-Neithan- se pone de pie- debo confesar que me extraña mucho tu visita.
-Supongo- le digo con voz austera y lo miro fijamente.
-¿Sucede algo?- me pregunta.
-Eso es precisamente lo que quiero saber.
-Bien, no entiendo pero, toma asiento- aceptó el ofrecimiento- ¿te ofrezco algo?
-No. Estoy bien- tensó la mandíbula.
-¿Y bien?
-Comprendo que para Lucía, no es fácil adaptarse a la vida en tu casa.
-Y no entiendo el porqué, sé que está en la adolescencia, una etapa bastante dura, sin embargo es un poco más rebelde de lo normal.
-Eso es con ustedes. Conmigo es totalmente diferente.
-Porque te adora, Neithan- me dice en tono de obviedad- la verdad es que yo no entiendo su comportamiento hacia mí.
-¿De verdad?- le pregunto irónico- evidentemente Lucía, comprende que tú destruiste el hogar que yo tenía junto a su madre, para ella eres un enemigo.
-Lo sé- tensa la mandíbula y me mira- sin embargo hago todo lo posible por ganarme su afecto, al menos su respeto, pero no lo logro, sin importar lo que haga.
-Si te soy sincero no creo que lo logres nunca- lo veo fruncir el ceño- ella no puede respetarte Rafael, al menos no en las condiciones que te conoció- me mira con los labios fruncidos, como sin saber qué decir.
-Nunca he hecho diferencia entre ella y mis hijos. La trato bien aunque ella no me corresponda.
-¿Qué tan bien?- le pregunto empuñando las manos.
-¿A qué te refieres?
-Dime algo Rafael. . . ¿Por qué Lucía, no puede dormir?
-Supongo que sufre de insomnio.
-Casualmente es solo en tu casa. Cuando va a la mía, duerme tranquilamente toda la noche, se levanta descansada y relajada como si no hubiese dormido así en mucho tiempo.
-No sé lo que le ocurre- se encoje de hombros- la verdad es que no lo sé, Neithan.
-¿Seguro que no lo sabes?- le miro con intensidad- ¿seguro?
-¿Intentas acusarme de algo, Neithan?
-Intento averiguar lo que le roba el sueño a mi hija- digo a secas.
-Te puedo asegurar que no soy yo- levanta ambas manos- no sé lo que ocurre Neithan, no sé porqué Lucía no puede dormir, pero te aseguro que lo que sea que estés pensando, yo no tengo nada que ver.
-¿Qué sabes tu de lo que pienso? - le pregunto fijándome en cada movimiento de si cuerpo, en cada reacción, en cada expresión.
-Imagino que al estar aquí no es nada bueno, de serlo estarías hablando con Allison, no conmigo.
-Que te quede claro que solo me interesa el bienestar de mi hija- me pongo en pie y lo miro seriamente- no quiero averiguar que algo macabro sucede bajo tu techo y que le impide a mi pequeña descansar, no quiero hacerlo Rafael, porque si es así, me verás realmente enfadado.
-¡Soy incapaz de tocar a Lucía!- me dice furioso, poniéndose en pie.
-¿He dicho yo eso?
-Deja tus juegos policiales conmigo, eso es lo que has insinuado y yo sería incapaz de tal cosa.
-Solo quiero advertirte algo Rafael Farrell, Lucía es mi todo y por ella soy capaz de cualquier cosa, no me tiembla el pulso para defenderla. No te maté cuando descubrí lo cobarde que eras, que entrabas a mi casa como un vil ladrón, te metiste en mi casa, en mi cama, con mi mujer, y sólo Dios sabe lo que me costó no hacerlo- todo mi cuerpo está en tensión- pero no toleraré ni un solo maltrato hacia mi hija, no permitiré que ni tú, ni nadie le haga daño. Te lo juro, así que cuida como tratas a mi hija o tendrás que lamentarlo- sentencio, me giro y me marcho con rapidez de su oficina, sin dejarle oportunidad a contestar a mis palabras. . .
Palabras que estoy determinado a cumplir.
Lucía. . .
-¿Iremos al cine?- me pregunta Becca, con una enorme sonrisa.
-No lo sé, anoche me quedé con mi padre y hoy ni he llamado a Allison, seguramente se enfadará si voy a algún sitio sin su permiso.
-Disculpen que me meta- dice Gabbe- si me lo permiten puedo ir con ustedes, yo podría pedirle permiso a tu madre, Lucía- siento que mi cara arde, no me acostumbro a tenerlo tan cerca de mi.
