NICOLÁS COOPER.
—También necesito estos documentos lo más pronto posible.
Le doy las carpetas a Leon.
—Entendido —me dice— ¿Algo más?
—Dile a Michael que se encargue de hacer una fiesta de bienvenida en la nueva empresa para los empleados —le informo—. Quiero que sea divertida y relajada y dile a Roberto que organice la reunión de bienvenida de la nueva empresa, ¿entendido?
—Entendido —me responde—. Por cierto, hay algo que quiero preguntarte.
—¿Qué es? —le pregunto viendo unos documentos en el computador.
—¿Por qué estás haciendo todo esto?
—¿A qué te refieres?
—A la creación de la nueva empresa, el reclutamiento del personal, a la brindación de MUY buenas viviendas, la fiesta y reunion de bienvenida —me responde—. Tú nunca habías hecho algo así, es más, una vez dijiste que solo seria un desperdicio innecesario de dinero.
—Las personas pueden cambiar de opinión —le comento—. Además, las cosas han cambiado y las personas ya se fijan un poco más en el ambiente laboral además de eso, entre más cómodos se sientan las personas en su trabajo, mejor desempeño tienen.
—Ok, ¿entonces porque no estás haciendo todo lo de la nueva empresa con las empresas que ya tienes? —me inquiere—. Es un poco contraproducente si lo piensas bien.
—A lo mejor, pero así son las cosas —le digo—. Además, ese ambiente laboral hará que la popularidad de la empresa crezca aún más cuando las personas empiecen a investigarlo.
—Esa es otra cosa que no entiendo, ¿Por qué de todos los tipos de empresas, te decidiste por uno de comida rápida?
Ruedo los ojos antes de seguir leyendo los documentos del computador.
—Estas haciendo muchas preguntas y solo estás perdiendo el tiempo —le informo—. Y, para responder tu última pregunta, solo tienes que recordar que los lugares de comida rápida son muy populares y frecuentados, aunque también limitados, a parte de todo esto, quiero ganarles a todos esos tipos de lugares.
—¿Entonces solo haces esto para llevar todos esos lugares a la banca rota?
—A lo mejor.
Escucho como bufa.
—Nos vemos en la cena en unas horas —me dice y le contesto con un "ok"—. No llegues tarde, por favor.
—Lo voy a intentar, no prometo nada.
Leon sale de mi oficina después de eso.
Si tan solo supiera que hago todo esto por mi mate, entendería todo.
🌕🌕🌕🌕🌕
—¿Qué tanto haces?
Michael intenta ver la pantalla de mi tablet, pero yo la muevo para que no lo logré.
—Nada que te interese, chismoso —le digo y él vuelve a sentarse bien— ¿Ya tienes alguna idea para la fiesta de bienvenida?
—¡Por supuesto que sí! O sea, ¿acaso no me conoces o qué?
Lo veo raro por su manera de expresarse.
—¿Has estado viendo películas de divas nuevamente?
—¡Dah! —con eso entiendo que la respuesta es un "sí"—. O sea, amiguis, uno se aburre y tiene que entretenerse con algo.
—Yo quiero entretenerme golpeándote o poniéndote algo en la boca para que ya no hables así.
Leon y yo ahogamos una risa por el comentario de Roberto hacia Michael.
—Perro envidioso —Roberto rueda los ojos—. Me tienes envidia.
—Lo único que te tengo es intolerancia.
—¿A la lactosa? —le pregunta Michael burlón.
—Jodete —le dice Roberto.
Ruedo los ojos y detrás de Roberto, veo a una pequeña familia tomar asiento muy felizmente en una mesa no tan alejada de nosotros.
—¿Qué tanto...? —Michael ve lo mismo que yo—. Que envidia. Unos teniendo a una familia con la mujer de su vida y otros, cómo muaj, está sentado aquí con un trío de tontos formando el "cuarteto solitario".
Dirás el trío solitario.
—Es moi, no muaj —lo corrige Roberto.
—Es lo mismo —le dice Michael restándole importancia y luego suspira para decir:—. Ojalá encontrará a mi mate.
