Mi padre nos espera recargado en su auto, al verme me regala una sonrisa, luego se endereza quedando muy recto.
-¡Pa!- digo feliz y corro hasta guindarme de su cuello. Él me besa feliz y me estrecha con fuerza.
-Que bueno verte, muñeca.
-Igualmente, Pa- le beso en la mejilla y él besa la punta de mi nariz.
-Hola, Becca- le dice y Becca suspira, la muy descarada parece que va a desmayarse. Está loca si cree que mi padre se meterá con ella, antes le quito en pellejo de la cara.
-Está más guapo que nunca, señor Neithan- le dice y mi padre ríe.
-Muchachita descarada- le dice.
-Sincera- responde ella guiñándole un ojo.
-Y tú debes ser el. . . el novio de Lucía- le dice frunciendo el ceño.
-Así es, señor- avanza hasta él y le estira la mano- soy Gabriel.
-Tienes muchos tatuajes- le dice tomando su mano y estrechándola.
-Si señor, son muy significativos para mi. No crea que por eso soy un mal muchacho, lo cierto es que adoro a Lucía y estoy feliz de que ella me haya aceptado.
-Falta ver si yo te acepto- dice mi padre muy serio- ya hablaremos de lo mucho que adoras a mi pequeña hija.
-Te lo dije, Gabbe- dice Becca- el poli, es rudo.
-Vayamos a comer algo- dice mi padre.
-Bueno, yo los dejo- interviene Becca.
-Ven con nosotros- le pido- ¿no hay problemas, verdad, pa?
-Por supuesto que no. Becca siempre es bienvenida- le sonríe y ella se ruboriza- ahora todos a la camioneta jovencitos.
El restaurante, es cómodo y muy bonito, pedimos mesa para los cuatro y nos encargamos de pedir nuestras comidas. Comemos entre risas y amenazas, ya que Becca no deja de coquetear con mi padre, así que le advierto que la dejaré sin cabello, mi padre solo ríe por lo "cómica" que le resulta Rebecca, luego de eso pedimos el postre y lo disfrutamos mientras reímos. Me siento tan feliz y relajada, es tan diferente a cuando estoy en casa de Rafael, allá me siento cohibida y hasta vigilada. Una vez, salí de la ducha del pasillo, porque la de mi habitación se había averiado, venía solo con una toalla y el cabello húmedo cayendo sobre mis hombros. Me dio escalofríos cuando me tope con Rafael, quien me recorrió con la mirada y me aseguró lo idéntica que soy a mi madre, eso no hizo más que incrementar mi sensación de incomodidad cuando lo tengo cerca.
Pero siempre que estoy con mi papá es diferente, me siento protegida, cuidada y sobretodo amada. Puede que sea muy dura con Allison, pero siento que su traición hacia mi padre, no hizo más que acabar con mi mundo de felicidad, donde los tenía a ambos y éramos una buena familia. Odio cuando la confronto y me da la misma estúpida excusa "tu padre me abandonaba muchas noches y hasta días enteros Lucía, necesitaba sentirme querida", para mí esa no era justificación alguna porque mi padre estaba trabajando para darnos una vida digna, además tenía un trabajo muy bueno; mi padre atrapa a los malos, ella debía sentirse orgullosa, pero no, prefirió engañarlo y traicionarlo en su propia casa, antes de decirle que ya no lo amaba. Su traición no tiene perdón. . . al menos no para mí.
-Bien- mi padre interrumpe mis pensamientos- es hora de conversar- mira muy fijamente a Gabbe, sé que intenta intimidarlo con su pose de policía malo, así que contengo una risa.
-Usted diga lo que quiera saber, señor.
-¿Qué edad tienes?
-Diecisiete.- responde tranquilamente.
-¡Eres mayor que mi hija!- le dice.
-¡Solo un año, pa, no exageres!- digo rodando los ojos y Becca se ríe divertida.
