***Por su mente pasó todo lo vivido con Mark en fracciones de segundos. De repente sintió un vacío tan fuerte en su corazón y agradeció no haber estado sola en casa y que su hermana Danny hubiese estado ahí con ella. Díez años prácticamente le había dedicado a él. Tantos años conociéndose. Tantos años compartiendo historias juntos. De repente todo eso carecía de odio. Ella que desde que él la engañó meses atrás, se había circunscrito a ir al trabajo, sacar a pasear de vez en cuando a su hermana menor, y alimentarse lo mejor posible. Se dedicó a vivir por ese hijo que llevaba en su vientre producto del amor porque al final de todo, si era producto del amor ese bebé que venía en camino: ella había amado demasiado a Mark. Primer y único nombre con el que se había acostado. A ese hombre le había entregado su virginidad y por siempre lo amría, por más que se pedía a gritos que dejara de amarlo, que dejara de quererlo, que dejara de pensar en él cada jodido día, una parte de ella se e
— Sarah, entra al coche. —¿Sarah? — Cariño, entra al coche. No estás bien. — su hermana volvió a llamarle y Sarah se secó las lágrimas que bajaban ilusionadas por sus mejillas, creyendo que podían conseguir un mejor futuro fuera de sus ojos. El paraíso prometido. Sin embargo ya no habia nada similar para Sarah, y ella lo sabía. Al igual como supo que ese hombre era un problema. —Sarah, Tony ya viene, él dijo que te quedaras...— ¿Estás bien? Te veo muy palida.—Le dijo el hombre que estaba interesado en quedarse con su empleo. Sin embargo, el que le dio la oportunidad de quitárselo fue Prietto en primer lugar. Él era quien creía que ella necesitaba un reemplazo con tan solo tres meses de embarazo. Estaba disociando. Pensando en mil cosas más antes que en lo más importante. Pero siempre había alguien para recordarlo. —¡Sarah! — escuchó ella la voz de la Sra. Murriel. La misma que la había cuidado a ellas de pequeñas y que su hija Linda había llevado lejos del pueblo para pod
Se fue refunfnando el camino completo. Tony y Danny no opinaron. Ambos sabian que ella estaba molesta. Estaba enojada. La furia que sentia era palpable. De no haber sido porque Tony casi la empuja lejos de esa zorra, ella estaba segura de que hubiese termiando perdiendo la compostura y golpeandola fuertemente. Mucho mas de lo que el accidente lo habia hehco. Ese rasguno en su mejilla iba a ser algo minimo comparado con lo que Sarah deseaba ocasionarle. Como alguien podia ser tan desvergozada? Como es que no le importaba lo que la gent ecomentaba sobre ella? Como es que no le causaba verguenza pavonearse de aqui para alla como si haber destruido una relacion fuese equivalente a ganarse el premio nobel de la paz. Paz sus ovarios!—Es una jodida payasa! — exclamo. —Devuelvete y dejame quitarse la jodida sonrisa de su cara magullada! —No seas boba, Sarah. Nunca has matado ni un mosquito. No vas a hacerle dano a nadie. Tu no ere asi. Y si a alguien hay que golpear hasta la muert
Esa noche ella no durmió. No pudo hacerlo. Solo pensaba en Mark. En el desconocido. Pero más que nada en Mark. No podía seguir negandose así misma que el odio que creía sentir por él no era tanto. Se había intentado crear una coraza lo suficientemente fuerte y ahora se daba cuenta que no era inmune a ciertas situaciones. Y menos si se trataba de su ex prometido. Del hombre que le prometió llevarla al altar. Del que falló en llevarla. El hombre que juró amarla por toda la vida. Muy corta que fue la vida para ellos juntos. Lo que más le dolía era que todo el pueblo se había enterado de su situación, de la ruptura, de los detalles. Ella no merecía ser de quién se hablara. Y aunque todos en el pequeño pueblo alejado del mundo le apoyaban, ella no podía evitar sentirse como objeto en un laboratorio. Que todos podían manosear, cuchichear, hablar a sus espaldas e incluso frente a ella. A las cuatro de la mañana se dijo que no podia seguir estropeandose más el cuerpo acostada en
