— Está muy oscuro aquí, Papá, esta tía tan guapa me ha salvado, quiero darle las gracias! ¡Tío Santiago, ya volviste! — Dijo Liam contento, mostrando sus dientes blancos, con una linda sonrisa, que capturaba el corazón de cualquiera.
Dante estaba aliviado de que su hijo parecía estar bien. Al lado de la mujer que parecía estar asustada al sentir su mirada, la observó con seriedad, pensando en que había algo familiar en ella, como si no fuera la primera vez que se encuentran. En ese instante empezó a recordar a las mujeres con las que se había acostado en el pasado y han sido buscadas, pero está mujer frente a él, no se encontraba entre ellas. — Bueno como ya el niño está bien, volveré al trabajo de inmediato. — Dijo Mía dando unos pasos al frente, queriendo salir del almacén, sintiéndose incómoda por la intensa mirada de Dante. Podía darse cuenta de que él no solo era impresionantemente atractivo, sino que también tenía mucho poder y ella no quería tener ningún problema con nadie poderoso. Él no parecía estar contento y ella no podía permitirse ofenderlo. — ¿Por qué mi hijo y ella estaban encerrados aquí? — preguntó Dante, mirando al dueño y este se tensó, sin saber cómo explicarlo. Todos quedaron en silencio, incluso Mía que no se atrevía a decir nada por miedo a perder su trabajo.Cuando Mia trataba de marcharse, el asistente de Dante se puso frente a la puerta, impidiéndole.
—¡Nadie se va hasta que mi jefe se entere de toda la verdad!
Los otros trabajadores que habían estado buscando al niño, también se quedaron en silencio, a pesar de que sabían los métodos de disciplina del dueño, pero todos aquí necesitaban el dinero que ganaban en este trabajo.
Mia se queda sin saber que decir o hacer y baja la cabeza.
— Entonces ustedes pueden preguntárselo a la camarera Mia, todavía tengo invitados que entretener, así que no los interrumpiré. — Susurró el dueño del bar, queriendo evadir su responsabilidad, se estaba marchando.
— Detente, idiota ¿Estás planeando engañarnos? M*****a sea, ¿es esto lo que dijiste que nadie ha estado aquí durante mucho tiempo? ¿Tienes un deseo de morir escondiendo a mi sobrino? — Santiago volvió la cabeza, lo siguió y lo agarró por el cuello y trató de luchar.
— Santiago, lleva a Liam a casa. — Ordenó Dante.
— Pero papá, quiero estar con Mia, me salvó, me contó algunas historias divertidas ¡me cae bien! — Replicó el niño sin moverse, por alguna extraña razón no quería separarse de Mía, ella tenía algo que lo hacía sentir feliz.
— Hijo pórtate bien, papá se lo agradecerá a ella. — Espetó Dante en un tono raro.
El corazón de Mia se apretó, no esperaría que estos hombres que parecían intocables le dieran las gracias. Ella sólo quería trabajar tranquilamente.
Vio la expresión de insatisfacción en el rostro del hombre con su visión periférica, sabía que era un hombre rico, pero los ricos no deberían ser tan irrespetuosos.
Mia forzó una sonrisa y le dijo a Liam.
— Seguiremos contando la historia del elfo cuando tengamos tiempo. Ahora vuelve a tu casa para descansar, Liam, ¡adiós!
— Está bien, adiós tía. — Accedió Liam, dedicándole una sonrisa a Mía, que, pese a sus nervios, también le sonrió al encantador niño.
Liam caminó hacia la puerta, volvió a mirar a Mía, sin querer alejarse y agitó su manito en forma de despedida, antes de seguir a Santiago afuera, quien tomó su mano.
— Quiero ver los videos de vigilancia. — Dante espetó.
— Pero señor, puede que no funcionen las cámaras. — discutió el dueño nervioso al ver que Dante parecía molesto.
— Como no coopera, tenemos que llamar a la policía de inmediato.
— No... No…Señores, ya está grabado…
— Tú también debes venir. — Espetó Dante.— Srta.
Mia sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Asintió inconscientemente, siguiéndolos, dándose cuenta de que si su jefe le obedecía ciegamente a este hombre, ella también debería obedecer si quería conservar este trabajo.
Cuando Dante empezó a ver las grabaciones, su ceño fruncido finalmente se relajó al ver que su hijo había sido quien entró por su propio pie a la habitación y fue el mismo quien cerró la puerta, pero después no pudo abrirla, entonces intentó salir por el ducto de ventilación con ayuda de la escalera.
