ADAM
A diario, me encuentro pensando en cada cosa que les haré a los hijos de puta que abusaron de mi hermana. No hay día que no lo haga, sé que disfrutaré hacerles pagar cada lágrima que derramó y que sigue derramando.
Además, cuento con el apoyo y la ayuda de un gran hombre, llamado Kellen Brennan, que en poco tiempo se convirtió no solo en un socio, sino en un gran amigo y hermano. Él, al igual que yo, se encuentra en la misma situación. Desea venganza.
10 años antes…
Escuché cómo se cerraba la puerta de un auto. Supuse que se trataba de Breen, quien no tenía idea de que me encontraba en casa, para acompañarla el día de mañana en su gran día.
Ella daría un pequeño discurso para su generación y, aunque le mentí, diciéndole que no podía acompañarla, sé que rápidamente se le pasaría el enojo al saber que era una pequeña mentira.
Abrí la puerta de golpe con una enorme sonrisa en el rostro, pero esta rápidamente desapareció al ver el estado en que se encontraba.
Su rostro magullado con evidentes moretones, su labio partido y su vestido hecho pedazos. Una mujer la acompañaba; con su rostro desencajado entendí lo que le acababa de suceder.
—¡Breen, Breen! —grité su nombre y corrí hacia ella —¿Qué te sucedió? —pregunté con lágrimas cayendo sobre mi rostro, pero ella ni siquiera me miró.
—La encontré caminando en la carretera joven —, habló la anciana—. Parecía ida, creí que solo estaba ebria, pero al ver… su ropa, yo… —se quedó en silencio.
Justo en ese momento, aparecieron mis padres. Seguro debieron haber escuchado mi grito al llamarla. Fue un grito desgarrador, así que debieron haberse asustado. Y al ver el estado de mi hermana, fue aún mayor el impacto.
Mi madre corrió hacia ella, la abrazó y comenzó a llorar como nunca lo había hecho. Mi padre, su rostro, jamás podré olvidarlo. Les pedí que la ayudaran a entrar a casa; más tarde los alcanzaría.
Mi padre intentó cargar a Breen, quien, al sentir sus manos sobre ella, comenzó a gritar que no la tocaran, que no le hicieran más daño. Eso nos partió el corazón aún más a todos. Mi madre le pedía que se calmara, al igual que mi padre. En un momento de lucidez, Breen logró reconocernos a todos y se echó a llorar. Fue entonces cuando mi padre la cargó en brazos y la llevó adentro.
La anciana aún seguía ahí, mirando perpleja la escena. No sabiendo si irse o quedarse. Pero antes de que se fuera, le pedí que me dijera dónde la había encontrado. Ella, muy amablemente, me explicó todo. Le di las gracias y minutos después se fue.
No sabía cómo seguía Breen, pero me aseguraría de una cosa: hacerle saber que nada de lo que le sucedió quedaría impune.
Entré a casa dando pasos pesados. Me limpié el rostro y cerré la puerta. Todos se encontraban en la sala. Mi madre abrazaba a Breen; ambas seguían llorando. Mi padre tenía el rostro lleno de tristeza y rabia a la vez.
—¿Les ha dicho algo? —le pregunté a mi padre, pero este negó.
—Solo ha llorado, no ha dejado de hacerlo desde que entramos, ni siquiera sé si puedo acercarme o no —dijo mi padre con evidente enojo.
—¿Pueden dejarme a solas con ella?
Mis padres, más que nadie, saben de nuestra cercana relación. Tanto Breen como yo, nos adoramos, aunque solemos molestarnos a menudo, nuestro cariño es innegable.
Mi madre no quería separarse de mi hermana y era lógico al ver su deplorable estado, pero le pedí unos minutos a solas, necesitaba saber exactamente lo que le acababa de suceder.
A regañadientes, nos dejaron a solas. Breen, se encontraba envuelta en una manta. Con las rodillas cerca de su pecho y abrazándose con sus propios brazos. Quería tocarla, pero no lo encontraba prudente.
—Breen, por favor, dime quién te hizo esto, solo dame un nombre, te juro que lo mataré, no me importa ir a la cárcel, yo…
—Ellos la mataron —fueron las primeras palabras que dijo—, todo fue mi culpa —en su rostro vislumbró el horror en sus palabras. Pero no pasó desapercibida una palabra.
—¿Ellos? —me miró, con sus ojos rojos e hinchados asintió—. ¿A quién mataron? —No entendía qué es lo que me quería decir.
—Los que… —Tomó un respiro largo—. Abusaron de mí, también abusaron de… Amina y después la mataron —volvió a estallar en lágrimas.
¡Dios! Tenía unas ganas enormes de saber quiénes eran, para ir a matarlos ahora mismo.
—¿Cuántos y quiénes fueron? —pregunté con mi voz helada.
—Ya no importa, Adam.
—¡Claro que importa, Breen! —me levanté de golpe del asiento, haciendo que ella se encogiera en su lugar.
Tomé un respiro para calmarme y me acerqué nuevamente. Le pedí permiso para tomarle las manos y ella aceptó.
