Me visto con camisa gris y corbata negra a juego con el pantalón, peino mi cabello hacia atrás y afeito la barba de dos días. Decidí no ir a correr hoy, logré despertarme un poco más tarde, lo que cené ayer no hará meya en mi anatomía, no me preocupo mucho por eso.
Salgo de la casa en mi automóvil, saludo al guarda de seguridad y agradezco el haber abierto antes de llegar al portón de salida.
Pongo la radio a volumen moderado y me concentro en la carretera, no quiero que haya ningún inconveniente con nadie.
Sano y salvo, llego a la compañía, aparco el auto y tomo el ascensor, solo espero que la rabieta de Manfrid, no haya afectado que siga en el departamento de compras.
No me molesta ser un car parking, ni tampoco un conserje, mucho menos estar en recepción, solo quiero que dejen de fastidiarme.
—¡Buenos días Meyer! —saluda efusiva Karen, sorbiendo de su café.
—Buen día—coloco el portafolios en una de las gavetas y limpio el lugar, que gracias al cielo no está sucio como ayer.
—¿Arreglaste el problema con tu tarjeta? —niego mientras enciendo el ordenador—llama a contabilidad para que te den tu estado de cuentas—aconseja mientras se aleja hacia su cubículo.
—Eso haré, muchas gracias. —es amable de su parte recordarme hacerlo, la verdad es que no tenía cabeza para ello.
—¡Buenos días Antón!
—Buenos días Grethel, gracias por tu ayuda con el almuerzo—le extiendo el dinero que pagó ayer por la comida y me sonríe.
—Es un placer galán—me regala un guiño y le sonrío agradecido.
Marco el número del encargado de contabilidad, después de las ocho de la mañana y le explico el caso.
—Las ordenes fueron de arriba, Meyer, no se la razón supongo que, por el cambio de departamento, lamento que hayas pasado por esa vergüenza.
—Ni que lo días—al estar en la recepción tengo el privilegio de conocerlos a todos y viceversa.
—No te preocupes, hoy mismo haré la transacción para depositarte lo acordado.
—Muchas gracias.
Cuelgo la llamada sintiendo alivio.
“Una cosa a la vez” me animo a mi mismo.
—La jefa nos llama a sala de reuniones—comunica Karen, me levanto con agenda en mano.
Entro y tomo asiento al igual que los demás, a la par de Sandra, se encuentra la chica con la que tuve el altercado ayer.
—Meyer, ven acá—indica seria como siempre y hago de inmediato lo que dice, ella queda en el medio de ambos—como sabrán Antón Meyer, formara parte del departamento y también Liesel Wagner, ayer no hice la presentación de Meyer, porque estaba demasiado ocupada con el cierre de mes, así que denles una cordial bienvenida.
Todos aplauden y miro cada uno de los rostros sonrientes, de lo que estoy seguro es que este departamento es bastante peculiar, y curiosamente unido y se siente bien.
La jefa nos despide hacia nuestro lugar de regreso. Y el cubículo que tengo a la par, ya no está vacío, lo ocupara Liesel Wagner.
Ignorar su presencia será lo adecuado, no puedo darme el lujo de molestarme tan temprano, hoy es un día memorable para mí.
Escucho que Grethel, le indica lo que tiene que hacer y cómo, no presto mucha atención, intentaré no cruzar palabras con ella, no más de las necesarias.
Organizo las facturas actuales que me traen de los diferentes departamentos y las solicitudes de gastos, me encargo de todo lo que es librería e implementos de limpieza.
Paso las solicitudes para aprobación a Karen, quien me pone cara de sentir lastima por mi existencia—Lo siento Meyer, te toca inventario…
—¿Qué? ¿Escuche bien?
—Escuchaste perfectamente bien, tienes que actualizar el inventario, así podrás saber que necesitas aprobación de compras y que no.
—¿No se supone que la persona que estaba antes que yo debía hacerlo? —pregunto entre dientes intento no salir de mis casillas, mientras Karen, extiende las solicitudes rechazando por completo.
—Tranquilo ternura, no iras solo—observo que Liesel, se acerca a ella y sin tomar sus hojas le dice lo mismo que a mí.
—¿Estas de broma? —le reclama con seriedad.
—Si, me divierte hacerlo, así que lárguense a la bodega y revisan bien, no pienso pasar a firma algo que quizás no necesiten—dicta sonriendo victoriosa.
Pasa a mi lado empujando mi brazo, junto mi ceño ante su reacción, ni siquiera me dolió.
Me quedo de pie frente al ascensor, junto a la malcriada, quien es muy seguro que no sabe dónde está la bodega.