-¿Vives con tus padres?
-Así es. Mi madre es maestra y mi padre bombero.
-Interesantes profesiones- le dice- ¿desde cuándo son novios?
-Desde ayer- le dice sonriendo- la verdad es que Lucía, me gusta desde hace mucho, pero no me había animado a decírselo, así que ayer me di ánimos y obtuve buenos resultados.
-Soy policía- le dice serio y yo casi dejo ir la carcajada. Gabbe sonríe.
-Ya lo sé señor, comprendo que esté preocupado por su hija pero. . .
-Mi <<única>> hija- le interrumpe- mi princesa, la adoración de mis ojos. No soportaría verla llorar o sufrir, no sé si estés consiente de dónde te estás metiendo.
-¡Pa!- le riño, pero ni me mira.
-Lo comprendo perfectamente, señor.- le dice Gabbe, parece bastante tranquilo.
-Mi hija es virgen y debe serlo por mucho tiempo- lo mira amenazante. Ahora si que se ha pasado.
-¡Suficiente Neithan!- espeto furiosa y muy enojada ante la risa de Becca.
Gabbe y yo tenemos la cara muy roja, ¿cómo se le ocurre decir algo así?
-Solo le advierto- me dice.
-Creo que es suficiente por ahora, has comprobado que es un buen chico, me quiere y yo. . . yo también lo quiero, pa.
-Solo quiero asegurarme de que todo se lleve en órden. Si este jovencito se pasa de listo tendrá a un comandante muy furioso detrás de él.
-No sucederá tal cosa, señor. Lo prometo.
-Encárgate de cumplir tu palabra- le dice- tengo tres pistolas conmigo.
-¡Eres insoportable!- gimo avergonzada.
Paga la cuenta y deja una propina después de pelear con Gabbe, quién aseguraba que podría pagar, pero mi padre le aseguró que no era necesario, que guardara el dinero para llevarme al cine.
Sonrío porque lo ha aceptado, aunque no lo ha dicho. Nos ponemos en pie y los cuatro salimos al estacionamiento, cuando llegamos a su camioneta se gira hacia nosotros y mira muy seriamente a Gabbe.
-Es un placer conocerte, hijo- le extiende la mano y contengo un grito de felicidad. Gabbe, la toma y luego se abrazan- es mi tesoro, no me decepciones.
-No lo haré, señor- le asegura sonriendo y me guiña un ojo.
Lucía, despertó como siempre agotada y cansada. Después de permanecer muda durante todo el desayuno, se levantó de la mesa para afrontar otro día de clases. Nada más llegar a la parada se encontró con Gabbe.
-Hola- le dijo sonriendo.
-Hola- contestó él- acercándose y estrechándola, para después besarla con ternura, sin importar las personas que estaban presentes, esperando el transporte.
-No pensé, ni en mil años verte aquí- le dijo con una enorme sonrisa pintada en el rostro.
-Pues, digamos que me levanté muy temprano.
-Vamos Gabbe- le sonrió más ampliamente- vives al otro extremo de la ciudad. ¿Qué haces aquí?
-Vine por ti- le acarició la mejilla- tenía muchas ganas de verte, además de llegar contigo al instituto- le tocó la punta de la nariz- ¿eres siempre tan hermosa en las mañanas?
Lucía, estalló en carcajadas y lo abrazó. Lo quería tanto que aún no podía creerse que fuese su novia, y que lo tuviese allí, con ella.
-Me encantas - le sonrió ruborizada.
-Y tú a mi, Lucía Carter. . . tú a mi- le dijo antes de volver a besarla.
Al llegar al instituto, Gabe la dejó cerca del pasillo principal para ir al cafetín por algo de comer, ya que aseguró que no había tenido tiempo de desayunar. Ella lo besó y le prometió esperarlo allí.
Un par de minutos después aparecía Becca.
-Hey guapa- la saludó- buen día.
