Me encuentro caminando descalza sobre la arena húmeda, acompañada por el viento del lugar que me golpea en el rostro, despeinándome y obligándome a entrecerrar los ojos. Mis sandalias cuelgan de los dedos de mi mano izquierda, mientras que la derecha sostiene la mochila que cae sobre mi hombro.
Las frías olas del mar tocan mis pies, los atraviesan, retroceden hacia el montón de agua acumulada de ese océano y vuelven segundos después, haciéndome perder la noción del tiempo. Ni sé cuánto llevo aquí cuando mi celular suena. Lo saco, miro su pantalla y me basta con leer esas cuatro letras para volver a guardarlo en su lugar.
Sigo caminando como si nada hubiese pasado y otra vez ese odioso sonido se hace escuchar, solo que esta vez simplemente ignoro el hecho de que eso pase.
Samira: Atendé.
Como ve que no lo hago, continúa.
- Podría ser algo importante
Insiste y obedezco con mal humor, sabiendo que lo único "importante" para mi padre es hacer imposible la vida de su hija menor. Pero al volver a fijar mis ojos en esa pantalla, no reconozco las cuatro letras de la vez anterior, sino dos palabras mucho más largas: Número desconocido. Me extraña, pero atiendo de todas formas.
Emily: ¿Hola?
Digo, esperando reconocer la voz de mi mismísimo padre, quien conoce perfectamente "los trucos de su hija caprichosa" y solo llama de otro número para despistarme
La persona que está del otro lado hace notar su presencia, diciendo lo mismo que yo y entonces capto que nada es como lo pensé. Esa no es la voz de quien me esperaba. Si bien es grave, no es él, y no tardo mucho en reconocer de quien se trata realmente.
Emily: ¿Cómo tenés mi número? (Pregunto asombrada y Samira deja de caminar para mirarme).
- Me lo dieron por si pasaba algo.
Suspiro.
Emily: ¿Y pasó algo que llamás así de la nada?
- Dijo que volviera en una hora y ya pasaron casi dos.
Dice con su voz relajada de siempre y apoyo el teléfono en mi hombro, dirigiéndome a Samira.
Emily: ¿Qué hora es?
Samira: ¿Vos tenés el celular a mano y me preguntás a mí?
Miro la pantalla: 16:27 p.m.
Emily: Ahora vamos. Perdón por hacerte esperar tanto (digo al teléfono y cuelgo).
Mi amiga me mira pasmada.
Emily: ¿Qué?
Samira: ¿"Perdón por hacerte esperar tanto"? (La miro con ironía). ¿A un chofer? (Suspiro). ¿Vos estás bien?
Emily: Callate.
Comienzo a caminar a una velocidad más acelerada a la que veníamos y ella me sigue, igualándome.
Samira (ríe): Che, pero en serio, ¿pasa algo?
Paro de golpe y me volteo, mirándola.
Emily: ¿Qué va a pasar Samira?
Samira: No sé...estás rara con ese chico. Como si te importara demasiado o...
Emily (la interrumpo): ¿Importarme? (Suelto una pequeña risa). Es solo un empleado, ni siquiera sé cómo se llama. ¿Pensás que me va a "importar" su patética vida?
Ella no dice más nada, por lo que continúo caminando. Cruzamos la salida en menos de cinco minutos y no tardo en visualizar ese auto negro. Cuando nos encontramos solo a unos metros la puerta del conductor se abre y sale el. Da media vuelta por la parte delantera del vehículo y abre la puerta trasera, esperándonos. Me acerco primera, planeando tomar asiento, pero me vuelvo hacia atrás y lo miro de abajo hacia arriba.
- ¿Pasa algo?
Emily: ¿Y tú saco?
Pregunto observando su torso, donde solo se observan varios botones desabrochados y una corbata mal atada.
- Pero...a la mañana no dijo que....
Emily (interrumpo): A la mañana te di un rato libre (traga saliva, dejando sus nervios al descubierto), ahora estás trabajando y así no es como tenés que estar.
- Perdón.
Emily: Dos errores más y perdés tu trabajo.
- No va a volver a pasar.
