Termino de juntar todas mis pertenencias y al ponerme de pie visualizo que Samira está hablando con el profesor a unos metros. Como veo que va a tardar, aprovecho para salir del aula y abandonar el edificio a las corridas. Ya estando en el campus, solo me basta con caminar un par de metros para reconocer el auto en el que vine por la mañana. Me acerco y tomo asiento de forma desprevenida. Noto que él se altera.
- Perdón...tendría que haber abierto la puerta yo.
Emily: No te preocupes, no pasa nada. Te tengo que pedir un favor (digo hablando rápidamente).
- Claro.
Emily: Date la vuelta.
Se voltea y me mira a los ojos, desentendido.
Emily: Ahora va a venir una amiga mía para que vayamos a la playa y necesito que finjas que sos solo un chofer.
- ¿Qué?
Emily: Apenas nos alcances allá te vas.
- No voy a hacer eso (dice con total seriedad).
Emily: Si.
- No.
Emily: Lo hacés.
- Dije que no.
Contesta con total tranquilidad, logrando frustrarme al doble.
Emily: Mirá...lo hacés o le digo a papá que, en vez de esperarme, desapareciste cinco horas mientras yo estaba ahí adentro (manipulo, señalando el edificio de la facultad).
- Pero vos me dijiste que hiciera eso.
Emily: Pero él no lo sabe. ¿Y a quién te pensás que le va a creer?
Suspira rendido y me doy cuenta de la pequeña decepción que se lleva de mí. Vuelve a girar en su asiento y no dice más nada hasta que Samira aparece, sentándose a mi lado.
Samira: ¿Por qué no me esperaste forra? Te estaba...
De repente ve al chico nuevo y me sonríe pícara. Le lanzo una mirada asesina, evitando que diga algo ridículo y solo suelta una pequeña risa, acomodándose en su lugar.
Emily: Perdón... ¿qué esperás para arrancar?
Cuestiono en tono de reproche, tratando de relacionarme como siempre hice con los de su tipo, con la esperanza de poder ahorrarme las absurdas ideas que la cabeza de Samira podría imaginar. El obedece algo disgustado, aunque prefiero no quejarme, ni comenzar una discusión. Llegamos en menos de quince minutos y sale del auto, abriéndome la puerta. Mi amiga ya se encuentra a una notable distancia del vehículo y camina hacia la arena. Estoy a punto de bajar cuando...
- ¿Qué le avergüenza?
Emily: ¿Qué?
- ¿Qué le avergüenza? ¿Tener un guardaespaldas o que ese insoportable sea yo?
Lo miro confundida, quedando muda ante su pregunta, mientras él solo mira en otra dirección, apenado, apoyando uno de sus hombros sobre la puerta abierta. Se me hace extraño que me trate de "usted", si bien ya estoy acostumbrada a eso de parte de todos los hombres que trabajan en casa, ninguno de ellos es tan joven, de una edad tan similar a la mía.
Emily: No me avergonzás.
Baja su mirada y esta choca con la mía, sonríe tímidamente con ternura en su rostro, pero sin hacer notar sus dientes, haciéndome reaccionar. "¿Por qué dije eso?", me pregunto a mí misma sin despegar mis ojos de los suyos. ¿Por qué su sonrisa me es tan adictiva? ¿Por qué me cuesta tratarlo como a cualquier otro empleado? ¿Por qué lo observé tan hipnotizada esta mañana? Aunque me parezca absurdo, sé que no tengo respuesta alguna para esas preguntas, ni mucho menos para las últimas tres.
Abandono el auto y el cierra la puerta detrás de mí. Me alejo varios metros del auto y vuelvo a escuchar su voz.
- ¿A qué hora vengo? (Pregunta desde lejos).
Emily (me volteo): EN UNA HORA (Grito para recibir otra mueca de su parte y entrar a la cálida playa).
Me encuentro caminando descalza sobre la arena húmeda, acompañada por el viento del lugar que me golpea en el rostro, despeinándome y obligándome a entrecerrar los ojos. Mis sandalias cuelgan de los dedos de mi mano izquierda, mientras que la derecha sostiene la mochila que cae sobre mi hombro.Las frías olas del mar tocan mis pies, los atraviesan, retroceden hacia el montón de agua acumulada de ese océano y vuelven segundos después, haciéndome perder la noción del tiempo. Ni sé cuánto llevo aquí cuando mi celular suena. Lo saco, miro su pantalla y me basta con leer esas cuatro letras para volver a guardarlo en su lugar.Sigo caminando como si nada hubiese pasado y otra vez ese odioso sonido se hace escuchar, solo que esta vez simplemente ignoro el hecho de que eso pase.Samira: Atendé.
