BREEN
Desde ese día, fue el único hombre al que le permití acercarse, lo llamé una semana después, al parecer él creyó que no lo llamaría nunca y en parte tenía un poco de razón, aún era muy desconfiada con el género masculino a mi alrededor, sobre todo cuando mostraban interés en mí.
Un año antes…
—Tienes que llamarlo Breen Greyson, lo prometiste —Mad cruzó los brazos a la altura de su pecho y me miró con una ceja alzada —dame tu móvil, yo lo llamaré si tú no te atreves.
—No harás nada mocosa —odiaba que la llamara así —además no puedes obligarme a hacer nada que no quiera.
Entonces, en un momento tenía el móvil en mi mano y al siguiente minuto ya no, Madison corrió directo al baño y se encerró ahí. Traté de empujar la puerta antes de que lograra encerrarse, pero fue imposible.
—¡Madison, abre, no es gracioso! —conocía perfecto mi tono de voz cuando estaba enojada; sin embargo, no abrió, no hasta que ya lo había llamado.
—Contesta —susurró y me puso el móvil frente a la cara, entonces se lo quite, quería colgar, total, no tenía mi número registrado —¡No lo intentes! —se atrevió a amenazarme la muy intrépida.
—Hola, ¿Randy? —se podía notar el temblor en mi voz.
—¿Quién habla? —a pesar de que no lo conocía lo suficiente, de hecho, no lo conocía nada, pude darme cuenta del tono en su voz, seguro una sonrisa lo acompañaba, estaba jugando conmigo, quería que le dijera quien lo llamaba.
—Soy Breen, Breen Greyson, la chica del restaurante, la que… —Entonces comenzó a reír.
—Pensé que jamás llamarías —habló con diversión —ya me estaba haciendo a la idea de que jamás volvería a verte.
—Lo siento, he estado algo ocupada estos días —solo era una mentira piadosa, pero él no tenía por qué saberlo, la verdad es que estuve a punto de llamarlo varias veces, pero en el último segundo me arrepentía.
—Y dime Breen, ¿a qué debo el honor de tu llamada? —no sabía ni que decirle.
—Pues… quisiera saber si estarías libre algún día de estos, quiero invitarte a almorzar —lo iba a invitar a cenar, pero por las noches, es muy improbable que yo salga, mucho menos con alguien que estaba por conocer.
—Me puedes invitar, pero yo pagaré la cuenta, ¿te parece? —resoplé, sé que esta vez no lo convencería de lo contrario.
—Está bien, acepto el trato, ¿cuándo estás disponible? —En realidad no creía que tuviera tiempo disponible para mí, seguro debía tener su agenda llena, pero su respuesta me sorprendió.
—Para ti, estoy disponible siempre —me sonrojé, y como Madi estaba escuchando la conversación, levantó los dedos pulgares para saber que le gustaba lo que me había dicho.
—Entonces, ¿te vendría bien mañana?
—Me viene bien mañana, ¿puedo pasar a recogerte?, te llevaré a uno de mis restaurantes favoritos.
—¡Eh! —lo pensé, porque aún no tenía tanta confianza hacia él, como para darle mi dirección —yo puedo llegar, si me das la dirección.
—No lo creo, puedo pasar por ti a tu trabajo —como ya sabía que trabajo en un colegio cerca del centro, pues me sentía más segura que me recogiera en un lugar más público —. Y que sea mejor una comida, ¿qué te parece?
—Sí, me parece bien, yo estaré lista después de la una de la tarde. Te paso la dirección por mensaje.
—La estaré esperando con ansias, al igual que nuestra cita de mañana.
Me despedí de él, y Madi lanzó un grito de emoción, como si ella fuera a tener la cita, la miré y negué con la cabeza.
—Ese hombre me gusta para ti Breen, ¡me encanta!, para ser más precisas. Se nota que no es de los que les gusta perseguir a las mujeres, más bien, ellas llegan sólitas, bueno, a ti si se acercó, pero estoy segura de que no lo había hecho con anterioridad.
—¿Y cómo se supone que llegaste a esa conclusión? —alcé la ceja—, ¿tienes algo que contarme? —espere su respuesta, pero nunca llegó —Madison, será mejor que me lo digas a mí, antes que Adam se entere, ya sabes cómo se pone.
—Estoy conociendo a un chico —se sonrojó.
Desde que sucedió lo de mi ataque, tanto mi padre como Adam, se habían vuelto más exigentes, en cuanto a nuestra seguridad se trataba, y podía entenderlos. La verdad es que a mí no me molestaba; sin embargo, Madi no pensaba lo mismo, ella no conocía los pormenores de mi problema, ni siquiera sabía con exactitud lo que me había pasado. Quizá vaya siendo hora de decírselo, no quiero que sufra lo mismo que yo, tendré que hablar con Adam; sé que él me dará una respuesta, siempre la tiene y sé que puedo contar con él para lo que sea.
