tenían nada que ver el uno con el otro pudieran parecerse tanto.— Pequeña, ¿Tu mama se llama Mia, verdad? — Insistió él hablándole con suavidad, pero Lydia simplemente bajó su mirada hasta sus pies. — Imagino que no quieres hablar, pero ven conmigo, te devolveré a tu madre. — Dijo y la tomó de la mano.Lydia no se resistió y caminó juntó a él sin dejar de observar cada uno de sus movimientos.— Sr Walsh, vamos a la casa de la Srta. Mia?Dante se quedó en silencio por un momento y volvió a mirar a Lydia, que estaba casi inmóvil.— La comisaría está al final de esta calle. Envíala a allí.Dante parecía decidido a cortar cualquier posibilidad de volver a ver a Mia.La niña, permanecía en silencio jugando con sus manos y no se quejó ni preguntó por
《¿Qué le dijo Dante Walsh a mi hija después de salvarla? ¿Sería él tan descarado como para instigar a mi hija a llamarlo padre? Pero esto es imposible! Me odia y evitó verme..》Mia pensó. Lydia miró a su madre antes de voltear su rostro y dar un paso al frente, negándose a contentar.— Lydia, ¿Te refieres al hombre que te trajo aquí? — Cuestionó Mía frunciendo el ceño. Mía soltó un largo suspiro, dándose cuenta de que su hija no le diría nada más y cuando llegaron, Mia le pagó al taxista, antes de bajar sin soltar la mano de Lydia en ningún momento, aún no había pasado el terrible susto.— Por Dios, que bueno que la encontraste y está bien. — Dijo Isabel aliviada acercándose a la niña cuando las vió entrar a la casa. — Mía siento mucho el haberme descuidado.— No te preocupes, estabas ocupada, creo que deberíamos empezar a pasarle seguro a la puerta principal cuando ella quede sola en la sala. — Suspiró Mia, aunque había tenido mucho miedo y aún se sentía enfadada por lo sucedido, nu
— Si señor. — Accedió Mía a regañadientes, pese a que no quería acercarse, no tenía otra opción, este era su primer día, tenía que dejar una buena impresión para no ser despedida.Tomando el menú con su corazón lleno de incomodidad y sus piernas temblorosas, empezó a caminar hacía ellos sin poder evitar darse cuenta que la mujer que lo acompañaba era muy hermosa y que ambos parecían muy íntimos, no dejaban de reírse, su relación debía ser muy cercana.Esto la hizo sentir mucho más tonta y un poco indignada al creer que Dante se había burlado de ella.— Hola buenas noches, sean bienvenidos, yo seré su mesera está noche, aquí tienen el menú. — Dijo Mía formando una sonrisa falsa en sus labios y Dante que había estado distraído hablando con su hermana, volteó a mirar a Mía al escuchar su voz.— Señorita Mia, que casualidad, nos volvemos a encontrar. — Espetó él sin poder evitar detallarla.— Si, muchas gracias por ayudar a mi hija, ahora me retirare para que usted y su pareja vean el men
— Salvaste a mi hija pero también me evitaste, ahora no nos debemos nada, señor.— La propuesta que mencioné todavía cuenta, puedes pensarla detenidamente. — Espetó él, queriendo probar con esto si ella era una mujer casada o no, pero Mía lo miró con los ojos de par en par, sin poder decir nada, conmocionada. — Mi hijo seguía diciendo tu nombre en sus sueños ayer. No ha sentido tanto cuidado desde hace mucho tiempo. Después de despertar, siguió pidiendo que fueras su madre e incluso tiró el cuenco y se negó a desayunar. — Explicó Dante al ver que ella no decía nada y el corazón de Mía se llenó de incomodidad al pensar que ese pequeño niño lindo la estaba pasando mal.— Lo siento señor Walsh, pero debo continuar trabajando. — Musitó Mía antes de huir de él una vez más.Ella continuó atendiéndolos tratando de ignorar la mirada de Dante y Bruno mientras lo hacia, pero cuando estaba sirviendo la comida y sus ojos se conectaron con los azules de Dante, comenzó a considerar si realmente pod