Mía frunció el ceño y bajó la cabeza de manera poco natural, evitando los ojos de Dante, era difícil para ella, él la ponía nerviosa, a pesar de que se repetía que no debería importarle quien la mirará así y mucho menos si era gay.
Pero él tenía mucho dinero y pensando en esto, llegó a la conclusión de que siendo CEO de una corporación como Walsh Group, si ella le pedía dinero, seguramente se lo daría, pero también a esta gente le preocuparía que ella dijera tonterías o pedirle una gran suma podría ofenderlos y luego esto le traería problemas.
Tal vez después de recibir el dinero, algo malo la estaría esperando, no podía arriesgarse, ella tenía que estar bien para seguir cuidando de su hija.
— No hace falta señor, no busco nada a cambio de salvar al niño, y además estoy encerrada. Gracias a su hijo, yo también me salvé, así que estamos en paz. — Dijo Mía, pero los ojos de Dante se oscurecieron.
Él estaba demasiado insatisfecho con esta respuesta.
— No me gusta deberle cosas a la gente. — Replicó Dante sin dejar de mirarla.
Al escuchar esto, Mía de inmediato pensó en que debía un mes de alquiler y en su encantadora hija. Lidia era una niña muy risueña, pero este año le habían diagnóstico autismo y ella no podía evitar culparse porque por estar trabajando no podía dedicarle todo el tiempo que quería a su hija, no podía cuidarla como debía e Isabel y su madre estaban ocupadas todo el tiempo pagando sus deudas, debido a que estaban arruinadas desde hace mucho tiempo, su hija no estaba recibiendo la atención que necesitaba.
Pensando en esto, Mía se armó de valor para ver si al menos existía una posibilidad de obtener lo que necesitaba.
— Entonces necesito dinero, ¿puede darme dinero señor? — Preguntó Mía, mirando a Dante expectante, sintiendo como sus manos empezaban a sudar y su corazón se aceleraba por los nervios, rogando en su interior por una respuesta positiva.
Ella realmente necesitaba el dinero con urgencia o de lo contrario no habría soportado el agravio de ser maltratada por su jefe en su primer día de trabajo.
— ¿Cuánto quieres? — Escuchó a Dante preguntar y empezó a contar el coste del tratamiento de Lydia, los programas de terapia son muy caros.
Mia calculó 15.000 dólares al año, Lydia tiene 4 años y necesitará tratamiento al menos hasta que tenga unos 12 años. Espera tener en el futuro más dinero, pero por el momento necesitaba asegurar el futuro de su hija.
— Necesito 120.000 dólares. — Dijo con voz entrecortada, nerviosa y tensa, con miedo de que él hombre frente a ella se burlara en su cara por pedirle tal suma, pero debía intentarlo por su hija.
Dante la miró fijamente por unos segundos y luego desvió la mirada, haciendo que Mía se sintiera mucho más ansiosa, al no saber si él estaba enfadado o pensativo.
En medio del silencio incómodo las esperanzas de Mía comenzaron a desvanecerse. Ella no había podido leer sus intenciones cuando él le hizo la pregunta, pero ahora era claro que él no iba darle el dinero.
Bajó los ojos avergonzada, sintiéndose un poco tonta, ella no era una mendiga, ¿Cómo había podido atreverse a pedirle tanto dinero? Negó con la cabeza amargamente e iba a retirarse cuando escuchó la voz del asistente.
— Lo que nuestro señor quiere decir es que esta respuesta no le satisface, señorita puede hacer otras peticiones. — Espetó Axel.
— No tengo otras peticiones. Si el señor no está de acuerdo por favor déjeme marchar, tengo trabajo que hacer, lo siento. — Suspiró Mía, se sentía como un payaso y solo quería salir de aquí.
Se había ilusionado con algo absurdo, nadie le daría tanto dinero solo por salvar a un niño, pero al menos podía decir que lo había intentado por su hija.
Cuando ella iba a salir, Dante se movió rápidamente hacía la puerta, impidiéndole el paso.
— Señor, la verdad es que no entiendo lo que pretende… — Ella lo miró confundida, antes de que él la interrumpiera.
— Cásate conmigo. — Espetó Dante y Mía lo miró conmocionada.
— ¿Qué está diciendo? — Cuestionó frunciendo el ceño, sin entender a qué estaba jugando el hombre frente a ella.
Un escalofrío recorrió el corazón de Mía, preguntándose: ¿Si es un gay, por qué no encuentra un hombre con quien casarse? Él ya tenía un hijo, ella pensaba que su familia no debería obligarlo a casarse con una mujer.
«Quizás le ofendió que le pidiera tanto dinero y ahora está haciendo esto para burlarse de mí.» Pensó Mia frunciendo el ceño.
— Estoy diciendo que te cases conmigo. — Dijo Dante sin ningún titubeó ni nada que indicara que él estaba jugando.