-No es necesario, Gabriel- le digo apenada, sintiendo que sudo las manos a mares.
-Vamos, Lucía. Este hermoso nos acompañará- mueve las cejas cómicamente, de arriba a abajo varias veces.
-Yo. . . - lo pienso y luego admito que me importa muy poco la opinión de mi madre, no tiene moral para reclamarme nada, así que acepto.- bien, vayamos al cine- digo sonriendo.
-¡SIIII!!- grita Becca, feliz.
-Seré muy afortunado- dice Gabbe- iré al cine con dos chicas lindas, qué suerte la mía- dice mirándome directamente a los ojos y logrando que me ruborice violentamente, y todo es peor cuando la carcajada de Becca inunda mis oídos.
En la sala de cine, me han dejado en medio de ambos, Becca a mi izquierda y Gabbe a mi derecha. Hemos decidido ver una película de romance y la verdad es que no puedo concentrarme del todo en la trama, ya que Gabbe, no pierde oportunidad para rozar mi brazo, o tocar mi mano.
-¡Eres hermosa!-susurra en mi oído y casi grito de la impresión. Me giro y lo observo, a pesar de la oscuridad sus ojos brillan y la hermosa sonrisa que le caracteriza ilumina su rostro. Es tan perfecto.
-Gabbe. . . - susurro.
-Me encantaría besarte, Lucia- me dice y trago el nudo que se forma en mi garganta. Agradezco que la oscuridad evite que el rubor de mi rostro se note. Levanta una de sus manos y me acaricia una mejilla, siento como un hormigueo nace justo allí donde me toca y se extiende por todo mi cuerpo. Su pulgar recorre el contorno de mi labio inferior, y tiemblo completamente, se inclina un poco y roza mis labios, luego sonríe y se aleja, girándose nuevamente hacia la pantalla, dejándome con un maremoto interno de sensaciones.
Después de que la película se acabara, decidimos tomar un taxi para volver a casa. El hombre tendría que hacer una ruta bastante larga ya que Becca, Gabbe y yo, vivimos muy distanciados. Dejamos a Becca en su casa, quien promete llamarme, entonces le doy la dirección de mi casa al taxista, mientras él maneja, Gabbe y yo vamos en la parte trasera del coche. Él me lleva tomada de la mano y yo no hago intento por retirarla su calor me reconforta.
-¿Sabes algo Lucía?, por tanto tiempo me he dedicado a observarte desdeb lejos- me giro para verlo a los ojos- tan hermosa, tan inteligente, tan fresca, tan llena de vida. Me encanta todo de ti.
-Yo. . . esto es extraño Gabbe, yo no me imagine si quiera que te gustara.
-Pero me gustas- me dice sonriendo- y mucho, mucho muchísimo. Llevo todo el día diciéndote lo que siento, pero no quiero que esto sea unilateral, ni que te veas forzada a nada.
-No es así- le digo nerviosa.
-¿Te gusto?- me pregunta y mi corazón golpea con violencia.
-Si- susurro y le sonrío apenada. El auto se detiene y el chofer nos indica que hemos llegado. Él baja del auto conmigo y me acompaña hasta la entrada de la casa. Me toma de ambas manos y me giro para quedar frente a él.
-Fue un día hermoso.
-Así es- le sonrío- el mejor de todos.
-¿Pensarás en mi propuesta?, ¿pensarás en ser mi novia?- demanda saber.
-¿Tendrías algún problema en que habláramos con mi padre?- le pregunto nerviosa- él. . . su opinión es importante para mi- lo miro a los ojos.
-No tengo ningún problema- me sonríe- podemos hablar con él cuando tu lo quieras, hermosa.
-Gracias- le digo sonriendo. Él me abraza y yo me recargo en su pecho, es tan lindo sentirse así, es una sensación que nunca antes había tenido y no puedo creerme que me esté pasando esto. Cortamos el abrazo y me quedo allí mirándolo, esperando que se marche, mi boca se entreabre y lo que sigue es a un Gabbe, mirando mis labios y luego lanzándose contra ellos.
Nuestros labios se encuentran así que instintivamente cierro los ojos, disfrutando de este momento. . . mi primer beso. Su boca es suave, y muy agradable, no sé hacerlo pero le imito, permitiendo que mis labios se muevan contra los de él, siento que mi cuerpo se agita y la respiración comienza a fallarme. Nos alejamos cortando el beso, él tiene aún los ojos cerrados y une su frente a la mía.
