Al escuchar esta voz, el corazón de Mía dio un vuelco, mientras todo su cuerpo se llenaba de escalofríos y comenzó a temblar. No quería creer que realmente fuera él. —¿Te quedaste muda zorra? — Pregunta Bruno, levantándose de la silla para acercarse a ella. — Me debes mucho, demasiado diría yo, te acostaste con otro hombre cuando éramos novios y encima le diste dos hijos, al menos tienes que darme la noche que me debes. — Al decir esto Bruno le acarició el rostro, mirándola con lujuria y el cuerpo de Mia se estremeció en disgusto. En ese instante Mia, volteó el rostro asqueada por su toque, lo cuál enfurecida a Bruno y le dio una bofetada. El dolor invadió la mitad de su rostro, pero ella volvió a mirarlo con repulsión y determinación. —Yo no te debo nada, nunca te he debido nada y no pienso acostarme contigo, me das asco. — Masculló Mia mientras su mentón empezaba a temblar y sus ojos se cristalizaban por el dolor del golpe y el miedo. Estaba aterrada, no podía evitar re
Los cuatro hombres en el interior de la casa se paralizaron antes de reaccionar al escuchar otro disparo, acompañado de un grito. —Maldita sea, vamos al sótano. — gruñó Bruno antes de correr hacía ahí.Al abrir la puerta del sótano escuchó más disparos, pero bajó las escaleras del sótano sin mirar atrás y solo dos de los hombres que estaban con él lo siguieron al interior, el último en cerrar cerró la puerta, sacando su arma para estar preparado y quedándose al pie de la escalera nervioso. —Jefe, ¿Qué hacemos? Ya dieron con nosotros, necesitamos ayuda, ¿puede llamar a su abuelo para que envie refuerzos?— Preguntó el hombre. —Disparen apenas la puerta se abra a todo lo que se mueva y asegúrense de disparar a matar, son ellos o nosotros, pero no enciendan la luz, eso nos dara ventaja. — Respondió Bruno apretando los dientes, antes de acercarse a Mia que se había ido a un rincón, pero seguía con las manos amarradas. Ella había logrado escuchar los disparos y al escuchar la co
En el hospital, Mía estaba cada vez más nerviosa mientras atendían a Dante y no podía parar de culparse a sí misma, recordando como lo había estado evitando y ahora se arrepentía mucho de haber sido fría con él estos días, de no haber dormido en la misma cama y de estar prácticamente ignorándolo. Sentía que ahora que él estaba en peligro fue una tontería estar molesta con él, después de todo él no sabía que ella había cargado con el dolor de la perdida, además nunca fue su intención lastimarla y a ella en este momento lo que menos le importaba era lo que sucedió en el pasado, solo quería que Dante estuviera bien, ahora estaba segura que no podía vivir sin él, porque verlo inconsciente y sangrando fue una de las escenas más aterradoras de su vida.Y tenía la certeza que quería olvidar todo y quería su presente y futuro junto a Dante. Su corazón pendía de un hilo mientras rogaba al cielo que él estuviera bien y cuando finalmente el doctor salió, ella se acercó a él apresurada. —
Al escuchar las palabras de Mia el corazón de Dante se aceleró descontrolado y un alivio enorme llenó su pecho, que su hermosa esposa quisiera dejar todo atrás y seguir a su lado hacia que valiera la pena completamente haber recibido esos dos impactos de bala, aunque así ella no lo perdonará también valdría la pena haberlo hecho porque la salvó. Pero escuchar esto lo hacía incluso estar dispuesto a recibir muchos disparos más siempre y cuando ella lo perdonara y accediera a quedarse a su lado e intentar que esté matrimonio funcione. Una enorme sonrisa se plasmó en el rostro de Dante y sus ojos se llenaron de ternura y amor. —Yo nunca te dejaría mi amor, estaré a tu lado y al de nuestros hijos para siempre, te amo y gracias por perdonarme. — Suspiró Dante sin dejar de mirarla con sus ojos llenos de amor. — Y no tienes que disculparte por nada, puedo entender como te sentiste, soy yo quien lamenta haberte hecho sentir de esa manera. Mía lo miró por un instante desconcertada, pr