El recuerdo de una visión que tuve regresa a mi mente.
—A lo mejor la encuentras muy pronto o dentro de unos siglos más —le comenta León.
—Espero que sea pronto —no tanto—. Ya no quiero seguir solo y que ustedes —nos señala a los tres— sigan siendo mi única compañía.
—Si no quieres estar aquí, te puedes ir, nadie te obliga a estar aquí.
—Me iría si no hubiera ordenado ya —comenta Michael.
—Entonces deja de quejarte —le digo.
—¡Déjame quejar...! —dejan nuestras órdenes en la mesa—. Oh, por fin llegó.
Ruedo los ojos ante el cambio de humor de mi amigo.
Definitivamente, nunca entenderé como el hambre hace que algunas personas cambien de humor tan pronto tienen comida.
Michael empieza comer rápidamente mientras los demás le damos las gracias a la mesera y mesero que nos atendieron antes de que estos se vayan.
—Come despacio —le digo—. Pareces un animal.
—Soy mitad animal —hago una mueca de asco al verlo hablar con la boca llena de comida— ¿Acaso no lo recuerdas?
—Solo come bien y ya —le digo y él vuelve a lo suyo—. Si llegas a encontrar a tu mate, a lo mejor te van a dejar en cuanto vean como comes.
—Y si tú la llegas a encontrar, te van a dejar por lo gruñón que eres.
Ruedo los ojos por su comentario.
—Esta pasta no esta buena —se queja Leon para luego decir en voz baja:— ¿Por qué escogieron este lugar?
—Me pareció buena opción —le dice Roberto.
—A la próxima, yo escojo el restaurante —dice Leon antes de agarrar más pasta con su tenedor—. Esto es una burla hacia la comida italiana.
—A cualquier lugar que vayas que no sea el lugar del tipo de comida que quieres, la comida no estará buena —le informo—. Todos lo saben. Es una ley universal de la comida.
—Alguien ha estado investigando sobre comida —canturrea Michael mientras come.
—Tuve que hacerlo por la nueva empresa —le digo mientras llevo un bocado de lasaña a mi boca—. Y ustedes —los señalo a los tres con el tenedor— también debieron hacer lo mismo.
—No entiendo porque escogiste ese tipo de negocio —comenta Roberto.
—Ya somos dos —dice Leon.
—Yo tampoco entiendo, pero me gusta la idea de estar rodeado de comida y sobretodo, comérmela —dice Michael—. No sé como no se te ocurrió antes.
—Uno tiene muy buenas ideas en la ducha —mentira—. Ahora coman que tenemos que seguir trabajando.
—¿Cuándo tendremos un día de descanso? —se queja Michael.
—Después de que todo marche bien en la nueva empresa —le respondo.
—"Nunca" es una manera más rápida y clara de decirlo —me dice Michael.
—Solo deja de hablar y come bien —le digo.
Ninguno de los cuatro vuelve a decir algo más y solo nos dedicamos a comer en silencio.
Volteo brevemente para ver a la familia de hace rato y me encuentro con los padres hablando animadamente mientras el niño come pasta.
Algún día esos seremos ella y yo.