-Buen día, Becc- le sonrió y la abrazó.
-¡Cuanta felicidad!, ¡qué envidia!- Lucia, comenzó a reír y se ajustó la mochila en la espalda.
-¡Tonta!
-Vamos al aula Lu, estoy que me caigo de sueño.- le pidió.
-Esperemos un momento, Gabbe fue al cafetín- su teléfono comenzó a timbrar y se apresuró a buscarlo. Era Neithan.
-Hola, Pa.
-Hola princesa hermosa, que ahora tiene novio- Lucía comenzó a reír.
-Vamos Neithan Carter, supéralo- le dijo en medio de risas.
-Es difícil superarlo ¿sabes?, ¡mi nena tiene novio! No podré superarlo ni en mil años.
-Como cualquier adolescente- le dijo sonriendo- tener novio es muy normal pa.
-¡Pero yo no tengo!- dijo Becca, en un tono elevado asegurándose que Neithan escuchara- ¡Quizás lo que necesite sea un policía!- terminó suspirando.
-Esa chiquilla no baja los brazos- dijo Neithan riendo- dile que la detendré por acoso.
-Papá te arrestará por acoso- le dijo con una sonrisa burlona a su amiga.
-La única condición que pido es que sea en una celda junto a su oficina, por mi no hay problema- Becca comenzó a reír con ambas manos en el aire en señal de rendición. Lucía, escuchó a su padre reír, entonces rodó los ojos.
-¿Qué tal tu guardia?- le preguntó.
-Bastante tranquila, nena. Ahora estoy en casa descansando, me toca guardia esta noche.
-¿Otra vez?- le dijo suspirando.
-Ya sabes como es mi trabajo.
-Pensé que hoy me podía quedar contigo- le dijo en tono de frustración.
-Lo lamento, Chiquita- respiró con pesar- quizás podamos pasar el día de mañana juntos.
-Pero mañana estarás cansado por no haber dormido durante la noche.
-No te preocupes por eso, cariño. Tengo años trabajando de policía, no dormir ya no es un problema para mi.
-Lo sé pa, mejor nos vemos cuando tengas guardia matutina.
-Eso será en dos días- le dijo.
-¿Podrás sobrevivir hasta entonces sin mi?- le preguntó en tono burlón.
-No lo sé, Lucía Carter- dijo como dudando- ya sabes como soy. No soporto tenerte lejos.
-Será difícil, lo sé, pero tienes que intentarlo, Neithan. No puedes ser tan dependiente de mi- y dicho aquello ambos comenzaron a reír- vamos, ve y descansa, te llamo por la noche.
-No lo olvides. Si no me llamas te colgaré, Lucía Carter.
-Nada de eso, Poli. Te llamo.
-Bien. Que tengas buen día mi amor, te amo.
-Y yo a ti pa, te amo con todo mi corazón- después de lanzarle un beso, cortó la comunicación, justo en el momento en el que Gabbe, llegaba y saludaba con un beso en la mejilla a Becca y luego le entregaba a ella una bolsa de papel con un emparedado y una lata de gaseosa.
-¿Listas para ir a clases?- pregunta Gabbe.
-Lo más lista que puedo estar- se quejó Becca- estoy cayéndome del sueño, casi literal.
-Exagerada- dijo Lucía, rodando los ojos.
Las clases se llevaron a cabo con normalidad. Bárbara, no había ido a clases, en consecuencia Miriam, había estado muy tranquila, casi imperceptible, lo que no hacia más que evidenciar que ella sin Bárbara, quien la instigaba constantemente a ser como ella, no era más que una chica normal y corriente.
