— No quiero irme, no quiero dejar a mis padres, no voy a irme. — Que lastima que no se trata de lo que tú quieras o no, es una orden mía y como tal tú vas a cumplirla, ¿o quieres quedarte para ver el matrimonio de tu amor con otra? - Se notaba la gran burla, en su voz, en su mirada - o mejor aún que tu madre vaya deteriorándose porque la célula que habita y se alimenta de ella no va a esperar, una mínima pausa del medicamento y es el inicio del fin. — No sabes cuánto te desprecio, y no importa que él se case, él seguirá siendo el hombre de mi vida, tú no eres como él, tú eres un maldito Criminal, eres un tirano. — Hazme el favor de no comparar a Dominick Mascherano con Franco Rizzi ¿me escuchaste? - Dominick se acercó a ella, Diane había retrocedido de manera inmediata, pero el hombre logró agarrar a la mujer de la muñeca. — Él no es un Criminal, nunca podría compararte con él, porque a diferencia tuya él es un verdadero hombre. Antes de que Diane dijera algo más, un beso dominan
Dominick se encontraba hablando con el piloto cuando el vehículo que traslada a Diane se había estacionado en la aviación privada del Grupo DM, la mujer se había percatado de que su teléfono había sonado en innumerables de ocasiones, pero no era la persona más valiente el día de hoy, además conoce el tono personalizado de las llamadas y los mensajes de Franco, sabe perfectamente que él llamaba, pero no quiso contestar, no quiso que esto fuera más doloroso. — Ella es mi esposa, Diane Mascherano - la voz de Dominick emana liderazgo, su aura es suprema. — Señora Mascherano - El piloto la saludó, el Trato de Dominick con los que trabajan para él era aparentemente buena, la pareja se subió a la avioneta, Diane en ocasiones viajaba, y todas las veces que lo hizo fue en compañía de Franco. La mujer se estaba acomodando cuando Dominick la agarró de la muñeca, Diane estuvo cerca de gritar, pero los labios de Dominick tomando posesión de ella le impidió cualquier acción, las manos calientes
La media noche en Milán había llegado, Diane abrió los ojos un poco aturdidos, más bien su pequeño cuerpo se encontraba temblando, la calefacción no estaba encendida, Diane se masajeó el brazo buscando darse calidez a ella misma, la habitación estaba en total oscuridad, pero algo había llamado su atención la tenue luz de la luna que se infiltra a través de las cortinas dejó ver una elegante figura sentado, el humo del cigarro asustó a Diane. — ¿A qué le temes? - la profunda voz de Dominick estremeció a Diane, había encendido la lámpara encontrando el arte de la elegancia puesta en Dominick. — Puedes hacer el favor de dejarme en paz, aunque sea en las noches - Expuso Diane, perdiéndose en la exquisita facción masculina, ella ha visto innumerables hombres, pero Dominick era un punto y aparte, era un Rey que no todos parecen tener al alcance, en cambio, es el Rey dueño de su calvario. — Dominick Mascherano no acostumbra realizar favores - El hombre se había puesto de pie, su alta figu
— Todo depende de tu nivel de servicio - Dominick la tomó de la barbilla - Si no cooperas, no hay favor - El hombre había sonreído de manera peligrosa. — ¿Qué quieres que haga? - Preguntó Diane aunque ya se imagina por donde podría ir aquella solicitud. — Toma la iniciativa y sedúceme - Dominick expresó aquellas palabras en un Susurró logrando que Diane trague saliva - Pero si no puedes - Él lo dijo sonriendo mientras se aparta de Diane. — Lo haré - Respondió Diane con contundencia, aunque no sabe como puede terminar esto, sus pequeñas manos estaban temblando. — 5 segundos, si en 5 segundos no inicias tu labor de convencerme, lamento decirte que tus padres no obtendrán ninguna ayuda de mi parte, y tampoco quiero escucharte llorando porque esta será la única vez que yo voy a intentar de hacer algo por ti, si fallas no habrá segundas oportunidades. Dominick se dirigió a su habitación, Diane sabe lo que tiene que hacer si quiere la tranquilidad y la seguridad de sus padres asegurada
