-¡Qué bonita mercancía!- dice nada más verme y me siento aterrada, no sólo por su tono, sino por esas horribles palabras. ¿ mercancía?, ¿me ha llamado mercancía?- ¡que ojazos más hermosos tiene. Sin duda alguna será bien pagada!
-¿Pagada?- pregunto sin poder contenerlo.
-Exactamente- sonríe- digamos que me dejarás buenos dividendos.
-Yo. . . yo no sé quién es usted, ni qué pretende- digo con voz temblorosa- solo le pido que me deje ir a mi casa.
-Eso es imposible, linda- se acerca a la cama y se sienta en el borde- si te pierdo a ti, pierdo mucho dinero.
-¿Qué me hará?
-Venderte- dice como si nada y mis ojos se abren de par en par.
-No soy una pieza o un animal. No puede venderme- gimo desesperada.
-En esta vida todo tiene precio y siempre hay alguien que pague por todo. Hasta por tener una hermosa niña como tú- me dice- dime algo. . . ¿cuántos amantes has tenido?
-¿Amantes?- le miro ceñuda- ¡yo no tengo amantes!- le escupo y su
Lucía, vuelve a la cama, llena de angustia y terror, solo deseando volver a casa. Es horrible que quieran arrancarle todo, que pretendan despojarla de su personalidad, que no quieran dejarla usar ni su nombre.1258, No, ese no era su nombre, el nombre que sus padres le habían dado en honor a su difunta abuela paterna.Lucía, así era como era llamada, Lucía Carter, no 1258.Debía pensar en qué hacer para volver a casa, era la hija de un policía, una chica fuerte, ruda y luchadora. No podía rendirse, no podía dejarse vencer.No se imaginaba siendo vendida a hombres, que abusaran de ella, ser sometidas a terribles humillaciones. No, las lágrimas corrieron como torrentes por sus mejillas, no quería eso, necesitaba recuperar su vida, necesitaba volver a casa, no podía soportar la angustia de estar lejos de los suyos y tener que sufrir todo aquello. Ni siquiera se imaginaba qué locuras podrían estar ocurriéndoseles a esos dementes. Debía
Peligro caminó enfadado por los pasillos. Odiaba iniciar a las chicas, odiaba sentirse así, vulnerable y movido sentimentalmente por las emociones de ellas. Pero 1258, lo hacía sentir confundido, se parecía un poco a su hermana, la pequeña Valeria, su inocente hermana. Pensó con pesar mientras caminaba con paso firme hacia la oficina del Pantera.Llamó a la puerta y esperó escuchar las palabras concediéndole el permiso para entrar.-Peligro. . . - dijo Pantera, nada más verle- me extraña que vengas a mi oficina.-No es mi lugar favorito en el mundo- dijo seriamente.-Eso ya lo sé- dijo riendo- vamos, siéntate.Él obedeció en silencio y tomó asiento frente a aquel duro hombre que dirigía la organización con mano de hierro. No le importaba a quién debía comprar, sobornar o asesinar para conseguir lo que quería, si tenía un objetivo lo llevaba a cabo sin dudar.-La chica nueva, 1258, ya fue examinada, como sabrás.-Si- dijo sonriendo- estoy con
Mientras caminaba por los iluminados pasillo, decidió que iría a ver a 1258 antes de retirarse a su habitación, solo para verificar que estuviese bien y que el bruto de Barbas, no la hubiese lastimado.Al llegar a la habitación al final del pasillo, suspiró. Introdujo el código en la puerta y esta se abrió, dándole paso a la estrecha y lúgubre habitación.La encontró recostada del espaldar de la cama, con las piernas elevadas, sosteniendo sobre sus rodillas una taza, y luchando a mordiscos con un viejo trozo de pan.-Al parecer eso está incomible- ella lo miró con desconcierto. Peligro, pudo notar aquel rosetón en su mejilla, y sintió enojo hacia Barbas, por ser tan bruto. Odiaba llegar al extremo de golpearlas, ya bastante miserable era su vida al ser prostituidas, cómo para añadir golpes.-Ese hombre ha dicho que es mi comida y . . . tengo demasiada hambre- se quejó.-Haces bien en comer, suelen ser comidas mejores con el pasar de los días, diga
