Se quedaron en silencio un momento observando el paisaje. El ambiente se quedó un poco extraño e incómodo. Julieta se debatía en como levantarse e irse sin ofenderlo. Y Pablo movía todos los engranajes de su cerebro tratando de pensar en cómo hacer para que se quedara con él.
- Me gusta como tocas el piano.
- Pues yo lo odio, lo toco solo porque mama… ¡Oye! ¿Cómo sabes que toco el piano?
- Mmmm…yo - dijo Pablo avergonzado -es que me gusta observarte cuando lo haces... las veces que voy a tu casa para estudiar con Jess, o en el conservatorio. - No iba a decirle que la espiaba por la ventana, eso de seguro incomodaría a la chica. Tampoco le diría que iba a visitar a Jess solo para verla. - es un instrumento muy bonito. Deberías tocarlo más.
- Lo tomare en cuenta. No sabía que me escuchabas. Creía que nadie lo hacía. - dijo sin
Se dio cuenta de lo que acababa de decir. Ella no tenía ningún derecho de inmiscuirse en la vida de ambos, ellos tenían derecho a gustarse, ella debía guardarse las ideas tontas que se le habían ocurrido a lo largo de la noche.- Lo siento, no debí preguntarte eso. Yo… yo lo siento, de verdad, creo que debo irme a casa - dijo mientras se levantaba, Pablo se levantó también y la detuvo.- ¡No! Espera, no te vayas, por favor, quédate - suplico Pablo, tomando su mano.- No, es que es incómodo, saber que te gusta mi hermana, no debería estar aquí, es ella la que debe estar en mi lugar, lo siento no puedo quedarme más - dijo Julieta mientras intentaba irse, sin lograrlo, Pablo no la soltaba.- Yo no lo creo así - aseguro Pablo, mientras se aferraba más a Julieta, la acerco más hacia él, se quedaron mirando a los ojos un largo rato
A la mañana siguiente, Pablo despertó antes que Julieta, que estaba abrazándolo y para no despertarla se quedó quieto, mirándola. Embelesado con lo hermosa que se veía.Un momento después Julieta abrió los ojos y al ver a Pablo al lado suyo se asustó, haciendo que Pablo también se asustara.- Pensé que era un sueño - dijo Julieta sorprendida.- Pues no, yo soy real-dijo Pablo acercando la mano a su rostro.- ¡Oh por Dios! ¡Janna!- ¿Qué hay con ella?- A de estar buscándome.- Pero si es muy temprano.- No, es que tengo clases, y si no estoy en casa antes de que despierten, no estaré viva esta noche.- Tranquila, no pasa nada- la tranquilizó Pablo, mientras la ayudaba a bajarse de la roca - iremos rápido y no se darán cuenta.- ¡Jessica, Julieta, bajen
- ¿Julieta?- ¿Si? - escuchar a su padre llamarla por su nombre completo significaba que se avecinaba una charla seria.- ¿Qué tal vas con el psicólogo? - Julieta metió una gran cucharada de helado en la boca para no contestar. Su padre siguió. Lo que se venía no sería nada agradable. - Tu maestra me comento que estas yendo todas las semanas al psicólogo del colegio por causa de un percance que tuviste hace un mes con una muchacha. ¿Es eso cierto?- Bueno... si te lo dijo la maestra, podría ser. ¿Por qué preguntas si ella ya te lo dijo?- Es que nunca confío del todo en las personas que hablan mal de otros. - dijo metiendo una cuchara especialmente llena en la boca, para agregar a medio tragar. - Tu maestra es una de esas personas.-Pues... es verdad. Me pelee con Jennifer. Es una presumida. Le agarre de los pelos y la zarandee como Dios manda.
