Toda la sala ha comenzado a llenarse de manera rápida y sin pausa. Me obligo a mantener la mirada clavada en el frente y no mirar a nadie en concreto; ni siquiera al juez que va a condenarme. Mantengo una actitud desafiante, como si todo esto me importara una mierda, y de cierto modo así es.
Escucho pacientemente toda la mierda en la que dicen el número del caso, recitan todo ese rollo de normas básicas en la sala y presentan a los abogados, a la demandante y la demandada.
Intento concentrarme en lo que debo decir y hacer, pero todo a mi alrededor se escucha con eco y no puedo concentrarme.
Rachel tiene que cogerme del brazo y levantarme cuando el juez me llama en varias ocasiones.
—¿Cómo se declara la acusada? —pregunta.
—Inocente —respondo mucho más firme de lo que realmente me siento.
Desde aquí juraría que soy capaz de escuchar las teclas del ordenador
No sé cuánto tiempo me paso aquí sentada, con un frágil rayo de sol dando calor a mi rodilla mientras le doy las últimas caladas al cigarrillo que le pedí a la recepcionista. Intento abstraerme por el simple hecho que pensar duele demasiado. Nunca me ha importado estar sola, pero ahora es lo peor que podría pasarme.Mi mente y yo a solas no es lo mejor; la mayoría de las veces es mi peor enemigo y otras veces es mi aliado más eficiente. Pero lo malo gana a lo bueno, porque siempre suele ser demasiado dura conmigo, me castiga una y otra vez obligándome a reproducir la misma escena, recordándome lo estúpida que he sido.Expulso el humo con lentitud, haciendo que se mezcle con el frío del ambiente. Ni siquiera me molesto en levantarme cuando escucho el ajetreo venir en mi dirección, simplemente me remito a encenderme otro cigarrillo y degustar el modo en que el humo invade mis pulmones.La gente comienza a salir a mí alrededor, la mayoría me echan un vistazo rápido a
A veces en que echo de menos a la antigua Becca, ser la chica a la que no le importaba nada más que ella misma y era capaz de divertirse con cualquier tontería, en cualquier sitio y con cualquier persona...Lo bueno es que siempre se la puede traer de vuelta por un par de horas, y es justo lo que voy a hacer. Si Sam pasa de mí no voy a insistirle, no pienso seguir preocupándome por él; si no quiere hablar conmigo ya le pueden dar por el culo. No voy a seguir molestándome. Igualmente me va a dejar, así que de todos modos creo que lo mejor que puedo hacer es ir acostumbrándome a esto. No me queda otra opción.Subo el volumen de la canción F.F.F de Bebe Rexha y G Eazy.—Los amigos vienen y van, se van como las temporadas. Nunca sé en qué creer, y se está poniendo difícil, pero no hay resentimientos, porque los amigos vienen y van, sin ninguna razón. Y yo, he estado en L.A. por mucho tiempo y no puedo tener este aire dentro de mis pulmones. Siento que me estoy sofocand
No debería haber bebido tanto, veo borroso y Jake no anda mucho mejor que yo, pero conseguimos llegar a mi casa. Creo que de puro milagro. Si Sam me viera así me mataría y aún más por incitar a su amigo a beber conmigo.De todos modos, las advertencias de Tyler fueron más que suficientes, pero él estaba trabajando y yo necesitaba desahogarme con alguien y Jake estaba ahí y me parece un buen tío. Sam no me cogía el teléfono y Aiden no contestaba a mis mensajes...Y estoy comenzando a divagar.Los dos hombres de mi vida y mis dos grandes dilemas pasan de mí como de la mierda o quieren pasar de mí sin más.Consigo encajar las llaves en la cerradura después de tres intentos y de que Jake se riera de mí cuando se me caían al suelo o me tambaleaba. Tengo que celebrar que voy a ser una hermana mayor de pena y que me han condenado a tres meses de trabajos comunitarios.—Putos bebés y puta pelirroja —farfullo, tambaleándome por el recibidor. Oigo a Jake cerrar l
La oigo lejana y difusa, pero sé que es él. Oigo pasos. Me gustaría gritar, pero ya no me quedan fuerzas ni ganas. Sollozo de nuevo cuando mi ángel oscuro cruza el pasillo y me ve. Ha venido, pero ha llegado tarde. Su cara palidece cuando sus ojos se clavan en los míos, deslizando la mirada por mi cuerpo, pasando de la preocupación a la rabia en cuestión de segundos.Cruza la sala de estar con rapidez y se acerca a mí.—Aiden —sollozo su nombre sin parar.Coge la manta que hay sobre el sofá y cuando se agacha a mi lado, me cubre con ella mientras me pide que deje de llorar y me seca las lágrimas. Su cercanía me reconforta. La rabia es palpable y sus ojos azules rezuman ira y preocupación cuando desliza la mirada hasta mis muslos ensangrentados.—¿La has encontrado? — pregunta la voz de Tyler.Tyler aparece en el umbral y me mira horrorizado, vislumbro como sus labios se mueven y dice algo entre dientes mientras su mirada pierde intensidad.—Vamos
