QUIERO DEDICAR ESTE LIBRO A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE HAN SIDO VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL, A TODOS AQUELLOS QUE HAN VIVIDO LA TRATA DE BLANCA, YA SEA EN CARNE PROPIA, O DE UN FAMILIAR.
A TODOS AQUELLOS QUE AÚN VIVIENDO TODO ÉSTO, SIGUEN ADELANTE, LUCHANDO Y GUERREANDO POR TENER UNA MEJOR VIDA, A TODOS LOS QUE LUCHAN POR NO SENTIRSE VÍCTIMAS, PORQUE SON UNOS SOBREVIVIENTES.
ÉSTE LIBRO ESTA DEDICADO A QUIENES A DIARIO SE LEVANTAN POR SUS SUEÑOS, SIN IMPORTAR EL PASADO QUE HAN VIVIDO.
A USTEDES, MI RESPETO, MI AMOR, MI CARIÑO Y ORACIONES, PARA QUE SUS VIDAS ESTEN LLENAS DE DICHA ABUNDANTE Y MUCHO AMOR.
ESTE LIBRO ES MI GRITO PARA DECIR. BASTA A LA TRATA DE BLANCA, BASTA DE ABUSOS, BASTA DE MALTRATO.
**********************
¿Cuántas veces te has quejado de tu vida?
¿Cuántas veces has deseado morir?
¿Cuántas veces has pensado que lo mejor seria desaparecer?
¿Dejar de existir?
Cuidado con lo que deseas, porque podría volverse realidad.
***********
-¡Lucía, Lucía cariño, arriba!- escuchó la voz de su madre y se removió enfadada.
-No quiero levantarme, déjame dormir- se quejó malhumorada. No tenía la más mínima intención de levantarse de la cama.
-Debes ir al instituto, vamos arriba- insistía su madre. Todos los días era lo mismo.
-¡Tuve una mala noche, tengo migrañas, déjame en paz!- le espeta furiosa.
-Ya basta de grosería Lucía, estoy cansada de eso- cansada, agotada y frustrada, así era exactamente como se sentía con la actitud de su hija, no sabía qué estaba haciendo mal con ella, pero no lograba hacer que al menos la respetará o se dirigiera respetuosamente a ella.
-Me importa muy poco que estés cansada, porque yo también lo estoy, me quejo y a nadie le importa, ¿por qué debería importarme que tú lo estés?- se sienta en la cama y la mira con brazos cruzados y ceño fruncido. Sus ojos azules, tan idénticos a los de su madre, le reflejan desprecio. La odiaba, lo sabía porque su pequeña hija no hacía nada por disimularlo.
-¡Soy tu madre, no puedes hablarme así!
-Puedo hablar como quiera- la reta con la mirada- ¡estoy cansada de ti, de tu esposo y de tus hijos!- escupe con tanto desprecio que su madre tiene deseos de llorar. Siempre se refería así a sus pequeños hermanos que eran tan inocente como ella, en todo aquel mundo de confusiones.
-¡Son tus hermanos! - le dijo intentando controlarse.
-No me importa, no los quiero- le dice enojada, no te quiero a ti y no lo quiero a él.
-¡No sé qué hacer contigo!- su madre gime frustrada. Estaba cansada de aquellas peleas diarias, de su mal humor matutino, de la manera en que la hablaba, de sus desprecio a sus pequeños hermanos. Sentía que su hija estaba saliéndose de sus manos.
-Fácil, envíame a vivir con papá - la miró sin pestañas, lo dijo sin titubear.
-¡Eso es lo único que te importa!, ¡tu padre!
-Sí- reconoce altanera- mi padre es lo único que me importa, y al único que quiero. ¡Odio esta casa!, ¡la odio!- le grita con fuerza y su madre la mira con ojos vidriosos.
-Pues lo siento Lucía Carter, siento que nos odies a todos, pero con Neithan, no puedes vivir.
-¡¿Por qué?!- pregunta al borde de las lágrimas. Ella también se sentía frustrada de no ser escuchada, de no poder estar con el único ser con el que encontraba paz.
-Esa respuesta ya la sabes. Tienes diez minutos para que estés lista y bajes a desayunar. - Se giró para irse y escuchó como su hija renegaba nuevamente de ella.
Lucía, sintió como las calientes lágrimas se deslizaban silenciosas por sus mejillas.
Odiaba su vida, la odiaba profundamente.
No quería estar allí rodeada de esa familia en la que se sentía una intrusa, quería estar con su padre. El único que realmente la amaba.
Se levantó furiosa a tomar un baño. Había tenido una noche terrible, no logró dormir sino hasta bien entrada la madrugada y eso sólo generaba que pasara todo el día de mal humor.
Después de vestirse para el instituto, tomó su mochila y la llenó con lo que necesitaría ese día. Decidió dejar su cabello suelto para que así pudiese secarse libremente.
