CAPÍTULO 5

— ¿Piensas que esto es un hotel del cual puedes salir y entrar las veces que quieras? - Dominick ya estaba visiblemente molesto, mientras que Diane tenía la vaga sospecha de que Franco estaba siguiéndola.

— Quiero hablar con Diane - Franco Rizzi dios 3 pasos quedando más cerca de ellos, Dominick estaba al frente y Diane a espaldas de él - Voy a hablar con mi prometida, así que hazme el favor de dejarme a solas con ella.

— ¿Sufres de demencia? - Dominick también había adelantado sus pasos, Diane lo tomó del brazo, acción que no ha pasado desapercibido para Franco, que inmediatamente supuso que Diane estaba protegiendo a Dominick, aunque a quien la mujer estaba protegiendo era a él, ella sabe que no sería oponente para Dominick Mascherano - Te recuerdo que hace algunas horas has roto el compromiso.

— ¿Y van a festejar eso teniendo sexo? Qué decepción tan grande Diane, te amo, y te amo locamente, pero tu traición de esta manera me destruye.

— Deja los sermones, y lárgate de aquí - Espeto con Fiereza Dominick Mascherano con un aura de total superioridad - La Gaviota es un Terreno privado que me pertenece, entonces puedes largarte de aquí si no quieres tener problemas.

Por supuesto que Franco sabe que las palabras de Dominick era verdad, y aquello lo enfurecía más.

— Déjame hablar con él - Susurró Diane.

— He dejado en claro que quiero que se largue de aquí, y nadie va a pasar por encima de una orden mía, no voy a permitir que estés cerca de él, menos de noche, mucho que te largues con él después de que haya visto la excitante escena de nuestra intimidad.

— No eres su dueño - Franco tenía la desesperación impregnada en su rostro y en su voz, y aquello atormenta más a Diane que quiere estar con él.

— 3,2 - El conteo que Dominick inició asustó a Diane que no sabe de qué es capas el hombre y tampoco quiere saberlo.

— Mira Mascherano, la mujer es mía, es mi prometida y tú no vas a.

— Estás loco hombre, lárgate, si no quieres que mis subordinados te saquen como perro de aquí, te doy la oportunidad de largarte por tu cuenta.

— Diane ¿Quieres que me vaya? Amor, solo quiero hablar contigo.— Al momento en que Franco expresó aquellas palabras, Dominick se había dado la vuelta para dedicar una mirada tajante a Diane, que inmediatamente entendió que su respuesta debía de ser no.

— Franco, hablaremos en otro momento— aquellas palabras le duelen, pero no puede hacer absolutamente nada, este era el destino que ahora le corresponde rechazar al hombre que ama, por su seguridad, aunque Franco le había dicho que ya no estaban comprometidos y que no quería volver a verla en su vida allí estaba por delante de ella, pero cada vez con la mirada más decepcionada. — Bien, muy bien Diane, que lástima que no quieras demostrar que soy mucho mejor que él en la cama - El aire se volvió frío, la mirada asesina de Dominick era escalofriante, Diane incluso tembló, Dominick aparentemente estaba teniendo mucha paciencia aquí.

— Lástima que vas a quedarte con las ganas - expuso Dominick Mascherano, en ese momento 3 guardaespaldas habían llegado, claramente para llevarse a Franco de allí, pero el hombre no iba a permitir ser humillado al ser expulsado ajusto su chaqueta y se alejó dejando a Diane y a Dominick a solas.

— No le hagas nada - Murmuró, Diane.

— No hago promesas que no voy a cumplir - Dominick la tomó de la barbilla, Diane ejecuto un pequeño movimiento para apartarse del hombre, pero no logro su cometido.

— Tendré que hablar con él tarde o temprano, no podrás impedir aquello - Diane tenía una mirada fulminante.

— Cada cercanía que tengas con él, cada pensamiento que tengas con él las voy a cobrar con tu cuerpo, con tu piel ardiendo en mis manos - Diane no pudo seguir sosteniendo la mirada a Dominick - Y voy a empezar ahora mismo, y no puedes negarte.

— No quiero eso, no lo quiero - Diane se sacudió ferozmente, pero Dominick la inmovilizó inmediatamente de espaldas a él, la piel de su cuello era tan suave, su fragancia era exquisita, y los ojos del hombre ya se habían puesto lujuriosos.

— No se trata de lo que tú quieras - sus brazos la rodean por el abdomen, pegando fuertemente el cuerpo de ella al suyo, esas palabras fueron pronunciadas por encima de la piel de su cuello.

— Ya me has obligado a casarme contigo, cuando bien podrías pedir todo el dinero que quieras hasta podría darte toda mi cadena de Hoteles a cambio del medicamento, para qué quieres estar casada con una de nosotras cuando puedes.

— Tu cadena de Hoteles solamente podrán pagar por 3 meses de medicamento, tu profesión de Doctora y el suelo que recibes por tus servicios no van a alcanzar ni siquiera para un mes de medicamento, entonces es más fácil para mí convertirlas en mi esposa, y que me den aquello que quiero y es dos herederos, la vida de tu madre por la vida de mis hijos, es un trato sencillo, bien puedo buscar un vientre subrogado, pero para que si les tengo a ustedes que están utilizando de mis servicios acerca del conocimiento de Bioquímica - Diane agacho la cabeza, no podía hacer nada, era la verdad ni siquiera conoce de la droga que se utiliza, pero saben que solamente es fabricado por un Laboratorio, el Laboratorio más prestigioso de Italia, propiedad de Dominick Mascherano.

- Te entregaré dos hijos, pero dame mi libertad - El frío había empezado a caer, Diane tenía una ropa muy ligera que provocó un pequeño temblor en ella.

— ¿Tienes frío? Porque siento que tu cerebro se ha enfriado, no eres mujer que va a entregar a sus hijos, no tendrás las agallas para hacerlo, y yo tengo el poder para quitarlos de tu protección, pero te daré la oportunidad de estar con ellos siempre, además tengo un truco para calentar tu cuerpo de este frío.

Dominick la levanto por los aires y se llevó a la mujer hasta el interior de la casa y por supuesto hasta una habitación, aunque Diane forcejeó bastante cuando Dominick la soltó ya la colocó en la cama, el hombre no le dio tiempo de defenderse, puesto que su cuerpo quedó inmóvil por debajo del cuerpo de Dominick.

Entonces un beso demandante cayó en sus labios, los dientes de él tiran de sus carnosos labios, mientras las manos de Dominick no se quedan quietas, los ojos de Diane se abren, sus manos empujan el pecho de él, pero Dominick posa sus manos en su cuello, y profundiza el beso, un beso al cual Diane no pudo resistirse segundos después de hecho olvido a resistirse, él había iniciado un recorrido completo, su mano libre se posó en el pecho de ella, la pellizco suavemente logrando que ella emitiera un gemido, entonces Diane lo mordió.

Pequeñas gotas de sangre se escurren de los labios apetecibles de Dominick que miro fijamente a la mujer.

— ¿Me has mordido mujer? - su voz era ronca, y su mirada destila burla - Has cometido un grave error.

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