CAPITULO 46 — Seguro que todo bien. Deja de darle tantas vueltas al asunto y tomate el chocolate. — No me digas que algo está bien cuando sé muy bien que no es así, es como una bomba de tiempo. Sé que algo va a salir mal y él lo que me molesta es no saber cuándo exactamente va a explotar. — Está siendo pesimista. — le dijo Steven mientras acariciaba su mano con suavidad. Ellos habían creado la rutina de verse cada mañana para desayunar. Sara comenzaba a acostumbrarse a sentirse querida, protegida a despertarse cada día y mirar de inmediato el teléfono para ver si había algún mensaje de él. Era como si hubiese vuelto a tener 15 años otra vez y estuviese enamorada empedernidamente de Steven. —Tu hermana lleva ya una semana viviendo en la casa Contigo, sin mencionarte absolutamente nada. — Ese, precisamente, es el problema. — Dijo ella mientras le daba un sorbo a su chocolate caliente. — No sé exactamente, pero lo único que sé es que ella va a hablar, va a decir algo en algún mom
CAPITULO 47 Steven Lucas El murmullo hizo que él saliera de su oficina. Dos mares no podían juntarse, pero dos personas sí. Y así parecía ser, pues su tío acaba de llegar a la empresa, él, en forma automática, se acomodó la camisa y revisó que estuviera pulcramente limpia y planchada. Se acomodó la corbata de color azul marino con pequeños botoncitos de color blanco y miró su camisa del mismo blanco. Le gustaban las cosas limpias y no había nada mejor que el blanco para demostrarlo. Hoy no pudo ocultar su sorpresa cuando su tío se acercó a la entrada de su oficina y se recostó de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho. — Así que tengo que viajar hasta este recóndito pueblo para verte. — No era una pregunta, y él estaba acostumbrado a no responder nada que no fuera directamente dirigido hacia él. — Buenos días, tío. — Saludó caminando hacia él y estrechando la mano que el hombre le extendió. Para sorteo lo más importante era guardarlo hasta estancias ni una sola muest
PRÓLOGO—Danny, hemos hablado muchas veces de esto. —Gritó mientras descargaba el baño.—No he sido yo...— refutó su hermana menor.—No hay nadie más aquí.—Mi Bach estaba aquí.— ¿Nunca pierdes? — le pregunto ella sonriendo.Su hermana era tremenda.Ella estaba cansada de corregir siempre lo mismo. Su hermana era una adolescente compleja. Con la muerte de sus padres todo cambió en sus vidas y Danny no fue la excepción.Bach, Hijo de su único amigo de la secundaria, el único que quedaba y con quién mantenía una relación estrecha, iba a visitarlas de vez en cuando y ella sospechaba que estaba enamorado de su hermana menor aunque esta fuese tres años mayor que él.—Lo siento, Sarahhh —le gritó desde la sala mientras el sonido de la televisión inundaba el espacio.Por no decir que la ciudad de CrossVille completa. Cada día era la misma rutina. Siempre sucedía que Danny no descargaba el baño y otras veces era que dejaba la caja de cornflake tirada por la cocina mientras las hojuelas de
CAPÍTULO 1Sarah salió de la oficina pasada las seis de la tarde. Tuvo una reunión de última hora con el presidente de la compañía. Las cosas iban bien; tenían muchos proyectos por delante y sus comisiones ascendían. No podía llegar a pensarse multimillonaria, pero al menos el dinero no le faltaba según sus limitados gastos.Sarah vivía en una casa propia, de modo que se ahorraba el alquiler y gastos que normalmente tendría alguien de su edad. Sus gustos no pasaban de ser básicos; flores de temporada y remodelaciones menores en decoración de su sala y zapatos. Adoraba los zapatos. Tuvo que construir un closet en la habitación hacía poco más de un año.— ¡Estás a punto de dar a Luz!— Le dijo Prietto cuando ella quiso negarse a dejar el puesto por enésima vez.—El embarazo no es una enfermedad.—Has faltado tres veces está semana pasada porque estabas enferma.Sarah tuvo que hacer silencio.Ella sabía que Prietto tenía razón. Prietto Sulenko siempre tenía razón.Su jefe, un hombre de cu