Bajó al desayunador y encontró a sus hermanos a la mesa. Sin decir nada se sentó y comenzó a servirse cereal.
-Hola, Luci- le dijo la pequeña de ojos castaños.
-Hola, Lorena. . . y antes de que te quejes, hola, a ti también Lucas. -
El pequeño le sonrío alegremente, mientras la miraba con absoluta adoración. Amaba mucho a su hermana mayor, aunque ella siempre parecía estar enojada.
-Hola. Que linda te ves hoy- Lucas siempre tenía la necesidad de adularla, esperanzado en conseguir más que sólo un par de palabras de parte de ella.
-Gracias- le dijo cortante y comenzó a comer. Pronto apareció su madre, con dos platos de fruta, y después trajo zumo de naranjas.
-¿Está bien así o quieres que te sirva más?
-Yo solo comeré cereal- dijo sin mirarla, su madre suspiró resignada, pensando en lo difícil que era lidiar con una adolescente. Nada la alegraba, nada la relajaba, nada la hacía feliz. . . bueno sí, una sola cosa y era estar con su padre.
-¡Buenos días, familia!- se escuchó la profunda voz masculina y Lucía, cerró los ojos y apretó la boca con fuerza para evitar decir una obscenidad, quería respetar la presencia de sus hermanos. Pero odiaba a aquel hombre, lo odiaba.
-¡Buenos días, papi!- gritaron ambos niños a la vez. Entonces él tomo asiento en la cabecera de la mesa.
-Buenos días, Lucía.
-¿Tienen algo de buenos?- le preguntó con desprecio.
-Nunca he comprendido tu actitud hacia mí- ella levantó la mirada y lo miró con ojos cargados de odio.
-Déjame en paz, ¿quieres?
-¡Lucía!- la voz de su madre reclama su atención, sus ojos azules la miran enojada.- ¡evita responder así frente a tus hermanos!- ella sencillamente se encogió de hombros y siguió comiendo- date prisa o te dejará el transporte.
-Yo podría llevarte al instituto Lucía, a fin de cuentas me queda de camino a la oficina.
-No quiero, ni necesito, que me lleves a ningún lado. Si el transporte me dejara, prefiero caminar.
-Es un buen ofrecimiento hija. . . – empieza él, generando un estallido de furia de parte de la chica.
-¡NO SOY TU HIJA, NO SOY TU HIJA!-grita mientras golpea la mesa y se pone en pie.- ¡NO VUELVAS A LLAMARME ASÍ, YO TENGO UN PADRE Y NO ERES TÚ!
-Lucía, respeta a Rafael- la amenazó su madre. Entonces ella pateó a la silla, tomó su mochila y salió corriendo de la casa, conteniendo las lágrimas y el nudo en su garganta.
Corrió hasta la parada, sintiendo que sus pulmones se quemaban por la falta de oxígeno. Debía esperar unos cinco minutos hasta que pasara el transporte escolar.
Su teléfono comenzó a timbrar y cuando lo sacó de su bolsillo, notó que el aparato se alumbraba con una foto de su padre.
Sonrío secándose las lágrimas.
-Hola, pa.
-Hola, princesa hermosa. ¿Qué tal amanece mi nena hoy?
-Con dolor de cabeza- le dice.
-Creo que te llevaré a ver a un médico, me tienes preocupado, princesa.
-No es nada grave, pa, solo que no duermo bien.
-En ese caso, también debo llevarte al médico, quizás te recete algunas pastillas para dormir.
-Lo pensaré. Pa. . . ¿por qué no puedo vivir contigo?- le preguntó con tono lastimero.
-Princesa, ya lo hemos hablado. Soy policía, trabajo muchas horas de noche, en ocasiones hago dos y tres guardias nocturnas. Estarías sola en casa y no haré eso. No te dejaré sin ninguna protección.
-Pero estaría en casa- le dice casi llorando.
-Pero sola mi amor. No es lo que quiero, necesito saber que estas bien, que estás cuidada y en casa no lo estarías, estarías sola, nena.
-Pero prefiero estar allá. . . no quiero vivir con mamá.
-¿Por qué, cariño?
-Porque quiero vivir contigo- le dice conteniendo un gemido de desesperación.
-No se puede, princesa. Al menos no por ahora.
-No quiero estar en esa casa.
-¿Qué es lo que realmente sucede que no me has dicho, Lucía?, ¿Rafael te trata mal?, ¿Se ha propasado contigo?- pregunta con voz tensa. Su hija es la adoración de sus ojos si alguien le hiciera daño. . .
-No. No es nada de eso- dice con un suspiro- solo que no me siento en casa, odio ese lugar en el que siento que soy una intrusa.
-No lo eres cariño, es la casa de tu madre.
