Cuatro meses después.
Siempre me había sentido vacía, como si no tuviera nada que ofrecer, como si no tuviera ninguna labor en este mundo. Pero me he dado cuenta de que me equivocaba, porque fui, y aún soy capaz de amar a alguien que no sea yo misma. Y ahora puedo sentir el dolor de que te abandonen.
En el fondo, creo que esa oscuridad oprimiendo mi pecho es lo único que me separa de la muerte y la vida.
Porque es como si estuviera muerta en vida.
Ni siquiera soy capaz de cerrar los ojos por más de dos segundos y no recordar el modo en que me abandonó. No puedo dormir por las noches sin acabar desgañitándome, pidiendo que no me deje otra vez.
Me dejó con una mentira más, demasiadas mentiras insoportables, se reproducen una y otra vez en mi cabeza; como una de mis canciones favoritas, de esas que solía escuchar hasta que las sab&iac
SamTal vez hayan pasado semanas, quizá meses, pero es como si hubieran pasado siglos desde la última vez que la vi. Sólo en mis pesadillas parezco recordar el tacto de su piel, esa mezcla entre vainilla y cigarrillo que es su olor, y me caló tan hondo que hasta podría asegurar que sigo oliendo a ella.Últimamente he vivido como en una especie de burbuja, donde lo único que quiero es gritar, pero desconoces las razones. Creo que sólo borracho puedo decir su nombre sin que suene como el mayor de los pecados...Lo quería todo con ella, pero supongo que no compartíamos las mismas ideas; nunca lo hemos hecho y jamás lo haremos. Sabía cuál sería el precio que pagaría por al menos intentar, que, por una puta vez en mi vida, algo me saliera bien, pero no llegué a medir que dolería tanto.El hecho de que me perd&i
Esbozo una sonrisa tímida cuando su mirada se suaviza al escuchar mis palabras. Gracias a Dios, no ha comentado nada sobre mi pequeño desliz, creo que va a dejarlo correr. Le devuelvo la sonrisa y le doy un cachete suave en la frente, pero ni se inmuta, sigue observándome, haciendo que me sienta un poco incómoda por su intensidad.Como si sólo estuviera yo y nada más.—Tienes unos ojos preciosos —murmura. El rubor sube por mis mejillas. Eso me descoloca por completo y él se ríe con suavidad—. El verde zafiro se acaba de convertir en mi color favorito.—Me gusta que te guste —le contesto con una amplia sonrisa.Nunca deja de sorprenderme, y eso es lo que más me gusta. Siempre tiene algo bueno que decirme y no le cuesta expresarlo, cuando yo, en cambio, no puedo decirle que me encantan sus ojos porque me da vergüenza.—Deberíamos vestirnos —musito.La verdad es que no quiero salir de aquí nunca, me gustaría quedarme así todos los días. Estar entre s
Intento moverme, pero el cuerpo me pesa mucho más que de costumbre, como si llevara un peso de más encima de mí. Siento la luz bajo los parpados, y quiero abrirlos, pero al mismo tiempo quiero mantenerme en este estado de descanso, en el cual sólo veo oscuridad; dónde sólo estoy yo y mi subconsciente.Mis más pesimistas pensamientos contra mi parte coherente, o al menos lo que aún queda de ella, que ya es casi inexistente. Puedo escuchar todo lo que está a mi alrededor, pero al mismo tiempo todo me irrita.Me gustaría decir que se callaran, pero si hablo lo voy a estropear.—¿No debería estar despierta ya? —pregunta mi madre.—Bueno, eso es relativo, pero sí, ya debería estar despierta —le contesta otra voz que no reconozco—. Date cuenta de que lleva diez días durmiendo sin parar, y seguro que ni siquiera quiere despertarse —le comenta Aiden.Me gustaría darle la razón por eso, pero si hablo todo volverá a la normalidad. Todos me harán preguntas, empeza
Nueve meses después.Cruzo una pierna sobre la otra al mismo tiempo que cruzo los brazos sobre el regazo. La doctora Larsson —aunque suelo llamarla Cass—, apunta en su cuaderno. Me parece demasiado joven como para llamarla «doctora». Sin embargo, creo que por eso me llevo también con ella. Tener una psicóloga con una edad similar a la mía es de mucha ayuda.Cass apunta algo en su cuaderno rojo antes de levantar la vista.—Becca, ya sé que sólo me has contado tu vida a grandes rasgos y lo mejor es un poco pronto, pero me gustaría preguntarte que tipo de relación tienes ahora con Sam —me pregunta mientras golpea el cuaderno con el boli.«Inexistente». Es lo primero que pasa por mi mente, pero no es del todo cierto. Hace tres meses que dio señales de vida reales, aunque sólo sea por cortos mensajes que mante