—Perdóname, es solo que… en verdad no puedo creer nada de esto, quiero imaginar que todo es un mal sueño, pero no lo es. Así que, por favor, ayúdame a ayudarte. Quiero saber quiénes te hicieron daño. ¿Los conoces? —negó con la cabeza.
—No tengo idea de quiénes eran.
—Necesito la dirección del lugar donde sucedió todo —comenzó a negar nuevamente, y me pidió que dejara todo así.
—Por favor, Adam, no vayas. Ellos pueden hacerte daño, tú solo eres unos y ellos cuatro… —Al decir esa última palabra, se tapó la boca con ambas manos.
Sentí cómo mi ira crecía desde mi interior. No importa si no me da la dirección exacta. La anciana me dijo sobre qué carretera la encontró, así que será fácil encontrar la casa. Seguro debe haber algunas personas por ahí todavía, si me apresuro, quizá aún los encuentre.
Llamé a mis padres para que acompañaran a Breen. Ella me pidió miles de veces que no hiciera nada, pero eso no iba a suceder. Mi padre me pidió una explicación, pero le pedí hablar más tarde. Quería apresurarme y llegar cuanto antes.
Tomé las llaves de mi auto, subí en este haciendo que las llantas chirriaran y conduje hacia allá. No sabiendo lo que iba a encontrar. Lo único que me importaba, era saber quiénes eran los cabrones que se atrevieron a dañar a un par de jóvenes, sin importar en las consecuencias.
Presente...
Desde ese día, mi sed de venganza crece más y más y no pararé hasta encontrarlos, así sea lo último que haga en esta vida.
BREENAmina se encontraba frente a mí, con la mirada perdida y su cuerpo cubierto por sangre. Ella me pedía que la ayudara, pero yo no podía hacer nada. Mientras intentaba hacerlo, sentía cómo se le iba la vida cada vez más rápido.Aquellos hombres se encontraban detrás de ella, tocándola mientras yo solo miraba. Trataba de moverme, pero ese hombre, me sostenía con una fuerza descomunal y me hablaba al oído. Describiéndome lo que le estaban haciendo a ella, con una risa siniestra.—No me dejes morir —fueron sus últimas palabras, antes de cerrar los ojos para siempre.Desperté dando un grito de agonía, con lágrimas en los ojos y completamente bañada en sudor, me senté en medio de la cama, prendí la lámpara de noche y subí mis rodillas hasta que tocaron mi pecho, mi cabeza colgaba entre ellas y abracé mis piernas con mis brazos, imágenes de aquella noche fatídica, mezcladas con el sueño que acababa de tener, no hacía más que agravar toda mi situación.Hacía bastante tiempo, que no soñaba
BREENY desde ese día, Randy comenzó a conquistarme, parecía intuir que no me gustaba que se acercaran mucho a mí, y eso él lo respetó demasiado, hasta que un día me preguntó por qué era así, por qué no me gustaba que me tocaran, porque no me gustaba que me abrazaran.Me aseguró que él quería hacerlo, y yo más que nadie lo sabía; sin embargo, cada vez que se acercaba, yo lo alejaba; le pedí que dejáramos de vernos, pero él se opuso, me advirtió que eso no pasaría, entonces le conté la verdad a grandes rasgos. Él estuvo atento mientras yo le relataba todo lo que sufrí durante y después, bueno, lo sigo haciendo, no obstante, en menor medida.Esa fue la primera vez que dejé abrazarme por él, me dio un beso en la frente y me aseguró que con él estaría a salvo, yo sabía que me hablaba con la verdad. Los meses posteriores a nuestra primera cita fueron progresando exitosamente, él me contaba cosas sobre sí mismo, su familia, sus amigos más cercanos, en fin, todo, y yo también hacía lo mismo.
