ACACIA LUNA.Una semana después.—Voy a estar más tiempo por acá —me informa—. Probablemente regrese en una o dos semanas más, no lo sé con certeza.—Esta bien, lo entiendo —le digo— ¿Te estás alimentando bien, verdad?—Sí, mamá —ruedo los ojos por como me ha llamado—. He estado comiendo bien.—En primer lugar, no me llames así, que no me gusta —escucho como se rie— y en segundo lugar, más te vale que no me estés mintiendo, Cameron, que luego se te olvida comer y estás sintiendote mal o en el peor de los casos, te desmayas.—Exagerada —me dice—. Solo me he desmayado una sola vez en mi vida y fue por el calor.—Hasta dónde recuerdo, el doctor dijo que también se debió a qué no habías comida nada —le señalo—. Así que más te vale que comas, Cameron, y con comer me refiero a desayunar, almorzar o cenar y no solo a comer un snack o tomar café.—Sí, regañona, ya entendí —por su tono de voz, me imagino que ha de haber rodado los ojos—. Voy a alimentarme bien.—Más te vale o te juro que en cu
NICOLÁS COOPER.—Les juro que si no cierra la boca dentro de un minuto, voy a levantarme a darle un buen golpe.Leon y yo intercambiamos miradas por un momento después del comentario de Roberto, para posteriormente regresar la vista hacia delante y ver como Michael canta una canción (bastante desafinada) sobre desamor con una botella de vino en una de sus manos mientras en la otra tiene su celular, el cual, usa micrófono.—Michael, por dios —habla Leon haciendo que el castaño lo voltee a ver—. No es para tanto.—¿Qué no es para tanto? —arrastra las palabras mascullando— ¿¡Qué no es para tanto!?—Estas exagerando —comenta Roberto—. Que tú primo haya encontrado a su mate no importa en lo absoluto.—Exacto —lo apoya Leon—. No tiene sentido que estés así.—¡Ustedes no lo entienden! —se deja caer sobre una silla y empieza a patalear como un niño pequeño— ¡Quiero a mi mate!Lo veo actuar como un niño berrinchudo de dos años antes chasquear los dedos y hacer que se dé una cachetada.—¡Nicolá
NICOLÁS COOPER.—¿Qué es lo qué le sucede? —escucho que cuestiona Roberto en voz baja.—No tengo ni las más minima idea —le contesta Leon en el mismo tono.—A mi se me hace que no le dieron bien anoche y por eso anda de tan mal humor —comenta Michael en voz baja.Me detengo abruptamente ocasionando que ellos también lo hagan.Los volteo a ver a los tres enojado antes de volver a ver hacia adelante y seguir caminando.—Se los dije —dice Michael.—No estoy de mal humor por eso, idiota —le digo a Michael.—¿Entonces por qué lo estas?Por que por tu culpa perdí la oportunidad de acercarme a ella.—Por nada —le contesto—. Solo amaneci de mal humor, eso es todo.—No, pues que excelente respuesta —me dice Michael—. Eso soluciona todo.—Callate al menos que quiera que te mande a limpiar excremento de caballo con tus propias manos y sin ninguna protección —lo amenazo— y sabes muy bien que cumplo lo que digo.—Eres demasiado amargado y serio —me dice—, solo por eso me compadezco por la mujer qu
ACACIA LUNA.—No estoy segura de esto.—¿Qué? ¿Acaso tiene miedo de perder contra mi? —se voltea para verme burlón—. No se preocupe, no la voy a destrozar, bueno, no tanto.Me guiña el ojo, cosa que me sorprende, antes de girarse y seguir caminando.¿Con que muy confiado?A ver si sigue así después de que lo humille al ganarle.—¿No deberiamos de ir al comedor? —le inquiero después de un rato—. Ahí esta la cocina.—La cocina de ahí es especialmente para que se preparen los alimentos de los empleados, además, solo cuenta con todo lo necesario para los menús de la semana —me contesta—. En cambio, en el laboratorio de comida hay de todo para crear cualquier tipo de comida que se le ocurran a los que trabajan ahí, pero sobretodo, no perjudicamos a nada ni a nadie si agarramos y cocinamos lo que queramos de ahí.—Eso tiene sentido.—Sí, lo tiene —me dice— ¿Sabe preparar hamburguesas?—Sí.—Pues prepárese que eso es lo que vamos a cocinar —me informa.—Ok —le digo—. Pero... ¿cómo vamos a de