-¡Es la casa de Rafael!- gime- allí está su esposa, sus hijos y yo. . . yo solo soy la hija de ella con alguien más. Soy una intrusa, no es mi casa, no es mi familia. Solo quiero estar contigo, pa.
-Dejémos el tema por ahora, lo conversaremos en persona. Te invito a cenar- le dice con tono animado.
-¿En serio?- le pregunta emocionada.
-Así es, mañana tengo guardia en la tarde, quizás quieras quedarte hoy conmigo.
-¡SIII!- gritó feliz- ¡por supuesto que sí!
-Bien- dice riendo- te recogeré cuando salgas del instituto. Avísale a tu madre.
-No, pa. Llámala tú. ¿Sí?, me he peleado con ella.
Lucía sabía lo desagradable que era para su padre, hablar con su madre, pero por esta vez no estaba dispuesta a ahorrarle el mal trago, ya que ella no deseaba para nada llamarla y hablar con ella en ese momento, así que tendría que hacerlo él.
Su madre se había comportado como una cualquiera, engañando a su padre hacía ya ocho años y saliendo embarazada de su amante, al descubrir su embarazo, el producto de su infidelidad, lo había abandonado para ir a vivir con Rafael.
Obtuvo su divorcio y se casó con el padre del hijo que esperaba.
-Está bien, princesa. Nos vemos en la tarde.
-No vemos pa, te amo.
-Y yo a ti, niña consentida.
Después de cortar la comunicación con su padre, se siente más tranquila y feliz. Se quedará con él, reirán, verán películas y la pasarán en grande.
Llegó al instituto y fue directamente al aula de clases.-¡Lucía!- le gritó su amiga cuando ella entró al aula.-¡Becca!- la abrazó con fuerza- ¿Cómo estás?-Muy bien. Pasaré la tarde y la noche con mi padre.- le dice con una gran sonrisa, cómo si aquella fuese la mejor noticia de su vida.-Eso debe tenerte feliz- le toca la pinta de la nariz en gesto juguetón.-Claro que sí. La noticia casi logra quitarme por completo la migraña que me atormentaba.-¿No dormiste anoche tampoco?- le pregunta preocupada, mientras frunce el ceño. Era normal que Lucía durmiera poco o nada. De hecho, era casi un milagro cuándo lograba dormir bien.-No- suspira pesadamente Lucía.-¿Y cuándo hablarás con alguien de lo que está sucediendo? - realmente le preocupaba que descansara tan poco, sabía que tarde o temprano su cerebro le pasaría factura por su ausencia de horas de sueño.-No le diré nada a nadie- dice firme- es algo vergonzoso.-Per
Escogieron una película cómica, y reían felices mientras comían helado. Tanto rieron que a Lucía se le salieron las lágrimas. Luego de eso, se despidieron con un gran abrazo y un enorme beso. Lucía fue a aquella habitación que le daba tanta paz, se duchó, se aseó los dientes, luego se cepilló el largo cabello y se metió bajo las sábanas.La sensación era tan maravillosa, nada como aquello. . . nada como sentirse en casa. No supo cuando se quedó dormida, para tener la mejor noche de sueño en al menos quince días.-¡Arriba, princesa dormilona!- le decía su padre mientras besaba sus mejillas- ¡es hora de levantarse!-¡Oh, no!- se estiró con pereza- dormí tan bien- bostezó- buen día, Neithan.-Buen día, preciosa- tiró de su cabello bromeando- a levantarse, terminaré de preparar el desayuno para mi consentida, así que date prisa que te llevaré al instituto.-Las chicas se morirán de envidia- le sonríe con malicia.-¿A sí?- le preguntó sonri
-Neithan- se pone de pie- debo confesar que me extraña mucho tu visita.-Supongo- le digo con voz austera y lo miro fijamente.-¿Sucede algo?- me pregunta.-Eso es precisamente lo que quiero saber.-Bien, no entiendo pero, toma asiento- aceptó el ofrecimiento- ¿te ofrezco algo?-No. Estoy bien- tensó la mandíbula.-¿Y bien?-Comprendo que para Lucía, no es fácil adaptarse a la vida en tu casa.-Y no entiendo el porqué, sé que está en la adolescencia, una etapa bastante dura, sin embargo es un poco más rebelde de lo normal.-Eso es con ustedes. Conmigo es totalmente diferente.-Porque te adora, Neithan- me dice en tono de obviedad- la verdad es que yo no entiendo su comportamiento hacia mí.-¿De verdad?- le pregunto irónico- evidentemente Lucía, comprende que tú destruiste el hogar que yo tenía junto a su madre, para ella eres un enemigo.-Lo sé- tensa la mandíbula y me mira- sin embargo hago todo lo posible por
