Durante todo el trayecto se sintió tensa, como temerosa de aquella situación, de estar en un espacio reducido con Peter Stanton.En un momento dado, su estado anímico se hizo patente y evidente para Peter.Por favor, Anne, ¿te quieres relajar?- le dijo Peter al cabo de un rato.¿Perdona?Estás muy tensa. ¿Qué demonios piensas que te voy a hacer en mitad de una calle abarrotada de coches en pleno día?Ella lo miró atónita y respondió con más desparpajo del que correspondía a una empleada.No sé de qué estás hablando- dijo ella e, inmediatamente, se ruborizó.Sospechas de todo lo que hago y todo lo que digo, como si esperaras que te fuera a atacar de un momento a otro.¡Eso no es cierto!Estás muy nerviosa.Claro que lo estoy. Cualquiera lo estaría.Acabo de llegar a un país extraño en el que tengo que conocer a un montón de gente y trabajar en un lugar que me es ajeno.“Eso sin contar con que mi jefe, en persona, ha venido a buscarme, y resulta ser el hombre más sexy y carismático que
El la miró fijamente.-Tú tienes tu propio apartamento y yo el mío. ¿Por qué va a dar lugar eso a rumores?Anne no se creyó su tono inocente-Porque es lo que más le gusta hacer a la mayoría de los humanos.-Nadie habla sobre mí, Anne, no si valoran lo que tienen.-Quizás no delante de ti- insistió ella. Pero te aseguro que hablarán.-¿Y a ti te preocupa?Sin duda estaba siendo deliberadamente obtuso.-NO se trata de que a mí me preocupe o no.-Sí, se trata justamente de eso- dijo él secamente. Y, francamente, no me puedo creer que una mujer como tú, que le plantó cara a Jeff Roberts, que es capaz de enfrentarse a mí sin temor, tenga en cuenta las habladurías. Tú eres mucho más valiente que todo eso.No se iba a dejar embelesar por sus palabras.-No pienso que….-Estupendo- la interrumpió él. Entonces déjame que sea yo el que piense. Ya hablaremos en el restaurante. Ahora, refréscate un poco antes de irnos.Aquel hombre era como una apisonadora. Era tremendamente arrogante. Sin duda,
Para sorpresa de Anne, adaptarse a su trabajo y a su nueva vida en Francia fue realmente fácil.Sus compañeros eran estupendos y su única pega era que todos profesaban una especie de adoración espiritual hacia Peter Stanton . Cuando, además, se trataba de mujeres, esa adoración adquiría un tinte más carnal.Pero, después de trabajar durante ocho semanas para él, Anne tenía que admitir que era comprensible.Era inspirador, por mucho que a ella le pesara reconocerlo, y jamás pedía a sus empleados más trabajo o implicación del que estaba dispuesto a dar por sí mismo. Llegaba siempre el primero a la oficina y se marchaba el último, marcando un ritmo tan agotador como excitante. Ya había oído infinidad de veces lo fascinante, hipnotizador y tremendamente seductor que era, y no podía sino coincidir con la descripción. Era un ser único, irrepetible.Por todo ello, se sentí avergonzada de haber pensado ni por un segundo que pudiera profesar algún interés por ella.Durante el tiempo que levab
Qué tal está la adorable Anne esta mañana?.¿se ha divertido durante el fin de semana?.Pareces una chica que sabe divertirse.Anne levantó la vista y miró a Jeff Roberts sin reacción aparente.-Buenos días, señor Roberts- dijo secamente.Se aproximó y se sentó en su mesa. A ella se le revolvió el estómago. Estaba lo suficientemente cerca como para que su repugnante colonia lo invadiera todo. Pero Anne continuó escribiendo sin mirarlo, con la esperanza de que llegara a cansarse y se marchara.Había tres modos de enfrentarse a un acosador.La primera, ignorar y evitar al triste individuo, tratándolo, además con frialdad suficiente como para que entendiera que su impertinencia no era bienvenida.La segunda, acusarlo de acoso y llevar dicha acusación tan lejos como fuera necesario.La tercera, darle al desagradable tipo un puñetazo en la mandíbula.Anne lo había intentado con la primera opción desde hacía ocho semanas, cuando, poco después de incorporarse a Stanton Internacional, Jeff R
