¡Hola a todos! Quiero disculparme por mi ausencia. Sé que he estado lejos por mucho tiempo y no he publicado nuevos capítulos, y lamento mucho haberlos dejado esperando. La vida me presentó algunos desafíos que me obligaron a tomar un descanso, pero nunca dejé de pensar en ustedes ni en nuestras historias. ¡Estoy de vuelta! Y vengo con muchas ganas de compartir nuevas ideas y sorpresas con ustedes. Gracias por su paciencia y por seguir aquí. Estoy emocionada de continuar este viaje juntos. Nos vemos pronto con nuevo contenido.
Las olas acarician con ternura la suave arena de la playa, que está completamente desierta. Se puede oír el suave murmullo de las ondas del mar suspirar contra la orilla, como un eterno poema de amor. El sol se está retirando, una vez más, para dar lugar a la luna, concejera triste que llega acompañada de su negro manto para cubrir todo con su tristeza.Una pálida figura yace parada en medio de la playa. Esta sola, y muy quieta, como expectante. Las rocas detrás de ella le dan un aspecto sombrío y melancólico a la escena. Cada tanto, el ruido de algún coche doblar la peligrosa curva más arriba de los acantilados, rompe el tranquilo silencio de la playa.Repentinamente, ella se arrodilla y queda allí, de cara al mar, de cara al sol agonizante. Un viento frío le despeina el cabello ondulado. Ella no siente nada, su mirada está perdida en el sol. Su rostro, manchado con algun
7 años antesEra de mañana bien temprano, y Julieta estaba frente al espejo cuerpo entero que había en su habitación, preparándose para el colegio. Se estaba arreglando el pelo cuando Janna la llamo.- Niñas apúrense a bajar, se les va a hacer tarde para desayunar- Ya voy Janna-respondió Julieta, que esa mañana había madrugado.Luego de unos segundos Julieta y Jessica corrieron escalera abajo en dirección a la cocina para tomar el desayuno.- Felicidades mi niña, ¿Cómo amaneciste hoy?- interrogó Janna, mientras le entregaba un paquete.- Gracias Janna. Casi no pude pegar un ojo de la emoción que llegara este día, ¡ya tengo 15 años! ¡Ahora falta solamente un año para cumplir 16 y poder pedir mi licencia de conducir! ¡Un año!-exclamó Julieta mientras cog&
Todo el camino de regreso a casa, se la pasó pensando en el sueño y en lo sucedido a la salida de su clase, se reprochaba no haber sido un poco más elocuente. Al llegar a su casa, como siempre fue corriendo a la puerta trasera de la cocina para saludar a su Janna y tomar la merienda, pero la puerta estaba cerrada por dentro, así que no tuvo más remedio que ir por la puerta principal. No le agradaba mucho la idea, ya que corría el riesgo de encontrarse con su hermana. Que fastidio. Pero bueno...- ¡SORPRESA! - gritaron todos los familiares y amigos de Julieta, que habían estado aguardándola, impacientes, en la sala de estar de los Paz.Pero ella solo tenía los ojos puestos en él. Ahí estaba ese hombre alto y buen mozo, con sus cabellos rubios revueltos y esos ojos verdes, encantadores, que la miraban como sonriéndole, cantándole cumpleañ
Sus ojos brillaban llenos de emoción, mirando con reverencia el pequeño camafeo, que sostenía tan delicadamente entre sus dedos.- Ábrelo, nenita -dijo Bernardo contento - es tuyo.- Es... es... es tan hermoso papá, tengo miedo de que se rompa - dijo Julieta temerosa.- Ábrelo, no tengas miedo - Julieta obedeció.Al abrirlo, vio dos fotitos diminutas de un lado y otras dos del otro.- Es muy hermoso, ¡mira! Aquí estoy yo, y este eres tu papá. Y aquí Jessica con mamá ¡Oh! Gracias, es muy bonito - grito Julieta saltando emocionada a los brazos de su padre - ¿Puedes ponérmelo?- ¡Claro! A ver... - dijo cogiendo el delicado camafeo - ...date vuelta.Apenas lo coloco Julieta salto de la cama y se dirigió al amplio espejo de cuerpo entero y se observó extasiada. El pequeño camafeo circular, de color dorado, con a
