Escogieron una película cómica, y reían felices mientras comían helado. Tanto rieron que a Lucía se le salieron las lágrimas. Luego de eso, se despidieron con un gran abrazo y un enorme beso. Lucía fue a aquella habitación que le daba tanta paz, se duchó, se aseó los dientes, luego se cepilló el largo cabello y se metió bajo las sábanas.
La sensación era tan maravillosa, nada como aquello. . . nada como sentirse en casa. No supo cuando se quedó dormida, para tener la mejor noche de sueño en al menos quince días.
-¡Arriba, princesa dormilona!- le decía su padre mientras besaba sus mejillas- ¡es hora de levantarse!
-¡Oh, no!- se estiró con pereza- dormí tan bien- bostezó- buen día, Neithan.
-Buen día, preciosa- tiró de su cabello bromeando- a levantarse, terminaré de preparar el desayuno para mi consentida, así que date prisa que te llevaré al instituto.
-Las chicas se morirán de envidia- le sonríe con malicia.
-¿A sí?- le preguntó sonriendo.
-Por supuesto, tengo el padre más guapo de todos, tiene un lindo coche y me llevará al instituto. Quizás hoy pueda conseguirte una novia- Neithan, rió de buena gana.
-Espero sea una profesora, no quiero problemas con la ley por una chiquilla, eso sería irónico.
-Pues así será- el dice Lucía, sonriendo- Operación "novia para el Policía", comienza hoy. Aunque pensándolo mejor, me conviene tenerte solo- le dijo mirándolo con intensidad- no creo que pueda compartirte.
-¡Consentida y caprichosa!
-¡Qué horror!- bromeó ella.
El trayecto hasta el instituto lo hicieron en una amena conversación y como siempre, también entre bromas. Neithan, estacionó en auto frente al instituto.
-Bien, aquí estamos, mi amor.
-Gracias, pa. . . la he pasado genial- le sonríe- espero pronto encontremos la manera de vivir juntos, acoplar nuestras vidas para estar a tu lado siempre.
-Lo prometo preciosa, comenzaré con algunos trámites, no creo que el jefe se ponga nada contento, pero por ti haré cualquier cosa.
-¿Piensas dejar la policía?- le pregunta con ceño fruncido.
-Solo si no encuentro otra solución- la miró con intensidad. Necesitaba que su pequeña tuviese paz y si para eso tenía que renunciar a la profesión que amaba. . . lo haría.
-¡Pero siempre has sido policía!- gime Lucía.
-Puedo hacer otras cosas nena. Buscar otro trabajo. . .
-No quiero que hagas eso. Intentemos solucionar de otro modo, por favor, pa. - le suplicó con la mirada- no quiero estar en casa de Rafael, pero tampoco quiero que dejes de hacer lo que te gusta.
-Por ti, haré lo que sea necesario. Pero no nos apresuremos a los hechos. Estudiaré mis posibilidades- Lucía, suspiró con pesar. Neithan, sacó su cartera y le tendió un fajo de billetes- Para tu semana.
-Esto es más de lo que necesito. Además ya sabes que casi no gasto.
-No importa. Tenlo, es tuyo. Te haré una transferencia a tu cuenta, cariño. No quiero que carezcas de nada.
-Pa, tengo más dinero del que normalmente gasto. No debes preocuparte tanto.
-Nunca es "preocuparse tanto" cuando lo hago por mi princesa. Vamos, ahora a la escuela.
-Bien- le sonrió, guardó el dinero y lo abrazó con fuerza- te amo, pa.
-Yo también te amo, princesa. Que tengas buen día- y dicho aquello bajó del auto y se despidió con un gesto en la mano, mientras entraba al instituto.
Después de pasar al cafetín, se dirigió al aula.
-Buenos días, Lucía- reconoció la voz al instante y se ruborizó un poco, cuando la levantó se consiguió con el chico que a escondidas le arrancaba los suspiros.
-Hola, Gabbe, buenos días.
-¿Vas al aula?
-Así es- le sonrió.