Cruzo el umbral de la puerta principal, y sin mirar a ningún lado decido subir a mi habitación.-¡Lucía!- la enojada voz de mi madre me hace detenerme al pie de la escalera. Ruedo los ojos. Me giro y me encuentro con sus ojos azules. Y no está ella sola, sino que también está él-¿Qué?- le digo sin saludo, sin nada.-Hasta que al fin llegas- me dice Rafael y lo miro con odio- es muy tarde para que andes sola.-No tengo que darte explicaciones. No eres mi padre- le digo y él contrae los labios enojado.-¡No seas grosera, Lucía!- me dice mi madre furiosa.-No tengo tiempo para esto- les digo con voz fastidiada- ¿Qué quieren?-Saber dónde estabas.-Aunque no me siento en la necesidad de darte explicaciones madre, te lo diré. Estaba en el cine.-¿No pudiste avisar?, la noche ya comienza a caer y me estaba muriendo de angustia.-¡Tonterías!, ni que fuese yo, Lorena.-¡Tu también eres mi hija!-Te diré una
Después de alistarme, bajo al desayunador, todos están sentados comiendo en silencio, mi madre me mira y sirve mi desayuno sin decir nada.Como en silencio sin siquiera mirar a nadie, luego respiro y decido intentarlo de nuevo.-¿Podría cambiar de habitación con Lucas?-¡Me gusta mi habitación!!- gime Lucas y yo aprieto los dientes.-¿Otra vez con lo mismo, Lucía?- la voz de Rafael me revuelve el estómago.-No quiero estar más en esa habitación.-¿No te gusta tu cuarto, Lu?- me pregunta Lorena y no le respondo, es una niña tan dulce, no me gusta darle comentario mordaces.-Solo quiero otra habitación- digo.-Pero no hay otra, Lucía quizás. . .-No puedo dormir allí.-¿Por qué?- demanda Rafael y lo miro con desprecio.-Solo denme otra estúpida habitación, ¡es todo!- gimo frustrada.-No has dado un motivo razonable para semejante capricho. Lucas, no quiere cambiar de habitación- dice Rafael
Mi padre nos espera recargado en su auto, al verme me regala una sonrisa, luego se endereza quedando muy recto.-¡Pa!- digo feliz y corro hasta guindarme de su cuello. Él me besa feliz y me estrecha con fuerza.-Que bueno verte, muñeca.-Igualmente, Pa- le beso en la mejilla y él besa la punta de mi nariz.-Hola, Becca- le dice y Becca suspira, la muy descarada parece que va a desmayarse. Está loca si cree que mi padre se meterá con ella, antes le quito en pellejo de la cara.-Está más guapo que nunca, señor Neithan- le dice y mi padre ríe.-Muchachita descarada- le dice.-Sincera- responde ella guiñándole un ojo.-Y tú debes ser el. . . el novio de Lucía- le dice frunciendo el ceño.-Así es, señor- avanza hasta él y le estira la mano- soy Gabriel.-Tienes muchos tatuajes- le dice tomando su mano y estrechándola.-Si señor, son muy significativos para mi. No crea que por eso soy un mal muchacho, lo cierto
A la hora de la salida, Becca salió disparada a buscar un taxi que la llevara a casa, asegurando que si pasaba un minuto más se quedaría dormida con los ojos abiertos. Lucía y Gabbe, fueron a la parada.-¿Segura que no quieres que te acompañe?-Segura, Gabbe. Esperemos aquí el transporte y así cada uno podrá irse a casa, vives al otro extremo de la ciudad, te desviarías totalmente.-A mi no me importa en absoluto.-No, Gabbe- le rodeó el cuello- tranquilo, tienes mucha tarea para mañana- le besó los labios.-Podríamos hacerla juntos- le devolvió el beso.-Eres insoportable- le dijo riendo.-Quiero estar pegado a ti como una sanguijuela- le dijo y después le besó la punta de la nariz.-Allí viene tu transporte- dijo señalando la dirección contraria.-Puedo esperar el otro- dijo estrec
Neithan. . .Junto con la pequeña comisión que he preparado, me dirijo al lugar que indica el GPS del celular de Lucía, no se ha movido desde que logré contactarlo.No estoy seguro si sea una buena o mala señal, pero considerando que no responde las llamadas, me inclino más por la segunda opción. Es mi hija y quiero mantenerme en calma, aunque la angustia amenace con acabar conmigo. Sólo espero que ésto sea un pequeño susto y que mi nena solo esté enfadada con su madre y haya decidido salir a caminar.Sé que solo intento engañarme o mantener viva una pequeña esperanza, ya que de haber peleado con su madre no se iría a caminar, sino que de inmediato me buscaría o a Becca, ahora también hubiese buscado a Gabriel, el hecho de que no haya contactado con nadie, es sumamente preocupante.-Todo estará bien, comandante- me dice Ramírez, intentando darme ánimos.-Espero que así sea- le digo seriamente, sin mirarla, con la vista concentrada en el camino y e