ACACIA LUNA.
—¿Una entrevista de trabajo? —Cameron asiente—. Explícame que no entiendo.
—Yo tampoco entiendo —me dice dejándome más confundida—. Solo vinieron a mí y me dijeron "mañana tienes una entrevista de trabajo con el presidente de la empresa a las 9, no vayas a llegar tarde" —me río por su imitación de voz—. No te rías, esto es serio.
—Perdon, pero me da mucha risa como imitas la voz de... ¿Olga? —él asiente dándome a entender que no me equivoqué de nombre—. Cómo sea, lo importante aquí es, ¿cómo te van a hacer una entrevista de trabajo en tu propio trabajo? Por más que lo pienso, no lo entiendo.
—Dimelo a mi —se levanta del sofá y va a la cocina— ¿Quieres helado?
—¿Ya andas de depresivo un día antes? —le pregunto bromeando y él me ve mal antes de lanzarme el trapo con el que limpiamos la cocina, ocasionando que me ria—. Estaba bromeando.
—No estoy de humor para tus bromas —me dice sacando un bote de helado del congelador y agarrando una cuchara para empezar a comerselo—. Tengo miedo de que me despidan.
—Si te fueran a despedir, ¿no crees que te lo hubieran dicho directamente y ya? —le inquiero mientras se vuelve a sentar en el sofá—. Digo, por lo menos así es en dónde trabajo.
—Buen punto —lleva otra cucharada de helado a su boca—. Este helado no está tan bueno.
Lo veo con una ceja alzada.
—¿Entonces para que te lo comes? —se alza de hombros mientras se lo sigue comiendo—. Ya me antojaste, dame.
Le quitó la cuchara y pruebo el helado.
—Cameron.
—¿Sí?
—Esto no es helado —le revelo y le quitó el bote—. Es yoghurt congelado.
Le doy la vuelta al bote para que vea la etiqueta que comprueba lo que dije.
—Ah, con razón sabía diferente.
Me quita el bote y la cuchara para seguir comiendo mientras yo ruedo los ojos.
CAMERON LUNA.
—¡Adelante!
Abro la puerta de la oficina de Nicolás Cooper, el presidente de la empresa en dónde trabajo.
—Toma asiento, por favor —asiento cerrando la puerta antes de sentarme en una de las sillas delante de su escritorio—. Supongo que tienes una idea de por qué estás aquí, ¿verdad?
—L-Lo lamento, señor, pero no —él se rie— ¿Estoy despedido?
—No, es todo lo contrario —me dice sentándose en su silla—. Solo quiero hablar contigo.
¿Qué?
—Según esto —abre una carpeta— llevas trabajando con nosotros 3 años y has tenido un muy buen rendimiento y sobre todo, no nos has querido estafar como el que estuvo en tu puesto anteriormente. Y eso es justo lo que necesito para el nuevo puesto.
—¿Y cuál es ese nuevo puesto?
—Administrador de empresas en mi nueva compañía —me responde y asiento entendiendo todo— en Canadá.
Lo veo sorprendido.
—¿Qué? —la pregunta sale de mi boca antes de que pueda pensar en que decir.
—Quiero que tú seas el administrador de mi nueva compañía en Canadá —me responde—. Sí aceptas, tendras un mejor salario, más prestaciones y seguros de los que ya cuentas, además, la empresa te proporcionará un vehículo en el cuál podrás desplazarte y un departamento en el cuál vivirás ya sea solo, con tu familia o con quien tú quieras, siempre cuando vivas ahí. Sé que a lo mejor lo quieres pensar, así que tienes hasta pasado mañana antes las 24 hrs para darme tu respuesta —lo veo sorprendido—. De lo contrario, tomaré tu respuesta como un "no" y seguirás en el mismo puesto que tienes, ¿entendido?
—Sí —le respondo—. Entendido.
—Bueno, eso es todo —me informa—. Ya te puedes retirar, pero antes, te tengo que decir dos cosas muy importantes —asiento—. La primera, es que no le digas nada de esto a nadie de la empresa, ya que estoy escogiendo a varias personas de aquí para la nueva empresa y no quiero que se enteren antes, ¿entendido?
—Entendido —respondo— ¿Cuál es la segunda?
—Estoy buscando a varios licenciados y licenciadas en lenguas extranjeras —me informa—. Tenemos varios aquí y son buenos, pero no son suficientes y muy pocos de ellos van a recibir la misma propuesta que tú, así que estoy buscando a personas que se dediquen a eso y cuando revise tu información, me di cuenta que tienes una hermana llamada Acacia, creo, que se dedica a eso.
—Em, sí, mi hermana es licenciada en lenguas extranjeras —le digo—. Actualmente trabaja en...