-Entonces vamos, yo también voy para allá.
-Gracias- volvió a sonreírle.
-Nada que agradecer, hermosa- ella se ruborizó sin poder evitarlo. Aquel chico le gustaba, le gustaba realmente. Caminaron en silencio. Al llegar el salón estaba vacío. -Pues bien, somos los primeros.
-Así es- ella se sentó y se sorprendió realmente cuando él tomó asiento en la silla de al lado.
-¿Lucía?- reclamó su atención- he tenido una duda, me gustaría aclararla.
-Por supuesto Gabbe, si es algo de química yo. . .
-No. No es nada de clases, es sobre tí- ella volvió a ruborizarse.
-Bien- dijo nerviosa- tu dirás.
-¿Tienes novio?- ella lo miró con sus hermosos ojos azules enormes, la boca un poco abierta y el rostro arrebolado de la vergüenza.
-Yo. . . no, no tengo- terminó apenada.
-Bien- le sonrió- solo quería saber si pisaba terreno peligroso.
-¿A qué te refieres?- ella frunció el ceño.
-Me gustas, Lucía, me gustas mucho y me encantaría que me permitieras acercarme a ti. Quizás si me conoces un poco, puedas decidir darme una oportunidad.
-Yo. . .
-No tienes que decir nada ahora, me conformaré con estar a tu lado y que de a poco me vayas conociendo mejor- no apartó su mirada de ella ni por un instante- desde hace mucho me gustas, pero siempre he temido acercarme a ti- le confesó- sé que eres un poco reservada, espero ganarme tu confianza. . . y tu cariño. Nada me haría más feliz que ser tu novio- le sonrió, mostrándole una hermosa hilera de dientes blancos y Lucía casi lloró de alegría.
Le gustaba.
¿Era eso posible?, ¡le gustaba! Oh, Santo Dios. Es tan maravilloso, no pensó que tendría una oportunidad con él, para ella era suficiente con observarlo en silencio y a la distancia, siempre pensó que él era más de lo que ella podría aspirar, pero que él dijera que le gustaba era su sueño hecho realidad.
En ese momento comenzaron a entrar los compañeros de clases y la magia del momento se perdió, pero sus palabras se quedaron en su cabeza por el resto del día.
Neithan. . .
Algo le ocurre a Lucía, no logro descifrar qué es, pero sé que algo le ocurre. Parece enfadada con el mundo, cansada, agotada con algo y no sé exactamente lo que es. Pero me preocupa, me preocupa mi pequeña, es lo único que tengo.
Sé que su incomodidad es con su madre porque la rechaza por el comportamiento que tuvo, a pesar de que Lucía, era muy pequeña, veía cosas que la marcaban; su madre besando a otro, sus padres discutiendo, yo yéndome de la casa, su madre mudándose con un nuevo hombre. Fueron cosas difíciles de procesar para una niña tan pequeña y por si fuese poco tener que lidiar con la presencia de un hermano y luego otra hermana.
Sé que es mucho para ella, de hecho el desprecio que siente por sus hermanos, es inmenso y siento pena por esos niños porque no tienen la culpa de los errores de sus padres.
Tengo entendidos que ellos la adoran, pero no reciben de Lucía, el mismo cariño y amor que ellos le brindan. Sin embargo sé que su mayor incomodidad es con Rafael y me pregunto porqué. Mi mente trabaja con rapidez y no quiero pensar mal, pero si ese hombre le toca un solo cabello a mi chiquita, lo lamentará por los cinco minutos que le queden de vida, después de que yo me entere.
Así que ha llegado la hora de tener una conversación con ese idiota, aunque odie ver su cara, tendré que hacerlo.
Llego a su oficina y la secretaria me hace esperar unos minutos mientras que me anuncia, luego me informa que puedo pasar y así lo hago.
Lo encuentro sentado en un cómodo sillón, me mira muy serio como intentando descubrir el motivo de mi visita.