ACACIA LUNA.¿En qué momento decidi que esto era una buena idea? ¿En serio? ¿En qué momento?Veo a Christa levantar los pulgares desde su asiento mientras Armin, su pareja, está sentado al lado de ella y solo sonríe viendo la situación.Está es la última vez que apuesto algo con esta mujer, en serio, no quiero salir perdiendo otra vez.Un hombre con un traje negro y un ramos de flores rojas entra al restaurante y parece buscar algo hasta que detiene su mirada en mi y empieza a caminar en mi dirección.Por un instante, deseo ser yo la que se equivoca al verlo, pero cuando veo que cada vez está más cerca mío y su mirada no se despega de mi, me resigno y solo sonrió como si esto no me molestará en absoluto.—¿Acacia Luna? —cuestiona deteniéndose delante mío. Yo solo asiento—. Vaya, eres más hermosa en persona.—Gracias por el cumplido —le digo mientras se sienta delante mio— ¿Son para mí?—Ah, si, ten —me las entrega—. No sabía que flores eran tus favoritas y me daba vergüenza preguntart
NICOLÁS COOPER.Mmm... Este lugar tiene buenos restaurantes, pero este otro tiene una mejor vista al mar.¿Cuál debería de elegir?—¿Y bien? —escucho la voz de Leon— ¿Qué opinas de esto?—¿Qué quieres que opine? Todo va bien, justo como debe de ser —le digo sin despegar la vista de mi laptop—. Aunque debo de admitir que estoy un poco sorprendido, al negocio le está yendo bastante bien desde antes de lo esperado.—¿Deberíamos revelarle ya al público que toda nuestra comida es sana? —inquiere Roberto.—No, esperen un mes y medio para eso —le contesto—. No queremos parecer desesperados.—Entendido. León, Michael y Roberto me siguen dando información sobre las empresas al mismo tiempo que yo los escucho y pienso en que lugar es perfecto para mí siguiente plan.Según lo que investigue (en algunas películas y libros) las personas siempre se enamoran o se empiezan a enamorar cuando hacen algo fuera de lo normal o estan en un sitio diferente y por eso ahora me encuentro buscando un lugar a d
ACACIA LUNA.¡Mierda! ¡No puede ser!Veo como el presidente sigue durmiendo profunda y tranquilamente mientras yo lo veo sorprendida y al mismo tiempo, cubro lo mejor que puedo mi desnudez con la sábana.¿¡Cómo llegamos a esto!?Días atrás...—Te lo juro —me dice mientras yo me sigo riendo igual que él— y lo peor no fue eso.Lo veo sorprendida.—¿En serio aún hay más? —asiente— ¿Cómo le haces para meterte en problemas tan seguidos?—¿Qué puedo decir? Es un don —le da un sorbo a su café— o a lo mejor es una maldición, pero eso sí, de que meto en problemas casi todo el tiempo lo hago y eso que no los busco.Me río por lo que ha dicho y no sé porque, pero volteo hacia un lado y veo al presidente hablar con uno de sus socios a unos metros.—Dime la verdad —me dice Mauricio en voz baja mientras se inclina un poco hacia mí— ¿él te gusta, verdad?Ruedo los ojos antes de darle un pequeño zape.—Por supuesto que no —le contesto—. Es nuestro jefe, ¿cómo se te ocurre que me puede gustar?—No sé,
ACACIA LUNA.—Queridos pasajeros, hemos aterrizado en Paris, Francia —anuncia el piloto—. Bienvenidos y espero que disfruten su estadía aquí.Empiezo a desabrochar el cinturón al igual que Nicolás y Alba.—Supongo que deben de tener hambre —nos dice el pelinegro—. Vamos a ir a desayunar a un buen restaurante que conozco, después iremos al hotel en donde podrán descansar antes de la primera reunión, ¿entendido?—Sí, señor Cooper —le contesta Alba.—Entendido —le contesto yo.—Vayan adelantándose, necesito hacer unas llamadas antes.Ambas asentimos y obedecemos.—La reunión será a las siete —me dice Alba mientras usa su tablet— ¿Tienes un vestido listo, verdad?—Por supuesto, venimos a trabajar —le digo—. Sería raro no traer...—Con un simple "sí", era más que suficiente —me interrumpe—. Hablas mucho.Aunque de cierta forma ya estoy acostumbrada a la actitud de Alba, no puedo evitar molestarme.Creo que su actitud es lo único que no me gusta de este trabajo.—Lamento la tardanza —dice N