-Fue mejor de lo que imaginé- me susurra- me gustas tanto, Lucía.
-Tu también me gustas, Gabriel- decido decir, aunque sienta que pierdo el decoro- me gustas mucho, muchísimo- sonrío por usar sus mismas palabras, él también sonríe.
-Eso es magnífico. Por favor, dime que si. . . - me suplica- te prometo que hablaremos con tu padre, pero dime que si.
-Si- le digo sin pensar, no creo que papá se oponga. Gabriel, es un buen muchacho. Él vuelve a besarme y esta vez correspondo, con más libertad.
-Nos veremos mañana, hermosa.
-Si- le digo sonriendo como tonta. Y luego lo veo subirse al taxi y alejarse. ¡Dios!, eso ha sido maravilloso.
¡Tengo novio! Sonrío feliz.
Solo espero que papá no se enoje. Suspiro y decido entrar a la casa.
Cruzo el umbral de la puerta principal, y sin mirar a ningún lado decido subir a mi habitación.-¡Lucía!- la enojada voz de mi madre me hace detenerme al pie de la escalera. Ruedo los ojos. Me giro y me encuentro con sus ojos azules. Y no está ella sola, sino que también está él-¿Qué?- le digo sin saludo, sin nada.-Hasta que al fin llegas- me dice Rafael y lo miro con odio- es muy tarde para que andes sola.-No tengo que darte explicaciones. No eres mi padre- le digo y él contrae los labios enojado.-¡No seas grosera, Lucía!- me dice mi madre furiosa.-No tengo tiempo para esto- les digo con voz fastidiada- ¿Qué quieren?-Saber dónde estabas.-Aunque no me siento en la necesidad de darte explicaciones madre, te lo diré. Estaba en el cine.-¿No pudiste avisar?, la noche ya comienza a caer y me estaba muriendo de angustia.-¡Tonterías!, ni que fuese yo, Lorena.-¡Tu también eres mi hija!-Te diré una
Después de alistarme, bajo al desayunador, todos están sentados comiendo en silencio, mi madre me mira y sirve mi desayuno sin decir nada.Como en silencio sin siquiera mirar a nadie, luego respiro y decido intentarlo de nuevo.-¿Podría cambiar de habitación con Lucas?-¡Me gusta mi habitación!!- gime Lucas y yo aprieto los dientes.-¿Otra vez con lo mismo, Lucía?- la voz de Rafael me revuelve el estómago.-No quiero estar más en esa habitación.-¿No te gusta tu cuarto, Lu?- me pregunta Lorena y no le respondo, es una niña tan dulce, no me gusta darle comentario mordaces.-Solo quiero otra habitación- digo.-Pero no hay otra, Lucía quizás. . .-No puedo dormir allí.-¿Por qué?- demanda Rafael y lo miro con desprecio.-Solo denme otra estúpida habitación, ¡es todo!- gimo frustrada.-No has dado un motivo razonable para semejante capricho. Lucas, no quiere cambiar de habitación- dice Rafael
Mi padre nos espera recargado en su auto, al verme me regala una sonrisa, luego se endereza quedando muy recto.-¡Pa!- digo feliz y corro hasta guindarme de su cuello. Él me besa feliz y me estrecha con fuerza.-Que bueno verte, muñeca.-Igualmente, Pa- le beso en la mejilla y él besa la punta de mi nariz.-Hola, Becca- le dice y Becca suspira, la muy descarada parece que va a desmayarse. Está loca si cree que mi padre se meterá con ella, antes le quito en pellejo de la cara.-Está más guapo que nunca, señor Neithan- le dice y mi padre ríe.-Muchachita descarada- le dice.-Sincera- responde ella guiñándole un ojo.-Y tú debes ser el. . . el novio de Lucía- le dice frunciendo el ceño.-Así es, señor- avanza hasta él y le estira la mano- soy Gabriel.-Tienes muchos tatuajes- le dice tomando su mano y estrechándola.-Si señor, son muy significativos para mi. No crea que por eso soy un mal muchacho, lo cierto
A la hora de la salida, Becca salió disparada a buscar un taxi que la llevara a casa, asegurando que si pasaba un minuto más se quedaría dormida con los ojos abiertos. Lucía y Gabbe, fueron a la parada.-¿Segura que no quieres que te acompañe?-Segura, Gabbe. Esperemos aquí el transporte y así cada uno podrá irse a casa, vives al otro extremo de la ciudad, te desviarías totalmente.-A mi no me importa en absoluto.-No, Gabbe- le rodeó el cuello- tranquilo, tienes mucha tarea para mañana- le besó los labios.-Podríamos hacerla juntos- le devolvió el beso.-Eres insoportable- le dijo riendo.-Quiero estar pegado a ti como una sanguijuela- le dijo y después le besó la punta de la nariz.-Allí viene tu transporte- dijo señalando la dirección contraria.-Puedo esperar el otro- dijo estrec