—Esto es lo que merecen, pensaste que no tendrías consecuencias por hacerle daño a mi esposa, por desaparecerla como hiciste con mi madre, pero yo no soy mi padre y por eso no te iba a dejar lograrlo y mucho menos salir impune, está es la consecuencia de tus asquerosas acciones. — Gruñó Dante y la furia de Charles solo aumento. —Eres un maldito mal agradecido, te maldigo, arruinaste todo por lo que trabajé, la empresa no podrá levantarse de esto, ni siquiera pensaste en el resto de la familia. — Gritó Charles y levantó el bastón para golpear a Dante con él, pero Mia se levantó, sosteniéndolo con ambas manos. —No sé atreva, su nieto está herido. — Advirtió ella mirándolo con rabia. — Debe largarse de aquí ahora. —Tú no tienes derecho a ordenarme nada, todo es tu culpa zorra, les daré una lección a los dos. — Masculló Charles con él rostro cada vez más ensombrecido e intentó alejar el bastón de Mia, pero ella no lo soltó. — Es mi legado deben pagar por arrui…Antes de que pud
—Si, estoy seguro de eso. — Afirmó Dante y sus ojos se volvieron tormentosos. Mía al ver esto, tomó su mano y la apretó. —Lo siento, no quería que te pusieras triste. — Suspiró ella, le dolía el corazón de solo verlo así. —No te preocupes, tienes derecho como mi esposa a preguntar lo que quieras. — La consoló Dante volviendo a recomponerse. Al escuchar la palabra “esposa” el corazón de Mia se aceleró, le encantaba que él la llamara así.Ella le sonrió y le dio un pequeño beso en los labios, luego continuaron hablando un poco más de lo que había ocurrido con la madre de Dante y él confesó que la había estado buscándola hace mucho tiempo, pero aún no había conseguido dar con su paradero. Esto entristeció mucho a Mia, sentía que tanto Dante como ella habían perdido a dos maravillosas madres por las decisiones de otros y le habían quitado la posibilidad de crecer junto a ellas. Aunque ella no sabía realmente si había un culpable por la muerte de su madre, pero desde hace m
Dante no podía dejar de mirar a su perfecta esposa que caminaba hacía él acompañada de los niños, mientras a su mente llegaba lo ocurrido estos últimos años. Habían pasado tres años desde que se casaron y todo había tomado su curso, él se había encargado de que Charles fuera a recuperarse al extranjero para que no le diera más problemas a su familia y así lo hizo, pero esté último hace un año había muerto, pero afortunadamente la relación con los demás miembros de la familia Walsh estos años había sido buena. Bruno había sido condenado a treinta años de prisión y aunque los Miller intentaron contactarse muchas veces con Mia y también con él, Dante nunca se los permitió, por lo que se quedaron sin nada e incluso Mandy tuvo que ir a prisión por el secuestro de Mia, lo que terminó de destruir a la familia. Y aunque Dante al final si le había dicho del destino de éstos a ella, Mía no quiso volver a involucrarse con ellos nunca más, le habían hecho mucho daño en el pasado y ahora que
Mia estaba embarazada de siete meses y el doctor le había indicado que prestara atención a su forma de caminar. Al bajar las escaleras, se movía lentamente, agarrándose fuertemente del pasamano con una mano y acariciando suavemente con la otra su vientre hinchado, donde llevaba los amados bebés de ella y Bruno, que había estado esperando con ansias. Pero había una voz áspera en sus oídos, proveniente de su media hermana Mandy. — Mia, estás engordando cada día, eres realmente vergonzosa. Es solo un embarazo, ¿hay alguna necesidad de exagerar tanto? ¡Es como si a Bruno le importara! Mia se dio la vuelta y Mandy miraba su cuerpo de arriba abajo con una expresión desdeñosa. Al escuchar su sarcasmo, Mia sintió una oleada de ira en su corazón. Se mordió el labio inferior. Ahora no era el momento de enojarse con personas indignas. Mandy no podía afectarla. — Sí, después de todo, soy yo quien está embarazada de él, nos casaremos después de que nazcan los bebés y yo volveré a estar