A PUNTO DE SALIR DE LA EMPRESA

Metida en ese pequeño cubículo, no tengo vía de escape ni  posibilidad de que nadie lo vea.

El señor Roberts busca siempre el momento en que nadie pueda observar sus acciones. Si me va a preguntar si alguien más podría testificar en su contra, le diré que probablemente no, pues todo el mundo quiere conservar su trabajo aquí.

-Esa es una afirmación algo cínica, ¿no cree?

-Más bien realista- respondió ella.

No iba a dejar que la intimidara con su arrogancia y estaba dispuesta a sacar a la luz toda la verdad. Estaba segura de que el señor director sería capaz de conseguir que al menos una docena de féminas juraran que su hijo estaba cerca de la santidad, pero eso no la detendría.

Todo aquello implicaba que sus días en Stanton  Internacional estaban contados, y lo sentía, pues tenía un puesto muy bueno. Pero las cosas estaban así y no pensaba amedrentarse.

-¿Significa eso que no tiene fe en los procedimientos internos de la compañía para solventar este tipo de incidentes?

Anne alzó la vista y la hermosa mata de pelo se agitó con el movimiento. Su aguda observación hizo que se sintiera más vulnerable aún ante el problema, pero era una sensación conocida a la que estaba habituada y que no le costaba ocultar.

-Solo llevo ocho semanas en esta empresa, con lo cual no tengo información suficiente como para emitir un juicio de valor- dijo ella.

Luego miró a Jeff. Pero sería infantil por mi parte pensar que se va a hacer justicia en un caso así.

-Ya- Peter Stanton se volvió hacia el otro hombre. ¿Y usted?. ¿Cree que se hará justicia?

-Tengo toda mi fe en los procedimientos de la compañía?- dijo Jeff pomposamente.

¿Cómo era posible que Michael Roberts, un hombre que contaba con toda su estima y admiración, tuviera un hijo como aquel?, pensó Peter. Se levantó irritado por el problema que se le estaba planteando.

Se arrepentía de no haberse dejado levar por su instinto tiempo atrás, cuando Michael Roberts había sugerido la incorporación de su hijo a la compañía. Peter había considerado entonces la opción de tenerlo en París, lejos de la sombra protectora de su padre. Solo así habría podido estimar la valía real del individuo, y sus valores personales.

No obstante, en ningún momento habría podido imaginarse algo así.

Se volvió hacia el individuo en cuestión.

-Queda suspendido de empleo y sueldo hasta que se aclare este asunto.

-Pero…

-No hay peros- lo interrumpió el con sequedad. Es la política de la empresa.

-¡Pero no puede creer a esta chica!.

No es más que una vulgar mecanógrafa mientras que yo….-se detuvo abruptamente, pero luego continuó. Es decir, mi padre…..

-El será el primero en apoyar una medida justa.

Anne estaba a punto de sonreír cuando notó que la mirada del gran hombre se volvía hacia ella.

-¿Tiene usted algo más que decir, señorita Smith?- preguntó él.

Confusa y algo desconcertada, se limitó a negar con la cabeza.

Entonces, lo mejor que puede hacer es regresar a su pequeño cubículo y escribir un informe con todos los detalles de lo acontecido.

El señor Roberts hará lo mismo conmigo aquí- presionó el intercomunicador y Margaret apareció rápidamente por la puerta, sin duda ansiosa por enterarse de lo que pasaba.

Tráiganos café, Margaret. Incluya una taza para la señorita Smith, si no le importa.

Se la tomará en su pequeño cubículo.

Estaba claro que no le había gustado el comentario sobre su ridículo despacho.

Lo sentía, pero no había hecho más que llamar a las cosas por su nombre.

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