—¡TÍA EM! —gritó Luciana nada más verla entrar mientras corría hacia ella y la abrazaba por la cintura—¡QUÉ ALEGRÍA QUE VINIERAS!
—Hola cariño, que alegría para mí venir— se puso de rodillas en el suelo y le dio un beso en la frente — estás muy bonita.
—Tu estás muy bonita, tía.
—Que bueno que llegaron, ya tengo listo el almuerzo — Emely, estaba algo apenada por las atenciones recibidas en aquel lugar, la trataban muy bien y el calor de hogar la rodeaba nada más cruzar el umbral de la puerta.
Compartieron un sustancioso almuerzo, los cuatro, riendo alegremente, luego de eso decidieron ver una película juntos. La verdad era un rato sumamente agradable, hasta que Luciana se quedó dormida, recargada sobre Emely.
—Se ha quedado dormida— le dijo a Mateo, con dulzura.
—Te adora, no hace más que hablar de ti y de lo preciosa que eres.
—¿Yo? Es un verdadero halago — sonrió— es una niña muy bonita.
—Se parece a su abuela— dijo Liliana, con una enorme sonrisa, luego despertó a la adormecida niña, para llevársela a la habitación. Mateo, sonrió y pasó el brazo sobre los hombros de su novia, buscando acercarla un poco más, ella giró su rostro hacia el y beso sus labios con ternura.
—Me hacen sentir en casa, es muy bonito éste calor de hogar.
—Te dije que todos te amarían y que no debías preocuparte por nada— susurró junto a sus labios antes de besarla nuevamente— Veamos la película, está muy interesante.
—Si. . . — le dijo mordiendo el labio inferior intentando controlar la respiración.
Diez minutos más tardes llamaban a la puerta principal, Mateo se estiró y se apresuró a abrir. Su rostro que había estado relajado y sereno, se torno serio y sombrío ante las dos personas que llegaron.
—Buenas tardes— dijo el hombre con aquella voz gruesa que retumbó en el espacio.
—Buenas tardes— respondieron Emily y Mateo, a la vez.
—Que guapo estás, cuñado— dijo riendo la mujer, mientras dejaba un rápido beso en la mejilla de Mateo.
Emely, observó a las dos personas. El hombre era muy alto, cabello liso y oscuro como la noche, ojos color café, serios y duros, parecían muy inflexibles, un cuerpo bien formado y anchos hombros. Ella pensó en lo irónico de la vida, éste parecía ser el hermano que le faltaba por conocer, los tres eran totalmente diferentes, aunque éste se parecía un poco más a Mateo.
La mujer que llegaba con él, era de piel morena, un cabello ondulado y extremadamente largo, más allá de su cintura, sin duda era el rasgo más bonito que tenía, sus ojos aunque de un color hermoso, eran grandes, muy grandes para su rostro, su mirada era fría, desagradable, e inquisidora.
—¡Llegaste, hijo mío!— decía Liliana, quien apareció y caminó rápidamente hacia su hijo y lo abrazó, el hombre se inclinó sobre ella y la estrecho amablemente.
—¡Que bueno verte, madre!
—Soy muy feliz de que hayan venido —Emely, se sentía incómoda e intrusa en todo aquel ambiente, al no conocer a aquellas dos personas.
—Yo igual, madre.
—¿Ya conocieron a Emely?
—No la he presentado aún— dijo Mateo con voz tensa. Emely se puso en pie con una dulce sonrisa.
—Bueno, que gusto poder hacerlo yo. Hijo, ella es Emely, la novia de tu hermano.
—Mucho gusto Emely, es un placer conocerte, soy Bruno— le dijo estrechando su mano, ella sonrió, no sabía explicarlo pero una extraña sensación la recorrió al darse cuenta de que Mateo y aquella mujer los miraban fijamente.
—El gusto es mío— respondió amablemente y luego soltó la mano.
— Y ella es Alexa, mi nuera.
—Un placer— le sonrió amablemente pero la mujer no respondió a su gesto, solo inclinó un poco la cabeza. Bruno, se giró hacia su mujer, la vió y luego se giró hacia su madre.
—¿Dónde está Luciana?
—Está durmiendo, no debe demorar en despertar. Estábamos viendo una película y se ha quedado dormida.
—Estoy agotado, madre. Tomaré una ducha, con permiso, un placer Emely.
—Propio— le dijo con una sonrisa.
Cinco minutos más tardes, la pequeña Luciana aparecía pero al ver a Alexa, se paralizó.
—Hola, tía Alexa.
