29. JUNTO A LA FAMILIA

CLARIS:

Miré a mi madre sin saber qué decir; la abracé muy fuerte, tanto que casi no la dejaba respirar. Ella no respondió, se dedicó a acariciar mi cabello cuando se me escapó un sollozo que contuve enseguida al escuchar unos toques en la puerta que me salvaron de la explicación. Corrí a abrir solo para encontrarme con Fenris, que no me miraba a los ojos; solo me entregó unas bolsas.

—Señorita Claris, si necesita algo, solo tiene que tocar el timbre; vendrá una enfermera a verla. No salga de aquí, el jefe le ha dado permiso para quedarse hasta mañana —titubeó un momento y bajó la voz—. En esa bolsa está su ropa de dormir; es importante que se la ponga, tiene el olor de...

—Entendí, señor Fenris, y gracias por todo. No me moveré de aquí, y agradezca a mi jefe por lo que hace por mí —le dije a
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