Cuando era mensajero, me tocaba ir por muchas cosas y dejarlas en la recepción para que los encargados llegaran por ellos. Mi trabajo abarcaba dejarlos en sus pisos, pero por órdenes del supremo, no podía pasar del piso uno.
A muchos les pareció extraño, pero no habría que darles explicaciones, lo que dice en jefe, se hace y punto.
No había subido tanto a los pisos del edificio, solo y exclusivamente a la oficina del gran señor y todo poderoso, Manfrid Fisher, y eso fue ayer.
Voy a mi escritorio y busco el formato de inventario, obviamente no está actualizado. Con el puño doy leves golpecitos en la frente, necesito calmarme.
Veo las facturas nuevas que me llevan para subirlas al sistema y de aquí a que actualice todo esto se me hará tarde.
Necesito más café.
Tomo una taza de la pequeña de las que están disponibles y con mala cara y un suspiro recordando mi enorme taza del mejor tío del mundo mundial, me sirvo de ese delicioso néctar.
Después de relajarme un poco, ideo el mejor plan… tomo el inventario anterior y anexo una casilla, cantidad actual, de esa manera se me hará más fácil al pasarlo al control digital.
Como una bala, me adentro en el ascenso al piso mas bajo del edificio. Y el más grande.
Yo no sé qué tenían en la cabeza para poner todo esto aquí, al bajar, veo todo iluminado, es tan inmenso que no sé por dónde comenzar.
Escucho que el aparato baja de nuevo y me vuelvo para saber quien es, la malcriada, abre la boca y los ojos sorprendida, parpadea un par de veces con rapidez y se fija en mi presencia, se pone seria y aclara su garganta.
Busco para saber si este algún encargado, y no hay nadie en el cubículo donde debería estar el guía turístico.
—Esto es genial—al fin habla—como es posible que no haya nadie aquí, que irresponsable y eso—indica sacudiendo su inventario que también está sin actualizar—¿Qué clase de empleado deja su trabajo en tan mal situación? —da vueltas como fiera enjaulada—¿Qué jefe permite tanta incompetencia? —hace un ademan como si estuviera estrangulando a alguien.
Niego al ver su actitud inmadura, aflojo mi corbata y me meto en la jungla, aquí parece que no se ha organizado en meses.
Aunque dije su actitud es inmadura de como toma la situación eso no va a cambiar el hecho de que debe hacerlo.
Así que, a diferencia de ella, noto los rótulos y me guio como si estuviera en un supermercado al que nunca he ido, solo los he visto en las series de televisión.
Mi educación fue en casa, nunca asistí a una escuela y mucho menos a una universidad.
No tengo amigos cercanos y cuando al fin me permitieron salir al mundo, tenía suficiente dinero ahorrado como para buscar casa propia, y es donde al fin pudimos vivir un poco más como humanos.
Trabajaba como freelancer, en muchas paginas como soy bueno con las computadoras, daba tutoriales de informática, también me permitían enseñar ingles y español, todo lo hice a escondidas de la familia de mi padre.
El padre de mi padre, cedió a que viviéramos en ese lugar, apartado del lujo y el derroche innecesario de dinero para llenar un vacío existencial.
Al fin encuentro el lugar que necesito y me quedo congelado en el sitio, todo esta tan desordenado que no se puede saber las cantidades de cada producto.
—¡Por amor a satanás! —chilla Liesel detrás de mi y doy un brinco del susto
—¡Por amor a Dios! ¿qué te pasa? ¿Quieres matarme de un infarto? —recrimino molesto.
—¡Al menos será más rápido que atropellado por un auto! —recrimina con sarcasmo y un tanto frustrada y me estoy cansando de eso.
—Mira niña malcriada, intenté disculparme ayer, quise hacer las pases contigo y no me escuchaste, tuve un mal día y como broche de oro, hiciste que mi taza favorita que me obsequió la única persona que me ha querido de verdad aparte de mi madre, quedara hecha pedazos, así que dejas ese asunto del auto del cual me arrepiento en gran manera, quede en el pasado o vives con eso, desde ese día no duermo bien porque me siento culpable, aceptar las disculpas y trabajamos en paz o simplemente no lo haces y ¡me dejas en paz! —lo ultimo lo digo muy frustrado entre dientes por que siento mi pecho cerrarse de pensar en que pude matarla por estar sumido en mis problemas con la familia Fisher y por qué sigo cansado de que toda mi vida este controlada por esa familia.
Su pecho sube y baja, creo que no se imaginaba esta reacción, yo tampoco esperaba sacar en voz alta mis frustraciones.
—Bien—dice seria, y se voltea a ver el desastre en el estante frente al que estoy.