Anne no tuvo tiempo de pensar. Se levantó en un abrir y cerrar de ojos y lo abofeteó.El retrocedió, alarmante sorprendido por aquella reacción, y maldijo con una retahíla de obscenidades. Anne pudo apreciar que su intención era atacarla de nuevo, así que se preparó para defenderse.-¿Qué demonios está sucediendo aquí?La voz que procedía de la puerta obligó a Jeff a volverse. Anne miraba fijamente al hombre alto y moreno que estaba en el vano. Supo de inmediato de quién se trataba y no solo por su acento francés. Había oído hablar mucho del único dueño de Stanton Internacional y lo habría podido describir sin problemas, aunque jamás había visto su rostro.Peter Stanton, treinta y dos años, soltero pero con una larga lista de amantes que lo hacían centro de todas las miradas del periodismo de sociedad.Era un hombre que se había hecho a sí mismo, alguien que había salido de los barrios bajos de París y que había llegado a convertirse en el dueño de una cadena de tiendas de muebles o
De pronto, Peter sintió deseos de besar aquella boca que trataba de controlar el temblor del labio inferior. La intensidad del sentimiento lo desconcertó.-Lo siento mucho, Anne.Ella se se encogió de hombros y él se dio cuenta de que aquel gesto encajaba perfectamente con la ilegible expresión de su rostro.-Son cosas que pasa- dijo ella. Mucha gente sufre más.Su rostro se iluminó en el momento en que vio aparecer al camarero con los cócteles.Estaba claro que no le gustaba hablar de sí misma y, probablemente, tampoco le gustaba él.Peter sintió que el pulso se le aceleraba y no sabía si la sensación que lo acuciaba era deseo, emoción, curiosidad, o una mezcla de todo.Tomó control de la situación, levantó la copa y propuso un brindis.-Por una cena excelente y una buena botella de vino.Anne se rio.-Es un brindis un tanto frívolo.-Puede- dijo él. Pero la frivolidad está llena de placeres nada despreciables.-Eso también es verdad- reconoció ella. En tal caso, brindemos por la cen
El resto del día resultó un anticlímax. Anne fue a comer con Margaret, como solía hacer, pero la otra mujer se negó a hablar de lo sucedido aquella mañana.Anne tenía la sensación de que el señor Roberts le había dado instrucciones explícitas de no hacer comentario alguno, o tal vez habría sido el gran jefe en persona.Se pasó la tarde escribiendo a máquina un largo y aburrido informe, sin poder dejar de atender a cuanto sucedía fuera de su pequeño despacho.Oyó salir al señor Roberts en un momento dado pero, por suerte, no pasó a verla ni le oyó hacer comentario alguno.Hubo el movimiento habitual en el despacho de Margaret, pero nada extraordinario.Anne terminó el informe, imprimió tres copias y grapó cada grupo, poniéndolas en tres carpetas.Luego se estiró en la silla y se pasó la mano por el pelo, cerrando los ojos y suspirando.Había intentado no pensar en la reunión que habría de tener tonel señor Stanton. La verdad era que prefería no verlo, ni entonces, ni nunca más.¿Cansad
Peter Stanton se levantó.-Le aseguro que desprecio profundamente a los hombres que tratan a las mujeres de este modo, así que puede tener la certeza de que investigaré el caso con total objetividad. La posición de Jeff Roberts no afectará al veredicto.¿A quién quería engañar?. No dudaba de su integridad, y podía creerse que cumpliría sus promesas, pero, en realidad, ese no era el problema real. Lo importante en aquel caso era que el padre de Jeff dirigía aquella filial y nadie se iba a enemistar con él. La protección del gran Peter Stanton no serviría de nada una vez que se hubiera ido.Anne no era consciente de hasta qué punto su rostro la delataba.-No me cree, ¿verdad?-No- respondió ella con toda sinceridad. No tenía sentido mentir. Creo que hará usted todo lo que esté en su mano para averiguar la vedad, pero dudo de que lo consiga. Verá, a todo el mundo le cae muy bien el señor Michael Roberts, y, pro más que les desagrade su hijo, saben lo importante que es para el señor Rober