Espero pacientemente a que las cintas transportadoras traigan nuestras maletas. Alterno la atención entre los cuchicheos de Alyssa y Jake y en recoger mi maleta en cuanto pase.
Por mi mente vaga el recuerdo de la primera vez que nos encontramos. Nuestro intercambio de miradas antes de que Sam apartara la suya. Fue en este mismo sitio, pero las cosas han cambiado desde todo aquello. Ahora está aquí, junto a mí, después de haber compartido las vacaciones.
Todo lo que sucedió antes de esto me parece lejano, como si no lo hubiera vivido yo.
—¿Estás cansada? —me pregunta Sam.
—La verdad es que un poco —le respondo masajeándome el cuello. Sam recoge nuestras maletas y me pasa la mía—. ¿Podemos pasar por mi casa? Necesito hablar con Elizabeth —comento.
Asiente con la cabeza y me dirige hacia las escaleras mecánicas para ir hasta el parking del aeropuerto. Alyssa y Jake nos siguen de cerca mientras hablan entre ellos de algo que la verdad no me interesa demasia
Me miro una última en el espejo del vestidor para asegurarme que al menos voy aceptable para lo que me toca hoy.—¿Crees que una chaqueta de cuero es la mejor prenda para presentarte a un juicio? —inquiere Sam detrás de mí.—No veo porque no, a mí me gusta. Además, me importa una mierda lo que piensen. Tampoco es algo importante.Lo miro a través del espejo y me muerdo el labio inferior mientras me plancho la falda negra por quinta vez desde que me la puse. A pesar de saber lo que va a pasar ahí dentro no quita que esté nerviosa de cierto modo.Paso por su lado hacia el salón para recoger el móvil y la cartera. No puedo evitar coger un trozo de pizza fría que sobro de anoche.—¿No deberíamos recoger esto? —inquiero.—No, déjalo, ya lo recogerá Abigail —me responde mientras teclea en su móvil.Alzo una ceja interrogante mientras trago el trozo de pizza y guardo el móvil en el bolsillo. No me jodas que hasta tiene criada, en el fondo no deberí
Toda la sala ha comenzado a llenarse de manera rápida y sin pausa. Me obligo a mantener la mirada clavada en el frente y no mirar a nadie en concreto; ni siquiera al juez que va a condenarme. Mantengo una actitud desafiante, como si todo esto me importara una mierda, y de cierto modo así es.Escucho pacientemente toda la mierda en la que dicen el número del caso, recitan todo ese rollo de normas básicas en la sala y presentan a los abogados, a la demandante y la demandada.Intento concentrarme en lo que debo decir y hacer, pero todo a mi alrededor se escucha con eco y no puedo concentrarme.Rachel tiene que cogerme del brazo y levantarme cuando el juez me llama en varias ocasiones.—¿Cómo se declara la acusada? —pregunta.—Inocente —respondo mucho más firme de lo que realmente me siento.Desde aquí juraría que soy capaz de escuchar las teclas del ordenador
No sé cuánto tiempo me paso aquí sentada, con un frágil rayo de sol dando calor a mi rodilla mientras le doy las últimas caladas al cigarrillo que le pedí a la recepcionista. Intento abstraerme por el simple hecho que pensar duele demasiado. Nunca me ha importado estar sola, pero ahora es lo peor que podría pasarme.Mi mente y yo a solas no es lo mejor; la mayoría de las veces es mi peor enemigo y otras veces es mi aliado más eficiente. Pero lo malo gana a lo bueno, porque siempre suele ser demasiado dura conmigo, me castiga una y otra vez obligándome a reproducir la misma escena, recordándome lo estúpida que he sido.Expulso el humo con lentitud, haciendo que se mezcle con el frío del ambiente. Ni siquiera me molesto en levantarme cuando escucho el ajetreo venir en mi dirección, simplemente me remito a encenderme otro cigarrillo y degustar el modo en que el humo invade mis pulmones.La gente comienza a salir a mí alrededor, la mayoría me echan un vistazo rápido a
A veces en que echo de menos a la antigua Becca, ser la chica a la que no le importaba nada más que ella misma y era capaz de divertirse con cualquier tontería, en cualquier sitio y con cualquier persona...Lo bueno es que siempre se la puede traer de vuelta por un par de horas, y es justo lo que voy a hacer. Si Sam pasa de mí no voy a insistirle, no pienso seguir preocupándome por él; si no quiere hablar conmigo ya le pueden dar por el culo. No voy a seguir molestándome. Igualmente me va a dejar, así que de todos modos creo que lo mejor que puedo hacer es ir acostumbrándome a esto. No me queda otra opción.Subo el volumen de la canción F.F.F de Bebe Rexha y G Eazy.—Los amigos vienen y van, se van como las temporadas. Nunca sé en qué creer, y se está poniendo difícil, pero no hay resentimientos, porque los amigos vienen y van, sin ninguna razón. Y yo, he estado en L.A. por mucho tiempo y no puedo tener este aire dentro de mis pulmones. Siento que me estoy sofocand