Neithan. . .Junto con la pequeña comisión que he preparado, me dirijo al lugar que indica el GPS del celular de Lucía, no se ha movido desde que logré contactarlo.No estoy seguro si sea una buena o mala señal, pero considerando que no responde las llamadas, me inclino más por la segunda opción. Es mi hija y quiero mantenerme en calma, aunque la angustia amenace con acabar conmigo. Sólo espero que ésto sea un pequeño susto y que mi nena solo esté enfadada con su madre y haya decidido salir a caminar.Sé que solo intento engañarme o mantener viva una pequeña esperanza, ya que de haber peleado con su madre no se iría a caminar, sino que de inmediato me buscaría o a Becca, ahora también hubiese buscado a Gabriel, el hecho de que no haya contactado con nadie, es sumamente preocupante.-Todo estará bien, comandante- me dice Ramírez, intentando darme ánimos.-Espero que así sea- le digo seriamente, sin mirarla, con la vista concentrada en el camino y e
-¡Qué bonita mercancía!- dice nada más verme y me siento aterrada, no sólo por su tono, sino por esas horribles palabras. ¿ mercancía?, ¿me ha llamado mercancía?- ¡que ojazos más hermosos tiene. Sin duda alguna será bien pagada!-¿Pagada?- pregunto sin poder contenerlo.-Exactamente- sonríe- digamos que me dejarás buenos dividendos.-Yo. . . yo no sé quién es usted, ni qué pretende- digo con voz temblorosa- solo le pido que me deje ir a mi casa.-Eso es imposible, linda- se acerca a la cama y se sienta en el borde- si te pierdo a ti, pierdo mucho dinero.-¿Qué me hará?-Venderte- dice como si nada y mis ojos se abren de par en par.-No soy una pieza o un animal. No puede venderme- gimo desesperada.-En esta vida todo tiene precio y siempre hay alguien que pague por todo. Hasta por tener una hermosa niña como tú- me dice- dime algo. . . ¿cuántos amantes has tenido?-¿Amantes?- le miro ceñuda- ¡yo no tengo amantes!- le escupo y su
Lucía, vuelve a la cama, llena de angustia y terror, solo deseando volver a casa. Es horrible que quieran arrancarle todo, que pretendan despojarla de su personalidad, que no quieran dejarla usar ni su nombre.1258, No, ese no era su nombre, el nombre que sus padres le habían dado en honor a su difunta abuela paterna.Lucía, así era como era llamada, Lucía Carter, no 1258.Debía pensar en qué hacer para volver a casa, era la hija de un policía, una chica fuerte, ruda y luchadora. No podía rendirse, no podía dejarse vencer.No se imaginaba siendo vendida a hombres, que abusaran de ella, ser sometidas a terribles humillaciones. No, las lágrimas corrieron como torrentes por sus mejillas, no quería eso, necesitaba recuperar su vida, necesitaba volver a casa, no podía soportar la angustia de estar lejos de los suyos y tener que sufrir todo aquello. Ni siquiera se imaginaba qué locuras podrían estar ocurriéndoseles a esos dementes. Debía
Peligro caminó enfadado por los pasillos. Odiaba iniciar a las chicas, odiaba sentirse así, vulnerable y movido sentimentalmente por las emociones de ellas. Pero 1258, lo hacía sentir confundido, se parecía un poco a su hermana, la pequeña Valeria, su inocente hermana. Pensó con pesar mientras caminaba con paso firme hacia la oficina del Pantera.Llamó a la puerta y esperó escuchar las palabras concediéndole el permiso para entrar.-Peligro. . . - dijo Pantera, nada más verle- me extraña que vengas a mi oficina.-No es mi lugar favorito en el mundo- dijo seriamente.-Eso ya lo sé- dijo riendo- vamos, siéntate.Él obedeció en silencio y tomó asiento frente a aquel duro hombre que dirigía la organización con mano de hierro. No le importaba a quién debía comprar, sobornar o asesinar para conseguir lo que quería, si tenía un objetivo lo llevaba a cabo sin dudar.-La chica nueva, 1258, ya fue examinada, como sabrás.-Si- dijo sonriendo- estoy con