Se fue refunfnando el camino completo. Tony y Danny no opinaron. Ambos sabian que ella estaba molesta. Estaba enojada. La furia que sentia era palpable. De no haber sido porque Tony casi la empuja lejos de esa zorra, ella estaba segura de que hubiese termiando perdiendo la compostura y golpeandola fuertemente. Mucho mas de lo que el accidente lo habia hehco. Ese rasguno en su mejilla iba a ser algo minimo comparado con lo que Sarah deseaba ocasionarle. Como alguien podia ser tan desvergozada? Como es que no le importaba lo que la gent ecomentaba sobre ella? Como es que no le causaba verguenza pavonearse de aqui para alla como si haber destruido una relacion fuese equivalente a ganarse el premio nobel de la paz. Paz sus ovarios!—Es una jodida payasa! — exclamo. —Devuelvete y dejame quitarse la jodida sonrisa de su cara magullada! —No seas boba, Sarah. Nunca has matado ni un mosquito. No vas a hacerle dano a nadie. Tu no ere asi. Y si a alguien hay que golpear hasta la muert
Esa noche ella no durmió. No pudo hacerlo. Solo pensaba en Mark. En el desconocido. Pero más que nada en Mark. No podía seguir negandose así misma que el odio que creía sentir por él no era tanto. Se había intentado crear una coraza lo suficientemente fuerte y ahora se daba cuenta que no era inmune a ciertas situaciones. Y menos si se trataba de su ex prometido. Del hombre que le prometió llevarla al altar. Del que falló en llevarla. El hombre que juró amarla por toda la vida. Muy corta que fue la vida para ellos juntos. Lo que más le dolía era que todo el pueblo se había enterado de su situación, de la ruptura, de los detalles. Ella no merecía ser de quién se hablara. Y aunque todos en el pequeño pueblo alejado del mundo le apoyaban, ella no podía evitar sentirse como objeto en un laboratorio. Que todos podían manosear, cuchichear, hablar a sus espaldas e incluso frente a ella. A las cuatro de la mañana se dijo que no podia seguir estropeandose más el cuerpo acostada en
—¿Te has vuelto loca? —su hermana estalló desde que entraron a la casa. —¡Ese hombre tan solo te ayudo! ¿Cómo puedes ser tan ingesta?—¡Me llevó a su casa! — le gritó ella. — ¿No ves eso? ¿Por que no llamaste a Tony? —Le preguntó. —Prefiero mil veces..—Siempre has tratado a Tony como si no te importara. — Gruñó su hermana menor mirándole a los ojos. —¿Qué dices? —¿Crees que el no lo ve? ¿Crees que él no lo sabe? Sarah se quedó muda. —No entiendo...—Tony no tenía porqué venir a ayudarte si todo estaba bajo control. Es solo tu amigo. Lo has dejado más que claro. ¿En verdad eso pensaban todos? ¿Eso pensaba Tony? Ella estaba segura de que no era así. Sarah llamaba a Tony para todo. Aunque tenía una buena situación económica, Tony siempre se habia involucrado en su vida, y aún más después de la muerte repentina de sus padres. —¿Qué es lo que intentas decirme? —Que es la primera vez que veo que un hombre intenta ayudarte aparte de Tony, claro, y tu solo le das con la puerta en l
Sarah salió de su oficina como horda que llevaba el diablo. Taty se le fue detrás, intentando alcanzar sus pasos. —Sarah, espera...no vayas tan rápido. — murmuró mientras caminaba más deprisa. — Déjame. — No hagas una escena. El Sr. Piettro está aquí. —Pues con más razón me va a escuchar. Ese hombre recién llega. Él no es quién para pedir una oficina. —Sarah... — le pidió con tono casi a ruego su asistente. —Esta vez no vas a detenerme. —Es que no lo entiendes. Él fue quien le dio el permiso. — le informó ella casi temblando. Taty estaba vestida con un traje simple de color negro: pantalon de pierna ancha y chaquea negra sumamente ajustada que destacaba sus pechos pequeños. La mujer era bonita, de una forma sencilla, pero natural. Había aprendido a confiar en ella y le molestaba que intentase detenerla. —No vas a detenerme. —No entiendes nada, Sarah. Si ese hombre...—Steven. Steven Lucas. — hasta el nombre le hacía doler la cabeza. Le daba náuseas. Quizá la injusticia,