Pero antes de que la grabación se detuviera, las imágenes mostraron como el dueño, tenía a Mía tomada del cabello y abría la puerta del almacén para arrojarla al interior y los labios de Dante se fruncieron formando una línea recta.
— ¿Es así como trata a sus empleados? — Interrogó Dante apretando los dientes, dejando al dueño sin palabras ante la frialdad y peligrosidad que emanaba. — Parece que este bar debería buscarse un nuevo dueño que sepa gestionar mejor a sus empleados.
— No, señor Walsh, por favor no me haga esto, voy a mejorar, no volveré a maltratar a nadie, pero dependo de esto para vivir. — Suplicó él hombre lleno de pánico.
Mía al escuchar esto se sorprendió.
¿Este hombre era Dante Walsh? ¿El jefe de renombre internacional? Se preguntó sin poderlo creer, porque aunque él le parecía muy poderoso, no imaginó que pudiera toparse con alguien tan importante.
Llena de curiosidad, sacó su teléfono de su bolsillo y comenzó a buscar en internet y efectivamente, había una foto del hijo mayor del grupo Walsh y era el hombre que tenía al frente.
Al darse cuenta de esto se quedó de piedra, pero lo que era más increíble era que los siguientes resultados de búsqueda eran:
“El presidente Walsh reuniéndose con modelos masculinos por la noche.”
“El presidente del grupo Walsh yendo juntos a un hotel para una noche romántica con su socio a altas horas de la noche después del trabajo y su socio es un gay muy famoso.”
“El presidente Walsh se reúne una vez más con otro hombre.”
Mía miraba estas noticias con las cejas cada vez más fruncidas.
«Es gay, es una pena siendo tan guapo.» Pensó aún costándole creer que él teniendo incluso un hijo, podía ser gay, pero luego imaginó que tal vez había alquilado un vientre para tener a su hijo.
— Asistente, echa a este tipo del bar y dile a la gente de fuera que el dueño del bar ha cambiado. — Dante elevó el tono para interrumpir los pensamientos de la mujer, que miraba su teléfono aturdida con el ceño fuertemente fruncido.
Esto desconcertó un poco a Mía, mucho más cuando vio que empezaban a echar al antiguo dueño a pesar de sus súplicas, pero al pensar en que esto no tenía nada que ver con ella y lo importante era conservar este trabajo, miró a Dante, tratando de ignorar la incomodidad del ambiente.
— Señor quisiera irme para continuar con mi trabajo. — Dijo Mía casi en un susurro, nerviosa.
En ese instante Dante se acercó a ella deliberadamente y el olor de fino aroma masculino, la hizo perder la concentración por un momento.
— Mi hijo dice que quiere darte las gracias, dime tus condiciones y las cumpliré. — Espetó Dante en voz baja y ronca, causando un cosquilleo en Mía.
Ella sentía la ardiente mirada del hombre que no dejaba de observar su rostro y sintiéndolo tan cerca, no se atrevía a mirarlo directamente, pero su corazón comenzaba a acelerarse.
Mía frunció el ceño y bajó la cabeza de manera poco natural, evitando los ojos de Dante, era difícil para ella, él la ponía nerviosa, a pesar de que se repetía que no debería importarle quien la mirará así y mucho menos si era gay.
Pero él tenía mucho dinero y pensando en esto, llegó a la conclusión de que siendo CEO de una corporación como Walsh Group, si ella le pedía dinero, seguramente se lo daría, pero también a esta gente le preocuparía que ella dijera tonterías o pedirle una gran suma podría ofenderlos y luego esto le traería problemas.
Tal vez después de recibir el dinero, algo malo la estaría esperando, no podía arriesgarse, ella tenía que estar bien para seguir cuidando de su hija.
— No hace falta señor, no busco nada a cambio de salvar al niño, y además estoy encerrada. Gracias a su hijo, yo también me salvé, así que estamos en paz. — Dijo Mía, pero los ojos de Dante se oscurecieron.
Él estaba demasiado insatisfecho con esta respuesta.
— No me gusta deberle cosas a la gente. — Replicó Dante sin dejar de mirarla.
Al escuchar esto, Mía de inmediato pensó en que debía un mes de alquiler y en su encantadora hija. Lidia era una niña muy risueña, pero este año le habían diagnóstico autismo y ella no podía evitar culparse porque por estar trabajando no podía dedicarle todo el tiempo que quería a su hija, no podía cuidarla como debía e Isabel y su madre estaban ocupadas todo el tiempo pagando sus deudas, debido a que estaban arruinadas desde hace mucho tiempo, su hija no estaba recibiendo la atención que necesitaba.