Hace ya varias horas que perdí la noción del tiempo, deje de controlar cuantas veces por segundo respiro, a cuántas pulsaciones por segundo late mi corazón. No sé cuánto tiempo lleva Aiden sentando sobre el banco de ventana, con los codos apoyados en las rodillas, mirándome —mejor dicho, vigilándome—, aún con la ropa mojada por haberme sacado de la ducha, justo a tiempo para que no acabara suicidándome. Porque eso es justo lo que deseaba hacer en esos momentos. No sé cómo traducir lo que estaba pensando, pero lo único que quería era morirme, en matarme, mejor dicho.No sé en qué momento me siento capaz de volver a hablar.—Estás mojado, deberías cambiarte —le aconsejo.Aiden levanta la vista y me escruta con la mirada, para asegurarse de que he sido yo la que ha hablado y no hayan sido imaginaciones suyas. En cuanto le devuelvo la mirada puedo su cuerpo se relaja.Se pasa ambas manos por el pelo y sacude la cabeza levemente.—¿Me estás vacilando? Es
Me revuelvo cuando siento mucho calor, pero algo o, mejor dicho, alguien me impide moverme. Abro sólo un ojo para mirar la hora en el reloj de la mesilla de noche; ya son las doce de la mañana. La cabeza de Aiden reposa sobre mi vientre y me abraza de un modo extraño. Aunque sólo puedo pensar en lo adorable que está ahora mismo, con el pelo rubio revuelto y los labios ligeramente entreabiertos...Hemos dormido juntos miles de veces, pero nunca me lo había encontrado así en ninguna de las ocasiones, abrazado a mí como si fuera alguna especie de chaleco salvavidas, como si tuviera miedo de que me desvaneciera.Me cuezo de calor y me hago un pis que me muero, pero la verdad es que tampoco quiero despertarlo. Parece tan joven cuando duerme que me daría pena interrumpir su sueño, sería como despertar a Dylan.Mis dedos se hunden en su cabellera rubia como el sol en invierno y la acaricio con cuidado. Gime levemente y me abraza con más fuerza.Definitivamente, me e
Todo vuelve a caerse de nuevo y sin remedio de que nada pueda salvarse, porque este muro ha dejado de funcionar tal como debía. Ya no me protege de él. Así que ahora ya sólo me quedan las palabras para defenderme, y hasta estas parecen fallarme.Los dos nos analizamos con la mirada. Él parado al lado del umbral y yo aún sentada en el sofá con mi té casi frío. No sé cómo hemos llegado a esto. Sólo ha pasado un día que no nos vemos, pero es como si hubiesen pasado semanas, como si ya no fuésemos los mismos que éramos ayer. Yo ya no soy la misma que era ayer, todo ha cambiado en veinticuatro horas, puede que menos. Todos los secretos y mentiras que en un momento nos unieron ahora nos separan por miles de kilómetros; nuestros corazones siguen latiendo, pero ahora a diferentes ritmos.Y lo último en lo que pienso es: ¿Estamos al borde de la decadencia?Mi mirada se pierde en sus profundidades mieles y avellana, esas que tanto amé, y aún amo por encima de todo. Esas
El viernes la alarma suena justamente a las siete de la mañana, pero no he podido pegar ojo en toda la noche. Sólo he dado vueltas y vueltas en la cama. He esperado dos semanas justas para pedir cita en la consulta para esa maldita prueba de embarazo. Sigo pensando que todo está bien. Además, no he notado nada raro ni fuera de lo normal.Me giro en la cama para poder mirar el cuerpo dormido de Sam a mi lado, tiene los labios entreabiertos y me deleito con el sonido de sus suaves ronquidos. Parece tan joven cuando duerme que está para comérselo, pero me siento fatal por mentirle. Desde nuestra intensa declaración de principios todo ha ido a mejor. Creo que estar a punto de perderme le ha hecho recapacitar en su modo de tratarme.Últimamente está mucho más relajado, me tiene más informada de casi todo, excepto de una cosa: aún no me ha dicho una palabra sobre lo que Jake sabe de él, ni una mísera mención, y la verdad es que yo tampoco he insistido con el tema. No quiero qu