Cuando llegaron a la pista, Andrew le colocó las manos en la cintura y sin poder controlar la bestia que esa mujer había despertado en él, la pegó a su cuerpo, haciendo que ambos se estremecieran.
Kaelyn era muy desconfiada y a pesar de que él mismo le había dicho que era una mala persona, no quería alejarse de él, su cuerpo, por encima de esa ropa se sentía duro, trabajado, era un hombre fuerte, muy guapo y sexy, su fragancia, había inundado todos sus sentidos.
—Está música no se baila así — dijo en apenas un susurro.
—Lo sé, pero quería sentirte pegada a mi cuerpo, es maravilloso — Andrew no se consideraba un hombre romántico, él era de los que iban por lo que quería y listo.
—Vaya, que hombre tan romántico — su voz denotaba sarcasmo por lo que Andrew sonrió.
— De hecho no soy romántico.
—Sí, ya lo pude notar.
A medida que bailaban, no sabían si era el ambiente o ellos los que estaban subiendo de temperatura, sus cuerpos estaban muy cerca, sus manos viajaban, Andrew había recorrido toda la espalda de Kaelyn, sin querer aguantarse las ganas, bajó sus manos muy lentamente hasta llegar a sus nalgas, las cuales las estrujó a su antojo pegándola más a él.
Kaelyn sintió como el oxígeno se escapaba de su cuerpo, ese hombre la estaba volviendo loca con sus movimientos y sus manos.
—Me estás torturando — dijo en un susurro cuando Andrew metió los dedos debajo del vestido —No se que me pasa contigo, nunca había aceptado ni dejado que un hombre me tocara como lo estás haciendo, soy… soy muy desconfiada.
Andrew estaba perdiendo el control con esa mujer, su forma de hablar en su oído, la forma de mover las caderas, sus pequeñas manos recorriendo sus brazos, su pecho, su espalda lo tenían duro, y por algún motivo creía lo que le estaba diciendo, había estado a la defensiva toda la noche, y eso la hacía más misteriosa, más apetecible para él.
—Y tú me torturas a mí — Kaelyn lo miró a los ojos y sin verlo venir él la besó, devoró su boca como deseaba hacerlo, por unos segundos estaba sorprendida y en shock, pero luego respondió el beso con la misma voracidad con que él lo hacía, gimió sin poder controlar el fuego que en ambos nacía. —¿Quieres escaparte conmigo esta noche?
Kaelyn deseaba decir que sí, que la sacara de ahí, pero tenía que pensar en Callie, su amiga si era una loca y le daba miedo que algo pudiera pasar.
—No puedo dejar a mi amiga, ella…
—Ella estará bien, te lo juro que estará bien, Connor lo único que podrá hacerle a tu amiga es que la lleve a ver las estrellas y tenga mínimo tres orgasmo. — dijo besando el cuello ella.
—¿Y tú cuántos podrías hacerme tener? — no pudo evitar preguntar mientras inclinaba su cabeza para un lado, así darle más acceso a ese hombre, que con su lengua y pequeños mordiscos estaba a punto de sufrir un orgasmo ahí de pie.
—Podrías darte todos los que quieras, soy muy buen amante, puedo asegurarlo, será una noche que jamás olvidaremos, porque algo me dice que también eres muy buena y que me harás ver la gloria más de una vez. — Kaelyn no dijo nada, por el contrario llevó sus manos a la cabeza de él y lo jaló a ella para besarlo con esa pasión que la estaba consumiendo, enredó sus dedos en los cabellos y lo jaló, Andrew no pudo evitar gruñir. — ¡Mierda! Voy acabar aquí si no te vienes conmigo ya. — dijo en cuanto Kaelyn lo soltó.
—Voy contigo — ella tampoco deseaba escapar de esa deliciosa tortura, no quería desperdiciar más tiempo. Andrew la agarró de la mano, y empezó a caminar en medio de la gente que bailaba, y se besaba. Cuando llegaron a la mesa, una de las camareras le dio una nota a Kaelyn.