Pensando en esto, Mía se armó de valor para ver si al menos existía una posibilidad de obtener lo que necesitaba.
— Entonces necesito dinero, ¿puede darme dinero señor? — Preguntó Mía, mirando a Dante expectante, sintiendo como sus manos empezaban a sudar y su corazón se aceleraba por los nervios, rogando en su interior por una respuesta positiva.
Ella realmente necesitaba el dinero con urgencia o de lo contrario no habría soportado el agravio de ser maltratada por su jefe en su primer día de trabajo.— ¿Cuánto quieres? — Escuchó a Dante preguntar y empezó a contar el coste del tratamiento de Lydia, los programas de terapia son muy caros.Mia calculó 15.000 dólares al año, Lydia tiene 4 años y necesitará tratamiento al menos hasta que tenga unos 12 años. Espera tener en el futuro más dinero, pero por el momento necesitaba asegurar el futuro de su hija.— Necesito 120.000 dólares. — Dijo con voz entrecortada, nerviosa y tensa, con miedo de que él hombre frente a ella se burlara en su cara por pedirle tal suma, pero debía intentarlo por su hija.Dante la miró fijamente por unos segundos y luego desvió la mirada, haciendo que Mía se sintiera mucho más ansiosa, al no saber si él estaba enfadado o pensativo.En medio del silencio incómodo las esperanzas de Mía comenzaron a desvanecerse. Ella no había podido leer sus intenciones cuan
Era muy peligroso, que lo hiciera su hija siendo autista era aterrador, ella no reconocía el peligro.— Iré de inmediato, llama a la policía y sal a buscarla, ella no puede andar sola, es muy peligroso. — Musitó con voz rota, tenía un enorme y doloroso nudo en la garganta, sintiendo que le acababan de arrancar el alma y se la habían llevado lejos.Su alma era su hija y necesitaba recuperarla.Colgó la llamada sin esperar otra respuesta y salió del baño corriendo para dirigirse a la salida del brazo, sin perder tiempo en avisar, no le importaba nada más ni si siquiera si perdía este trabajo, en este instante lo único que le interesaba era encontrar a Lydia.Cuando salió del bar miró a todos lados, intentando encontrar un taxi mientras se iba sintiendo cada vez más desesperada, pero los taxis que pasaban todos iban ocupados, ninguno se detenía y en medio de su desesperación sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, hasta que un auto lujoso se detuvo frente a ella.— ¿Qué sucede? — Pre
— Parece que le agrada a esta niña, Sr. Walsh. Y se parece un poco al joven Amo Liam. —Axel intervino.En ese momento, se escuchó la voz de Mia en la comisaria.— Ya encontraron a Lydia, no debes preocuparte, pronto volveremos a casa.Al escuchar sus palabras Dante tensó la mandíbula al pensar que con quién debía estar hablando debía ser su esposo. Se detuvo de pensar en esa mujer.Lydia soltó su mano para correr hacia la ventana para ver a su madre. Dante por su parte, se dirigió a la salida, él le dio la espalda cuando Mia entro a buscar al oficial.Por otro lado Mía al ver que su pequeña está a salvo finalmente siente que la piedra pesada en su corazón era removida y la abrazó. Aunque se siente molesta por lo que Lydia hizo, sabe que no puede culparla. — Lydia no puedes volver a desaparecer de nuevo de esa manera. — Suspiró al separarse del abrazo y la niña permaneció en silencio, por lo que suspiro. — Muchas gracias oficial, ¿Puedo saber quién trajo a mi hija hasta aquí? Qui
— Señorita Mia, que casualidad, nos volvemos a encontrar. — Espetó él sin poder evitar detallarla. — Si, muchas gracias por ayudar a mi hija, ahora me retirare para que usted y su pareja vean el menú y en un momento vendré a tomar su orden. — Musitó Mía, se sentía realmente incómoda de ver a la pareja. — Señorita Mía, ella no es mi pareja, es mi hermana pequeña Katherine. — Aclaró Dante sintiéndose un poco divertido, porque creyó ver un poco de celos en Mia y eso le gustó. — Mucho gusto, ¿Así que tú eres la chica que salvó a mi sobrino? — Preguntó Katherine con una sonrisa y antes de que Mía pudiera responder vio a alguien acercarse a la mesa que nunca esperó y un escalofrío recorrió su cuerpo. — Siento mucho la tardanza. — Espetó Bruno, tomando asiento, mirando a Katherine y a Dante directamente, sin prestar atención a Mia que estaba a un lado, ya que al pensar que era una simple mesera no le dedicó ni una mirada. Mientras Mia lo miraba completamente desconcertada, sintie