-Neithan- se pone de pie- debo confesar que me extraña mucho tu visita.-Supongo- le digo con voz austera y lo miro fijamente.-¿Sucede algo?- me pregunta.-Eso es precisamente lo que quiero saber.-Bien, no entiendo pero, toma asiento- aceptó el ofrecimiento- ¿te ofrezco algo?-No. Estoy bien- tensó la mandíbula.-¿Y bien?-Comprendo que para Lucía, no es fácil adaptarse a la vida en tu casa.-Y no entiendo el porqué, sé que está en la adolescencia, una etapa bastante dura, sin embargo es un poco más rebelde de lo normal.-Eso es con ustedes. Conmigo es totalmente diferente.-Porque te adora, Neithan- me dice en tono de obviedad- la verdad es que yo no entiendo su comportamiento hacia mí.-¿De verdad?- le pregunto irónico- evidentemente Lucía, comprende que tú destruiste el hogar que yo tenía junto a su madre, para ella eres un enemigo.-Lo sé- tensa la mandíbula y me mira- sin embargo hago todo lo posible por
Cruzo el umbral de la puerta principal, y sin mirar a ningún lado decido subir a mi habitación.-¡Lucía!- la enojada voz de mi madre me hace detenerme al pie de la escalera. Ruedo los ojos. Me giro y me encuentro con sus ojos azules. Y no está ella sola, sino que también está él-¿Qué?- le digo sin saludo, sin nada.-Hasta que al fin llegas- me dice Rafael y lo miro con odio- es muy tarde para que andes sola.-No tengo que darte explicaciones. No eres mi padre- le digo y él contrae los labios enojado.-¡No seas grosera, Lucía!- me dice mi madre furiosa.-No tengo tiempo para esto- les digo con voz fastidiada- ¿Qué quieren?-Saber dónde estabas.-Aunque no me siento en la necesidad de darte explicaciones madre, te lo diré. Estaba en el cine.-¿No pudiste avisar?, la noche ya comienza a caer y me estaba muriendo de angustia.-¡Tonterías!, ni que fuese yo, Lorena.-¡Tu también eres mi hija!-Te diré una
Después de alistarme, bajo al desayunador, todos están sentados comiendo en silencio, mi madre me mira y sirve mi desayuno sin decir nada.Como en silencio sin siquiera mirar a nadie, luego respiro y decido intentarlo de nuevo.-¿Podría cambiar de habitación con Lucas?-¡Me gusta mi habitación!!- gime Lucas y yo aprieto los dientes.-¿Otra vez con lo mismo, Lucía?- la voz de Rafael me revuelve el estómago.-No quiero estar más en esa habitación.-¿No te gusta tu cuarto, Lu?- me pregunta Lorena y no le respondo, es una niña tan dulce, no me gusta darle comentario mordaces.-Solo quiero otra habitación- digo.-Pero no hay otra, Lucía quizás. . .-No puedo dormir allí.-¿Por qué?- demanda Rafael y lo miro con desprecio.-Solo denme otra estúpida habitación, ¡es todo!- gimo frustrada.-No has dado un motivo razonable para semejante capricho. Lucas, no quiere cambiar de habitación- dice Rafael
Mi padre nos espera recargado en su auto, al verme me regala una sonrisa, luego se endereza quedando muy recto.-¡Pa!- digo feliz y corro hasta guindarme de su cuello. Él me besa feliz y me estrecha con fuerza.-Que bueno verte, muñeca.-Igualmente, Pa- le beso en la mejilla y él besa la punta de mi nariz.-Hola, Becca- le dice y Becca suspira, la muy descarada parece que va a desmayarse. Está loca si cree que mi padre se meterá con ella, antes le quito en pellejo de la cara.-Está más guapo que nunca, señor Neithan- le dice y mi padre ríe.-Muchachita descarada- le dice.-Sincera- responde ella guiñándole un ojo.-Y tú debes ser el. . . el novio de Lucía- le dice frunciendo el ceño.-Así es, señor- avanza hasta él y le estira la mano- soy Gabriel.-Tienes muchos tatuajes- le dice tomando su mano y estrechándola.-Si señor, son muy significativos para mi. No crea que por eso soy un mal muchacho, lo cierto
