Cruzo el umbral de la puerta principal, y sin mirar a ningún lado decido subir a mi habitación.
-¡Lucía!- la enojada voz de mi madre me hace detenerme al pie de la escalera. Ruedo los ojos. Me giro y me encuentro con sus ojos azules. Y no está ella sola, sino que también está él
-¿Qué?- le digo sin saludo, sin nada.
-Hasta que al fin llegas- me dice Rafael y lo miro con odio- es muy tarde para que andes sola.
-No tengo que darte explicaciones. No eres mi padre- le digo y él contrae los labios enojado.
-¡No seas grosera, Lucía!- me dice mi madre furiosa.
-No tengo tiempo para esto- les digo con voz fastidiada- ¿Qué quieren?
-Saber dónde estabas.
-Aunque no me siento en la necesidad de darte explicaciones madre, te lo diré. Estaba en el cine.
-¿No pudiste avisar?, la noche ya comienza a caer y me estaba muriendo de angustia.
-¡Tonterías!, ni que fuese yo, Lorena.
-¡Tu también eres mi hija!
-Te diré una cosa, Allison- me dirijo a mi madre, quién frunce los labios cada vez que la llamo por su nombre- tengo muy buen humor y no lo arruinarás, así que déjame en paz- y sin decir más me giro para subir a la habitación, ignorando sus gritos. Así que al llegar entro y le pongo seguro a la puerta.
Veinte minutos más tarde mi teléfono suena y es Becca. Sonrío porque seguramente no puede soportar las ansias de saber qué sucedió.
-Hola, Becc.
-¿Qué pasó?- pregunta con voz chillona-¿Te besó?
-Somos novios- le digo con una idiota sonrisa en el rostro.
-¡¿QUÉ?!- dice riendo- ¿es en serio?
-Así es.
-Bárbara, se morirá de envidia y furia, sabes que Gabbe le gusta.
-No me importa lo que le suceda a esa estúpida. Evidentemente Gabbe, no gusta de ella.
-¡Increíble!- se ríe- ¡qué alegría!. Sé cuánto te gusta Gabriel, así que me alegra que estén juntos. Pero. . . ¿Te besó?
-Si, me beso- admito.
-¿Cómo fue?- pregunta riendo.
-Un beso muy lindo. Ya déjame Becc, no seas chismosa- río- hasta mañana.
-No te atrevas a colgarme, Lu. . . - y así le cuelgo, sonriendo con malicia. Recuerdo después que debo hablar con mi padre. . . Espero que no se enoje.
Le marco al celular y al segundo repique me contesta.
-Princesa, amor de mi vida.
-Hola, príncipe de mi corazón- le digo bromeando y ambos reímos.
-¿Cómo estás?
-Muy bien, pa. Hoy fue un gran día.
-¿Ah sí?, ¿Y eso porqué?
-Pues. . . fui al cine.
-Me encanta que te diviertas, cariño.
-Sí. Oye pa, tengo algo que contarte, solo espero que no te enojes.
-Mmmmm. ¿Qué hiciste?
-Pues. . . un chico me besó- le suelto sin más.
-¡¿QUÉ?!- grita- ¡tienes que estar bromeando!
-Pues no- le digo riendo- no estoy bromeando, pa. Hay un chico que me gusta, ya lo hemos hablado.
-Si, pero de gustarte a besarlo, es mucha diferencia.
-¡Somos novios!- le suelto.
-¡Lucía Carter!- me dice y sé que está más que enojado, preocupado.
-Vamos Neithan, relájate. Queremos hablar contigo, que lo conozcas y él a ti. Sabes que eres demasiado importante para mí.
-Quiero que sepas que no me agrada la idea de compartirte con alguien. Eres el amor de mi vida, Lucía, no sé si pueda soportarlo.
-Tú sabes que te amo, pa. Jamás haría algo que te lastimara, pero este chico realmente me agrada, es lindo y me gusta.
-¡Lucía!- puedo imaginarme que está ruborizado.
-¡Eres mi padre!- gimo- tengo que contarte a ti, sino ¿a quién?
-Creo que tendré que tomarme una pastilla para el corazón.
-¡Que corazón más blandengue tiene, comandante!
-No juegues con tu suerte, Carter- me dice- ¿Ese novio tuyo sabe que tu padre es policía?
-Creo que no- le digo riendo.