—Por favor, aún no se lo digas a nadie, si lo haces harán que él salga huyendo mucho antes de conocerlo mejor.
—Está bien, pero si no se lo dices a fin de mes, lo haré yo, quieras o no, ¿entendiste?
—Lo entendí —, puso los ojos en blanco— entonces, sobre Randy, ¿tú se lo dirás a nuestros padres y a nuestro querido hermanito?
—Aún no, primero necesito conocer más a Randy, no sé por qué, pero siento que lo he visto en alguna parte, aunque no puede ser posible, puesto que nos mudamos desde hace tiempo.
—Tal vez lo hayas visto en alguna otra ocasión, pero como según tú, no te interesa conocer a nadie, pues no le prestaste la atención adecuada. O puede que lo hayas visto en alguna revista o alguna noticia.
—Puede ser —, afirmé, pensativa —. Como sea, ¿qué me aconsejas llevar puesto el día de mañana?, escuchaste qué me llevaría a su restaurante favorito, así que…
—Solo sé tú, Breen, vístete cómo siempre lo has hecho, no creo que algo tan insignificante le importe, de todas maneras, si te digo cómo hacerlo, sé que no la harás.
—Sabes que odio los vestidos, faldas y todo ese tipo de prendas, lo mío son los pantalones —de un momento a otro se quedó en silencio y me contempló.
—Breen, ¿cuándo me dirán la verdad sobre lo que te pasó? —un silencio ensordecedor se instaló entre las dos —sé que te ocurrió algo más grave de lo que se encargaron de decirme, ya no soy una niña pequeña para que me estén ocultando las cosas —, aseguró con vehemencia —por favor Breen, sabes que puedes decirme lo que sea.
Era lo último de lo que quería hablar, cuando todo eso sucedió, Madi era todavía una niña, intuía que algo pasaba, y cuando finalmente preguntó, le tuvimos que mentir, además, ese tema estaba prohibido mencionarlo frente a mis padres, y con Adam, bueno, ni se diga, es un tema tabú en la familia, lo único que supo en ese entonces, es que me intentaron agredir y me golpearon, sería un insulto querer ocultar lo obvio y pareció quedarse tranquila con eso, pero mientras crecía; más preguntas tenía, preguntas para las que nadie tenía respuestas y aunque las tuvieran, nadie las quería responder.
Ella me observó, esperando a que le respondiera algo, pero es como si mi boca no quisiera formular una respuesta, como si estuviera pegada o cocida.
—Lo siento, Madison, pero no puedo —, su enojo era evidente; sin embargo, vislumbré algo más en su mirada, de pronto se paró y me abrazó.
—¿A-abu-abusaron… de ti? —tartamudeo, su pregunta me congeló, pero al mismo es como si me liberará de una gran carga que traía en los hombros, lo único que pude hacer, fue llorar en su hombro, mientras ella me abrazaba con fuerza —lo siento tanto, siento haber preguntado; no debí hacerlo, pero esa idea me ha estado rondando por la cabeza desde hace mucho —sabía que hablaba con la verdad. Debió haberlo intuido.
—Estás en tu derecho, Madi, queríamos tapar el sol con un dedo, pero es… es imposible.
—¿Por qué nunca me lo dijiste? —me reprochó —. Creí que confiabas en mí, pero me puedo dar cuenta de que he vivido engañada toda mi vida —frunció el ceño.
—Confío en ti, Madi, es solo que… es algo de lo que no me gusta hablar, y no quiero que tengas en la mente imágenes de esa noche.
—Por eso siempre despertabas todas las noches gritando y llorando, ¿no es así? —afirmé con la cabeza—. No preguntaré más, pero espero que, de ahora en adelante, siempre me hables con la verdad, así como yo lo hago.
—Lo haré, lo prometo. Pinky promise —juntamos nuestros dedos meñiques, como símbolo de haber firmado un trato.
Se fue más tarde. Cuando Adam fue por ella para llevarla a casa, me dio unas opciones para mi cita del siguiente día y se fue muy contenta. Adam nos miró con sospecha, pero no dijo nada. Nos despedimos y ellos se fueron a casa.
La verdad es que tenía mucha ilusión de conocer más a fondo a Randy, por más que no quisiera admitirlo, es un hombre bastante guapo, quizá me llegue a enamorar de él, pero eso solamente lo decidiré con el tiempo, mientras, estaré abierta a empezar a conocerlo, y ver a dónde nos llevan las cosas, no quiero adelantarme a los hechos, pero pienso que a mis padres les agradaría conocerlo.