*Liz, amiga me fui con Connor, no te preocupes por mí, estaré muy bien, al igual que tú estarás muy bien, nos vemos mañana después de tu primer día en la empresa igual te llamaré apenas me levante, dile a tu sexy amigo que te de el número de él. Te amo amiga, espero que disfrutes tu noche, como yo pienso disfrutar la mía* — Kaelyn no comprendía porque su amiga siempre la dejaba botada para irse con otro, la diferencia era que ahora no se iría a su casa sola, no tendría que llamar a Max para que pudiera quitarle las ganas que a veces despertaban en ella.
—La muy loca se fue y me dejó. —dijo por fin, aunque Andrew había leído la carta junto a ella.
—Ya veo, Connor tenía prisa, bien andando.
—Espera, dame el número de tu amigo, voy a llamarlo.
—Liz..
—Dame el número. — Andrew no sabía porqué era tan desconfiada, pero decidió darle el número de una vez, en cuanto se lo dictó ella marcó, y al segundo tono Callie contestó.
—Estoy bien — dijo en cuanto contestó.
—Deja de hacer eso, tú deberías ser más desconfiada que yo y aún así siempre te vas con el primero que te salga. — dijo entre molesta y preocupada con su amiga. Andrew la miró sorprendido e intrigado, quería saber por lo que habían pasado.
—Lo sé, lo sé, pero no puedo evitarlo Kae, no todos son como ellos y ya no somos unas niñas, recuerda que ambos estudiamos defensa, si se quiere pasar de listo le rompo las costillas. — Kaelyn no pudo evitar sonreír, Connor miró a Callie desconcertado al oírla llamarle Kae a su amiga.
—Bien, confío en tu instinto, y que sepas que me acabas de delatar tonta.
— No creo que se haya dado cuenta, bien te dejo y que disfrutes de tu noche, chao cariño.
—Nos vemos luego. — colgó y guardó su celular.
Connor miró a la hermosa castaña en un semáforo rojo.
—¿Kae? — Callie sonrió, sí, sí se había dado cuenta.
—Bueno, pues mi amiga, les dio nombres falsos, ella es muy desconfiada.
—¿En serio? ¿Y eso porqué?
—Por una situación que pasamos de niñas, ahora no quiero hablar de eso. — Connor asintió en silencio.
—Bien, te entiendo. ¿Me dirás como te llamas? —ella en ningún momento dejó de sonreír.
—Claro, me llamo Callie Gagnon.
—¿Gagnon? De los Gagnon dueños de los mejores hoteles del país.
—Así es, y esperamos también verlo en el exterior, al menos hacer competencia a los mejores.
—Vaya, bueno me gusta más Callie que Stephanie.
—Bien me alegro. — Connor, volvió a conducir, había pensado en llevarla a un hotel, que sin saberlo era de su familia, así que por primera vez iba hacer una excepción, y la llevaría a su apartamento.
—Bien, al parecer tu amigo la cuidará y espero que en verdad lo haga.
—Lo hará preciosa, ya verás, ahora, ¿qué tal si nos vamos nosotros también? — Kae lo miró a los ojos y sonrió.
— Sí, vámonos…
Ambos salieron rumbo al gran paraíso de pasión que los esperaba.