—Quiero entrevistar a tu hermana —me interrumpe sorprendiendome—. Y si todo sale bien y veo que es buena, quiero hacerle la misma propuesta que te he hecho a ti.
ACACIA LUNA.—Sí, pero eso no fue lo peor —mi compañera le da un sorbo a su bebida antes de seguir hablando—. Lo peor fue que...Mi celular empieza a sonar y me levanto de la mesa para irme a un lugar un poco alejado para no interrumpir y que no escuchen mi conversación.—Hola —es lo primero que digo al contestar— ¿Qué sucede?—¿Estás en el trabajo? —me pregunta mi hermano.—¿En dónde más estaría a esta hora? —le digo risueña.—Buen punto —me dice—. Márcame en cuanto salgas de trabajar, vamos a salir a comer.—¿Por qué? —le pregunto confundida y luego algo regresa a mi mente haciendo que abra los ojos sorprendida—. No me digas que te despidieron.—Por suerte no —me dice y suspiro aliviada—. Me hablaron para algo más.—¿Para qué...?—Te lo cuento cuando estemos cenando —me interrumpe—. Te veo en unas horas, bye.—¿Bye?La llamada se termina dejándome confundida.¿Para qué le abran hablado?🌕🌕🌕🌕🌕Veo sorprendida a Cameron mientras mi mente asimila lo que me acaba de contar.—¿Qué?
ACACIA LUNA.—¡Se nos va a hacer tarde! ¡Apúrate!—¡Voy!Termino de maquillarme y guardo todo en mi estuche y posteriormente, en mi bolso.—¿Estás lista? —asiento—. Bien, vámonos.Cameron agarra sus llaves y salimos del departamento.—¿Cómo es tu presidente? —le pregunto una vez que entramos al auto y él me ve confundido brevemente—. Solo quiero saber si es simpático, normal o de esos jefes insoportables.—Creo que sería normal —me responde mientras enciende el auto y empieza a conducir—. Sé que con el trabajo es muy estricto, la otra vez fue personalmente a despedir a alguien y le dijo hasta de que se iba morir, realmente estaba enojado.—¿Y cómo te trato a ti ayer en la entrevista? —le pregunto nerviosa.—Bien —me responde—. Fue muy claro y preciso, supongo que no le gusta perder el tiempo.—Estoy nerviosa —le revelo—. Sé que aunque no me acepten tengo mi trabajo, pero, no sé, simplemente tengo nervios.—Todo va a salir bien —me dice—. Algo me dice que si te va a contratar, eres muy
NICOLÁS COOPER.—También necesito estos documentos lo más pronto posible.Le doy las carpetas a Leon.—Entendido —me dice— ¿Algo más?—Dile a Michael que se encargue de hacer una fiesta de bienvenida en la nueva empresa para los empleados —le informo—. Quiero que sea divertida y relajada y dile a Roberto que organice la reunión de bienvenida de la nueva empresa, ¿entendido?—Entendido —me responde—. Por cierto, hay algo que quiero preguntarte.—¿Qué es? —le pregunto viendo unos documentos en el computador.—¿Por qué estás haciendo todo esto?—¿A qué te refieres?—A la creación de la nueva empresa, el reclutamiento del personal, a la brindación de MUY buenas viviendas, la fiesta y reunion de bienvenida —me responde—. Tú nunca habías hecho algo así, es más, una vez dijiste que solo seria un desperdicio innecesario de dinero.—Las personas pueden cambiar de opinión —le comento—. Además, las cosas han cambiado y las personas ya se fijan un poco más en el ambiente laboral además de eso, en
ACACIA LUNA.—Tengo sueño.—Yo igual —me dice dejando un plato de hot cakes delante mío—. Pero así es la vida de un adulto.—Extraño un poco ser pequeña —le revelo— ¿Recuerdas las vacaciones en la casa de los abuelos?—¿Cómo no? Nos daban postres como desayuno y nos sentaban en la sala para ver una película los cuatro juntos mientras desayunábamos —comenta sonriendo—. Extraño realmente eso.—Yo igual —le digo—. Pero al menos Emily y Dylan están con ellos, es mejor que estar con nuestros padres —como otro pedazo de mi hot cake—. De solo recordar como era estar todo el día con ellos estando de vacaciones, me siento mal.—A ellos no los menciones, por favor —me dice—. Es muy temprano para amargarnos el día.—Sí, tienes razón —le digo—. Te quedaron bien los hot cakes.—Gracias —me dice comiendo— ¿Qué crees que nos digan en la reunión?—Realmente no lo sé —le revelo—. Solo espero que no sea algo malo.—Yo igual —me dice—. Espero que nos digan de que será la nueva empresa y en qué parte de
