Sarah salió de su oficina como horda que llevaba el diablo. Taty se le fue detrás, intentando alcanzar sus pasos. —Sarah, espera...no vayas tan rápido. — murmuró mientras caminaba más deprisa. — Déjame. — No hagas una escena. El Sr. Piettro está aquí. —Pues con más razón me va a escuchar. Ese hombre recién llega. Él no es quién para pedir una oficina. —Sarah... — le pidió con tono casi a ruego su asistente. —Esta vez no vas a detenerme. —Es que no lo entiendes. Él fue quien le dio el permiso. — le informó ella casi temblando. Taty estaba vestida con un traje simple de color negro: pantalon de pierna ancha y chaquea negra sumamente ajustada que destacaba sus pechos pequeños. La mujer era bonita, de una forma sencilla, pero natural. Había aprendido a confiar en ella y le molestaba que intentase detenerla. —No vas a detenerme. —No entiendes nada, Sarah. Si ese hombre...—Steven. Steven Lucas. — hasta el nombre le hacía doler la cabeza. Le daba náuseas. Quizá la injusticia,
CAPÍTULO 17—No se me acerque mucho. —le ordena ella incomoda por completo. — no crea que porque usted me ayudó ahora puede aprovecharse de mí. —objeta.— ¿Siempre es tan agresiva con las personas? — le preguntó el y sonrío mientras daba un paso más hacia ella. — Le recomiendo que se relaje un poco…Sarah.Sara se encontraba completamente petrificada mientras el hombre se acercaba.Jamás en su vida se había sentido tan impotente y a traer a la vez por la misma persona.La sola pronunciación de su nombre de la boca de ese hombre, le hizo estremecer.Comenzaba entender porque su secretaria había estado tan insistente diciéndole que no había nada que hacer.El hombre tenía un poder de convencimiento sin siquiera proponérselo, sin siquiera hablarles para obligar a los demás a no dar su opiniónElla podría hacerlo, ella podría decirle lo que pensaba ella, podría mandarlo al carajo.Sin embargo todo se quedaba en pudiera ser.Todo se quedaba en algo que no iba a pasar en lo absolutoY mald
CAPITULO 18Quieta. Quizá si no repiraba su hermana pensaría que la llamada se había caído. —Se que estás ahí. — ¿Qué quieres, Penélope?—¿Tanto tiempo sin hablar así me saludas? ¿Qué quería? ¿Que deseaba de ella?Su hermana se había alejado lo suficiente para no merecer sus palabras, su buen trato, su conversación. Ella no merecía siquiera su educación de responder la llamada. Pero pensando que era otra persona, había respondido sin querer. —¿Cómo sigue Mark? — directo al grano.Pueblo chiquito, todo se sabía. Todo chisme, rumor, detalles informativos sobre otras personas que no eran de su incumbencia, todo parecía cobrar vida allí. Lo que más le molestaba. Lo que más le incomodaba era saber que su hermana solo le llamaba porque seguramente uno de los tantos vecinos chismosos que había en el pueblo le había contactado para hablarle sobre el accidente de Mark.No llamaba para saber de ella. Ni para saber de la hermana menor de ambas.Lo que más le molestaba de todo e
No tenía idea porque aquella mujer lo hacía sentir de esa forma tan inexplicable. Ella lo hacía sentir como si el necesitará imperativamente protegerla, cuidarla. Sin embargo sabía que ella era esa clase de mujer que se atrevía a atravesarse en las relaciones de otras personas. Lo sabía porque la mujer de su mejor amigo, de aquel que ahora mismo estaba en cuidados intensivos en una de las mejores clínicas de Tennessee, ella se lo había dicho, le había puesto en claro la situación que tenían encima con Sarah. Sarah Wright no era una buena persona. Sin embargo, una cosa era lo que les decían los demás y otra muy diferente era lo que veía en ella.Se pintaba como una mujer que intentaba cuidar a los otros, que se preocupaba por la estabilidad, el empleo y la salud de los demás. Estaba seguro de que si le preguntaba cualquier persona dentro de la constructora todos le dirían que Sarah era una mujer ejemplar. Sin embargo, él sabía que no sabía reconocer a las mujeres que se pintaban