—¿Te has vuelto loca? —su hermana estalló desde que entraron a la casa. —¡Ese hombre tan solo te ayudo! ¿Cómo puedes ser tan ingesta?—¡Me llevó a su casa! — le gritó ella. — ¿No ves eso? ¿Por que no llamaste a Tony? —Le preguntó. —Prefiero mil veces..—Siempre has tratado a Tony como si no te importara. — Gruñó su hermana menor mirándole a los ojos. —¿Qué dices? —¿Crees que el no lo ve? ¿Crees que él no lo sabe? Sarah se quedó muda. —No entiendo...—Tony no tenía porqué venir a ayudarte si todo estaba bajo control. Es solo tu amigo. Lo has dejado más que claro. ¿En verdad eso pensaban todos? ¿Eso pensaba Tony? Ella estaba segura de que no era así. Sarah llamaba a Tony para todo. Aunque tenía una buena situación económica, Tony siempre se habia involucrado en su vida, y aún más después de la muerte repentina de sus padres. —¿Qué es lo que intentas decirme? —Que es la primera vez que veo que un hombre intenta ayudarte aparte de Tony, claro, y tu solo le das con la puerta en l
Sarah salió de su oficina como horda que llevaba el diablo. Taty se le fue detrás, intentando alcanzar sus pasos. —Sarah, espera...no vayas tan rápido. — murmuró mientras caminaba más deprisa. — Déjame. — No hagas una escena. El Sr. Piettro está aquí. —Pues con más razón me va a escuchar. Ese hombre recién llega. Él no es quién para pedir una oficina. —Sarah... — le pidió con tono casi a ruego su asistente. —Esta vez no vas a detenerme. —Es que no lo entiendes. Él fue quien le dio el permiso. — le informó ella casi temblando. Taty estaba vestida con un traje simple de color negro: pantalon de pierna ancha y chaquea negra sumamente ajustada que destacaba sus pechos pequeños. La mujer era bonita, de una forma sencilla, pero natural. Había aprendido a confiar en ella y le molestaba que intentase detenerla. —No vas a detenerme. —No entiendes nada, Sarah. Si ese hombre...—Steven. Steven Lucas. — hasta el nombre le hacía doler la cabeza. Le daba náuseas. Quizá la injusticia,
CAPÍTULO 17—No se me acerque mucho. —le ordena ella incomoda por completo. — no crea que porque usted me ayudó ahora puede aprovecharse de mí. —objeta.— ¿Siempre es tan agresiva con las personas? — le preguntó el y sonrío mientras daba un paso más hacia ella. — Le recomiendo que se relaje un poco…Sarah.Sara se encontraba completamente petrificada mientras el hombre se acercaba.Jamás en su vida se había sentido tan impotente y a traer a la vez por la misma persona.La sola pronunciación de su nombre de la boca de ese hombre, le hizo estremecer.Comenzaba entender porque su secretaria había estado tan insistente diciéndole que no había nada que hacer.El hombre tenía un poder de convencimiento sin siquiera proponérselo, sin siquiera hablarles para obligar a los demás a no dar su opiniónElla podría hacerlo, ella podría decirle lo que pensaba ella, podría mandarlo al carajo.Sin embargo todo se quedaba en pudiera ser.Todo se quedaba en algo que no iba a pasar en lo absolutoY mald
CAPITULO 18Quieta. Quizá si no repiraba su hermana pensaría que la llamada se había caído. —Se que estás ahí. — ¿Qué quieres, Penélope?—¿Tanto tiempo sin hablar así me saludas? ¿Qué quería? ¿Que deseaba de ella?Su hermana se había alejado lo suficiente para no merecer sus palabras, su buen trato, su conversación. Ella no merecía siquiera su educación de responder la llamada. Pero pensando que era otra persona, había respondido sin querer. —¿Cómo sigue Mark? — directo al grano.Pueblo chiquito, todo se sabía. Todo chisme, rumor, detalles informativos sobre otras personas que no eran de su incumbencia, todo parecía cobrar vida allí. Lo que más le molestaba. Lo que más le incomodaba era saber que su hermana solo le llamaba porque seguramente uno de los tantos vecinos chismosos que había en el pueblo le había contactado para hablarle sobre el accidente de Mark.No llamaba para saber de ella. Ni para saber de la hermana menor de ambas.Lo que más le molestaba de todo e