En el camino solo se presencia un largo silencio, salvo por algún que otro comentario de poca importancia que hace Samira. El mantiene sus ojos fijos en el camino, mientras los míos no se despegan de su rostro. No sé porque lo hago, pero simplemente me es inevitable y eso me inquieta aún más. Por esa razón, no espero que el me abra la puerta cuando se dibuja la silueta de mi casa por el vidrio de la ventana. Una vez que el auto frena, yo misma abro la puerta y salgo de él, caminando hacia la puerta a pasos acelerados. Samira entra segundos después, sola.Samira: ¿Qué pasó?Emily: Nada, solo estoy un poco mareada. ¿Te quedás a dormir hoy?Asiente, dando a entender que aceptó mi invitación.Ya son casi las once de la noche, cuando mi padre se dirige a mi durante la
Al comienzo solo me llevo una sorpresa por su desprevenida acción y ni siquiera muevo los labios, pero tampoco hago algo para impedir que siga besándome. Al abrir los ojos es cuando mi mente recobra su rumbo habitual y la conciencia vuelve a acompañarme. Llevo ambas manos a su pecho y doy un torpe empujón, logrando alejarlo de mí. El me mira con la respiración algo agitada, derrochando fuego por los ojos, los cuales no tardan en bajar hasta mi boca y centrarse allí por largos segundos, incomodándome más de lo que ya estoy. Hago lo mismo que él y no tardo en perderme en sus labios y como estos de a poco se aproximan hasta volver a unirse con los míos. Aunque esta vez es diferente a la anterior, ya que ahora soy yo la que controlo la situación, alborotando su cabello con ambas manos para luego transportarlos a su pecho y desprender los botones de su camisa blanca. Mis propias actitude
- Abajo esta Caro, quería verte.Comenta refiriéndose a nuestra prima.Emily: ¿Qué hacés en mi cuarto infumable?- Ah pero que buena onda che. Te vengo a despertar y en vez de agradecerme me bardeas.Emily: Es obvio que no viniste por eso, sino que me necesitás para algo. Si apenas te importa que tu hermana esté viva.Él no dice ni hace nada además de desviar su mirada. Suelto una pequeña risa, esperando escuchar algo de su parte, pero veo que eso no pasará pronto.Emily: Bueno decime.Se despeina un poco el pelo.Emily: ¿PODÉS HABLAR DE UNA...Marco (me interrumpe): Bueno me gusta una chica.Emily: ¿Qué?
Camino, resignada, sabiendo que, si antes no soportaba la personalidad de mi padre, ahora tampoco cuento con la comprensión de mi madre. Solo queda mi hermano y bueno, con tan solo pensar en eso quiero vomitar. Prefiero hablar con el perro que, con él, al menos Rocco solo escucha y como mucho ladra, Marco es capaz de hablar y comentar tonterías que me enfurecerían aún más.Veo a Rafael, sentado sobre la parte frontera del auto, intercambiando unas palabras con el portero. Apenas siente el ruido de nuestros pasos, gira el rostro y al verme, baja de un salto, como si lo que estuviera haciendo fuese un delito penal. Bufo y le doy un giro a la casa para ir a buscar a Samira, quien vuelve conmigo tan solo un minuto después.Ya estando en el auto, cuyo asiento delantero ocupa mi hermano, para luego comunicarle a donde debe llevarnos, Rafael acelera, no sin antes mirarme por
Emily: Creo que siempre tuve razón en que eras adoptado (digo subiendo el último escalón) ...como que tus estupideces nunca encajaron en esta familia.- Bueno ubicate (responde siguiéndome por el pasillo).Emily (me volteo): ¿Qué me ubique? Ubicate vos estúpido. ¿Cómo vas a decir que tengo un guardaespaldas adelante de ella?Marco: ¿Tenía que adivinar que eso estaba mal?Suspiro y vuelvo a dirigirme a mi cuarto.Marco: ¿Sabés que pasa? Ni en tu mejor amiga podés confiar.Emily: ¿A dónde querés llegar con eso?Él se detiene adelante de su cuarto y lo miro.Marco: Que tu vida es una farsa, Emily (agrega para cerrarme la puerta en la cara).
Tomo ese pedazo de papel en mis manos y comienzo a leerlo, reconociendo la inconfundible letra de mi madre en solo segundos.Si estás leyendo es porque ya nos fuimos. Te llamé al mediodía más de cuatro veces y no atendiste. Si formaras más parte de esta familia y no te escaparas de las cenas, seguramente sabrías algo de cómo van los negocios, algo en lo que tu hermano es un ejemplo a seguir...Bufo, indignada por la típica satisfacción de mi madre hacia Marco. Sigo leyendo:Hace casi un mes que tu papá planificaba acuerdos con un socio inversionista de España y las cosas iban muy bien. Hoy a la mañana le llegó la noticia de que ese hombre estaba en Argentina por unos días y que lo primero que quería era conocer a la familia de la persona con quien invertiría tanto. Está en B
Cierra el capo y me rodea, inclinándose sobre su asiento y saliendo con las llaves colgando de sus dedos. Activa la alarma del auto y vuelve a acercarse, mientras lo miro desconcertada, exigiendo una explicación.Rafael: Vamos.Emily: ¿A dónde?Rafael: A buscar una estación de servicio, una casa o algo (dice mirando a su alrededor).Emily: Pará, ¿vos pensás dejar el auto acá? (Cuestiono asombrada).Rafael: ¿Y qué otra cosa puedo hacer? (Responde con tranquilidad).Emily: ¿Esperar que pase alguien y nos…?Rafael (me interrumpe): Un desconocido jamás nos ayudaría.Emily: ¿Y el seguro? (Pregunto, levantando ambas cejas).Rafael (saca su