-Me encargaré de dejárselo claro. Quiero verlos a ambos mañana después de clase, pasaré por ustedes e iremos a comer algo, mientras platicamos. Dile que se porte bien Lucía, llevaré mi armamento- bromea o al menos eso creo.
-Él también quiere conocerte. No te pongas muy intimidante, Carter.
-Solo lo necesario- me asegura- necesito su nombre y apellidos, buscaré sus antecedentes, investigaré a su familia, amigos y. . .
-Basta Neithan- le digo riendo- no seas exagerado, déjalo en paz.Te vigilaré- le digo bromeando.
-Y yo lo vigilaré a él- me asegura.
Lucía. . .
Mi sueño es liviano y hermosos, Gabbe me besa mientras caminamos por la playa tomados de la mano, yo sonrió feliz de poder estar con él, sin creerme que es mi novio, que estamos felices. Él, el chico que tanto me gusta, al que he querido en silencio. Sin duda alguna soy muy afortunada.
De pronto soy arrebatada del sueño y despierto sobresaltada escuchando los fuertes gemidos y gritos de la habitación de al lado.
Cierro los ojos con fuerza y me hago un ovillo en la cama, mientras intento tapar mis oídos, pero es inútil, sigo escuchando como la desvergonzada de mi madre se revuelca con ese hombre y es capaz de gritar y pedir más, me siento atormentada de tener que escuchar casi todas las noches como hacen el amor, la cabecera de su cama en ocasiones golpea contra la pared de mi habitación, los escucho gemir, gruñir, gritar de placer y hasta nombrar a Dios.
¿Cómo es posible nombrar a Dios en semejante acto?
No solo tengo que tolerar el hecho de haber presenciado besos entre Allison y Rafael, cuando aún mi padre y ella estaban casados, aún tengo recuerdos de cuando él iba a la casa cuando papá no estaba, sino que ahora que desde que vivo con ellos, tengo se soportar escuchar sus cochinadas. Es tan asqueroso y repugnante. Odio a Rafael Farrell, odio que ponga sus manos en mi madre, que la toque y que yo tenga que escucharlo, lo odio profundamente, odio no poder vivir con mi padre, odio que mi madre sea una mujerzuela, odio los hermanos que tengo y la vida que llevo. . . odio la vida en general.
Un grito ahogado de mi madre me hace querer desaparecer, luego la voz de Rafael, llega a mí, pero gracias a Dios no distingo lo que dice. Solo sé que esta será otra larga noche de insomnio, mientras que yo escucho lo que hacen.
Solo ruego porque acaben pronto y pueda volver a dormir un poco.
-¡Lucía, arriba cariño!- siento como Allison, me mese para que despierte.
-Quiero dormir- gruño y me aferro a las sábanas con fuerza.
-Es hora de que vayas al instituto.
-¡No pude dormir!- le grito con las ganas de gritarle
-Lo siento, cariño, pero no puedes faltar hoy.
-¿Es que nunca me dejarás en paz?
-¡Arriba!- vuelve a mecerme.
-¡Ojalá me muera, Allison Tylor!- le digo saliendo de mi escondite, lo digo con tanto odio que veo que sus ojos se cristalizan- ¡ojalá me muera para no tener que ver tu cara cada mañana!
-¡Lucía!- gime mientras me mira llorosa.
-¡No te soporto, ni a ti, ni a tu estúpida familia!- la reto con la mirada-¡Cuando me muera te librarás de mi y yo de ustedes!- me sorprendo cuando la bofetada me cruza la cara, golpeándome con fuerza en la mejilla derecha. Llevo mis manos a la cara, me arde y la miro con odio. -¡Es lo que te faltaba!, ¡golpearme!
-Te lo has buscado. Intenté ser amable, lo hago cada día pero sólo recibo tus desprecios.
-¡Es lo que te mereces!
-No comprendo tu actitud, Lucía- se pone en pie- me esfuerzo por darte cariño.
-¡No quiero tu cariño, no me hace falta!, ¡mejor guárdalos para tus hijo!
-¡Tú también eres mi hija!- gime frustrada-¡también te amo!
-Es una pena, porque yo te odio, Allison. Te odio por haber lastimado a papá, por haberme lastimado a mí.
-Lo de tu padre es cosa nuestra, solo de nosotros.
