59. MI NUEVA REALIDAD

CLARIS:

Abro mis ojos y es de noche todavía. Reconozco de inmediato la cama de Kieran, perdón, de mi Alfa. Los ojos dorados de Atka, su lobo, se abren al sentir que me muevo. Al parecer, su humano está dormido.

—Atka, tengo hambre —susurro como si fuera independiente. Me he acostumbrado a tratar con su dualidad. Él se queda mirándome fijamente, como si esperara algo más—. Perdón, Atka, me tengo que acostumbrar. Sí, eres mi Alfa. ¿Me llevas a comer algo?

—Sí, mi Luna, vamos —me responde. Por cómo se mueve, puedo notar que el lobo tiene el control total de su cuerpo—. ¿Qué deseas comer, mi Luna? —pregunta mientras me sostiene al bajar la escalera.

—Me comería un búfalo entero —le confieso, sintiendo tanta hambre que no creo que un solo plato de comida me saciará—. Tus cachorros me están devorando.

—Nuestros —rectifica, pero no digo nada. No son míos, sino de otra loba.

El silencio se vuelve pesado mientras Atka prepara algo de comer. Mi mano inconscientemente se posa sobre mi vientre, d
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