A la hora de la salida, Becca salió disparada a buscar un taxi que la llevara a casa, asegurando que si pasaba un minuto más se quedaría dormida con los ojos abiertos. Lucía y Gabbe, fueron a la parada.-¿Segura que no quieres que te acompañe?-Segura, Gabbe. Esperemos aquí el transporte y así cada uno podrá irse a casa, vives al otro extremo de la ciudad, te desviarías totalmente.-A mi no me importa en absoluto.-No, Gabbe- le rodeó el cuello- tranquilo, tienes mucha tarea para mañana- le besó los labios.-Podríamos hacerla juntos- le devolvió el beso.-Eres insoportable- le dijo riendo.-Quiero estar pegado a ti como una sanguijuela- le dijo y después le besó la punta de la nariz.-Allí viene tu transporte- dijo señalando la dirección contraria.-Puedo esperar el otro- dijo estrec
Neithan. . .Junto con la pequeña comisión que he preparado, me dirijo al lugar que indica el GPS del celular de Lucía, no se ha movido desde que logré contactarlo.No estoy seguro si sea una buena o mala señal, pero considerando que no responde las llamadas, me inclino más por la segunda opción. Es mi hija y quiero mantenerme en calma, aunque la angustia amenace con acabar conmigo. Sólo espero que ésto sea un pequeño susto y que mi nena solo esté enfadada con su madre y haya decidido salir a caminar.Sé que solo intento engañarme o mantener viva una pequeña esperanza, ya que de haber peleado con su madre no se iría a caminar, sino que de inmediato me buscaría o a Becca, ahora también hubiese buscado a Gabriel, el hecho de que no haya contactado con nadie, es sumamente preocupante.-Todo estará bien, comandante- me dice Ramírez, intentando darme ánimos.-Espero que así sea- le digo seriamente, sin mirarla, con la vista concentrada en el camino y e
-¡Qué bonita mercancía!- dice nada más verme y me siento aterrada, no sólo por su tono, sino por esas horribles palabras. ¿ mercancía?, ¿me ha llamado mercancía?- ¡que ojazos más hermosos tiene. Sin duda alguna será bien pagada!-¿Pagada?- pregunto sin poder contenerlo.-Exactamente- sonríe- digamos que me dejarás buenos dividendos.-Yo. . . yo no sé quién es usted, ni qué pretende- digo con voz temblorosa- solo le pido que me deje ir a mi casa.-Eso es imposible, linda- se acerca a la cama y se sienta en el borde- si te pierdo a ti, pierdo mucho dinero.-¿Qué me hará?-Venderte- dice como si nada y mis ojos se abren de par en par.-No soy una pieza o un animal. No puede venderme- gimo desesperada.-En esta vida todo tiene precio y siempre hay alguien que pague por todo. Hasta por tener una hermosa niña como tú- me dice- dime algo. . . ¿cuántos amantes has tenido?-¿Amantes?- le miro ceñuda- ¡yo no tengo amantes!- le escupo y su
Lucía, vuelve a la cama, llena de angustia y terror, solo deseando volver a casa. Es horrible que quieran arrancarle todo, que pretendan despojarla de su personalidad, que no quieran dejarla usar ni su nombre.1258, No, ese no era su nombre, el nombre que sus padres le habían dado en honor a su difunta abuela paterna.Lucía, así era como era llamada, Lucía Carter, no 1258.Debía pensar en qué hacer para volver a casa, era la hija de un policía, una chica fuerte, ruda y luchadora. No podía rendirse, no podía dejarse vencer.No se imaginaba siendo vendida a hombres, que abusaran de ella, ser sometidas a terribles humillaciones. No, las lágrimas corrieron como torrentes por sus mejillas, no quería eso, necesitaba recuperar su vida, necesitaba volver a casa, no podía soportar la angustia de estar lejos de los suyos y tener que sufrir todo aquello. Ni siquiera se imaginaba qué locuras podrían estar ocurriéndoseles a esos dementes. Debía