-Te equivocas, me afecta directamente, por lo tanto es mi problema. Odio a Rafael, él me quitó la familia que tenía, odio todo lo que tiene que ver con ustedes. Deseo vivir con Neithan, o morirme para que así tengas una vida donde yo no te estorbe.
-¡No me estorbas, Lucía, no lo haces!
-¡Lárgate de mi habitación!- grito furiosa- ¡Vete a hora!
La veo alejarse llorando y no me importa, lo único que me importa es el fuerte dolor de cabeza que tengo, el sueño que no me abandona nunca. . . pero debo ir al instituto, necesito ver a Gabbe y luego llevarlo a conocer a papá.
Después de alistarme, bajo al desayunador, todos están sentados comiendo en silencio, mi madre me mira y sirve mi desayuno sin decir nada.Como en silencio sin siquiera mirar a nadie, luego respiro y decido intentarlo de nuevo.-¿Podría cambiar de habitación con Lucas?-¡Me gusta mi habitación!!- gime Lucas y yo aprieto los dientes.-¿Otra vez con lo mismo, Lucía?- la voz de Rafael me revuelve el estómago.-No quiero estar más en esa habitación.-¿No te gusta tu cuarto, Lu?- me pregunta Lorena y no le respondo, es una niña tan dulce, no me gusta darle comentario mordaces.-Solo quiero otra habitación- digo.-Pero no hay otra, Lucía quizás. . .-No puedo dormir allí.-¿Por qué?- demanda Rafael y lo miro con desprecio.-Solo denme otra estúpida habitación, ¡es todo!- gimo frustrada.-No has dado un motivo razonable para semejante capricho. Lucas, no quiere cambiar de habitación- dice Rafael
Mi padre nos espera recargado en su auto, al verme me regala una sonrisa, luego se endereza quedando muy recto.-¡Pa!- digo feliz y corro hasta guindarme de su cuello. Él me besa feliz y me estrecha con fuerza.-Que bueno verte, muñeca.-Igualmente, Pa- le beso en la mejilla y él besa la punta de mi nariz.-Hola, Becca- le dice y Becca suspira, la muy descarada parece que va a desmayarse. Está loca si cree que mi padre se meterá con ella, antes le quito en pellejo de la cara.-Está más guapo que nunca, señor Neithan- le dice y mi padre ríe.-Muchachita descarada- le dice.-Sincera- responde ella guiñándole un ojo.-Y tú debes ser el. . . el novio de Lucía- le dice frunciendo el ceño.-Así es, señor- avanza hasta él y le estira la mano- soy Gabriel.-Tienes muchos tatuajes- le dice tomando su mano y estrechándola.-Si señor, son muy significativos para mi. No crea que por eso soy un mal muchacho, lo cierto
A la hora de la salida, Becca salió disparada a buscar un taxi que la llevara a casa, asegurando que si pasaba un minuto más se quedaría dormida con los ojos abiertos. Lucía y Gabbe, fueron a la parada.-¿Segura que no quieres que te acompañe?-Segura, Gabbe. Esperemos aquí el transporte y así cada uno podrá irse a casa, vives al otro extremo de la ciudad, te desviarías totalmente.-A mi no me importa en absoluto.-No, Gabbe- le rodeó el cuello- tranquilo, tienes mucha tarea para mañana- le besó los labios.-Podríamos hacerla juntos- le devolvió el beso.-Eres insoportable- le dijo riendo.-Quiero estar pegado a ti como una sanguijuela- le dijo y después le besó la punta de la nariz.-Allí viene tu transporte- dijo señalando la dirección contraria.-Puedo esperar el otro- dijo estrec
Neithan. . .Junto con la pequeña comisión que he preparado, me dirijo al lugar que indica el GPS del celular de Lucía, no se ha movido desde que logré contactarlo.No estoy seguro si sea una buena o mala señal, pero considerando que no responde las llamadas, me inclino más por la segunda opción. Es mi hija y quiero mantenerme en calma, aunque la angustia amenace con acabar conmigo. Sólo espero que ésto sea un pequeño susto y que mi nena solo esté enfadada con su madre y haya decidido salir a caminar.Sé que solo intento engañarme o mantener viva una pequeña esperanza, ya que de haber peleado con su madre no se iría a caminar, sino que de inmediato me buscaría o a Becca, ahora también hubiese buscado a Gabriel, el hecho de que no haya contactado con nadie, es sumamente preocupante.-Todo estará bien, comandante- me dice Ramírez, intentando darme ánimos.-Espero que así sea- le digo seriamente, sin mirarla, con la vista concentrada en el camino y e