CAPÍTULO 17—No se me acerque mucho. —le ordena ella incomoda por completo. — no crea que porque usted me ayudó ahora puede aprovecharse de mí. —objeta.— ¿Siempre es tan agresiva con las personas? — le preguntó el y sonrío mientras daba un paso más hacia ella. — Le recomiendo que se relaje un poco…Sarah.Sara se encontraba completamente petrificada mientras el hombre se acercaba.Jamás en su vida se había sentido tan impotente y a traer a la vez por la misma persona.La sola pronunciación de su nombre de la boca de ese hombre, le hizo estremecer.Comenzaba entender porque su secretaria había estado tan insistente diciéndole que no había nada que hacer.El hombre tenía un poder de convencimiento sin siquiera proponérselo, sin siquiera hablarles para obligar a los demás a no dar su opiniónElla podría hacerlo, ella podría decirle lo que pensaba ella, podría mandarlo al carajo.Sin embargo todo se quedaba en pudiera ser.Todo se quedaba en algo que no iba a pasar en lo absolutoY mald
CAPITULO 18Quieta. Quizá si no repiraba su hermana pensaría que la llamada se había caído. —Se que estás ahí. — ¿Qué quieres, Penélope?—¿Tanto tiempo sin hablar así me saludas? ¿Qué quería? ¿Que deseaba de ella?Su hermana se había alejado lo suficiente para no merecer sus palabras, su buen trato, su conversación. Ella no merecía siquiera su educación de responder la llamada. Pero pensando que era otra persona, había respondido sin querer. —¿Cómo sigue Mark? — directo al grano.Pueblo chiquito, todo se sabía. Todo chisme, rumor, detalles informativos sobre otras personas que no eran de su incumbencia, todo parecía cobrar vida allí. Lo que más le molestaba. Lo que más le incomodaba era saber que su hermana solo le llamaba porque seguramente uno de los tantos vecinos chismosos que había en el pueblo le había contactado para hablarle sobre el accidente de Mark.No llamaba para saber de ella. Ni para saber de la hermana menor de ambas.Lo que más le molestaba de todo e
No tenía idea porque aquella mujer lo hacía sentir de esa forma tan inexplicable. Ella lo hacía sentir como si el necesitará imperativamente protegerla, cuidarla. Sin embargo sabía que ella era esa clase de mujer que se atrevía a atravesarse en las relaciones de otras personas. Lo sabía porque la mujer de su mejor amigo, de aquel que ahora mismo estaba en cuidados intensivos en una de las mejores clínicas de Tennessee, ella se lo había dicho, le había puesto en claro la situación que tenían encima con Sarah. Sarah Wright no era una buena persona. Sin embargo, una cosa era lo que les decían los demás y otra muy diferente era lo que veía en ella.Se pintaba como una mujer que intentaba cuidar a los otros, que se preocupaba por la estabilidad, el empleo y la salud de los demás. Estaba seguro de que si le preguntaba cualquier persona dentro de la constructora todos le dirían que Sarah era una mujer ejemplar. Sin embargo, él sabía que no sabía reconocer a las mujeres que se pintaban
CAPITULO 20Con el corazón acelerado ella se marchó hacia su casa, intentando conducir con calma y no de forma tan rápida como lo estaba haciendo su pulso en aquel momento.Había sido una senda tonta. Una ilusa.Estando tan cerca de aquel hombre, respirando su mismo aire, oliendo su perfume, ese que se colaba por sus fosas nasales como un ladrón.Ella había sido una idiota al pensar que no iba a ocasionarle más problemas de los que ya había provocado.Steven Lucas era un peligro andante. Un hombre de armas tomar e intensa actitud. Te esos que absorben la vida. De esos que absorben energía.Y ella estaba más que cansada con la situación que se estaba dando con su hermana, con Mark, y con…Tony.Tony tenia horas sin llamarle, ni un mensaje de texto, ni aparecerse en su casa.Nada.Con Tony jamás había tenido ningún tipo de inconveniente. Ellos siempre habían estado juntos y dolía como el demonio el hecho de darse cuenta que quizás él no buscaba lo mismo de esa amistad.Todo esto le choca