Antes de que Diane volviera a marcar una vez más el número telefónico de la Mansión de sus padres, todos los cristales de la Villa fueron rotos, varios disparos se habían escuchado, incluso 1 de las balas había terminado destruyendo uno de los jarrones que reposaba en la sala, Diane se había refugiado por detrás del Sofá, mientras los encargados de la seguridad de Dominick responden al ataque, fueron unos 3 minutos después que los disparos dejaron de escucharse, Diane se había puesto de pie, al mismo tiempo que Dominick también entró en su campo de visión. — Señor, tenemos que hablar es urgente - Uno de los guardaespaldas habían llegado junto a Dominick. — Quiero una explicación inmediata de lo que acaba de ocurrir, quien es tan estúpido para desafiarme - Espetó Dominick Mascherano con la furia impregnada en sus ojos y en su rostro. Diane se quedó quieta, su pecho sube y baja, nunca había estado en una situación de esta magnitud, su pequeño rostro estaba pálido, ella estaba asustad
— No estoy interesada en nada de lo que usted pueda ofrecerme - Diane realizó el intento de que el hombre la suelte, no obstante sintió la penetrante mirada de alguien puesta en ella. — A las cualquieras como tú debemos de sorprender con la carretera llena, dinero es lo de menos, de hecho puedo ofrecerte más que Dominick, mucho más. — Ya le he dicho que no estoy interesada en nada de lo que me Ofrezca - Diane había levantado la voz. — Entonces no cobras, eso es mucho mejor, vamos no vas a arrepentirte - El anciano tenía una mirada lujuriosa que para Diane era asquerosa. — Mejor aléjese de mí - Diane retrocedió, pero el agarre del hombre se intensificó tanto que su piel podría quedar rojiza. — No puedes negarte, solo por acostarte con Dominick no te convierte en especial, nadie lo es para aquel hombre, es más, siempre es bueno con sus amigos y deja que después de usar a una mujer nos la regala. — Las mujeres no somos unos objetos a las cuales ustedes pueden llamar usar - Diane le
— Muy bien, hablemos de hombre a hombre - Carlos Bianchi se había puesto de pie, pero inmediatamente el subordinado de Dominick coloco su mano en el hombro del hombre y lo hizo sentarse. — Tú no eres un hombre por pegarle a la mujer y tampoco te he dicho si vamos a hablar, aquí el que tiene la última palabra soy yo - Dominick se escuchaba terrorífico. — Mascherano - Carlos paso por alto la advertencia del subordinado de Dominick mucho menos se percató de que había cometido un grave error al llamar al poderoso hombre nada más por su apellido como si de cualquier persona se tratará. — Dominick - Espeto el hombre de manera contundente ante el arrebato que puso de peor humor a Dominick - nunca en tu jodida vida vuelvas a llamarme por mi apellido - Dominick se acercó a Carlos Bianchi, pero antes de cualquier otra acción el subordinado le facilitó a Dominick un par de guantes que el hombre se los colocó una vez puestas agarro fuertemente de la barbilla a Carlos Bianchi. Carlos se había
— ¿No sabes de qué otra manera torturarme? - Preguntó Diane entre jadeos, mientras llegaba las últimas embestidas de Dominick. — Tengo mil maneras de torturarte, ¿quieres conocerlas? - Dominick había dejado escapar una pequeña sonrisa que se vislumbró en la comisura de sus labios. — Yo solamente lo decía definitivamente, no quiero conocer ninguna otra manera en la que puedas torturarme - Diane cerro los ojos al momento en que ambos al mismo tiempo encontraron su liberación. — Empecemos - Dominick salió del interior de ella y salió de la habitación, Diane había dejado estar un pequeño suspiro, su cuerpo aún no se había recuperado de las innumerables veces en la que ella y Dominick habían mantenido intimidad, pero antes de ser más holgazana se había metido en el cuarto de baño, las gotas de agua recorren su cuerpo, cuando salió envuelta en la toalla se había asustado de encontrar a Dominick sentado en la cama. — ¿Qué estás haciendo aquí? - Preguntó Diane. — Vamos a salir, te doy 3