A la hora de la salida, Becca salió disparada a buscar un taxi que la llevara a casa, asegurando que si pasaba un minuto más se quedaría dormida con los ojos abiertos. Lucía y Gabbe, fueron a la parada.-¿Segura que no quieres que te acompañe?-Segura, Gabbe. Esperemos aquí el transporte y así cada uno podrá irse a casa, vives al otro extremo de la ciudad, te desviarías totalmente.-A mi no me importa en absoluto.-No, Gabbe- le rodeó el cuello- tranquilo, tienes mucha tarea para mañana- le besó los labios.-Podríamos hacerla juntos- le devolvió el beso.-Eres insoportable- le dijo riendo.-Quiero estar pegado a ti como una sanguijuela- le dijo y después le besó la punta de la nariz.-Allí viene tu transporte- dijo señalando la dirección contraria.-Puedo esperar el otro- dijo estrec
Neithan. . .Junto con la pequeña comisión que he preparado, me dirijo al lugar que indica el GPS del celular de Lucía, no se ha movido desde que logré contactarlo.No estoy seguro si sea una buena o mala señal, pero considerando que no responde las llamadas, me inclino más por la segunda opción. Es mi hija y quiero mantenerme en calma, aunque la angustia amenace con acabar conmigo. Sólo espero que ésto sea un pequeño susto y que mi nena solo esté enfadada con su madre y haya decidido salir a caminar.Sé que solo intento engañarme o mantener viva una pequeña esperanza, ya que de haber peleado con su madre no se iría a caminar, sino que de inmediato me buscaría o a Becca, ahora también hubiese buscado a Gabriel, el hecho de que no haya contactado con nadie, es sumamente preocupante.-Todo estará bien, comandante- me dice Ramírez, intentando darme ánimos.-Espero que así sea- le digo seriamente, sin mirarla, con la vista concentrada en el camino y e
-¡Qué bonita mercancía!- dice nada más verme y me siento aterrada, no sólo por su tono, sino por esas horribles palabras. ¿ mercancía?, ¿me ha llamado mercancía?- ¡que ojazos más hermosos tiene. Sin duda alguna será bien pagada!-¿Pagada?- pregunto sin poder contenerlo.-Exactamente- sonríe- digamos que me dejarás buenos dividendos.-Yo. . . yo no sé quién es usted, ni qué pretende- digo con voz temblorosa- solo le pido que me deje ir a mi casa.-Eso es imposible, linda- se acerca a la cama y se sienta en el borde- si te pierdo a ti, pierdo mucho dinero.-¿Qué me hará?-Venderte- dice como si nada y mis ojos se abren de par en par.-No soy una pieza o un animal. No puede venderme- gimo desesperada.-En esta vida todo tiene precio y siempre hay alguien que pague por todo. Hasta por tener una hermosa niña como tú- me dice- dime algo. . . ¿cuántos amantes has tenido?-¿Amantes?- le miro ceñuda- ¡yo no tengo amantes!- le escupo y su
Lucía, vuelve a la cama, llena de angustia y terror, solo deseando volver a casa. Es horrible que quieran arrancarle todo, que pretendan despojarla de su personalidad, que no quieran dejarla usar ni su nombre.1258, No, ese no era su nombre, el nombre que sus padres le habían dado en honor a su difunta abuela paterna.Lucía, así era como era llamada, Lucía Carter, no 1258.Debía pensar en qué hacer para volver a casa, era la hija de un policía, una chica fuerte, ruda y luchadora. No podía rendirse, no podía dejarse vencer.No se imaginaba siendo vendida a hombres, que abusaran de ella, ser sometidas a terribles humillaciones. No, las lágrimas corrieron como torrentes por sus mejillas, no quería eso, necesitaba recuperar su vida, necesitaba volver a casa, no podía soportar la angustia de estar lejos de los suyos y tener que sufrir todo aquello. Ni siquiera se imaginaba qué locuras podrían estar ocurriéndoseles a esos dementes. Debía