CAPÍTULO 5Segunda ParteSTEVEN LUCAS Odiaba a regresar al pueblo.Odiaba volver y sentirse como que estaba retrocediendo.Las luces seguían igual de amarillas. Las calles igual de estrechas. Las casas del mismo color a excepción de las nuevas construccilnes que imaginaba eran obra de la empresa a la que iba a trabajar.Él había vuelto por petición de sus padres por sobre todo, porque estaban enfermos porque necesitaban su ayuda. Sin embargo eso no evitaba que estuviera nervioso mientras se bajaba del avión y tomaba el taxi con dirección a la casa que lo vio crecer.Hacía su familia.Familia.Esa palabra se sentía extraña ahora.Él se había marchado del pueblo hacía más de dos década, por no decir más de dos. Sus padres no habían tenido comida suficiente para mantenerlo, ni tampoco para enviarlo a la secundaria, mucho menos para pagarle universidad. La unica alternativa que encontraron fue enviarlo donde un tío para que esté lo ayudara.Un tio lejano que ni siquiera estaba emparenta
**** Diez años tenía cuando sus padres renunciaron a él. Diez años cuando comprendió que su familia no tenía el dinero suficiente para mantenerse, para darle todo lo que un niño necesitaba, para darle todo lo que él necesitaba y cuando se habla de padres, es bien conocido es que si es realmente un padre que ama a su hijo, este siempre va a querer lo que es mejor para el. Aunque esto no sé a lo mejor para el padre. Cuando era un adolescente cumpliendo sus 16 años entendió que quizás la mayoría de los padres habrían estado de acuerdo con que se lo regalaran a un completo extraño. Él se sentía como si hubiese sido un obsequio para una persona que jamás pudo tener hijos, para un viudo qué su mujer había muerto de cáncer con tan solo 28 años de edad. Sin embargo con diez años esas cosas no le importaban, esos detalles le valía menos que un centavo. Él, mientras fue infante, no siempre pudo ir a la escuela, porque no siempre tenía desayuno sobre su mesa para poder comer, para poder
CAPÍTULO 7A él le constaba que ellos no tenían exactamente la culpa de la situación económica. Sin embargo en la mente de un niño que ahora era un adulto siempre se quedarían plasmados sus traumas. Sin importar si sus padres tenían o no la culpa.Su padre, un ex combatiente, que debido a los traumas sufridos por la guerra en Vietnam, se alcoholizó durante muchos años, incluso sus primeros años de vida, recordaba las constantes peleas entre él y su madre por su conducta agresiva.Se volvió un manojo de inseguridades y dolores.Si, la guerra cambiaba a los soldados, pero está también cambiaba al resto de la familia.Su padre se quedó allá. Al menos el padre que iba a tener.Steven supo desde pequeño que su padre por más que se esforzara en darle comida y techo sobre sus cabezas, lo que el gobierno le pagaba por su contribución al país, jamás sería suficiente si se lo tomaba cada día.Él se quedó observando a su madre largo rato, no sabía que decirle. En el instante en que ella aparec
CAPÍTULO 8Un silencio tras otro.Ninguno de los allí presentes dijo nada más. Su madre solo retorcía la toalla, luego la dejó en la encimera, tomó una tetera y le puso agua, para luego llevarla a la estufa y calentarla. Mientras la miraba y aguardaba por que hubiera.Después de tantos años esperando este reencuentro, Steven se quedó sin palabras, sin saber por dónde comenzar, tan solo los ojos de su padre clavados en los suyos mirándolo arrepentido pero tampoco sin hablar.Explicarles lo mal que se había sentido durante esos años, lo triste que había sido su vida cuando lo regalaron a su tío.Era complicado poder expresar con palabras claras y llanas que lo abandonaron, que lo dejaron con un completo desconocido que no pensaron ni un solo segundo en él.Que no pensaron en como el se sintió.— ¿Por qué lo hicieron?— ¿Porqué no fueron por mi? ¿Tan Mal hijo fui?Preguntó finalmente una tras otra. Su cerebro le dijo que esa era la única pregunta a la que le importaba obtener una respues