Como era de esperarse, el típico movimiento de seguridad del hombre ya esperaba por él, Diane amaba la medicina, por ende quizás trabajar en el Sanatorio más prestigioso de Italia sería bueno, sus pacientes eran tan ricos como los ocupantes del Titanic, pero nunca había aspirado a un puesto en dicho Grupo de Medicina, de hecho ni siquiera Aylen le había mencionado absolutamente nada acerca de ello, pero allí estaba.Cuando el chófer del Vehículo había puesto en marcha el rodado el interior de la misma había caído en un completo silencio, Dominick no había vuelto a molestar a Diane, pero unos segundos después ella sintió algo frío, entrar en contacto con la piel de su brazo era una botella de agua la mujer lo había mirado con sorpresa. - Toma la pastilla - solo en ese momento Diane se había percatado de que estaba tomando las pastillas de manera continua, sabe de antemano que las pastillas del día después en ocasiones pueden presentar fallos - es un anticonceptivo y queda bajo tu resp
— No se me olvida que eres un maldito criminal que ha abusado de mi hermana y la mataste - Una furia indescriptible se había apoderado de Diane al recordarse de los resultados que había arrojado los estudios forenses. — Haces bien en recordar aquellos resultados, nunca olvides que tu hermana fue abusada y asesinada, y si no te comportas a la altura de mis exigencias quizás tengas el mismo final que tu hermana, no desobedezcas una orden mía Diane, y la primera orden es que te mantengas alejada de Franco Rizzi - Con aquellas palabras Dominick se alejó de Diane dejando a la mujer a solas en la Enfermería. Diane había terminado con la desinfección cuando al salir se había tropezado con otra doctora. — ¿Por qué no atiendes por tu jodido camino? - era una hermosa rubia que hizo que Diane retroceda un paso. — Tan solo fue un accidente - Diane la había mirado fijamente. — Pero mira nada más a quién tenemos aquí si es la hermana que se acostó con su cuñado el mismo día del funeral de la h
—¿Te acabo de hacer una pregunta? - Dominick la tomó de la barbilla y Diane no pudo evitar tener los ojos escarlata, sabe que había desafiado a un demonio. — Yo he cometido un error, pero fue el último, nunca más volverá a ocurrir - Diane tenía el rostro pálido. — No confío en ti, mucho menos en tus palabras - los labios de Dominick rozaron con fiereza los labios de Diane. — ¿Qué vas a hacerme? - Preguntó con la voz temblorosa Diane. — Hoy me has hecho muy infeliz al desobedecer mis órdenes - Sus ojos irradiando irá en su totalidad - ¿Cómo podría Dominick Mascherano dejarte ir fácilmente? - Su aliento tenía una leve fragancia a Menta y Licor, de un momento a otro sus ojos estaban brillando de lujuria y sus manos amasando el cuerpo de Diane, que no pondría resistencia en lo absoluto sabe que había cometido un error, además es consciente de que debe de mantenerse con vida para asegurarse de que su madre siga recibiendo el medicamento, manos calientes tocando cada centímetro de su pi
Cuando la luz del sol se infiltra por las cortinas, Diane sintió que alguien la observaba al momento de abrir sus ojos, se había encontrado con Dominick recostado por la ventana, la mujer se había asustado mientras parpadea para acostumbrarse a la luz del sol. — Baja a desayunar, no quiero que mueras por desnutrición - Dominick salió de la habitación dejando a Diane a solas, había mirado la hora eras las 7 de la mañana Lentamente arrastró su cuerpo fuera de la cama y unos 10 minutos después la mujer salió, el hombre estaba sentado con sus piernas largas dobladas leyendo un periódico, el aroma a café llegó a las fosas nasales de Diane. — Señora, ya está su desayuno - la mucama la guio hasta el comedor, por un momento había pensado que Dominick vendría a molestar y perturbar su tranquilidad, pero aquello no fue así. No obstante, la tranquilidad se vio interrumpida de todos modos por las sirenas de las camionetas policiales, Dominick tenía una mirada de total fastidio cuando uno de los