— Salvaste a mi hija pero también me evitaste, ahora no nos debemos nada, señor.— La propuesta que mencioné todavía cuenta, puedes pensarla detenidamente. — Espetó él, queriendo probar con esto si ella era una mujer casada o no, pero Mía lo miró con los ojos de par en par, sin poder decir nada, conmocionada. — Mi hijo seguía diciendo tu nombre en sus sueños ayer. No ha sentido tanto cuidado desde hace mucho tiempo. Después de despertar, siguió pidiendo que fueras su madre e incluso tiró el cuenco y se negó a desayunar. — Explicó Dante al ver que ella no decía nada y el corazón de Mía se llenó de incomodidad al pensar que ese pequeño niño lindo la estaba pasando mal.— Lo siento señor Walsh, pero debo continuar trabajando. — Musitó Mía antes de huir de él una vez más.Ella continuó atendiéndolos tratando de ignorar la mirada de Dante y Bruno mientras lo hacia, pero cuando estaba sirviendo la comida y sus ojos se conectaron con los azules de Dante, comenzó a considerar si realmente pod
Al mirar hacía arriba vio una figura más grande que él y luego un puñetazo fue lanzado hacia su rostro y sintió la sangre en su boca por la fuerza que su oponente ejerció.—¿Qué diablos crees que estás haciendo? — El corazón de Bruno dio un vuelco cuando escuchó la voz ¡Este era su poderoso futuro cuñado! Dante Walsh. Sólo entonces se dio cuenta de que realmente había ofendido a la persona equivocada.Un escalofrío lo recorrió al pensar que no debería haber actuado impulsivamente. No consideró que alguien estuviera protegiendo a Mia antes, así que se dejó llevar por sus impulsos primitivos, pero ahora se arrepentía.Lamenta por qué no eligió el momento adecuado para conocer a Mia. Fue negligente. ¡Nunca esperó que ella tuviera un respaldo detrás de ella!Mía estaba en shock, acurrucada llorando a un lado, sin atreverse a mirar, aún no creía que esto se lo había hecho su exnovio quien había fingido ser sumiso y amable en el pasado, pero era tan cruel que casi abusa de ella, se sentía a
— Es un hombre que conocí hace unos días. — Suspiró Mia. — ¿Y Lydia? — Preguntó al no verla, era raro, usualmente cuando llegaba ella estaba en el sofá.— Hoy se portó muy bien y se quedó dormida después de cenar, pero dime un poco más acerca de ese hombre, ¿Cómo se conocieron y por qué te trajo hoy hasta aquí? — Preguntó Isabel intrigada, antes de fruncir el ceño al darse cuenta que cuando la chaqueta en el cuerpo de Mia se abrió un poco la ropa de ella parecía estar rota y ella realmente no parecía sentirse bien. — ¿Qué te paso? — Cuestionó preocupada y ansiosa.— Volví a encontrarme con Bruno, él quiso abusar de mí. — Respondió Mia con un nudo en la garganta, sintiendo mucha incomodidad en su corazón al pensar en este hecho.No quería imaginar lo que hubiese sucedido si Dante no la salvaba.— ¿Qué? ¿Cómo pasó? Ese maldito imbécil como pudo atreverse a hacerte algo así. — Se quejó Isabel furiosa, él había sido realmente despreciable al comprometerse con Mandy cuando ellos apenas ter
El hombre tuvo que admitir que lo había enviado Dante Walsh, y también admitió que la noche anterior había pasado aquí toda la noche vigilando por si un tipo llamado Bruno venía a causar problemas.Mia se quedó callada, pensando en todo lo que había pasado ayer...«¿Pero cómo ha podido hacer eso? De hecho, debería darle las gracias, salvó a mi hija y me salvó a mí. Él sabe de mi pasada relación con Bruno. También sabía que no tenía reservas con él, que le ocultaba algo porque ni siquiera le conocía hasta ese punto. ¿Cómo pudo hacer algo tan fuera de lugar e invadir mi privacidad? No debería tener ninguna razón para seguirme.» La mente de Mia estaba llena de preguntas sin respuestas.— Señor, ¿le pidió que informara de mi paradero desde hace unos días? — Cuestionó Mia apretando los dientes, con su cuerpo tenso.El hombre solo miro a Mia y se encogió de hombros sin decir nada.— ¿Qué ha pasado Mia, ¿dónde está Mandy Miller? — Isabel oyó el coche de policía y salió también.— A Mandy se