A la hora de la salida, Becca salió disparada a buscar un taxi que la llevara a casa, asegurando que si pasaba un minuto más se quedaría dormida con los ojos abiertos. Lucía y Gabbe, fueron a la parada.
-¿Segura que no quieres que te acompañe?
-Segura, Gabbe. Esperemos aquí el transporte y así cada uno podrá irse a casa, vives al otro extremo de la ciudad, te desviarías totalmente.
-A mi no me importa en absoluto.
-No, Gabbe- le rodeó el cuello- tranquilo, tienes mucha tarea para mañana- le besó los labios.
-Podríamos hacerla juntos- le devolvió el beso.
-Eres insoportable- le dijo riendo.
-Quiero estar pegado a ti como una sanguijuela- le dijo y después le besó la punta de la nariz.
-Allí viene tu transporte- dijo señalando la dirección contraria.
-Puedo esperar el otro- dijo estrechándola más y besándola.
-Vamos Gabriel Price, toma tu transporte o te dejará, en unos minutos pasará el mío.
-Bien. . . bien. . . no entiendo a estas chicas de ahora, que no quieren estar con sus novios.- dijo llevándose una mano al corazón.
-Qué dramático- Lucía, comenzó a reír- deberías estudiar actuación.
Gabbe, la besó y luego corrió a subirse al transporte mientras le lanzaba un beso. Lucía, esperó por largos diez minutos, pero el transporte nada que pasaba, así que decidió caminar para así despejar sus pensamientos.
Debía decirle a su madre que tenía novio, realmente no es que quisiera pedirle permiso o contar con su opinión, pero sería mejor decírselo ella, y no que se enterara por otra persona.
Aunque, a fin de cuentas ella nunca le dijo que estaba con Rafael, nunca hasta que ella misma los vio y todo estalló.
No entendía en qué momento se desmoronó la bonita relación que tenía con su madre, en qué momento se vino abajo su gran familia. Su madre cariñosa, su padre amoroso, su ambiente cargado de dicha, extrañaba todo aquello, ponía de su parte para intentar tolerar a Rafael, pero las verdad no podía, no le nacía del alma hacerlo.
Le parecía el hombre más vil e hipócrita que hubiese conocido jamás.
Al llegar a casa y buscar sus llaves para entrar no las encontró, recordó que durante la discusión matutina con su madre, había olvidado tomarlas.
¡Perfecto!
Pensó frustrada, llamó a la casa varias veces y nadie atendió, por lo que supuso que todos habían salido, ahora tendría que esperar que alguien llegara. De preferencia que fuese su madre, detestaba la presencia de Rafael.
No podía llamar a Neithan, y pedirle que fuese por ella, ya que él estaría de guardia en unas horas, seguramente estaría descansando así que decidió sentarse en la entrada.
Cuarenta minutos más tarde, seguía allí sentada, a la espera. No aparecía Allison, ni tan siquiera Rafael, comenzaba a impacientarse pues pronto caería la noche y aunque su comunidad era tranquila, nunca le había gustado estar fuera de casa tan tarde y menos sola.
Sacó su celular y pensó en llamar a su madre. Luego negó y lo guardó, pero después de diez minutos más decidió marcarle, al tercer repique contestó.
-Hola, cariño.
-¿Dónde estás?- dijo con tono de amargura- llevo casi una hora fuera de tu casa y no llegas.
-¿Qué haces fuera de la casa?- preguntó su madre confundida.
-Por tu culpa olvidé las llaves ésta mañana.
-No fue mi culpa Lucía, si tan solo pusieras de tu parte podríamos llevárnosla bien. Yo te amo, princesa.
-¿Me dirás dónde estás?- preguntó frunciendo los labios.
-Pasé recogiendo a Lucas, por las clases de natación. Llegaré en veinte minutos.
Lucía, bufó y cortó la comunicación... con suerte el idiota de Rafael, llegaría primero.
De pronto una camioneta negra se detuvo frente a su casa, ella la observó frunciendo el ceño. El vidrio Bajó dejando ver a una mujer rubia, de hermosos ojos verdes.
-Hola, linda- la saludó.
-Hola- le dijo Lucía, sin darle importancia.
-Necesito algo de ayuda, creo que me he perdido. Quizás puedas ayudarme.
-Claro que sí- Lucía, se puso en pie y caminó hasta la camioneta. La mujer era realmente hermosa, junto a ella, viajaba un hombre de aspecto no muy agradable- ¿A dónde va?
-Busco la autopista central, la verdad es que voy a la biblioteca nacional.