—Hola, Luciana. ¿Cómo te portaste? Seguramente le diste mucho trabajo a Liliana.
—Se portó muy bien, cómo siempre.
—Cariño — le dijo Emely, viendo su desordenado cabello. — te peinaré, ve por todo lo necesario.
—Si, tía Em— la niña sonrió y se marchó para aparecer un par de minutos después.
—¿También sabes peinar niñas, mi amor? — preguntó Mateo dulcemente, besando su mejilla.
—Un poco, no peino cómo una profesional pero prometo que quedará bastante decente, mi amor.
—Dos trenzas, tía Em.
—Claro que si, cariño— dijo antes de comenzar a desenredar el largo cabello de la niña.
—Cuñado, tu y yo podríamos sentarnos hacía la entrada para que. . . ellas puedan estar cómodas mientras se peinan.
—No sé. . .—Mateo, parecía dudar.
—Ellas tendrán un momento de chicas.
—Tranquilo amor, no iré a ningún lado— le dijo ella sonriendo. —Los vio marcharse, saliendo hasta la entrada de la casa, Emely, no se sentía cómoda frente a Alexa.
—Ella es muy rara— dijo en un susurro.
—¿La tía Alexa?— preguntó también en un susurro.
—Si— sonrió— parece que está enojada.
—Siempre está enojada— dijo la niña aún susurrando.
—¿Por qué le llamas tía?
—Me dijo que así debo que llamarla. Una vez le dije mamá y se enojó mucho conmigo— Emely, frunció el ceño y guardó silencio por unos minutos.
—Bien, si no te mueves podemos terminar pronto.
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—¿Y desde cuándo la conoces? — sus grandes ojos estaban fijos en él, Mateo la miró extrañado.
—Hace poco, pero es hermosa.
—Tu ex lo era más— dijo burlona— está Emely, no es tan bonita como lo es Anna.
—Alexa, sé que quieres mucho a Anna, pero las cosas no funcionaron, Anna. . . para ella fue muy fácil abandonarme por otro que tenía más para ofrecerle.
—Mateo, ni siquiera intentaste solucionar las cosas con ella.
—¿Qué debía solucionar?, ¡me dejó por otro Alexaa, esas cosas es mejor asumirlas y seguir con dignidad!
—No me gusta esta niña. . . Emely. . .parece tan, mentirosamente inocente.
—Alexa, Emely es una buena muchacha, no entiendo qué te ocurre.
—Su piel es. . .no tan clara.
—Eso es ridículo Alexa, estamos en el siglo veintiuno. Por si no lo has notado Bruno, es más oscuro que todos nosotros, y sin ir muy lejos, está tu hermano que es bastante oscuro. Emely, tiene un color de piel precioso y lo que insinuas es ridículo, deberías dejar eso prejuicios de lado, quizás serías más feliz— Alexa, lo miró en silencio unos minutos— Emely, es buena, es atenta, es dulce, me quiere, es de su casa y muy estudiosa, pronto se graduará.
—Quizás termine cómo Anna, cambiandote por otro, si está por graduarse, seguramente no querrá seguir contigo cuándo sea una profesional.
—Yo también retomaré mis estudios, juntos saldremos adelante y no deberías compararlas, Emely, no es Anna, ella jamás me engañaría.
—¿Y como lo sabes?— lo miró burlonamente— no me dirás qué tienes acceso a su celular.
—No me hace falta, confío en ella.
—No deberías. . .— le dijo con una sonrisa.
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Emely, se quedó de piedra con lo que escuchaba. Aquella odiosa mujer estaba llenándole la cabeza a Mateo, con inseguridades absurdas.
No conocía quién era Anna, pero ella jamás le fallaría a Mateo, jamás lo dejaría por alguien más, ni sería capaz de lastimarlo. Ella ni siquiera la conocía y ya estaba mostrándo desprecio hacia su persona, además, aparentemente detestaba su color de piel, lo que le parecía más absurdo todavía. La tristeza y la incomodidad la golpeó, aunque se sintió feliz de escuchar como él la defendía, él realmente la quería.
—Hemos terminado, cariño— le dijo a la pequeña Lucia a— Ve a dejar tus cosas a la habitación.
—Le mostraré a Papi, lo linda que me has dejado. Muchas gracias tía, Em.
—Fue un gusto, cariño— La niña se marchó corriendo, mientras Emely se quedaba allí con esa extraña sensación en el pecho, un peso inexplicable, no sabía si debía esperar sentada allí o, si debía salir y confrontar a aquella mujer.
