21. SINTIÉNDOME FRUSTRADA

CLARIS:

 Algo no estaba bien conmigo y este embarazo. Había escuchado que algunas mujeres sufrían terribles malestares durante la gestación, y al parecer yo era una de ellas. Los mareos y las arcadas no me dejaban tranquila. Había dormido un poco y, al despertar, estaba de nuevo sola en la habitación. Los sueros habían sido cambiados, en una mesa había una jarra con agua y una bandeja con frutas, algunas chucherías que me gustaban y comida. El solo olor de la carne hizo que arrugara la nariz.  

 Fue entonces cuando me percaté de que me sentía con más fuerzas y mi cabeza no giraba como antes. Me puse de pie despacio y caminé hasta la bandeja de frutas. Debía alimentarme a pesar del suero; tomé solo unas uvas antes de que las arcadas aparecieran de nuevo. Olía mal, estaba sudada y sentía un extraño calor interior. Me toqué la frente p
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