#4

—Uf ¿Ella es la viuda? ¡Es tan hermosa!

—Ay ¿Por qué no me casé con una esposa así?

—Con una mujer así, hasta yo me hubiese casado de nuevo.

—Pobrecita, es tan joven.

—Es claro que es una cazafortunas, el doctor tenía la edad para ser su abuelo

… 

Nikolay, que hasta ese momento mantenía una expresión fría e imperturbable, ahora observa a la mujer con una mirada imposible de descifrar, mientras la joven a su lado se inquieta visiblemente al notar el interés de su prometido se encuentra mostrando ante la recién llegada. Es evidente que esa mujer a capturado su interés de una manera incorrecta.

—Podrías disimular un poco, querido— susurra mientras se apega más a su brazo dando un ligero apretón a este.

Pero una vez más, todo vuelve a quedar en silencio cuando un nuevo auto negro se detiene a una distancia prudente. Al abrirse la puerta, una figura alta y bien formada sale del vehículo, atrayendo todas las miradas y haciendo que algunos traguen grueso ante el miedo que les produce la sola presencia del recién llegado.

El pelinegro baja del auto para luego proceder a abotonar la chaqueta de su traje a medida mientras camina hacia el resto de las personas reunidas. El hombre de unos 37 años, de cuerpo claramente trabajado y atlético, posee un porte imponente y dominante. Su rostro afilado y bien definido, enmarcado por un cabello oscuro cuidadosamente peinado, refleja un hipnotizaste atractivo que por más que se intente, es difícil pasar por alto. Los tatuajes que se dejan ver en los dorsos sus manos y su cuello hacen que las miradas se fijen en ellos, buscando entender que se oculta tras los rastros de tintas que se ocultan bajo el traje. Un contraste de imagen que deja en claro que más que al mundo de los negocios, el recién llegado pertenece al mundo de la mafia.

—No puedo creer que se atreva a venir aquí —son las palabras de una de las mujeres que se encuentra cercana al féretro—. Nadie decente permitiría que ese hombre se quedara aquí— agrega mientras mira con falso disimulo hacia Inna.

—Permítame darle mis condolencias—dice el recién llegado al detenerse frente a Inna—, el doctor Volkov era un buen hombre.

Guardando un momento de silencio, todos esperan la reacción de Inna. Dando la espalda al cura, la pelinegra mira fijamente al recién llegado y termina por dedicarle un leve y amble sonrisa.

—Le agradezco sus condolencias—responde mientras extiende su mano hacia él.

Al escuchar su voz, el pelinegro se queda momentáneamente choqueado, su mirada se fija en la de aquella mujer, como si buscara en su mirada algo que confirme la idea que aceleró su corazón, pero no hay nada en ella, solo puede ver un vacío y dolor profundo, mismo que puede validar dada la situación. Saliendo de su transe, toma la mano que le es ofrecida y besa el dorso de esta.

—Mi nombre es…

—Dmitry Afinogenov, ¿cierto?

Una sonrisa leve aparece en el rostro de Dmitry al escuchar su nombre en los labios de la ahora viuda, y no puede sino asentir.

—Para servirle en lo que desee.

 Y tras ese leve intercambio de palabras, la mirada de Inna se desvía un momento en dirección a Nikolay y una sonrisa suave pero algo fría y calculada brota a sus labios.

—Señora Volkova, —llama el padre —. ¿Le parece bien si seguimos?

—Claro que si padre, por favor.

Las oraciones son retomadas una vez más, y mientras estas son pronunciadas, Inna mantiene su mirada fija en el féretro donde ahora descansa su esposo, y no puede evitar sentir como el dolor en su pecho se va volviendo cada vez más pesado hasta hacerle fallar la respiración. Arman, se separa del auto y se acerca a ella colocando una mano sobre su hombro en clara señal de apoyo.

Cuando el padre termina sus oraciones y deja caer el agua bendita sobre la oscura madera, Inna da los pasos que se la separan del ataúd. Inclinándose sobre este, toma la flor blanca que se encuentra prendida en su vestido y tras dejar un suave beso sobre esta, la coloca en el féretro para luego ver como este comienza a descender lentamente. La imagen es poderosa, casi simbólica. Un acto de despedida y de auténtico dolor de su parte hacia el hombre que no solo le había creído, sino que le había brindado todo su amor de manera desinteresada al tiempo que le había dado las herramientas necesarias para tomar venganza de aquellos que le arrebataron todo.

Arman sigue de pie a su lado, mientras ella se mantiene de rodillas y deja que sus lágrimas broten mientras un beso es dejado su mano para luego extenderla hacia la urna ya en la tierra. Tomando un puño de tierra, se coloca de pie y la deja caer.

Todos observan aquella imagen mientras guardan silencio, o casi todos. Apartados de las demás personas, Nikolay, Lena y Alexey observan la imagen que se desarrolla ante sus ojos  

—Demasiado circo para una cazafortunas —son las palabras de Lena mientras observa la escena—. Cualquiera pensaría que con un dolor así, se casó por amor.

Nikolay escucha sus palabras y no le da importancia, su atención se encuentra puesta en Dmitry. La mano dentro de su bolsillo se aprieta con fuerza ante la presencia de ese bastardo allí y más al ver la cercanía que se está desarrollando entre él y la viuda.

—Que esté aquí no presagia nada bueno —son sus bajas palabras mientras vuelve su mirada hacia su padre.

—Nada que no se pueda arreglar después, —asegura el mayor mientras sus ojos recorren el cuerpo de Inna con una mirada indecente—. Por el momento, solo ocupémonos de nuestros negocios.

Cuando Inna finalmente logra calmar sus emociones, levanta la mirada y se encuentra los profundos ojos Dmitry y no sabe porque, pero puede sentir una profunda corriente recorrer su cuerpo, misma que se aviva aún más en el momento que el hombre extiende su mano y se la ofrece. Inna mira un momento la mano frente a ella, y manteniéndose en silencio, la toma y le permite que la lleve hasta el auto donde ella y Arman llegaron.

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