-Es sencillo- le dijo Lucía- no está para nada lejos, debe seguir derecho, cuente tres cuadras y al final cruza a la izquierda. Baja dos cuadras y allí encontrará la biblio. . . -No pudo terminar porque sintió que alguien la tomó por detrás y le tapó la boca y la nariz. Se removió inquieta intentando golpearle y liberarse, pero aquella persona que la sostenía era más fuerte y más grande que ella. La mujer sonrió de forma maquiavélica y su bonito rostro se distorsionó. De ponto sintió un fuerte golpe en la cabeza y al momento todo se volvía oscuro. . .
Pensó en Neithan. . . había prometido llamar a su padre. Quizás nunca más lo haría.
Y así la oscuridad la engulló.
Neithan. . .
Observo por decimotercera vez el celular y no tengo llamadas perdidas, ni un mensaje ni nada por el estilo. Es extraño, porque Lucía, siempre cumple con su palabra, prometió llamarle, ¿qué podría haberle retrasado?
No soportando un minuto más, vuelve a llamarle, pero de nuevo su celular suena hasta enviar la llamada al buzón.
Comienza a preocuparse realmente. Así que decide llamar a Gabbe, quizás esté con él. Al tercer repique atiende.
-Hola, Neithan.
-Hola, Gabriel, lamento molestarte a éstas horas.
-No molestas- le dice en tono amigable- ¿En qué puedo ayudarte?
-Estoy intentando contactar con Lucía, y nada que responde el celular. ¿Has hablado con ella?, ¿está contigo?
-No. Hablé al salir del instituto, pero debía atender algunas cosas y me fui, hasta ahora me desocupo, pero le he llamado un par de veces y no responde. Quizás esté ocupada.
-Comienzo a preocuparme, llevo rato intentando comunicarme con ella y no atiende.
-Llamaré a su casa. Quizás haya peleado con su madre.
-Bien. Yo llamaré a Rebecca, puede que ella sepa algo.
Colgó la comunicación sintiéndose mas preocupado que antes, algo andaba mal, lo presentía.
-Hola Becca- le saludó antes de que ella dijera algo- soy Neithan.
-¡OH, DIOS MÍO!- gritó emocionada- ¿Es mi día de suerte?- Neithan, no pudo evitar sonreír, en definitiva esa adolescente y sus hormonas estaban muy locas.
-Ni lo pienses, jovencita- le dijo de inmediato- estoy preocupado por Lucía.
-No entiendo- parecía confundida-¿Le ocurre algo?
-Es precisamente lo que no sé. Estoy intentando comunicarme con ella y no he podido, Gabriel tampoco. ¿Sabes algo de mi hija?
-No. Después de que salimos del instituto, no volvimos a hablar, se supone que debería llamarme en media hora, como siempre lo hace.
-Estoy muy preocupado, Lucía no suele desaparecer así. . .
Gabbe. . .
Las palabras de Neithan, me asustan, no quiero creer que algo malo haya podido suceder. Intento nuevamente marcar al celular de Lucía, pero no responde así que intento marcar a su casa. La voz masculina que me atiende me confunde, pero luego recuerdo que debe ser el padrastro de Lucía, Rafael.
-Hola.
-Hola, buenas noches. Podría comunicarme con Lucía?
-Ella no se encuentra- dice llanamente.
-¿Podría ponerme a la señora Allison?
-Si, espere un momento- después de un par de minutos una dulce voz femenina inunda la vía telefónica.
-Hola, es Allison.
-Espero esté muy bien, señora. Es Gabbe.
-¿Gabbe?- parecía confundida-¿Quién es Gabbe?
-El novio de Lucía.
-¡¿NOVIO?!- la exclamación- pregunta, le retumbó en los oídos.- ¡¿CÓMO QUE NOVIO?!
-Pensé que Lucía, le había comentado. Soy su novio, Neithan consintió nuestra relación.
-Pues, es evidente que soy la ultima en enterarse y he de decir que no estoy nada contenta, se supone que soy su madre, debí ser la primera en ser consultada para formalizar un noviazgo.
-Yo. . . lo siento, pensé que Lucía le había dicho, solo esperaba la oportunidad para ir a conocerle.
-Espero que sea muy pronto, tenemos mucho de qué hablar, ya luego decidiremos eso del noviazgo. Supongo que llamas para decirme que mi hija está contigo.
-No, señora- parecía más preocupado aún- Neithan, me ha llamado ya que Lucia, quedó en llamarle y no lo ha hecho, no contesta su celular y estamos preocupados.
-Yo. . . pensé que estaba con Becca- dijo con voz temblorosa- es muy tarde y. . . .Ella nunca llega tan tarde si anda sola- su corazón se agitó con violencia. Estaba enojada porque se había quedado sin llaves, cuando llegué a casa ya no estaba. Supuse que estaría con su padre o con Becca. . . .Yo. . .