—¿No vas a buscar tu pasillo? —interrogo sin verla
—Es este—extiende ambas manos señalando todo el pasillo
—Dame eso—extiende su inventario y saco un sonoro suspiro cansado—Es el mismo que tengo yo—cierro los ojos buscando tranquilidad
—¿Perdón? —quita de mis manos el inventario que me toca y abre los ojos—necesito que la tierra me trague.
Se desliza rodillas al piso, su rostro es de gran tristeza mesclada con frustración, lo se por que es igual lo que refleja mi rostro.
Será un día muy, muy largo.
Mala idea haberme vestido de camisa manga larga, llevamos una hora aquí dentro y siento que estoy en la entrada del infierno. No entiendo cómo trabajan personas aquí dentro, mi corbata está perdida por algún lugar.—Para que esto sea más fácil podríamos hacerlo juntos—indica la malcriada tras de mi—¿te parece?—¡No! —doy la vuelta para seguir acomodando los productos.—Solo digo que si nos ayudamos vamos a terminar más rápido.—¡No! —es una respuesta rotunda, escucho que susurra un “está bien” y me hace sentir un idiota por tratarla tal cual me lo hacen a mí.Cierro lo ojos y con sumo esfuerzo de mi parte me vuelo a ella—Lo siento, todo esto es muy frustrante—señalo el caos en el lugar, lo peor de todo es que es por mi causa.—Si, bueno, es algo extraño que el sitio este como si aquí pasó un tornado y a todo esto ¿en qué compañía tienen a un ascensorista?—Aquí no es nada extraño, Jaime fue contratado hace un año para completar sus cuotas y así poder jubilarse, y de eso le faltan—miro
Los gritos de reproche de Manfrid, me tienen sin cuidado. Es el colmo que quiera arruinar el cumpleaños número quince de su propia hija, por el simple hecho de su odio hacia mi persona.Sabe perfectamente que Dagna me adora y que yo la quiero porque es mi sobrina adorada.Mi celular suena con una llamada entrante, justamente la persona que imaginaba—Señor Fisher, que placer el de su llamada—contesto para fastidiarlo.—Últimamente estas altanero ¿Qué pasó con ese niño que bajaba la cabeza por todo?—Siento informarte que, ya creció. Me dirás que desea señor, aunque imagino que es para informarme que no seré bienvenido es su casa para el cumpleaños de su vis nieta.—Al contrario, necesitamos hablar, así que nos vemos mañana, Antón Fisher.Y así cuelga la llamada, nauseas me provoca que diga eso, que diga mi nombre seguido de ese asqueroso apellido.Para colmo me encuentro a la malcriada en estacionamiento, está dando patadas a su auto furiosa, como no deseo cruzar palabras con ella, me
Estaciono el auto dando gracias a Dios el haber llegado, mientras Liesel, quita su cinturón y aprieta mi nariz sonriendo por mi expresión de tener un palo en el trasero, ya que pasó todo el trayecto cantando como si no hubiera un mañana. ¿De dónde saca tantas energías? ¿acaso no es capaz de mantener la boca cerrada? —Déjame en paz unos segundos—la miro y sigue sonriendo. —Gracias—no me inmuto, aprieto los dientes y cierro los ojos buscando tranquilidad y pensar que tengo que soportarla en el trabajo—vamos que se nos hace tarde cariñe—me guiña y sale cerrando la puerta. Saco mi portafolios de la parte de atrás y camino a paso lento, mientras ella, me espera para que suba con ella. —Resígnate, señor Fredricksen—al parecer es el apodo con el que me ha nombrado el señor de la película de UP, ruedo los ojos al escuchar por segunda vez el apodo—hoy es jue-viernes señor limón agrio, pronto el fin de semana y mañana será viernes y la cuerpa lo sabe—ese baile ridículo aparece de nuevo. —¿
Desde aquí la cosa se ve desde otro ángulo, no tengo idea de cómo un hombre como yo, serio, preventivo y tranquilo, se deja convencer de este tipo de locura, por una mujer como Wagner.—Debes sujetarte de una mano, mientras agitas la otra, eso te ayudará manteniendo el equilibrio, y ¡are caballito!, digo torito—su estruendosa risa hace que los demás espectadores le sigan con las suyas.—Pareces experta—miro donde puedo sujetarme y al final logro hacerlo, veo como ella comienza a recibir dinero y anotar algo—¿Qué haces?—Abro apuestas cielito—descarada, ríe victoriosa—si llegas al segundo ocho, habrás ganado—¡Dijiste que eran al diez!—No, ese es para superar el récord, ahora concéntrate, no me hagas perder dinero.El aparato empieza a moverse, primero de manera lenta, de un lago a otro, para después, acelerar el ritmo en menos de 3 segundos, esto es más complicado de lo que parece.En lo que siento una eternidad, caigo de bruces al suelo acolchonado y Liesel, está en lo suyo, da brin