Peligro caminó enfadado por los pasillos. Odiaba iniciar a las chicas, odiaba sentirse así, vulnerable y movido sentimentalmente por las emociones de ellas. Pero 1258, lo hacía sentir confundido, se parecía un poco a su hermana, la pequeña Valeria, su inocente hermana. Pensó con pesar mientras caminaba con paso firme hacia la oficina del Pantera.Llamó a la puerta y esperó escuchar las palabras concediéndole el permiso para entrar.-Peligro. . . - dijo Pantera, nada más verle- me extraña que vengas a mi oficina.-No es mi lugar favorito en el mundo- dijo seriamente.-Eso ya lo sé- dijo riendo- vamos, siéntate.Él obedeció en silencio y tomó asiento frente a aquel duro hombre que dirigía la organización con mano de hierro. No le importaba a quién debía comprar, sobornar o asesinar para conseguir lo que quería, si tenía un objetivo lo llevaba a cabo sin dudar.-La chica nueva, 1258, ya fue examinada, como sabrás.-Si- dijo sonriendo- estoy con
Mientras caminaba por los iluminados pasillo, decidió que iría a ver a 1258 antes de retirarse a su habitación, solo para verificar que estuviese bien y que el bruto de Barbas, no la hubiese lastimado.Al llegar a la habitación al final del pasillo, suspiró. Introdujo el código en la puerta y esta se abrió, dándole paso a la estrecha y lúgubre habitación.La encontró recostada del espaldar de la cama, con las piernas elevadas, sosteniendo sobre sus rodillas una taza, y luchando a mordiscos con un viejo trozo de pan.-Al parecer eso está incomible- ella lo miró con desconcierto. Peligro, pudo notar aquel rosetón en su mejilla, y sintió enojo hacia Barbas, por ser tan bruto. Odiaba llegar al extremo de golpearlas, ya bastante miserable era su vida al ser prostituidas, cómo para añadir golpes.-Ese hombre ha dicho que es mi comida y . . . tengo demasiada hambre- se quejó.-Haces bien en comer, suelen ser comidas mejores con el pasar de los días, diga
Lucía, comenzó a sollozar, todo estaba perdido, si él hiciera aquello por dinero, sería fácil convencerlo para que la liberara, con la firme promesa de que Neithan y su madre le darían mucho, mucho dinero, pero si lo que estaba en juego era la vida de algún ser querido, entonces no había nada que hacer.Él no cedería ante nada, no arriesgaría la vida de un ser amado, por unos ceros en su cuenta bancaria.Después de llorar por un tiempo que no supo determinar, se dedicó a ir al cuarto de baño, se lavó los dientes y se dio un rápido baño, no disponía de un cambio de ropa, así que se puso el mismo odiado vestido, mientras dejaba que su cabello se secara solo.Bebió el vaso con agua, que servía de "desayuno" para volver luego a la cama. ¿Cómo podría salir de allí?, ¿cómo podría volver a casa?, ¿cómo? No tenía idea de donde estaba, no se imaginaba cómo podría salir de aquella situación, lo único que sabía era que no podía darse por vencida, no podía, d
Mientras caminaba por las calles, seguía recordando, esta vez su memoria reprodujo los recuerdos de cuando fue a hablar con su tío, para pedirle la libertad de Valeria.-Te lo dije querido sobrino. Aquí se entra, pero nadie sale.-¡Es mi hermana, tu sobrina, no puedes tenerla aquí!-No la traje, ella quiso venir por su propio pie.-Te aprovechaste de nuestra necesidad, sabes que lo hace por mi madre.-Yo no la obligo Vicent, es ella quien quiere venir aquí a trabajar. Ya está aquí, ahora me pertenece, no puede irse. Aunque podemos llegar a un a cuerdo.-¿Cuál?- preguntó con el alma en vilo.-Sabes que no tengo hijos, no quiero que mi trabajo se pierda, necesito que alguien herede mi dinero, mi esfuerzo, y ése debes ser tú. Si vienes a trabajar conmigo, Valeria puede irse.Vicent, lo miró con odio, porque estaba aprovechando la oport