Andrew se debatía si llevarla a un hotel o a su casa, nunca llevaba a sus conquistas de una noche a su casa, era una ley que tenía él y Connor, las mujeres siempre se ponían histéricas y al parecer porque les brindaba una gran noche se creían con derechos sobre ellos, pero por alguna razón Liz se había ganado su confianza en ese aspecto, no parecía una mujer que se iba a enamorar en una noche, ni haría un escándalo cuando lo viera con otra, así que por primera vez llevo una conquista de una noche a su casa. —¿Qué es este lugar? — preguntó incrédula, no imaginaba que la fuera a llevar a su casa. —Mi casa – dijo alzándose de hombros, Kaelyn lo miró sorprendida, por lo que Andrew sonrió. –Pensé que me llevarías a un hotel. —Eso pensaba hacer, pero la verdad te has ganado mi confianza, no pareces de las mujeres paranoicas que se enamoran en una noche, o que harán una escena si me ven con otra, así que dije porque no. —Bien, piensas bien, porque no me considero ese tipo de mujer. — am
Kaelyn trataba de abrir sus ojos, los cuales le pesaban toneladas, odiaba desvelarse cuando tenía que levantarse temprano, pero claro como se dejó convencer por Callie que debían festejar que ya tenía empleo, claro, que aunque no se desveló de fiesta, no se había emborrachado, sí se había desvelado por un hermoso hombre, aunque no quisiera abrió sus ojos, sabía que tenía que ir a trabajar. Miró a su lado y Andrew estaba plácidamente dormido, se veía tan guapo, tan perfecto, sacudió su cabeza y se levantó con sumo cuidado y en silencio para no despertarlo, miró la hora en el reloj que estaba en la mesita de noche y eran las 5 am, frustrada de que solo había dormido solo dos horas, buscó con la mirada su vestido, al encontrarlo lo agarró, y se lo colocó, buscó sus zapatos y cuando los tuvo en la mano salió de la habitación sin mirar atrás, cuando llegó a la sala su bolso seguía tirado en el piso, busco su celular y llamó un taxi, entraba a las 8 am a trabajar, tendría que pasar a puras
Andrew pensó que estaba soñando, ¿cómo era posible? trató de salir del trance en el que se encontraba, esa mujer le había mentido con su nombre, pero a pesar de eso, no pudo evitar sentirse alegre por volverla a ver. —Así que tu eres la famosa Kaelyn Lam, sabes, te pareces a una mujer que conocí anoche, pero se llama Liz. — dijo tendiendole la mano, Kae quiso matarlo con la mirada por ser tan idiota. —Pues no creo que haya sido tan hermosa como yo — le dio la mano en forma de saludo — mucho gusto Andrew — la sonrisa que le dio hizo que a él le temblara el piso. Kae se giró a su padre. — Me voy a presidencia, aunque el presidente no esté, no creo que deba estar fuera de mi área de trabajo. —Está bien princesa, ve, y no te preocupes, Sophia no volverá a molestarte. —Bien, no quiero empezar a tener problemas — Kaelyn abrazo a su padre muy fuerte, lo amaba, y no se avergonzaba demostrarlo cada vez que podía, con o sin gente cerca. — Necesito otro favor papi. —Tú dirás — nunca podía n
Había pasado una semana desde que Kaelyn había entrado a trabajar, su jefe Declan Tremblay al parecer no había podido presentarse a trabajar, por estar tratando de arreglar los contratos cancelados, por lo que a ella le tocaba agendar las citas del presidente, con Andrew, su padre y el señor Tremblay, ellos se repartían las obligaciones, las citas y los contratos de Declan. Cada vez que tenía que llevarle algo a Andrew o llamarlo Alba su secretaria le hablaba muy grosero, y le hacía mala cara, sabía que ella no le agradaba, y eran por celos, estaba segura que estaba enamorada de Andrew, y lo peor es que no podía juzgarla, ese hombre la estaba haciendo perder el juicio, desde la última conversación donde habían dejado claro que nada entre ellos podía volver a pasar, no habían vuelto a sacar el tema, pero las veces que había ido a que firmara algo había mucha tensión sexual entre ellos, por eso evitó seguir bajando a la oficina de él, tenía miedo de no poder seguir negando lo que tanto