— Pero eres gay, ¿no? No quiero casarme con un gay. — Replicó Mía, pensando que él debía seguir actuando y ella ya no quería perder más tiempo.
Al escuchar sus palabras, Dante frunció el ceño desconcertado, ante la atrevida mujer que lo llamaba gay.
— ¿Quién le ha dicho que soy gay? Señorita, ¿es así de grosera con un hombre al que conoce por primera vez? — Cuestionó Dante, que aunque se sentía molesto por esto, al mismo tiempo se sentía un poco divertido por el atrevimiento de ella.
— Lo siento señor, es que su propuesta fue tan inesperada, no estaba preparada. — Respondió Mía bajando la cabeza avergonzada, al mismo tiempo que sus mejillas se encendían pensando que a él no le gustaba admitir su orientación sexual frente a personas desconocidas y ella había sido muy descuidada al mencionarlo.
— No soy gay, eso te lo aseguro, ahora está claro esto, ¿Aceptas casarte conmigo? — Cuestionó Dante con seriedad y Mía lo miró con los ojos abiertos de par en par al darse cuenta que él no parecía estar jugando.
Señor, es la primera vez que nos vemos, lo siento, pero no puedo aceptar casarme con usted. — Suspiró Mia.— Quiero saber por qué rechazas mi propuesta, Srta Mia.— Si tengo que decirlo es porque nuestras identidades no encajan, yo solo soy una camarera y tú eres un CEO, no hay posibilidad entre nosotros.— Si te menospreciara no diría esas cosas.— Está bien. Salve a tu hijo por accidente, entonces insistirías en casarte conmigo. Entonces, si alguien te ayudara cuando necesitas ayuda, ¿te casarías con esa persona?Dante no esperaba que la mujercita frente a él hiciera esa pregunta. Incluso se echó a reír.— ¿Estás celosa de alguien que no existe? Me imagino que por esto es por lo que vas a preocuparte después de convertirte en mi esposa. — Dante dijo fácilmente, sonriendo.— Esta es una pregunta seria, señor. No entiendo por qué quiere aprovechar la oportunidad para burlarse de mí. Ya le dije que no estoy de acuerdo. Ahora por favor déjame ir, tengo trabajo. — Salió.Lo que Mia no no
Era muy peligroso, que lo hiciera su hija siendo autista era aterrador, ella no reconocía el peligro.— Iré de inmediato, llama a la policía y sal a buscarla, ella no puede andar sola, es muy peligroso. — Musitó con voz rota, tenía un enorme y doloroso nudo en la garganta, sintiendo que le acababan de arrancar el alma y se la habían llevado lejos.Su alma era su hija y necesitaba recuperarla.Colgó la llamada sin esperar otra respuesta y salió del baño corriendo para dirigirse a la salida del brazo, sin perder tiempo en avisar, no le importaba nada más ni si siquiera si perdía este trabajo, en este instante lo único que le interesaba era encontrar a Lydia.Cuando salió del bar miró a todos lados, intentando encontrar un taxi mientras se iba sintiendo cada vez más desesperada, pero los taxis que pasaban todos iban ocupados, ninguno se detenía y en medio de su desesperación sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, hasta que un auto lujoso se detuvo frente a ella.— ¿Qué sucede? — Pre
— Hola, pequeña, ¿Cómo te llamas? — Preguntó cuando llegó a ella.Dante la espero por una respuesta, pero ella seguía sin responder, simplemente se quedó mirándolo con sus enormes ojos azules y él no creía como era posible que dos niños que no tenían nada que ver el uno con el otro pudieran parecerse tanto.— Pequeña, ¿Tu mama se llama Mia, verdad? — Insistió él hablándole con suavidad, pero Lydia simplemente bajó su mirada hasta sus pies. — Imagino que no quieres hablar, pero ven conmigo, te devolveré a tu madre. — Dijo y la tomó de la mano.Lydia no se resistió y caminó juntó a él sin dejar de observar cada uno de sus movimientos.— Sr Walsh, vamos a la casa de la Srta. Mia?Dante se quedó en silencio por un momento y volvió a mirar a Lydia, que estaba casi inmóvil.— La comisaría está al final de esta calle. Envíala a allí.Dante parecía decidido a cortar cualquier posibilidad de volver a ver a Mia.La niña, permanecía en silencio jugando con sus manos y no se quejó ni preguntó por