Cargo a Liesel hasta el auto como un saco de papas, balbuce palabras que no logro entender, la meto al auto con cuidado de no golpear su cabeza, inclino el asiento para que este mas cómoda, y le coloco el cinturón de seguridad. Es más conveniente llevarla en el asiento del copiloto para vigilar que no se ahogue con su propio vomito. Lo sorprendente es, que se acomoda y no hay rastros de que desee sacar todo lo ingerido. Me quedo mirando lo cómoda que se está, unos mechones de cabello se deslizan sobre su cara, los aparto con delicadeza, lo que me permite detallar un poco mas su rostro, tiene un lunar en el labio superior al lado izquierdo, sonrío la recordar lo que mamá decía sobre tener lunares. Las personas que tienen lunares en la boca, es un ser humano bueno, noble y de carácter dócil, amigable, pero también significa que es ambicioso por ser mejor cada día. ¿Wagner, dócil? Bufo sin creerlo, es obvio que mamá sacó eso de la internet, arranco el vehículo y pongo el GPS para regr
Abre la puerta del copiloto y entra… —¡Buenos días Warner! —¡No grites! —se queja tapando los oídos—mi cabeza va a explotar, siento miles de taladros dentro de ella como si quisieran destruir mi adorado cerebro—lloriquea mientras se acomoda en el asiento para dormir, no creo que exista alguien más escandalosa y dramática que ella —Toma—extiendo un termo lleno de café caliente, amargo y cargado, y uno más pequeño que contiene la sopa—toma esto primero junto a estos analgésicos. Sujeta el pequeño termo y me observa tras sus gafas de sol—¿Qué es esto? —abre el contenido y lo olfatea— Que rico huele—susurra y el recuerdo de ella rosando mi clavícula con su rostro aparece en mi mente, me remuevo incomodo al sentir el escalofrió, lo saborea y de inmediato lo toma como si tuviese sed. —Ahora los analgésicos, borracha—hace lo que le digo y agradece, para entonces, relajarse sobre el asiento. —Me despiertas al llegar por favor y gracias, buenas noches—y queda en silencio, es sorprendente
Es difícil cumplir los caprichos de un viejo…Tengo demasiados pendientes y no resolverlos a tiempo es un problema, de seguir así, tendré que quedarme hasta tarde, sumándole a mi infortunio, debo revisar lo de la recaudación de fondos.Nos llegó el presupuesto, y eso no solo debemos sacar lo que nos han dado sino, sacar el % para las donaciones.—Hoy es viernes, ¡oh si! Viernes de tragos, de juerga, de cariñosos—hace ese ridículo baile que odio.—Anoche te fuiste de borracha y hoy ¿también? Y ¿A qué te refieres con cariñosos?—Pues donde vas, te tomas unos tragos y te dan un final feliz—sube y baja sus cejas de manera sugerente—Prostitutos—afirmo y ella sonríe relamiendo sus labios.—Eres muy vulgar—la acuso—Y tu muy recto—me acusa con sus manos en jara—y apostaría a que nunca has ido con las cariñosas.—No necesito una prostituta para sentirme bien.—Hagamos algo…—No, tus ideas son malas, como la de anoche—¡Vamos! no seas aguafiestas, será algo tranquilo.—Como anoche, que no dor
A la única persona que intenté consolar, fue a mi madre, pero, con ella, aprendí que la mejor manera para hacerlo, es escuchar.Wagner, llena los documentos necesarios para que su hermano sea admitido, lo llevaron a una sala donde comenzara su proceso de desintoxicación.Le extiendo un vaso de café que compré en la cafería del lugar, no esta tan mal como para que sea un sitio lleno de gente con problemas de drogas—Gracias—agradece cuando se sienta a mi lado, no es la misma mujer que me enfada con su actitud indiferente a lo que digan los demás de ella, esa chica con la batería al cien por ciento dispuesta a arruinar mi día laboral, ahora, es una hermana realmente preocupada por su hermano.—¿Cómo esta Lear?—Recuerdas su nombre—sonríe a boca cerrada—está dormido, necesita descansar y le pusieron una intravenosa, y otros medicamentos, la verdad es que no sé qué pasará. Deberías ir a casa y descansar.—¿Y dejarte sola? Estas de broma—tomo su mano y la aprieto para transmitirle apoyo—¿es