Julieta se levantó sobresaltada, pero no estaba en su cama como debería estarlo. Estaba en una más grande y con un dosel rosa pálido con encajes. Odiaba el rosa, y los encajes. ¿Qué clase de broma era esto? Vio que por la ventana abierta entraba una dulce brisa, con aroma a mar. ¿Mar? ¡Mar! Cerca de su casa no había mar. Nunca había estado en el mar, pero el aroma era inconfundible. Se levantó de un salto y corrió a la ventana, se asomó y vio una playa bellísima y el mar, el inmenso mar que siempre soñó conocerlo. Y esa luna, tan grande y perfectamente redonda, vertiendo claridad en la superficie plateada de ese mar tan tranquilo que con cada ola despedía pequeños. Sintió tan familiar ese paisaje, y un sentimiento de añoranza que le apretaba el corazón como si un gran puño de hierro lo mantuviera prisionero invadió
Esa noche Bernardo y Josefina charlaron muy seriamente con Julieta, quien se sentía muy avergonzada por lo sucedido.- No me puedes hacer pasar tan malos ratos, tengo mucho trabajo, no tengo tiempo de atender tus chiquilinadas - reclamaba Josefina muy enojada.- Pero mamá, no hice nada malo. Era solo un dibujo.- Y entonces porque la maestra Smee, quiere vernos para conversar de tu conducta, eso solo puede significar que te has portado mal.- Pero mamá…- Querida, no la trates así, seguro es una de esas travesuras como las que siempre hace, no debe de ser nada serio - dijo Bernardo, que intentaba calmar a su esposa que estaba perdiendo la paciencia.- No trates de cubrir su mal comportamiento, ya es hora de que madure. Ya no es una niña, Bernardo. Debe aprender a comportarse como es debido. Para eso la mandamos a un colegio tan caro. Para que aprenda a comportarse. ¡No entiendo de donde saco es
- ¡Sujétate! Y dame tu otra mano, voy a subirte.Julieta gimió llena de miedo, pero le tendió una mano temblorosa y llena de tierra. Era el muchacho al que ella estaba persiguiendo, él la estaba subiendo. Con una fuerza descomunal el muchacho subió a la llorosa Julieta a tierra firme. Julieta temblaba.- Gra-gracias - consiguió articular Julieta, dirigiéndose a la espalda del muchacho que estaba recogiendo sus cosas.- No, de nada - dijo el muchacho mientras se volteaba para mirarla. A la luz de la luna, el muchacho pudo observar las bellas facciones de Julieta, que, aunque llenas de tierra, resultaban extrañamente bellas y familiares - ¿Julieta? ¿Eres tú?- ¿Pablo? ¡Pablo! Pablo es tu nombre ¿Cierto?- Si. Pero... ¿Qué rayos haces aquí?-Eso te pregunto yo a ti ¿qué haces aquí?- Bueno
Se quedaron en silencio un momento observando el paisaje. El ambiente se quedó un poco extraño e incómodo. Julieta se debatía en como levantarse e irse sin ofenderlo. Y Pablo movía todos los engranajes de su cerebro tratando de pensar en cómo hacer para que se quedara con él.- Me gusta como tocas el piano.- Pues yo lo odio, lo toco solo porque mama… ¡Oye! ¿Cómo sabes que toco el piano?- Mmmm…yo - dijo Pablo avergonzado -es que me gusta observarte cuando lo haces... las veces que voy a tu casa para estudiar con Jess, o en el conservatorio. - No iba a decirle que la espiaba por la ventana, eso de seguro incomodaría a la chica. Tampoco le diría que iba a visitar a Jess solo para verla. - es un instrumento muy bonito. Deberías tocarlo más.- Lo tomare en cuenta. No sabía que me escuchabas. Creía que nadie lo hacía. - dijo sin