ACACIA LUNA.—Tengo sueño.—Yo igual —me dice dejando un plato de hot cakes delante mío—. Pero así es la vida de un adulto.—Extraño un poco ser pequeña —le revelo— ¿Recuerdas las vacaciones en la casa de los abuelos?—¿Cómo no? Nos daban postres como desayuno y nos sentaban en la sala para ver una película los cuatro juntos mientras desayunábamos —comenta sonriendo—. Extraño realmente eso.—Yo igual —le digo—. Pero al menos Emily y Dylan están con ellos, es mejor que estar con nuestros padres —como otro pedazo de mi hot cake—. De solo recordar como era estar todo el día con ellos estando de vacaciones, me siento mal.—A ellos no los menciones, por favor —me dice—. Es muy temprano para amargarnos el día.—Sí, tienes razón —le digo—. Te quedaron bien los hot cakes.—Gracias —me dice comiendo— ¿Qué crees que nos digan en la reunión?—Realmente no lo sé —le revelo—. Solo espero que no sea algo malo.—Yo igual —me dice—. Espero que nos digan de que será la nueva empresa y en qué parte de
ACACIA LUNA.—Creo que esto fue lo último —le digo a Cameron mientras sello la caja con cinta— ¿Terminaste lo tuyo?—Sí —me dice terminando de sellar la caja— ¿Por qué tuvimos que empacar todo lo del departamento si solo nos vamos a llevar nuestra ropa?—Porque luego se ensucian —le respondo— ¿Ya tienes lista tus maletas? —me sonrie— ¿Es en serio, Cameron?—Ya casi las termino —ruedo los ojos—. Solo me falta guardar mi ropa.—O sea que ni siquiera has empezado, ¿verdad?—Bingo —me dice—. Voy a terminar antes de que lleguen por nosotros.—Faltan menos de seis horas —le recuerdo— ¿Sabes qué? Mejor ve y termina de alistar tus maletas, yo me encargo de lo demás.—¿Segura?—Sí, a diferencia de ti, yo tengo mis maletas y todo lo que me voy a llevar completamente listo desde hace dos días, así que deja de perder el tiempo y ve y ponte a empacar.—Ok, ok, ya entendí —me dice levantándose del suelo— ¿Pero estás...?—Largo.Levanta las manos y se da la vuelta para irse a su habitación.Amo a Ca
ACACIA LUNA.Lunes.—Es aquí —se detiene delante de la puerta de madera con el número 20— ¿Me das la...? —le entrego la llave antes de que pueda terminar de pronunciar la pregunta—. Gracias.—De nada.Cameron mete la llave en el cerrojo y unos segundos después, abre la puerta de nuestro nuevo hogar.Metemos las maletas primero y después de entrar nosotros y cerrar la puerta, empezamos a explorar el departamento.—Es demasiado grande —comento saliendo al balcon que esta delante del comedor.—Y es solo el primer piso, todavía hay que ver las habitaciones —entro al mismo tiempo que Cameron sale de la lavanderia y posteriormente de la cocina, ya que esos dos lugares se encuentran conectados—. Algo me dice que a lo mejor cada uno va a tener su propio baño.—Eso seria bueno —le digo mientras caminamos hacia la sala—, así ya no tendriamos horarios para bañarnos.—Cruza los dedos, hermanita, cruza los dedos.Empezamos a subir las escaleras y vemos tres puertas y otras escaleras.—¿Cuántas hab
ACACIA LUNA.Una semana después.—Odio las mañanas —me dice bostezando—. En serio, las odio.—Ya somos dos —le digo bebiendo un poco de cafe—. Pero, lamentablemente, somos adultos, asi que no hay nada que podamos haces más que soportarlo.—Ya quiero jubilarme —me revela— ¿Te imaginas? Así me levantaria a la hora que yo quisiera y no me tendria que preocupar nada más que por lo que voy a hacer para entretenerme día a día.—Ese tipo de mi vida a mi no me gustaria.—Lo sé, no te puedas quedar mucho tiempo sin hacer nada —me dice—. Pero eso es algo que tarde o temprano va a ocurrir, hermanita, no puedes detener el tiempo y tampoco tu edad.—¿Sabes? La idea de ser una anciana con una panadería no suena tan mal —suelta una risa— ¿De qué te ries? Lo digo en serio.—¿En serio quieres extresarte por trabajo hasta morir? —asiento—. Estas loca.—Uno de los dos tenía que ser el cuerdo y el otro, el loco —tomo otro sorbo de mi café—. Pero, en nuestro caso, ambos somos el cuerdo y el loco.—Supongo
