27. AMENAZAS VELADAS

KIERAN:

 No podía creer que esa loba siguiera retando mi paciencia. Primero invadiendo mi territorio en la cocina, luego intentando meterse en mi auto, y ahora esto. Mi paciencia tenía límites.  Mi lobo Atka rugía dentro de mí, exigiendo que arrancara a Chandra Selene de la presencia de nuestra humana. Cada vez que esa loba se acercaba a Claris, sentía que mi control se desvanecía. 

 El aroma artificial que Claris se había puesto me tranquilizaba extrañamente, sabiendo que ayudaría a ocultar el olor de mis cachorros de los demás lobos. Estos cachorros eran demasiado importantes, el único legado que había logrado en siglos de existencia.

 Observé cómo Chandra se acercaba a ella con esa sonrisa falsa que tanto detestaba. Mi mandíbula se tensó, conteniendo un gruñido territorial. Fenris y Rafe captaron mi estado de &aacu
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