Debía hacer algo, era obvio que no podía quedarse allí sentada escuchando como esa odiosa mujer creaba inseguridades en el hombre que amaba, pretendiendo desprestigiarla.Después de tanto pensarlo, decidió ponerse en pie y salir al encuentro de aquellos dos que hablaban.En cuanto la miraron, todo quedó en silencio. La dura mirada de Alexa la recorrió con desprecio, así como la indignación misma que sintió ante su mirada.—No sé quién sea Anna, ni lo que haya ocurrido entre ella y Mateo pero, si su deseo es volver y tú sirves de intermediaria, puedes decirle que ya Mateo ha encontrado a alguien que lo ama y lo respeta, todo lo que ella no pudo ni supo hacer.—Emely. . . —Mateo quiso intervenir pero ella no se lo permitió— en cuánto a ti, no puedo hacer nada con mi color de piel, de hecho, si pudiera, no lo haría, estoy muy orgullosa de él. Si a tí te disgusta, es tu asunto, no el mío, no tengo porque escuchar tus comentarios. Mateo, quisiera ir a casa, mi amor, mañana debo ir temprano
Alexa, entró, encontrándose con Bruno, quién la miró y frunció el ceño.—¿Por qué estás enojada?— quiso saber.—Esa niñita. . .— presionó con fuerza la mandíbula.—¿Qué niña?, ¿De qué hablas?— era obvio que no la comprendía.—Esa tal Emely, que chiquilla tan desagradable.—Alexa, Alexa. . .—Es una mosca muerta, Bruno. ¿No lo ves?, ¡Mateo no lo ve!, ¡Tu madre no lo ve!, ¡Nadie parece verlo!—Parecía frustrada.—Quizás es porque no hay nada que ver— se encogió de hombros— es absurdo que le tengas mala fé a alguien que acabas de conocer, Alexa. ¡Eso es ridículo!—Ridículo o no, ella no es una blanca paloma. . .es una arpía venenosa— Bruno la miró fijamente y luego se giró dándole la espalda.*****************—Puedes preguntar lo que quieras, preciosa— le regaló una enorme sonrisa.—¿Qué sucede con tus hermanos?. . . Disculpa si soy tan directa — le dijo porque el semblante de él cambió— sé que quizás no tenga derecho a preguntarlo pero. . . Jackson, me pareció muy agradable, sin embargo
Luciana estaba acostada cómodamente en su habitación, rodeada de colores y hojas con muchos dibujos, cuándo la puerta se abrió de golpe, se levantó rígida al percatarse que se trataba de Alexa.—Hola, tía. — dijo suavemente.—Eres una pequeña traidora, Luciana— la miró con desprecio.—¿Qué?— la niña no comprendía, sus ojos se abrieron enormes.—Traidora, quiero saber, ¿Cómo es que llega una recién aparecida y tú vas llamándola tía?— la miró fijamente, estaba enojada.—Yo. . . yo. . . es la novia del tío, ella dijo que podía llamarla tía. . .—¿Cómo a mí?, ¿ o sea que ella es como yo?— preguntó furiosa.—No, no. Tu eres la novia de papá, ella es la novia del tío y. . .—Escuchame muy bien, niñita tonta— la miró con desprecio — No me gusta esa mujer, no quiero que te acerques a ella, mantente alejada. ¿Lo entiendes?—Pero. . .—Esa mujer no es tu tía, no lo es y nunca lo será, así que no vuelvas a llamarle tía, no es tu tía. ¿Entiendes?, ¡No es tu tía!— la niña la miró aterrorizada, con
Estudiar. . .Fin de Semestre. . .Exámenes finales. . .Estudiar. . .Fin de Semestre. . .Exámenes finales. . .Se sentía agotada en extremo, cansada de tanta teoría y números, su cabeza dolía y sus ojos pedían descanso inmediato.—¡Necesito algo que calme mi migraña!—Emely, estaba frente al computador, mientras se daba un masaje en las sienes—¡Me va a estallar la cabeza!—Hija mía— le dice Elena— deberías tomar un descanso.—Debería — dice suspirando— pero no quiero, éste exámen es muy importante madre, gran parte de la nota está en éste exámen.—Lo sé, cariño— colocó ambas manos en sus hombros— pero con clavarte frente al computador sin descanso, lo único que lograrás es que mañana al presentar el exámen tengas migrañas peor.—Tomaré un descanso de cinco minutos.— dijo después de pensarlo.Así se dispuso mientras envolvía hielo en un pañuelo y los colocaba en sus agotados ojos.—Eso te ayudará mucho.—Eso espero, madre. . . he tomado una decisión, quiero retomar mis clases de danz