CAPÍTULO 2Esa voz.Conocía esa voz.Y nunca se había alegrado tanto de escucharla.Mal que bien, por más fuerte que fuera, luego del embarazo, ella no se sentía con el deseo de refutar o hacerse la más fuerte y capaz. Con Alen pasaba precisamente eso.Aunque durante una decada, quizás más, ella se había negado a sus incontables intentos de convencerla para salir a tomarse si quiera un café. Para Sarah eso no entraba en sus planes y se lo habia explicado de todas las formas que conocia.—¿Por qué no dejas a Sarah en paz?—Te pregunté quién diablos eres. Eso es lo que tienes que responder.—Soy el que va a romperte la cara si no te alejas.Así, con esa frase, ese tono y la veracidad que se podía adivinar en su seguridad al pronunciar las palabras, hasta Sarah se preguntaba si ella también estaría segura con el.Pero sabía que si.Más segura con el que con Alen.—¿Eres el padre del niño?—No es de tu incumbencia. Pero te voy contando para que te marches antes de que cumpla mi palabra. —
CAPÍTULO 3—Solo queremos cuidarte. No sabes hacerlo. —Dijo e pasándose una mano por el rostro.Tony estaba agotado. La ruptura con Chelsie O'Connell lo había dejado así.Ya no estaba el mismo brillo en sus ojos ni la rosa despreocupada y pegajosa.Chelsie también le había roto el corazón como se lo habían roto a la misma Sarah casi tres meses atrás.Pero Chelsie no le fue infiel. Tan solo le dejó diciendo que ella no podía dedicarse a criar al hijo de otra mujer. Que ella deseaba sus propios hijos.Ahora Tony volvía a ser padre soltero.El soltero de Oro de CrossVille.Así lo apodaban casi todas las mujeres. Sin importar si estás fuesen solteras, casadas o viudas.Ojos avellandados, pestañas negras tupidas, cejas oscuras y poderosas. Labios carnosos y fuertes. Tony media metro noventa y cinco y sus manos llenas de cayos en vez de alejar las mujeres, lo que hacía era tenerlas rendidas a sus pies.—No puedes entretenerte conmigo para olvidar que Chelsie te abandonó.—No hablemos de ell
Ella no solía pensar en la posibilidades que podían darse su cometía un error.Sarah no cometía errores.No garrafales, al menos.Su único terrible y más reciente error fue enamorarse de un hombre de forma tan empecinada que olvidó fijarse en los detalles.Esos detalles que ella siempre veía en otros. Esos detalles que ella sabía podían destruir una relación.Esos mismos detalles destruyeron la suya.A fin de cuentas, lo peor no era haber ignorado las señales. Lo que le molestaba, lo que en verdad le sacaba de quicio es que todos se enteraron de eso.Él no era un extranjero. Él no era un marginado. En CrossVille, un pueblo de ochocientos habitantes, una sola iglesia, tres supermercados con escasos productos de primera necesidad y una que otra cosa importada; dos centros médicos, cada uno con una sala de emergencia donde solo cabían tres moribundos a la vez.CrossVille era pequeño. Pequeño y chismoso.Comunicativo, dirían las señoras de la época de su abuela.Sarah quedó sola a tempran
CAPÍTULO 4 —Sabes que no es lo mismo. — le dijo Danny sirviéndose también una taza de chocolate.Las dos se quedaron mirándose.Su hermana menor la conocía bastante bien, no tanto como su mejor amigo pues la diferencia de edad había logrado que una línea se creara entre ambas.Sin embargo, aunque esa línea se había creado entre ellas dos, Sarah siempre había procurado estar para su hermana menor, siempre había procurado ser eso que a su hermana le habían arrebatado, eso que la vida había decidido quitarle: una madre. Una que la cuidara, que la escuchara, que estuviera ahí para cuando ella la necesitara.Sarah no quería que su hermana se sintiera desprotegida, por eso se había esforzado tanto a lo alegro de los años, por eso había trabajado con tanto ahínco para darle todo lo que necesitara, para que cuando entrara a la universidad nada le hiciera falta.Sus padres se encargaron de dejar la casa a nombre de las tres y su hermana Penélope jamás había reclamado ni un ápice de la herenc