Salió al cabo de media hora, vestida con un camisón largo color verde botella resaltando sus ojos naturaleza y el pelo envuelto en una toalla. La habitación seguía en penumbras así que no distinguió rápidamente a Pablo. Hasta que el hablo. - Te tomaste tu tiempo, princesa. Julieta se llevo otro susto de muerte. No fue una alucinación. - ¿No alucine? - Pues no. Sigo aquí. - ¿Pero qué haces aquí? - Quería verte. No fuiste a tu clase de piano. - ¿Me espías? - Para nada. Tu clase es al lado de la mía. - Nunca te vi. - Yo siempre te veía. Tan apurada y despatarrada. - ¡No soy despatarrada!-se quejó la rubia mientras secaba su cabello con la toalla. - Si lo eres. - Ya está bien.- le corto, mientras tomaba un peine y comenzaba a peinarse.- ¿Qué quieres? - Ya te lo dije. Hablar contigo.- se acercó a Julieta y tomo el peine entre sus manos.- ¿Puedo hacerlo? - Yo... - pero n
El sol tibio de la mañana golpeo suavemente su rostro. Sonrió, era una linda manera de despertar. A pesar de eso no quiso abrir los ojos, seguro era demasiado temprano. Se acomodó mejor. De pronto recordó todo lo sucedido la noche anterior, rezo a todos los santos para que no fuera cierto. Pero levanto un poco la cabeza y ahí estaba el: acostado en su felpudo y... ¡Agarrándole la mano! Se soltó con tanta violencia que cayó al otro lado de la cama.Pablo despertó sobresaltado por el ruido y se sentó en su lugar. Julieta hizo lo mismo y ambas miradas se chocaron.- ¿Estas bien?- ¿Sigues aquí? Pensé que era un sueño...- respondió haciendo caso omiso a la pregunta de él, mientras se sobaba la cabeza, se la había estrellado bien fuerte.- ¿Estas bien? - volvió a preguntar mientras se ponía de pie y rodeaba la
Luego de despegarse de él cómo pudo. Bajo a buscar algo para comer para ambos. Seguramente nadie de su familia estaría despierta a excepción de Janna. Pero se llevó una gran sorpresa al encontrarse a Jessica al pie de la escalera cuando ella bajaba de dos en dos los escalones y una sonrisa gigante en el rostro.- ¡Vaya! Cualquiera diría que te has ganado la lotería. - dijo con sarcasmo. Julieta se paralizo y la sonrisa se le borro del rostro. Jessica estaba sentada en el sofá tomando un jugo y leyendo una revista de moda, era lo único que sabía leer.- Pues... - dudo Julieta poniendo cara de circunstancia. - digamos que algo parecido.Y diciendo esto siguió su camino hacia la cocina. No tenía ánimos para pelear con ella, estaba muy feliz y no quería que nadie se lo arruine.- ¡Buen día Janna! - exclamó contenta a la anciana que estaba afanosa preparando un gran pastel.- ¡Vaya! ¿Se pasó el mal humor de anoche? - respondió con una sonrisita traviesa.- ¡Un buen baño y una buena noche d
Luego de la guerra de helados y luego la de agua, llegaron a la casa de Pablo. Julieta nunca había entrado en ella y estaba nerviosa. No quería importunar y aunque Pablo le aseguro que nadie le diría nada, ella estaba un poco nerviosa. Espero afuera como él le había dicho que lo hiciera y momentos después de que él había ingresado una mujer joven de no más de treinta años salió con mucha prisa y desapareció en la esquina. Seguida de ella apareció Pablo. Estaba sonriendo.- ¿Estás seguro que no habrá problema? - preguntó con miedo.- Ninguno. En este momento la casa está vacía. Solo esta Juliana, y ahora nosotros. Mamá casi no vive aquí.- ¡Ah! No lo sabía... - era triste que los padres no pasen tiempo con los hijos.- Vamos es por aquí. - entraron por la cocina y llegaron al recibidor. Su casa era mucho más grande que la suya y mucho más lujosa.- Tienes una casa muy bonita.-dijo la rubia mientras subían las escaleras.- Me parece excesivamente grande.- Coincido contigo, pero no por
Pablo bajaba las escaleras preguntándose porque Julieta tardaba tanto o si volvería como había prometido, cuando un olorcito muy apetitoso le lleno las fosas nasales. Camino dejándose guiar por el aroma hasta la cocina y ahí la vio; concentrada revolviendo una cacerola con salsa. Se veía tan linda, inocente con la cara contraída por la concentración y ¿Eso era su lengua? Sí que era simpático, ¡la mordía cuando estaba concentrada! Se contuvo de reír y se dedicó a observar cada uno de sus movimientos. En verdad sabía lo que hacía y se notaba que le gustaba porque de vez en cuando sonreía. Tarde se dio cuenta que ella lo aniquilaba con la mirada.- ¿Hace mucho que estás ahí? - pregunto confundida y con una mueca de sorpresa.- No mucho - respondió tranquilamente. Julieta también se le había quedado mirando un rato. Estaba tan apuesto, recostado en el marco de la puerta con la mano en los bolsillos y esa mirada tan serena. Sería muy difícil no enamorarse de él, si es que ya no lo estaba.-