58. ELLA ES MI LUNA

KIERAN:

Mi Luna estaba tan agotada que no se percató de la lección que le impartí al cachorro del Alfa Vikra en el camino de regreso. La tomé en mis brazos al llegar, enfrentando las miradas de incredulidad y desprecio de varios miembros de mi manada. El aire se tensó con sus murmullos y pensamientos que llegaban a través del vínculo de manada.

—¿Una humana? —escuché el pensamiento despectivo de Marcus, uno de los guerreros más antiguos—. Nuestro Alfa ha perdido la razón.

Apreté la mandíbula mientras avanzaba con Claris acurrucada contra mi pecho. Los lobos se apartaban a nuestro paso, algunos inclinando la cabeza en señal de respeto hacia mi posición, otros mirando con abierto desdén a la mujer en mis brazos. Podía olfatear su rechazo, su incredulidad, su disgusto. Pero no podía revelar quién era sin ponerla en peligro. Las Lobas Lunares, sobre todo las Místicas como mi Luna, eran muy raras, especiales y perseguidas por todos los grandes Alfas. Revelar su verdadera naturaleza en
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