-Tranquilícese. La verdad es que no logramos contactarla. Debo llamar a Neithan, comuníquese luego con él, debemos buscar a Lucía, algo está mal.
Sin darle oportunidad a nada corta la comunicación.
-¿Sucede algo, hijo?- le pregunta su madre con el ceño fruncido.
-No lo sé, ma, Lucía no aparece, no contesta al celular, no está con su padre, ni está en casa. Estoy realmente asustado.
-Ten paz, tesoro, seguramente se entretuvo con algo, debe estar por llegar a casa.
-Dios te oiga madre. Pero tengo mucho miedo.- dos minutos después volvía a comunicarse con Neithan.
-No está en casa- fue lo primero que le dijo.
-No está con Becca- respondió el padre angustiado, pasándose una mano por la cabeza-algo le ocurrió a mi hija, no desaparecería así como así, algo está mal, muy mal.
-Salgo para la comisaria ahora mismo.
-No Gabbe, no lo hagas- le dice angustiado- rastree el teléfono celular de Lucía, preparé una comisión y voy saliendo ahora mismo para allá.
-De acuerdo, pero por favor prometa que me mantendrá informado.
-Lo haré, hijo, prometo que lo haré.
Neithan. . .Junto con la pequeña comisión que he preparado, me dirijo al lugar que indica el GPS del celular de Lucía, no se ha movido desde que logré contactarlo.No estoy seguro si sea una buena o mala señal, pero considerando que no responde las llamadas, me inclino más por la segunda opción. Es mi hija y quiero mantenerme en calma, aunque la angustia amenace con acabar conmigo. Sólo espero que ésto sea un pequeño susto y que mi nena solo esté enfadada con su madre y haya decidido salir a caminar.Sé que solo intento engañarme o mantener viva una pequeña esperanza, ya que de haber peleado con su madre no se iría a caminar, sino que de inmediato me buscaría o a Becca, ahora también hubiese buscado a Gabriel, el hecho de que no haya contactado con nadie, es sumamente preocupante.-Todo estará bien, comandante- me dice Ramírez, intentando darme ánimos.-Espero que así sea- le digo seriamente, sin mirarla, con la vista concentrada en el camino y e
-¡Qué bonita mercancía!- dice nada más verme y me siento aterrada, no sólo por su tono, sino por esas horribles palabras. ¿ mercancía?, ¿me ha llamado mercancía?- ¡que ojazos más hermosos tiene. Sin duda alguna será bien pagada!-¿Pagada?- pregunto sin poder contenerlo.-Exactamente- sonríe- digamos que me dejarás buenos dividendos.-Yo. . . yo no sé quién es usted, ni qué pretende- digo con voz temblorosa- solo le pido que me deje ir a mi casa.-Eso es imposible, linda- se acerca a la cama y se sienta en el borde- si te pierdo a ti, pierdo mucho dinero.-¿Qué me hará?-Venderte- dice como si nada y mis ojos se abren de par en par.-No soy una pieza o un animal. No puede venderme- gimo desesperada.-En esta vida todo tiene precio y siempre hay alguien que pague por todo. Hasta por tener una hermosa niña como tú- me dice- dime algo. . . ¿cuántos amantes has tenido?-¿Amantes?- le miro ceñuda- ¡yo no tengo amantes!- le escupo y su
Lucía, vuelve a la cama, llena de angustia y terror, solo deseando volver a casa. Es horrible que quieran arrancarle todo, que pretendan despojarla de su personalidad, que no quieran dejarla usar ni su nombre.1258, No, ese no era su nombre, el nombre que sus padres le habían dado en honor a su difunta abuela paterna.Lucía, así era como era llamada, Lucía Carter, no 1258.Debía pensar en qué hacer para volver a casa, era la hija de un policía, una chica fuerte, ruda y luchadora. No podía rendirse, no podía dejarse vencer.No se imaginaba siendo vendida a hombres, que abusaran de ella, ser sometidas a terribles humillaciones. No, las lágrimas corrieron como torrentes por sus mejillas, no quería eso, necesitaba recuperar su vida, necesitaba volver a casa, no podía soportar la angustia de estar lejos de los suyos y tener que sufrir todo aquello. Ni siquiera se imaginaba qué locuras podrían estar ocurriéndoseles a esos dementes. Debía