CAPÍTULO 9—¿Crees que fue fácil para nosotros?— Te apareces después de años y vienes exigiendo. ¡Si tanto nos odias, lárgate!—¡No!— gritó su madre. —no hagas caso. Solo está dolido. Todos lo estamos.—¿Y te crees que para mí sí? — le preguntó al hombre que le dio la vida. —¿Crees que viví en un paraíso lejos de ustedes?Desfachatez. Así podría catalogar el dolor de su padre.Claro, justo como su madre había dicho, todos estaban sólidos, pero su padre no era un martir.Se estaba revisando en el dolor de un padrelejos de su hijo, pero no aceptaba que el mismo era quién lo había alejado.Ellos no fueron felices.Steven tampoco lo fue. Y sin importar si habían cosas que no comentaria, debía saber muchas otras.De eso precisamente iba a depende el cómo los tratase una ve que acabara todo.—¿Por qué ninguno de los dos tomó en consideración lo que yo quería? — ninguno pensó en lo solo que se había sentido él.¿Por qué nadie pensó que lo estaban abandonando?Jamás por la mente de un niño
CAPÍTULO 10Steven salió de la casa como si el mismo diablo lo estuviera persiguiendo. Se quedó en el pórtico de la casa de sus padres mirando la nada, de aquellos que le dieron la vida, mirando hacia la calle, que ya había oscurecido y tan solo se podía percibir la soledad.Igual que la soledad que había en su corazón.La soledad que le había estado abrazando desde que tenía 10 años y le arrancaron de su hogar.Tan solo 10 años. Era un niño. Un niño que lo único que necesitaba y requería era amor. Amor de sus padres, sin embargo, al parecer era más el amor que sentían por el alcohol que por él, al menos en el caso de su padre.Tan solo amor.Cuidado y salud tuvo en casa de Trent Williams. El hombre no se descuidó. Tuvo comida, techo y excelente educación.Pero le faltó ese pequeño detalle.No le amaron.Sus padres no lo hicieron.Fue lo único que no tuvo, porque de haberlo amado lo suficiente no lo hubiesen entregado a un desconocido.Su teléfono vibró en ese momento y aunque no
***Por su mente pasó todo lo vivido con Mark en fracciones de segundos. De repente sintió un vacío tan fuerte en su corazón y agradeció no haber estado sola en casa y que su hermana Danny hubiese estado ahí con ella. Díez años prácticamente le había dedicado a él. Tantos años conociéndose. Tantos años compartiendo historias juntos. De repente todo eso carecía de odio. Ella que desde que él la engañó meses atrás, se había circunscrito a ir al trabajo, sacar a pasear de vez en cuando a su hermana menor, y alimentarse lo mejor posible. Se dedicó a vivir por ese hijo que llevaba en su vientre producto del amor porque al final de todo, si era producto del amor ese bebé que venía en camino: ella había amado demasiado a Mark. Primer y único nombre con el que se había acostado. A ese hombre le había entregado su virginidad y por siempre lo amría, por más que se pedía a gritos que dejara de amarlo, que dejara de quererlo, que dejara de pensar en él cada jodido día, una parte de ella se e
— Sarah, entra al coche. —¿Sarah? — Cariño, entra al coche. No estás bien. — su hermana volvió a llamarle y Sarah se secó las lágrimas que bajaban ilusionadas por sus mejillas, creyendo que podían conseguir un mejor futuro fuera de sus ojos. El paraíso prometido. Sin embargo ya no habia nada similar para Sarah, y ella lo sabía. Al igual como supo que ese hombre era un problema. —Sarah, Tony ya viene, él dijo que te quedaras...— ¿Estás bien? Te veo muy palida.—Le dijo el hombre que estaba interesado en quedarse con su empleo. Sin embargo, el que le dio la oportunidad de quitárselo fue Prietto en primer lugar. Él era quien creía que ella necesitaba un reemplazo con tan solo tres meses de embarazo. Estaba disociando. Pensando en mil cosas más antes que en lo más importante. Pero siempre había alguien para recordarlo. —¡Sarah! — escuchó ella la voz de la Sra. Murriel. La misma que la había cuidado a ellas de pequeñas y que su hija Linda había llevado lejos del pueblo para pod