-¡Qué bonita mercancía!- dice nada más verme y me siento aterrada, no sólo por su tono, sino por esas horribles palabras. ¿ mercancía?, ¿me ha llamado mercancía?- ¡que ojazos más hermosos tiene. Sin duda alguna será bien pagada!-¿Pagada?- pregunto sin poder contenerlo.-Exactamente- sonríe- digamos que me dejarás buenos dividendos.-Yo. . . yo no sé quién es usted, ni qué pretende- digo con voz temblorosa- solo le pido que me deje ir a mi casa.-Eso es imposible, linda- se acerca a la cama y se sienta en el borde- si te pierdo a ti, pierdo mucho dinero.-¿Qué me hará?-Venderte- dice como si nada y mis ojos se abren de par en par.-No soy una pieza o un animal. No puede venderme- gimo desesperada.-En esta vida todo tiene precio y siempre hay alguien que pague por todo. Hasta por tener una hermosa niña como tú- me dice- dime algo. . . ¿cuántos amantes has tenido?-¿Amantes?- le miro ceñuda- ¡yo no tengo amantes!- le escupo y su
Lucía, vuelve a la cama, llena de angustia y terror, solo deseando volver a casa. Es horrible que quieran arrancarle todo, que pretendan despojarla de su personalidad, que no quieran dejarla usar ni su nombre.1258, No, ese no era su nombre, el nombre que sus padres le habían dado en honor a su difunta abuela paterna.Lucía, así era como era llamada, Lucía Carter, no 1258.Debía pensar en qué hacer para volver a casa, era la hija de un policía, una chica fuerte, ruda y luchadora. No podía rendirse, no podía dejarse vencer.No se imaginaba siendo vendida a hombres, que abusaran de ella, ser sometidas a terribles humillaciones. No, las lágrimas corrieron como torrentes por sus mejillas, no quería eso, necesitaba recuperar su vida, necesitaba volver a casa, no podía soportar la angustia de estar lejos de los suyos y tener que sufrir todo aquello. Ni siquiera se imaginaba qué locuras podrían estar ocurriéndoseles a esos dementes. Debía
Peligro caminó enfadado por los pasillos. Odiaba iniciar a las chicas, odiaba sentirse así, vulnerable y movido sentimentalmente por las emociones de ellas. Pero 1258, lo hacía sentir confundido, se parecía un poco a su hermana, la pequeña Valeria, su inocente hermana. Pensó con pesar mientras caminaba con paso firme hacia la oficina del Pantera.Llamó a la puerta y esperó escuchar las palabras concediéndole el permiso para entrar.-Peligro. . . - dijo Pantera, nada más verle- me extraña que vengas a mi oficina.-No es mi lugar favorito en el mundo- dijo seriamente.-Eso ya lo sé- dijo riendo- vamos, siéntate.Él obedeció en silencio y tomó asiento frente a aquel duro hombre que dirigía la organización con mano de hierro. No le importaba a quién debía comprar, sobornar o asesinar para conseguir lo que quería, si tenía un objetivo lo llevaba a cabo sin dudar.-La chica nueva, 1258, ya fue examinada, como sabrás.-Si- dijo sonriendo- estoy con
Mientras caminaba por los iluminados pasillo, decidió que iría a ver a 1258 antes de retirarse a su habitación, solo para verificar que estuviese bien y que el bruto de Barbas, no la hubiese lastimado.Al llegar a la habitación al final del pasillo, suspiró. Introdujo el código en la puerta y esta se abrió, dándole paso a la estrecha y lúgubre habitación.La encontró recostada del espaldar de la cama, con las piernas elevadas, sosteniendo sobre sus rodillas una taza, y luchando a mordiscos con un viejo trozo de pan.-Al parecer eso está incomible- ella lo miró con desconcierto. Peligro, pudo notar aquel rosetón en su mejilla, y sintió enojo hacia Barbas, por ser tan bruto. Odiaba llegar al extremo de golpearlas, ya bastante miserable era su vida al ser prostituidas, cómo para añadir golpes.-Ese hombre ha dicho que es mi comida y . . . tengo demasiada hambre- se quejó.-Haces bien en comer, suelen ser comidas mejores con el pasar de los días, diga