ACACIA LUNA.Una semana después.—Voy a estar más tiempo por acá —me informa—. Probablemente regrese en una o dos semanas más, no lo sé con certeza.—Esta bien, lo entiendo —le digo— ¿Te estás alimentando bien, verdad?—Sí, mamá —ruedo los ojos por como me ha llamado—. He estado comiendo bien.—En primer lugar, no me llames así, que no me gusta —escucho como se rie— y en segundo lugar, más te vale que no me estés mintiendo, Cameron, que luego se te olvida comer y estás sintiendote mal o en el peor de los casos, te desmayas.—Exagerada —me dice—. Solo me he desmayado una sola vez en mi vida y fue por el calor.—Hasta dónde recuerdo, el doctor dijo que también se debió a qué no habías comida nada —le señalo—. Así que más te vale que comas, Cameron, y con comer me refiero a desayunar, almorzar o cenar y no solo a comer un snack o tomar café.—Sí, regañona, ya entendí —por su tono de voz, me imagino que ha de haber rodado los ojos—. Voy a alimentarme bien.—Más te vale o te juro que en cu
NICOLÁS COOPER.—Les juro que si no cierra la boca dentro de un minuto, voy a levantarme a darle un buen golpe.Leon y yo intercambiamos miradas por un momento después del comentario de Roberto, para posteriormente regresar la vista hacia delante y ver como Michael canta una canción (bastante desafinada) sobre desamor con una botella de vino en una de sus manos mientras en la otra tiene su celular, el cual, usa micrófono.—Michael, por dios —habla Leon haciendo que el castaño lo voltee a ver—. No es para tanto.—¿Qué no es para tanto? —arrastra las palabras mascullando— ¿¡Qué no es para tanto!?—Estas exagerando —comenta Roberto—. Que tú primo haya encontrado a su mate no importa en lo absoluto.—Exacto —lo apoya Leon—. No tiene sentido que estés así.—¡Ustedes no lo entienden! —se deja caer sobre una silla y empieza a patalear como un niño pequeño— ¡Quiero a mi mate!Lo veo actuar como un niño berrinchudo de dos años antes chasquear los dedos y hacer que se dé una cachetada.—¡Nicolá
NICOLÁS COOPER.—¿Qué es lo qué le sucede? —escucho que cuestiona Roberto en voz baja.—No tengo ni las más minima idea —le contesta Leon en el mismo tono.—A mi se me hace que no le dieron bien anoche y por eso anda de tan mal humor —comenta Michael en voz baja.Me detengo abruptamente ocasionando que ellos también lo hagan.Los volteo a ver a los tres enojado antes de volver a ver hacia adelante y seguir caminando.—Se los dije —dice Michael.—No estoy de mal humor por eso, idiota —le digo a Michael.—¿Entonces por qué lo estas?Por que por tu culpa perdí la oportunidad de acercarme a ella.—Por nada —le contesto—. Solo amaneci de mal humor, eso es todo.—No, pues que excelente respuesta —me dice Michael—. Eso soluciona todo.—Callate al menos que quiera que te mande a limpiar excremento de caballo con tus propias manos y sin ninguna protección —lo amenazo— y sabes muy bien que cumplo lo que digo.—Eres demasiado amargado y serio —me dice—, solo por eso me compadezco por la mujer qu
ACACIA LUNA.—No estoy segura de esto.—¿Qué? ¿Acaso tiene miedo de perder contra mi? —se voltea para verme burlón—. No se preocupe, no la voy a destrozar, bueno, no tanto.Me guiña el ojo, cosa que me sorprende, antes de girarse y seguir caminando.¿Con que muy confiado?A ver si sigue así después de que lo humille al ganarle.—¿No deberiamos de ir al comedor? —le inquiero después de un rato—. Ahí esta la cocina.—La cocina de ahí es especialmente para que se preparen los alimentos de los empleados, además, solo cuenta con todo lo necesario para los menús de la semana —me contesta—. En cambio, en el laboratorio de comida hay de todo para crear cualquier tipo de comida que se le ocurran a los que trabajan ahí, pero sobretodo, no perjudicamos a nada ni a nadie si agarramos y cocinamos lo que queramos de ahí.—Eso tiene sentido.—Sí, lo tiene —me dice— ¿Sabe preparar hamburguesas?—Sí.—Pues prepárese que eso es lo que vamos a cocinar —me informa.—Ok —le digo—. Pero... ¿cómo vamos a de