Lucía, comenzó a sollozar, todo estaba perdido, si él hiciera aquello por dinero, sería fácil convencerlo para que la liberara, con la firme promesa de que Neithan y su madre le darían mucho, mucho dinero, pero si lo que estaba en juego era la vida de algún ser querido, entonces no había nada que hacer.Él no cedería ante nada, no arriesgaría la vida de un ser amado, por unos ceros en su cuenta bancaria.Después de llorar por un tiempo que no supo determinar, se dedicó a ir al cuarto de baño, se lavó los dientes y se dio un rápido baño, no disponía de un cambio de ropa, así que se puso el mismo odiado vestido, mientras dejaba que su cabello se secara solo.Bebió el vaso con agua, que servía de "desayuno" para volver luego a la cama. ¿Cómo podría salir de allí?, ¿cómo podría volver a casa?, ¿cómo? No tenía idea de donde estaba, no se imaginaba cómo podría salir de aquella situación, lo único que sabía era que no podía darse por vencida, no podía, d
Mientras caminaba por las calles, seguía recordando, esta vez su memoria reprodujo los recuerdos de cuando fue a hablar con su tío, para pedirle la libertad de Valeria.-Te lo dije querido sobrino. Aquí se entra, pero nadie sale.-¡Es mi hermana, tu sobrina, no puedes tenerla aquí!-No la traje, ella quiso venir por su propio pie.-Te aprovechaste de nuestra necesidad, sabes que lo hace por mi madre.-Yo no la obligo Vicent, es ella quien quiere venir aquí a trabajar. Ya está aquí, ahora me pertenece, no puede irse. Aunque podemos llegar a un a cuerdo.-¿Cuál?- preguntó con el alma en vilo.-Sabes que no tengo hijos, no quiero que mi trabajo se pierda, necesito que alguien herede mi dinero, mi esfuerzo, y ése debes ser tú. Si vienes a trabajar conmigo, Valeria puede irse.Vicent, lo miró con odio, porque estaba aprovechando la oport
Lucía, se acostó en la cama y se hizo un ovillo, mientras su cuerpo era controlado por fuertes espasmos y sollozos, había pensado en no llorar más, en enfrentar la situación con valentía, pero no podía, cerró los ojos y recordó como las indeseadas manos de aquel hombre, viajan por su cuerpo, acariciando sus senos, haciéndola sentir asqueada. Sin poder controlarlo, un grito de desesperación brotó de las profundidades de su ser.-Noooo- sollozó- quiero irme a casa. Ven por mi Neithan, por favor, ven por mi- gritaba mientras se deshacía en lágrimas.Las horas pasaban y ella seguía allí, en la misma posición, sintiendo que se le escapaba la vida, el hambre no le daba tregua, su estómago crujía y el ardor, le quemaba las paredes estomacales. La sed, era terrible, así que se levantó y sin dudarlo abrió la destartalada regadera, unas débiles gotas cayeron y colocó su manos para retenerlas y así poder sostener un poco para beberla, luego volvió a la cama.No su
Lucía, se queda sola, repitiéndose una y otra vez, que no debe llorar, que debe ser fuerte, pero sintiendo como poco a poco, comienza a derrumbarse. Pasaron unos quince minutos hasta que la puerta volvió a abrirse, dando paso a Peligro.-Bien, veo que estás lista.-No quiero hacer esto- dice con voz quebrada.-Lo hemos conversado, no te resistas o será más difícil, hay muchos clientes hoy, muchos que podrían ser una buena opción y al menos no son violentos. Solo mantente lo más calmada posible.-Me siento estúpida con todo este maquillaje, parezco una fulana- le dice y Peligro la observa en silencio.-Hora de irnos, Lucía- la llama por su nombre- por favor, recuerda no estropearlo, el pellejo de ambos está en juego. De ti depende que Pantera, no nos asesine.Subieron una planta y caminaron hasta un salón, de donde provenía una música, lenta, sensual, provocadora. Las piernas de Lucía, temblaron y sintió que se desmayaría.-No podré. . . – su
Barbas. . .La ira me consume y la frustración se adueña de mi, se supone que la chica sería mía, se supone que yo sería el primero. Me acerco al Jefe y lo miro con seriedad.-Pensé que teníamos un acuerdo, Pantera.-Lo siento Barbas, ese cliente me dio casi el triple de lo que tu podías ofrecer, no podía rechazarle.-Pero teníamos un acuerdo- digo tensando la mandíbula.-Tampoco es que es el fin del mundo Barbas- me dice relajado- escoge a cualquier otra.-No quiero a otra, Pantera, la quiero a ella.-Ya es tarde- se encoje de hombros- quizás la quieras más tarde o mañana, cuando su valor haya disminuido considerablemente.-Pantera... soy un buen trabajador, pensé que me tendrías ciertas...consideraciones.-Y te las tengo, Barbas. La tendrás, pero no ahora, cálmate que la chica no irá a ningún lado.Observamos como Peligro se acerca con el rostro serio y pensativo. ¡Lo odio!Odio que siempre quiera hacerse el