Antes de que Diane volviera a marcar una vez más el número telefónico de la Mansión de sus padres, todos los cristales de la Villa fueron rotos, varios disparos se habían escuchado, incluso 1 de las balas había terminado destruyendo uno de los jarrones que reposaba en la sala, Diane se había refugiado por detrás del Sofá, mientras los encargados de la seguridad de Dominick responden al ataque, fueron unos 3 minutos después que los disparos dejaron de escucharse, Diane se había puesto de pie, al mismo tiempo que Dominick también entró en su campo de visión. — Señor, tenemos que hablar es urgente - Uno de los guardaespaldas habían llegado junto a Dominick. — Quiero una explicación inmediata de lo que acaba de ocurrir, quien es tan estúpido para desafiarme - Espetó Dominick Mascherano con la furia impregnada en sus ojos y en su rostro. Diane se quedó quieta, su pecho sube y baja, nunca había estado en una situación de esta magnitud, su pequeño rostro estaba pálido, ella estaba asustad
— No estoy interesada en nada de lo que usted pueda ofrecerme - Diane realizó el intento de que el hombre la suelte, no obstante sintió la penetrante mirada de alguien puesta en ella. — A las cualquieras como tú debemos de sorprender con la carretera llena, dinero es lo de menos, de hecho puedo ofrecerte más que Dominick, mucho más. — Ya le he dicho que no estoy interesada en nada de lo que me Ofrezca - Diane había levantado la voz. — Entonces no cobras, eso es mucho mejor, vamos no vas a arrepentirte - El anciano tenía una mirada lujuriosa que para Diane era asquerosa. — Mejor aléjese de mí - Diane retrocedió, pero el agarre del hombre se intensificó tanto que su piel podría quedar rojiza. — No puedes negarte, solo por acostarte con Dominick no te convierte en especial, nadie lo es para aquel hombre, es más, siempre es bueno con sus amigos y deja que después de usar a una mujer nos la regala. — Las mujeres no somos unos objetos a las cuales ustedes pueden llamar usar - Diane le
— Muy bien, hablemos de hombre a hombre - Carlos Bianchi se había puesto de pie, pero inmediatamente el subordinado de Dominick coloco su mano en el hombro del hombre y lo hizo sentarse. — Tú no eres un hombre por pegarle a la mujer y tampoco te he dicho si vamos a hablar, aquí el que tiene la última palabra soy yo - Dominick se escuchaba terrorífico. — Mascherano - Carlos paso por alto la advertencia del subordinado de Dominick mucho menos se percató de que había cometido un grave error al llamar al poderoso hombre nada más por su apellido como si de cualquier persona se tratará. — Dominick - Espeto el hombre de manera contundente ante el arrebato que puso de peor humor a Dominick - nunca en tu jodida vida vuelvas a llamarme por mi apellido - Dominick se acercó a Carlos Bianchi, pero antes de cualquier otra acción el subordinado le facilitó a Dominick un par de guantes que el hombre se los colocó una vez puestas agarro fuertemente de la barbilla a Carlos Bianchi. Carlos se había
— ¿No sabes de qué otra manera torturarme? - Preguntó Diane entre jadeos, mientras llegaba las últimas embestidas de Dominick. — Tengo mil maneras de torturarte, ¿quieres conocerlas? - Dominick había dejado escapar una pequeña sonrisa que se vislumbró en la comisura de sus labios. — Yo solamente lo decía definitivamente, no quiero conocer ninguna otra manera en la que puedas torturarme - Diane cerro los ojos al momento en que ambos al mismo tiempo encontraron su liberación. — Empecemos - Dominick salió del interior de ella y salió de la habitación, Diane había dejado estar un pequeño suspiro, su cuerpo aún no se había recuperado de las innumerables veces en la que ella y Dominick habían mantenido intimidad, pero antes de ser más holgazana se había metido en el cuarto de baño, las gotas de agua recorren su cuerpo, cuando salió envuelta en la toalla se había asustado de encontrar a Dominick sentado en la cama. — ¿Qué estás haciendo aquí? - Preguntó Diane. — Vamos a salir, te doy 3