Me aseguro varias veces de que llevo todo lo necesario en la maleta, además del pasaporte, bolsa de mano, cartera y los billetes, por supuesto. Como marca el reloj son las seis y media de la mañana y con la cosa de que hay que llegar al aeropuerto dos horas antes del vuelo, no he tenido tiempo de dormir nada.Arrastro la maleta hacia la puerta, pero me cuesta, es como si pesara una tonelada. Cuando salgo a la calle me arrepiento de haberme puesto esta ropa de verano, así que cuando veo el Mini de Alyssa me relajo; no creo que pudiera aguantar así mucho tiempo. Meto la maleta en el maletero y me deslizo en la parte trasera del coche.Alyssa es la primera en girarse en mi dirección y saludarme con energía. Se da la vuelta y se pone de rodillas sobre el asiento.—¿Lo llevas todo? —inquiere.—Pasaporte, maleta, billetes, dinero, mochila de mano... Sí, creo que lo llevo todo —ironizo.Pongo los ojos en blanco y Amanda se ríe entre dientes. Parece que no soy
Después de un viaje de cuatro horas por fin estamos en Los Angeles ¡Los Angeles! No me lo puedo creer; aunque estoy terriblemente cansada.Sam y yo vamos un par de metros por detrás de Amanda y Alyssa.—Te preguntaría que tal el viaje, pero te lo pasaste durmiendo, así que supongo que estás de maravilla —comenta con una mueca burlona.—Necesitaba dormir, dado que cierta persona no me ha dejado dormir bien durante toda la semana —digo con sarcasmo.Sam se ríe con suavidad y mira en mi dirección con una sonrisa de superioridad, le devuelvo la sonrisa y lo miro con indignación. Parece estar de muy buen humor y me encanta, así parece mucho más divertido que cuando tiene ese permanente ceño fruncido.De repente, escuchamos un grito, ambos nos sobresaltamos cuando descubrimos que procede de Amanda, que echa a correr hacia una chica rubia y alta, muy alta, supongo que será Maica. Sólo hace falta ver como la abraza; igual que yo hice con Sam antes.Alyssa
Alyssa duerme plácidamente a mi lado. No sé cómo puede dormir con el calor que hace, la envidio. Seguro que todos duermen y la casa es mía, podría bajar a la cocina y prepararme uno de esos Malibú con sabor a Coco tan fresquitos que prepara Maica; se me hace la boca agua de sólo pensarlo. No obstante, únicamente doy vueltas en la cama sin poder pegar ojo.Últimamente no duermo casi nada.Llevamos aquí tres días y aunque Sam dice que no está enfadado conmigo, yo no tengo esa sensación para nada. Simplemente nunca está con nosotras y me evita siempre que puede. Además, siempre tiene alguna excusa para no quedarse: desde que ha quedado con algún amigo hasta irse a hacer surf con Maica. Me pone realmente de los nervios y me abruma lo mucho que lo echo de menos..., demasiado para mi gusto.Sólo tengo que cruzar un pasillo para hablar con él, pero no tengo valor para hacerlo. Por otro lado, también estoy muy contenta, porque por suerte —y después de mucho insistir—he con
Los parpados me pesan y me duele la garganta. Mi llorera de anoche comienza a tener efectos. No obstante, no puedo evitar sentirme feliz a pesar del día que es hoy. Lo odio, pero nada va a estropear mi felicidad.No me puedo creer que por fin lo haya dicho, por una vez en mi vida he sido completamente sincera con lo que siento, conmigo misma. No puedo pedir más, porque no hay nada mejor.Me incorporo en los codos y compruebo que Sam ya no está en la cama, pero escucho ruido fuera, gritos y música. Me levanto de la cama y bajo las escaleras, para dirigirme hacia la zona de la piscina. No sé qué hora será, pero el sol ya está en lo más alto y el calor es agradable.Observo la escena frente a mí con diversión. Maica y Sam con un par de pistolas de agua para niños, mojando a Alyssa, que no hace más que chillar mientras corre para evitar los chorros que le vienen de todas partes. Amanda está sentada en la mesa, riéndose mientras se come un trozo de piña. La mesa está re