Peligro caminó enfadado por los pasillos. Odiaba iniciar a las chicas, odiaba sentirse así, vulnerable y movido sentimentalmente por las emociones de ellas. Pero 1258, lo hacía sentir confundido, se parecía un poco a su hermana, la pequeña Valeria, su inocente hermana. Pensó con pesar mientras caminaba con paso firme hacia la oficina del Pantera.Llamó a la puerta y esperó escuchar las palabras concediéndole el permiso para entrar.-Peligro. . . - dijo Pantera, nada más verle- me extraña que vengas a mi oficina.-No es mi lugar favorito en el mundo- dijo seriamente.-Eso ya lo sé- dijo riendo- vamos, siéntate.Él obedeció en silencio y tomó asiento frente a aquel duro hombre que dirigía la organización con mano de hierro. No le importaba a quién debía comprar, sobornar o asesinar para conseguir lo que quería, si tenía un objetivo lo llevaba a cabo sin dudar.-La chica nueva, 1258, ya fue examinada, como sabrás.-Si- dijo sonriendo- estoy con
Mientras caminaba por los iluminados pasillo, decidió que iría a ver a 1258 antes de retirarse a su habitación, solo para verificar que estuviese bien y que el bruto de Barbas, no la hubiese lastimado.Al llegar a la habitación al final del pasillo, suspiró. Introdujo el código en la puerta y esta se abrió, dándole paso a la estrecha y lúgubre habitación.La encontró recostada del espaldar de la cama, con las piernas elevadas, sosteniendo sobre sus rodillas una taza, y luchando a mordiscos con un viejo trozo de pan.-Al parecer eso está incomible- ella lo miró con desconcierto. Peligro, pudo notar aquel rosetón en su mejilla, y sintió enojo hacia Barbas, por ser tan bruto. Odiaba llegar al extremo de golpearlas, ya bastante miserable era su vida al ser prostituidas, cómo para añadir golpes.-Ese hombre ha dicho que es mi comida y . . . tengo demasiada hambre- se quejó.-Haces bien en comer, suelen ser comidas mejores con el pasar de los días, diga
Lucía, comenzó a sollozar, todo estaba perdido, si él hiciera aquello por dinero, sería fácil convencerlo para que la liberara, con la firme promesa de que Neithan y su madre le darían mucho, mucho dinero, pero si lo que estaba en juego era la vida de algún ser querido, entonces no había nada que hacer.Él no cedería ante nada, no arriesgaría la vida de un ser amado, por unos ceros en su cuenta bancaria.Después de llorar por un tiempo que no supo determinar, se dedicó a ir al cuarto de baño, se lavó los dientes y se dio un rápido baño, no disponía de un cambio de ropa, así que se puso el mismo odiado vestido, mientras dejaba que su cabello se secara solo.Bebió el vaso con agua, que servía de "desayuno" para volver luego a la cama. ¿Cómo podría salir de allí?, ¿cómo podría volver a casa?, ¿cómo? No tenía idea de donde estaba, no se imaginaba cómo podría salir de aquella situación, lo único que sabía era que no podía darse por vencida, no podía, d
Mientras caminaba por las calles, seguía recordando, esta vez su memoria reprodujo los recuerdos de cuando fue a hablar con su tío, para pedirle la libertad de Valeria.-Te lo dije querido sobrino. Aquí se entra, pero nadie sale.-¡Es mi hermana, tu sobrina, no puedes tenerla aquí!-No la traje, ella quiso venir por su propio pie.-Te aprovechaste de nuestra necesidad, sabes que lo hace por mi madre.-Yo no la obligo Vicent, es ella quien quiere venir aquí a trabajar. Ya está aquí, ahora me pertenece, no puede irse. Aunque podemos llegar a un a cuerdo.-¿Cuál?- preguntó con el alma en vilo.-Sabes que no tengo hijos, no quiero que mi trabajo se pierda, necesito que alguien herede mi dinero, mi esfuerzo, y ése debes ser tú. Si vienes a trabajar conmigo, Valeria puede irse.Vicent, lo miró con odio, porque estaba aprovechando la oport
Lucía, se acostó en la cama y se hizo un ovillo, mientras su cuerpo era controlado por fuertes espasmos y sollozos, había pensado en no llorar más, en enfrentar la situación con valentía, pero no podía, cerró los ojos y recordó como las indeseadas manos de aquel hombre, viajan por su cuerpo, acariciando sus senos, haciéndola sentir asqueada. Sin poder controlarlo, un grito de desesperación brotó de las profundidades de su ser.-Noooo- sollozó- quiero irme a casa. Ven por mi Neithan, por favor, ven por mi- gritaba mientras se deshacía en lágrimas.Las horas pasaban y ella seguía allí, en la misma posición, sintiendo que se le escapaba la vida, el hambre no le daba tregua, su estómago crujía y el ardor, le quemaba las paredes estomacales. La sed, era terrible, así que se levantó y sin dudarlo abrió la destartalada regadera, unas débiles gotas cayeron y colocó su manos para retenerlas y así poder sostener un poco para beberla, luego volvió a la cama.No su