Siempre quise tener una familia, conocer al amor de mi vida, casarme; no obstante, con lo que me pasó, me negué esa posibilidad, pero ahora que la tengo frente a mí, no la desaprovecharé; si es para mí, lo será; si no, pues… por lo menos podré decir que lo intenté.
Cuando Adam se entere de esto, pondrá el grito en el cielo. Estoy segura de que me reprochará el no haberle dicho nada sobre mi cita y, sobre todo, del hombre que quiere conocerme, pero hasta que ese día no llegue, no tengo nada por preocuparme, ya sabré calmarlo o eso espero.
BREEN1 año antes…No podía dejar de pensar en aquel hombre, recordaba su exquisita voz de barítono, sus ojos oscuros y penetrantes, sus labios delgados y esa barba que… sacudí la cabeza. No podía estar pensando en un extraño. ¿Por qué lo estaba haciendo? Se supone que estamos aquí, justo ahora, porque Randy quiere conocer a mi familia, quiere hacerles saber a todos que me encuentro segura a su lado.La verdad es que ni yo misma puedo creer lo que estoy haciendo, después de años de mantenerme sola y aunque miles de veces lo intenté, no pude estar con nadie y no me refiero a estar físicamente, eso… jamás habría sucedido. Sin embargo, con Randy, a pesar de conocerlo, apenas puedo… acercarme a él.En realidad, fue él quien lo hizo. Aún mantenemos un cierto límite en nuestro acercamiento, bueno yo, pero estoy agradecida porque quizá él sea la persona que me ayude a superar todos mis miedos y traumas vívidos ya hace bastantes años. Aun mi piel se eriza cuando él se acerca demasiado. Alguna
KELLEN1 año antes…Me considero un hombre demasiado explosivo, me molesta todo con facilidad, me irrito con aún más facilidad, soy todavía menos tolerante ante personas que sean incompetentes e incapaces de seguir una orden sencilla, el único que ha logrado aguantarme, hasta ahora, es Adam Greyson, quien por cierto ya me debe estar esperando. Adam es una persona muy parecida a mí, en todos los sentidos, sobre todo compartimos un mismo deseo de venganza, tenemos los mismos enemigos en común.Son aquellos mismos que les hicieron un daño indescriptible a nuestras hermanas, por ellas somos capaces de todo, yo lo sé y él lo sabe. Si alguno de los dos llegara a morir en el intento de destruirlos, el otro se encargaría de terminar el trabajo por los dos y sobre todo de proteger a nuestras hermanas, así como a nuestra familia. Ese pacto lo hicimos el mismo día en que nos enteramos de una terrible verdad.A pesar de que nos conocemos hace años, jamás hemos conocido a la hermana del otro, sab
BREENLa noche en que cambió mi vida por completo aún no logró superarla por completo. He aprendido a lidiar con ese suceso, más no he podido olvidarlo y ser feliz. Tengo muchos demonios que aún me siguen persiguiendo y temo que, debido a ello, me quedaré sola por el resto de mi vida.10 años antes…Me encontraba más feliz que nunca. Una etapa de mi vida estaba por concluir y otra por comenzar. Aunque mi mejor amiga, Amina y yo, tomaríamos rumbos distintos, ambas sabíamos que nunca nada podría separarnos. Eso, en realidad, es lo que al menos yo pensaba, pero todo estaba por tomar un rumbo bastante trágico en nuestras vidas. Estaba terminándome de arreglar para salir a una fiesta junto a ella. Amina ya me esperaba en el taxi, así que me despedí de mis padres y salí a su encuentro.—Déjame decirte, que esta noche te ves espectacular —bromeo Amina. —Sabes que solo voy a divertirme, no me interesa conquistar a nadie. Aún no me siento preparada —Amina puso los ojos en blanco.—Eres una a
BREENY desde ese día, Randy comenzó a conquistarme, parecía intuir que no me gustaba que se acercaran mucho a mí, y eso él lo respetó demasiado, hasta que un día me preguntó por qué era así, por qué no me gustaba que me tocaran, porque no me gustaba que me abrazaran.Me aseguró que él quería hacerlo, y yo más que nadie lo sabía; sin embargo, cada vez que se acercaba, yo lo alejaba; le pedí que dejáramos de vernos, pero él se opuso, me advirtió que eso no pasaría, entonces le conté la verdad a grandes rasgos. Él estuvo atento mientras yo le relataba todo lo que sufrí durante y después, bueno, lo sigo haciendo, no obstante, en menor medida.Esa fue la primera vez que dejé abrazarme por él, me dio un beso en la frente y me aseguró que con él estaría a salvo, yo sabía que me hablaba con la verdad. Los meses posteriores a nuestra primera cita fueron progresando exitosamente, él me contaba cosas sobre sí mismo, su familia, sus amigos más cercanos, en fin, todo, y yo también hacía lo mismo.