CAPITULO 20Con el corazón acelerado ella se marchó hacia su casa, intentando conducir con calma y no de forma tan rápida como lo estaba haciendo su pulso en aquel momento.Había sido una senda tonta. Una ilusa.Estando tan cerca de aquel hombre, respirando su mismo aire, oliendo su perfume, ese que se colaba por sus fosas nasales como un ladrón.Ella había sido una idiota al pensar que no iba a ocasionarle más problemas de los que ya había provocado.Steven Lucas era un peligro andante. Un hombre de armas tomar e intensa actitud. Te esos que absorben la vida. De esos que absorben energía.Y ella estaba más que cansada con la situación que se estaba dando con su hermana, con Mark, y con…Tony.Tony tenia horas sin llamarle, ni un mensaje de texto, ni aparecerse en su casa.Nada.Con Tony jamás había tenido ningún tipo de inconveniente. Ellos siempre habían estado juntos y dolía como el demonio el hecho de darse cuenta que quizás él no buscaba lo mismo de esa amistad.Todo esto le choca
CAPITULO 21—Necesitas llamar a Tony.—No voy a llamar a nadie, yo sola puedo con todo esto, — soltó en casi un gruñido. — siempre he podido con todo. Esta no será la excepción.—Tú sabes muy bien que no puedes hacerla, no sabemos lo que Penélope está buscando. — Sarah notò un titubeo en el tono de Danny y esto le llamò a la atencio. Por primera vez que su hermana ponía en duda los sentimientos de su hermana mayor por ellas dos.Eso no era normal.Danny siempre había expuesto su pensar ante ella y ante todos: Si Penelope le pedia una segunda oportunidad se la daría.Lo cierto es que era demasiado sospechoso la visita de Penélope después de tantos años tanto tiempo sin visitar su pueblo natal.Y esta forma de Danny le proecupaba.— ¿Que querrá? — inquirió.—No lo sé,,, —respondió ella elevando los hombros lentamente. —No tengo idea.—¿Que te dijo? — preguntó Danny. — Dime exactamente…—¡Nada! — gritó y su hermana se cruzó de brazos. — Esto no es mi culpa, No soy Penélope.— Ella pre
CAPITULO 22— ¿Qué le dijiste? — dijo el hombre al verlo regresar a la oficina.— ¿Qué le dije de qué a quién?—Sabes muy bien a lo que me refiero. No es necesario hacerse el tonto conmigo.El hombre le miró con cara de pocos amigos. Sarah acaba de irse de la oficina completamente, molesta al máximo, el que había intentado simplemente ayudarla, consolarla, pero más que nada acercarse un poco más quizás para conocerla.¿Conocerle?¡Solo para sacar ventaja!Lo cierto es que se estaba mintiendo, él lo sabía, se mentía asimismo para no pensar en que en verdad se había preocupado por ella al verla en ese estado.— ¿Que estaba pasando en la oficina cuando llegué? ¿Qué fue lo que interrumpí? — preguntó el hombre observándole con cara de pocos amigos, el ceño fruncido y los labios vueltos una línea fina. — Ella no tiene idea de que usted está comprando la compañía, ella no sabe quién es usted..—Y prefiero que las cosas se sigan manteniendo de esta misma manera. —No entiendo porque su
CAPITULO 23—Sarah, ¿Qué haremos? — preguntó Danny con voz trémula. — ¿Qué tal que ella quiera llevarme?—Nadie va a llevarte. —dijo ella con voz fuerte.Aunque en verdad no lo sabía.No tenía idea.Si su hermana mayor iba a Crosville con intenciones de reclamar la custodia de Danny, ella iba a necesitar ayuda, y mucha, para poder evitarlo.Joder, las cosas comenzaban a complicarse demasiado y ella sentía que en cualquier momento perdería la cabeza.Pensó en llamar a su amigo, su único amigo, pero Tony le diría lo que ya ella sabía, debió de haber resuelto eso hace muchos años.—No te preocupes. Nadie va a alejarte de mí. — asevero. — eres mi hermana.—Eres mas que eso para mi y lo sabes. — dijo Danny y se echo a sus brazos. Sarah le apretó fuerte pues entendía que eso era lo que ella necesitaba. Una persona que le abrazara, que le tranquilizara, que le dijera que todo iba a estar bien.Una persona que le dijera que todo iba a salir bien, que a pesar de los inconvenientes que estaban