ACACIA LUNA.—Creo que esto fue lo último —le digo a Cameron mientras sello la caja con cinta— ¿Terminaste lo tuyo?—Sí —me dice terminando de sellar la caja— ¿Por qué tuvimos que empacar todo lo del departamento si solo nos vamos a llevar nuestra ropa?—Porque luego se ensucian —le respondo— ¿Ya tienes lista tus maletas? —me sonrie— ¿Es en serio, Cameron?—Ya casi las termino —ruedo los ojos—. Solo me falta guardar mi ropa.—O sea que ni siquiera has empezado, ¿verdad?—Bingo —me dice—. Voy a terminar antes de que lleguen por nosotros.—Faltan menos de seis horas —le recuerdo— ¿Sabes qué? Mejor ve y termina de alistar tus maletas, yo me encargo de lo demás.—¿Segura?—Sí, a diferencia de ti, yo tengo mis maletas y todo lo que me voy a llevar completamente listo desde hace dos días, así que deja de perder el tiempo y ve y ponte a empacar.—Ok, ok, ya entendí —me dice levantándose del suelo— ¿Pero estás...?—Largo.Levanta las manos y se da la vuelta para irse a su habitación.Amo a Ca
ACACIA LUNA.Lunes.—Es aquí —se detiene delante de la puerta de madera con el número 20— ¿Me das la...? —le entrego la llave antes de que pueda terminar de pronunciar la pregunta—. Gracias.—De nada.Cameron mete la llave en el cerrojo y unos segundos después, abre la puerta de nuestro nuevo hogar.Metemos las maletas primero y después de entrar nosotros y cerrar la puerta, empezamos a explorar el departamento.—Es demasiado grande —comento saliendo al balcon que esta delante del comedor.—Y es solo el primer piso, todavía hay que ver las habitaciones —entro al mismo tiempo que Cameron sale de la lavanderia y posteriormente de la cocina, ya que esos dos lugares se encuentran conectados—. Algo me dice que a lo mejor cada uno va a tener su propio baño.—Eso seria bueno —le digo mientras caminamos hacia la sala—, así ya no tendriamos horarios para bañarnos.—Cruza los dedos, hermanita, cruza los dedos.Empezamos a subir las escaleras y vemos tres puertas y otras escaleras.—¿Cuántas hab
ACACIA LUNA.Una semana después.—Odio las mañanas —me dice bostezando—. En serio, las odio.—Ya somos dos —le digo bebiendo un poco de cafe—. Pero, lamentablemente, somos adultos, asi que no hay nada que podamos haces más que soportarlo.—Ya quiero jubilarme —me revela— ¿Te imaginas? Así me levantaria a la hora que yo quisiera y no me tendria que preocupar nada más que por lo que voy a hacer para entretenerme día a día.—Ese tipo de mi vida a mi no me gustaria.—Lo sé, no te puedas quedar mucho tiempo sin hacer nada —me dice—. Pero eso es algo que tarde o temprano va a ocurrir, hermanita, no puedes detener el tiempo y tampoco tu edad.—¿Sabes? La idea de ser una anciana con una panadería no suena tan mal —suelta una risa— ¿De qué te ries? Lo digo en serio.—¿En serio quieres extresarte por trabajo hasta morir? —asiento—. Estas loca.—Uno de los dos tenía que ser el cuerdo y el otro, el loco —tomo otro sorbo de mi café—. Pero, en nuestro caso, ambos somos el cuerdo y el loco.—Supongo
ACACIA LUNA.Una semana después.—Voy a estar más tiempo por acá —me informa—. Probablemente regrese en una o dos semanas más, no lo sé con certeza.—Esta bien, lo entiendo —le digo— ¿Te estás alimentando bien, verdad?—Sí, mamá —ruedo los ojos por como me ha llamado—. He estado comiendo bien.—En primer lugar, no me llames así, que no me gusta —escucho como se rie— y en segundo lugar, más te vale que no me estés mintiendo, Cameron, que luego se te olvida comer y estás sintiendote mal o en el peor de los casos, te desmayas.—Exagerada —me dice—. Solo me he desmayado una sola vez en mi vida y fue por el calor.—Hasta dónde recuerdo, el doctor dijo que también se debió a qué no habías comida nada —le señalo—. Así que más te vale que comas, Cameron, y con comer me refiero a desayunar, almorzar o cenar y no solo a comer un snack o tomar café.—Sí, regañona, ya entendí —por su tono de voz, me imagino que ha de haber rodado los ojos—. Voy a alimentarme bien.—Más te vale o te juro que en cu