Kaelyn sentía las manos de Andrew recorrerla entera, sus caricias la llevaban a otro mundo, uno donde sólo placer podía sentir. —Me encantas, eres preciosa — Andrew besaba los pechos de Kaelyn, succionaba con fuerza, cuando terminaba con uno seguía con el otro, pero ninguno se quedaba sin ser atendido por su boca y su lengua. —Me los has dicho durante dos horas que llevamos aquí encerrados, creo que deberíamos salir ya de aquí, tengo una cita esta noche. — Andrew se tensó y se levantó de inmediato, no pensaba que Kaelyn fuera a decir eso. —No puedes estar hablando en serio, ¿de verdad te vas a ver con tu amigo para acostarte con él? — aunque no quiso, sonó dolido, lo peor de todo, era que no sabía el ¿Porqué? No podía creer que se hubiera enamorado de alguien a quien apenas conoce, una mujer con la que había tenido el mejor sexo de su vida, la mujer más hermosa que hubiera visto. —Es mi amigo, uno que tengo mucho tiempo de no ver. — Kae sabía que había metido un poco las patas. —
Andrew se adelantó y bajó a su oficina, para recoger sus cosas mientras Kaelyn siguió rumbo al estacionamiento. Alba se encontraba caminando de un lado para otro algo histérica, en cuanto vio a Andrew, se detuvo abruptamente, mientras lo recorría con la mirada, pero no veía nada fuera de lo común. —¿Terminaste la inspección?— dijo enojado y cruzándose de brazos. —Lo siento, es que hace más de dos horas que salió de aquí, para que la secretaría esa le diera unos papeles y no volvió y cuando fui a buscarlo no... —¿Que tú qué?— Andrew se enojó tanto que su rostro estaba rojo, muy rojo de la ira. —Usted dejó el trabajo que estábamos haciendo a medias, sólo lo busque para saber si lo terminaba o hacia otro. —Siempre habías sido una secretaría muy eficaz, lástima que ahora te estás acabando tu sola, el lunes hablaremos de tu destino en la empresa, por qué no voy a soportar tus estupideces y tus acosos, ya es suficiente, me acosté contigo, pero nunca lo hice en mis cinco sentidos, cre
Luego de almorzar, disfrutaron de un delicioso postre, mientras lo hacían decidieron conocerse un poco más. —Cuéntame de ti — pidió Andrew, mientras la guiaba por el jardín trasero, para luego sentarse debajo de un árbol, Andrew se quitó los zapatos y se remangó la camisa hasta los codos, Kae lo vio increíblemente guapo. —Bueno, pues creo que si conoces también a mi familia como dices, sabrás que he estudiado fuera del país desde los 12 años. —¿Por qué decidiste irte? —Kaelyn se puso seria de inmediato y Andrew lo notó, por lo que supo que algo no andaba bien. —No quiero hablar de eso, por lo menos no hoy. — él la comprendió. —Bien, tus amigos, ¿desde cuando los conoces? — A Callie desde los 6 años y a Máx desde los 10, Callie y yo decidimos estudiar afuera y seguir juntas, estudiamos varios idiomas, defensa personal, saque varias carreras, y pues seguimos en contacto con Máx, de hecho él tiene tu edad, así que cuando cumplió dieciocho años, viajaba muy a menudo, para estar con
En la gran habitación solo se escuchaban jadeos de dos cuerpos que se encontraban exhaustos. Andrew la había llevado a la habitación desde que llegaron y lo habían hecho varias veces, en la pared, en el piso, en el baño y en la cama. —Me encantas, eres deliciosa, exquisita, eres… perfecta, tus ojos, tu cabello, tu piel, tus labios, tus pechos, toda tú me encantas, no sé cómo lo has hecho, pero desde la noche en que te vi me atrapaste — le dio varios besos apasionados para luego seguir por la barbilla, el cuello, su lengua hacia un sensual recorrido hasta llegar a los pechos de ella, donde con la lengua le recorrió el hermoso pezón, Kaelyn no sabía cómo expresar todas las maravillosas sensaciones que Andrew le producía, tenían cuatro horas de estar encerrados y las sensaciones eran extraordinarias, sentía que en cualquier momento explotaría de tanto placer. —Y a mi me encantas tú — Andrew volvió a penetrarla, pero esta vez quiso ser tierno y cariñoso, sin dejar de lado esa pasión q