No debería haber bebido tanto, veo borroso y Jake no anda mucho mejor que yo, pero conseguimos llegar a mi casa. Creo que de puro milagro. Si Sam me viera así me mataría y aún más por incitar a su amigo a beber conmigo.De todos modos, las advertencias de Tyler fueron más que suficientes, pero él estaba trabajando y yo necesitaba desahogarme con alguien y Jake estaba ahí y me parece un buen tío. Sam no me cogía el teléfono y Aiden no contestaba a mis mensajes...Y estoy comenzando a divagar.Los dos hombres de mi vida y mis dos grandes dilemas pasan de mí como de la mierda o quieren pasar de mí sin más.Consigo encajar las llaves en la cerradura después de tres intentos y de que Jake se riera de mí cuando se me caían al suelo o me tambaleaba. Tengo que celebrar que voy a ser una hermana mayor de pena y que me han condenado a tres meses de trabajos comunitarios.—Putos bebés y puta pelirroja —farfullo, tambaleándome por el recibidor. Oigo a Jake cerrar l
La oigo lejana y difusa, pero sé que es él. Oigo pasos. Me gustaría gritar, pero ya no me quedan fuerzas ni ganas. Sollozo de nuevo cuando mi ángel oscuro cruza el pasillo y me ve. Ha venido, pero ha llegado tarde. Su cara palidece cuando sus ojos se clavan en los míos, deslizando la mirada por mi cuerpo, pasando de la preocupación a la rabia en cuestión de segundos.Cruza la sala de estar con rapidez y se acerca a mí.—Aiden —sollozo su nombre sin parar.Coge la manta que hay sobre el sofá y cuando se agacha a mi lado, me cubre con ella mientras me pide que deje de llorar y me seca las lágrimas. Su cercanía me reconforta. La rabia es palpable y sus ojos azules rezuman ira y preocupación cuando desliza la mirada hasta mis muslos ensangrentados.—¿La has encontrado? — pregunta la voz de Tyler.Tyler aparece en el umbral y me mira horrorizado, vislumbro como sus labios se mueven y dice algo entre dientes mientras su mirada pierde intensidad.—Vamos
Hace ya varias horas que perdí la noción del tiempo, deje de controlar cuantas veces por segundo respiro, a cuántas pulsaciones por segundo late mi corazón. No sé cuánto tiempo lleva Aiden sentando sobre el banco de ventana, con los codos apoyados en las rodillas, mirándome —mejor dicho, vigilándome—, aún con la ropa mojada por haberme sacado de la ducha, justo a tiempo para que no acabara suicidándome. Porque eso es justo lo que deseaba hacer en esos momentos. No sé cómo traducir lo que estaba pensando, pero lo único que quería era morirme, en matarme, mejor dicho.No sé en qué momento me siento capaz de volver a hablar.—Estás mojado, deberías cambiarte —le aconsejo.Aiden levanta la vista y me escruta con la mirada, para asegurarse de que he sido yo la que ha hablado y no hayan sido imaginaciones suyas. En cuanto le devuelvo la mirada puedo su cuerpo se relaja.Se pasa ambas manos por el pelo y sacude la cabeza levemente.—¿Me estás vacilando? Es
Me revuelvo cuando siento mucho calor, pero algo o, mejor dicho, alguien me impide moverme. Abro sólo un ojo para mirar la hora en el reloj de la mesilla de noche; ya son las doce de la mañana. La cabeza de Aiden reposa sobre mi vientre y me abraza de un modo extraño. Aunque sólo puedo pensar en lo adorable que está ahora mismo, con el pelo rubio revuelto y los labios ligeramente entreabiertos...Hemos dormido juntos miles de veces, pero nunca me lo había encontrado así en ninguna de las ocasiones, abrazado a mí como si fuera alguna especie de chaleco salvavidas, como si tuviera miedo de que me desvaneciera.Me cuezo de calor y me hago un pis que me muero, pero la verdad es que tampoco quiero despertarlo. Parece tan joven cuando duerme que me daría pena interrumpir su sueño, sería como despertar a Dylan.Mis dedos se hunden en su cabellera rubia como el sol en invierno y la acaricio con cuidado. Gime levemente y me abraza con más fuerza.Definitivamente, me e