《¿Qué le dijo Dante Walsh a mi hija después de salvarla? ¿Sería él tan descarado como para instigar a mi hija a llamarlo padre? Pero esto es imposible! Me odia y evitó verme..》Mia pensó. Lydia miró a su madre antes de voltear su rostro y dar un paso al frente, negándose a contentar.— Lydia, ¿Te refieres al hombre que te trajo aquí? — Cuestionó Mía frunciendo el ceño. Mía soltó un largo suspiro, dándose cuenta de que su hija no le diría nada más y cuando llegaron, Mia le pagó al taxista, antes de bajar sin soltar la mano de Lydia en ningún momento, aún no había pasado el terrible susto.— Por Dios, que bueno que la encontraste y está bien. — Dijo Isabel aliviada acercándose a la niña cuando las vió entrar a la casa. — Mía siento mucho el haberme descuidado.— No te preocupes, estabas ocupada, creo que deberíamos empezar a pasarle seguro a la puerta principal cuando ella quede sola en la sala. — Suspiró Mia, aunque había tenido mucho miedo y aún se sentía enfadada por lo sucedido, nu
— Si señor. — Accedió Mía a regañadientes, pese a que no quería acercarse, no tenía otra opción, este era su primer día, tenía que dejar una buena impresión para no ser despedida.Tomando el menú con su corazón lleno de incomodidad y sus piernas temblorosas, empezó a caminar hacía ellos sin poder evitar darse cuenta que la mujer que lo acompañaba era muy hermosa y que ambos parecían muy íntimos, no dejaban de reírse, su relación debía ser muy cercana.Esto la hizo sentir mucho más tonta y un poco indignada al creer que Dante se había burlado de ella.— Hola buenas noches, sean bienvenidos, yo seré su mesera está noche, aquí tienen el menú. — Dijo Mía formando una sonrisa falsa en sus labios y Dante que había estado distraído hablando con su hermana, volteó a mirar a Mía al escuchar su voz.— Señorita Mia, que casualidad, nos volvemos a encontrar. — Espetó él sin poder evitar detallarla.— Si, muchas gracias por ayudar a mi hija, ahora me retirare para que usted y su pareja vean el men
— Salvaste a mi hija pero también me evitaste, ahora no nos debemos nada, señor.— La propuesta que mencioné todavía cuenta, puedes pensarla detenidamente. — Espetó él, queriendo probar con esto si ella era una mujer casada o no, pero Mía lo miró con los ojos de par en par, sin poder decir nada, conmocionada. — Mi hijo seguía diciendo tu nombre en sus sueños ayer. No ha sentido tanto cuidado desde hace mucho tiempo. Después de despertar, siguió pidiendo que fueras su madre e incluso tiró el cuenco y se negó a desayunar. — Explicó Dante al ver que ella no decía nada y el corazón de Mía se llenó de incomodidad al pensar que ese pequeño niño lindo la estaba pasando mal.— Lo siento señor Walsh, pero debo continuar trabajando. — Musitó Mía antes de huir de él una vez más.Ella continuó atendiéndolos tratando de ignorar la mirada de Dante y Bruno mientras lo hacia, pero cuando estaba sirviendo la comida y sus ojos se conectaron con los azules de Dante, comenzó a considerar si realmente pod
Y él al ver que Mia no dejaba de temblar ni llorar, intentando tapar su cuerpo con sus manos y la chaqueta de su traje que le había dado, la rodeó con su brazo, tratando de que se calmara mientras ella seguía sacudiendo la cabeza con lágrimas en los ojos.Bruno al escuchar esto dudó por un momento, nunca había tenido que humillarse así, mucho menos quería disculparse con Mia, pero no podía ir en contra de Dante, así que lo hizo.— Lo siento, señorita Miller, por favor perdóneme.— No…yo no te perdonaría…— Mia estaba jadeando pesadamente, su corazón latía rápidamente, como si no se hubiera despertado de la pesadilla en ese momento.— Tu disculpa es tan poco sincera, Bruno, ¡Sigue disculpándote! — Ordenó Dante con su voz llena de frialdad.— Dante, ¡me equivoqué! ¡Por favor no se lo digas a Katherine! No quiero que ella lo sepa. Simplemente actué así por impulso y por ira. — Suplicó Bruno ansioso y temeroso, no podía perder la oportunidad que con tanto esfuerzo de había ganado por culpa
— Es un hombre que conocí hace unos días. — Suspiró Mia. — ¿Y Lydia? — Preguntó al no verla, era raro, usualmente cuando llegaba ella estaba en el sofá.— Hoy se portó muy bien y se quedó dormida después de cenar, pero dime un poco más acerca de ese hombre, ¿Cómo se conocieron y por qué te trajo hoy hasta aquí? — Preguntó Isabel intrigada, antes de fruncir el ceño al darse cuenta que cuando la chaqueta en el cuerpo de Mia se abrió un poco la ropa de ella parecía estar rota y ella realmente no parecía sentirse bien. — ¿Qué te paso? — Cuestionó preocupada y ansiosa.— Volví a encontrarme con Bruno, él quiso abusar de mí. — Respondió Mia con un nudo en la garganta, sintiendo mucha incomodidad en su corazón al pensar en este hecho.No quería imaginar lo que hubiese sucedido si Dante no la salvaba.— ¿Qué? ¿Cómo pasó? Ese maldito imbécil como pudo atreverse a hacerte algo así. — Se quejó Isabel furiosa, él había sido realmente despreciable al comprometerse con Mandy cuando ellos apenas ter