En cuanto Emely entró a su casa dejó el balde de helado en la nevera, dos minutos después escuchó el motor de la motocicleta y contuvo las lágrimas mientras el sonido se hacía distante.Si, había sido de muy mala educación dejarlo solo fuera de la casa pero, se sentía terriblemente decepcionada de él, y es que, o sea, le costaba mucho creer que Mateo había desconfiado de ella, al punto de ir a su casa con un balde de helado, solo como excusa para confirmar que estuviese en su casa.—¿Todo bien, hermana?— la dulce voz de su hermana menor llegó hasta ella.—Eh, si. . .si claro, Camille, todo bien. Voy. . . a mí habitación debo seguir estudiando. — Decidió que necesitaba algunos minutos solo para despejar su cabeza y volver a concentrarse.Habían pasado unos diez minutos cuándo su celular timbró, anunciando un mensaje."Realmente lo siento, mi amor"Emely, vió el mensaje sin comprender, el por qué era tan inseguro. A ella también la habían traicionado, también tuvo una relación que no fu
¡Oh Dios mío, alguien había llegado!Emily pensó en que hubo la posibilidad de que los encontraran en la sala de la casa, en proceso de hacer el amor y se sintió avergonzada.Emily, corrió a la habitación, en cuanto entró cerró la puerta tras ella y fue al cuarto de baño para vestirse, podría ser Liliana y sería terriblemente vergonzoso que la encontrará medio desnuda en su habitación.Después de vestirse pasó las manos aún temblorosas por su cabello intentando peinarse un poco. Se miró al espejo y sintió un poco de vergüenza, sus labios estaban rojos e hinchados, su cuello, estaba enrojecido en algunas partes y en ese preciso instante, odió tener una piel tan delicada. Respiró profundo varias veces para intentar calmarse.—¡Estás loca, Emily Simmons!— se reprendió a sí misma, pensando en que pudo haber llegado alguien sin que hubiese sido escuchado, y el calor cubrió su rostro nada más de imaginarse que algún integrante de la familia, pudiese haberlos encontrado en esa posición en la
—¿Qué sucede, papito?— preguntó Luciana. — Te haz puesto muy triste.—Una mala noticia, mi amor— la acercó a él, abrazándola con fuerza, sintiendo el peso de la tristeza en sus hombros. No lloraba, hacía mucho que había dejado de llorar, hacía mucho que había dejado de reír, de expresarse, su carácter se había endurecido demasiado.—¿Bruno, está todo bien?— le preguntó Alexa, pero él ni levantó la vista hacia ella.—Murió mi abuela, cariño— su voz mostraba dolor, aunque su cara no expresará absolutamente nada.—¡Oh, Bruno!— caminó hasta él — permíteme abrazar a papi, tesoro— Luciana levantó la vista, el rostro de su madrastra no expresaba para nada la dulzura de sus palabras. Sintiendo tristeza, se alejó, permitiéndo que ella abrazara a su padre, quién solo se recargó de ella, pero no lloró — ¿Iremos?—No puedo — se alejó y volvió a abrazar a su hija y luego suspiró. Luciana no se sentía afectada, no conocía personalmente a la abuela de su padre, pero le ponía triste, que su padre est
—¡ERES UNA ESTUPIDA, INGRATA, MALA AMIGA, TE ODIO!— gritaba Lisbeth, mientras entraba como torbellino a su habitación.—¡LIS!—le respondió saltando de la silla frente al computador para abrazarla.—¡NI SE TE OCURRA TOCARME!—dijo furiosa y Emely se detuvo de inmediato—¡Lis. . . lo siento!— se disculpó mirándola tiernamente.—A mi no me pongas esa tonta mirada— la señaló con el dedo— ésta vez, no te va a funcionar Emely Simmons.—Lis. . .—Eres la peor de las amigas— la golpeó sin fuerza en el hombro — nunca me imaginé que me cambiarías por un hombre — tomó una almohada de la cama, para comenzar a golpearla—¡ Eres ingrata, ya no te quiero, no te quiero, no te quiero!—Lo siento, lo siento, lo siento. No existe una sola cosa en el mundo, que pueda decir para justificarme— Lisbeth, dejó de golpearla, arrojó la almohada a la cama, y se sentó — No lo puedo creer, Em, en serio. Me tienes demasiado olvidada, ya casi no hablamos por teléfono.—Lo sé — se sentó junto a ella.—Y te extraño. . .