BREENDos años antes…No podía dejar de pensar en aquel hombre, recordaba su exquisita voz de barítono, sus ojos oscuros y penetrantes, sus labios delgados y esa barba que… sacudí la cabeza. No podía estar pensando en un extraño. ¿Por qué lo estaba haciendo? Se supone que estamos aquí, justo ahora, porque Randy quiere conocer a mi familia, quiere hacerles saber a todos que me encuentro segura a su lado.La verdad es que ni yo misma puedo creer lo que estoy haciendo, después de años de mantenerme sola y aunque miles de veces lo intenté, no pude estar con nadie y no me refiero a estar físicamente, eso… jamás habría sucedido. Sin embargo, con Randy, a pesar de conocerlo, apenas puedo… acercarme a él.En realidad, fue él quien lo hizo. Aún mantenemos un cierto límite en nuestro acercamiento, bueno yo, pero estoy agradecida porque quizá él sea la persona que me ayude a superar todos mis miedos y traumas vívidos hace bastantes años. Aun mi piel se eriza cuando él se acerca demasiado. Algunas
KELLENDos años antes…Me considero un hombre demasiado explosivo, me molesta todo con facilidad, me irrito con aún más facilidad, soy todavía menos tolerante ante personas que sean incompetentes e incapaces de seguir una orden sencilla, el único que ha logrado aguantarme, hasta ahora, es Adam Greyson, quien por cierto ya me debe estar esperando. Adam es una persona muy parecida a mí, en todos los sentidos, sobre todo compartimos un mismo deseo de venganza, tenemos los mismos enemigos en común.Son aquellos mismos que les hicieron un daño indescriptible a nuestras hermanas, por ellas somos capaces de todo, yo lo sé y él lo sabe. Si alguno de los dos llegara a morir en el intento de destruirlos, el otro se encargaría de terminar el trabajo por los dos y sobre todo de proteger a nuestras hermanas, así como a nuestra familia.Una vez todo, acabe, les contaremos cómo fue que terminamos con ellos esperando que con eso puedan cerrar este capítulo amargo de su vida, encontrar a un buen homb
KELLENAdam no esperaba mi llegada a la empresa, en cuanto me vio, me hizo señas para que me orillara y poder subir al auto.—Creí que no vendrías, me avisaron que saliste a comer con tu madre y tu hermana. ¿Irás a la reunión de esta noche? ¿Puedes llevarme? —anunció. Sabe que mi familia es muy importante, aunque no lo demuestre.—Lo hice y me dirijo para allá; sabes que no cancelo nada, a menos que sea muy urgente o de suma importancia. Además, el restaurante al que me dirijo queda cerca de donde tú estarás, no me cuesta nada pasarte a dejar.Adam se quedó con la boca abierta. Supongo que es la frase más larga que le he dicho a lo largo de estos años y aunque me molesta un poco que crea que soy su maldito chofer, por él, siempre haré lo que sea. Hasta recibir una bala en su nombre.—¿Te encuentras bien? —sonrió de medio lado, el muy imbécil preguntó con sorna.—Cállate, idiota. ¿Has pensado en lo que harás si se trata del mismo hombre? —Su cara cambió de la felicidad a la furia absol
KELLENLa mañana siguiente, en cuanto puse un pie en mi oficina, la imagen de un Adam pensativo me recibió. Aún era muy temprano para un trago; sin embargo, por la cara que traía, las ojeras y los ojos rojos, supongo que no había dormido durante la noche. Además, mi oficina apestaba al cigarrillo de Adam y él, no era un fumador compulsivo, solamente lo hacía en ocasiones como… está.—Adam —pronuncié para llamar su atención—, veo que no la pasaste nada bien anoche.—No, no lo hice. Es por eso por lo que decidí esperarte en tu oficina; se me ocurrió algo. Le he dado muchas vueltas y todo siempre me lleva al mismo camino —rodeé el escritorio y tomé asiento.—Ya veo por qué traes esa cara —asintió—. Suéltalo.—Primero necesito saber si es él. ¿García, no se ha reportado? — Miré mi reloj, se supone que el reporte ya debería de estar en mi escritorio. Justo en ese momento, unos toques en la puerta nos hicieron voltear a Adam y a mí.—Adelante —hablando del rey de Roma.—Siento llegar tarde,
ADAMDesde que conocí a ese hombre, Randy Montgomery, no me dio buena espina. Es más, el solo mencionar su nombre me causaba cierto… repelús. Había algo en él, en su mirada, en su forma de ver a mi hermana, no sé. El hombre no era para nada de mi agrado y se lo hice saber a Breen; sin embargo, ella se empecinó en seguir adelante con esa absurda relación.La noche en que nuestra familia se reunió en el restaurante para conocerlo, jamás me llegué a imaginar que el muy pendejo se presentaría con todo y anillo. Quería tomarlo del maldito cuello y azotarle su jodida cabeza en la mesa hasta hacerlo sangrar. Obviamente, no lo hice por respeto a mis padres y mis hermanas, no obstante ganas no me faltaron.Me pude dar perfecta cuenta de la duda de Breen, al darle el sí. Traté de hacerla entender, tenía que entrar en razón y no solamente responderle por presión social. Sé que mis padres quieren verla feliz, quieren verla realizarse como mujer, que su vida sea plena y que lo que le pasó lo olvid
BREENAntes de la boda…Mi relación con Randy progresó muy lentamente, ya no entendía, por qué le había dado el sí. Ahora creo saber por qué Adam me cuestionó aquella noche. Él pudo ver más allá. Pero yo, por necia, ahora me encuentro en este lío y no sé cómo salir de él.No tolero que se me acerque, que me abrace, mucho menos me bese y no entiendo por qué, creí que esa etapa ya la había superado. Sé qué Randy se siente frustrado por no poder ayudarme, y aunque le he pedido de mil maneras que rompamos con el compromiso, él, se ha negado, todas y cada una de ellas.Necesitaba hablar con Adam, sé que es el único que me entendería, pero viajó durante algún tiempo y perdí el valor. Aunque me llamaba a diario, preguntaba si había alguna novedad. Su novedad, obviamente, era recibir la noticia de que la boda ya no se realizaría, pero no tuve el valor de decirle que ya no me quería casar.Además, mis padres, sobre todo mi madre, se encontraban llenos de felicidad. Hacía bastante tiempo que no