Noto algo de decepción en su mirada, pero lo ignoro, tratándolo como a cualquier chofer de todos los que tuve desde que tengo memoria. Subo y Samira lo hace después de mí.
Samira: Eso fue duro (dice mientras aún estamos solas en el auto).
"Eso fue para que no inventes estupideces" digo en mi mente, pero no le contesto nada. El sube a su asiento, arregla su corbata y se pone el saco. Lo observo por el espejo, sabiendo que nadie lo nota. Enciende el motor y acelera, convirtiendo el paisaje de las ventanas en una rápida transición de imágenes, aunque no es eso lo que me distrae, sino la imagen del chico desconocido al que acabo de maltratar y cuyo nombre ni sé, quien tiene su mirada fija en el camino, como si nada más existiera.
En el camino solo se presencia un largo silencio, salvo por algún que otro comentario de poca importancia que hace Samira. El mantiene sus ojos fijos en el camino, mientras los míos no se despegan de su rostro. No sé porque lo hago, pero simplemente me es inevitable y eso me inquieta aún más. Por esa razón, no espero que el me abra la puerta cuando se dibuja la silueta de mi casa por el vidrio de la ventana. Una vez que el auto frena, yo misma abro la puerta y salgo de él, caminando hacia la puerta a pasos acelerados. Samira entra segundos después, sola.Samira: ¿Qué pasó?Emily: Nada, solo estoy un poco mareada. ¿Te quedás a dormir hoy?Asiente, dando a entender que aceptó mi invitación.Ya son casi las once de la noche, cuando mi padre se dirige a mi durante la
Al comienzo solo me llevo una sorpresa por su desprevenida acción y ni siquiera muevo los labios, pero tampoco hago algo para impedir que siga besándome. Al abrir los ojos es cuando mi mente recobra su rumbo habitual y la conciencia vuelve a acompañarme. Llevo ambas manos a su pecho y doy un torpe empujón, logrando alejarlo de mí. El me mira con la respiración algo agitada, derrochando fuego por los ojos, los cuales no tardan en bajar hasta mi boca y centrarse allí por largos segundos, incomodándome más de lo que ya estoy. Hago lo mismo que él y no tardo en perderme en sus labios y como estos de a poco se aproximan hasta volver a unirse con los míos. Aunque esta vez es diferente a la anterior, ya que ahora soy yo la que controlo la situación, alborotando su cabello con ambas manos para luego transportarlos a su pecho y desprender los botones de su camisa blanca. Mis propias actitude
- Abajo esta Caro, quería verte.Comenta refiriéndose a nuestra prima.Emily: ¿Qué hacés en mi cuarto infumable?- Ah pero que buena onda che. Te vengo a despertar y en vez de agradecerme me bardeas.Emily: Es obvio que no viniste por eso, sino que me necesitás para algo. Si apenas te importa que tu hermana esté viva.Él no dice ni hace nada además de desviar su mirada. Suelto una pequeña risa, esperando escuchar algo de su parte, pero veo que eso no pasará pronto.Emily: Bueno decime.Se despeina un poco el pelo.Emily: ¿PODÉS HABLAR DE UNA...Marco (me interrumpe): Bueno me gusta una chica.Emily: ¿Qué?
Camino, resignada, sabiendo que, si antes no soportaba la personalidad de mi padre, ahora tampoco cuento con la comprensión de mi madre. Solo queda mi hermano y bueno, con tan solo pensar en eso quiero vomitar. Prefiero hablar con el perro que, con él, al menos Rocco solo escucha y como mucho ladra, Marco es capaz de hablar y comentar tonterías que me enfurecerían aún más.Veo a Rafael, sentado sobre la parte frontera del auto, intercambiando unas palabras con el portero. Apenas siente el ruido de nuestros pasos, gira el rostro y al verme, baja de un salto, como si lo que estuviera haciendo fuese un delito penal. Bufo y le doy un giro a la casa para ir a buscar a Samira, quien vuelve conmigo tan solo un minuto después.Ya estando en el auto, cuyo asiento delantero ocupa mi hermano, para luego comunicarle a donde debe llevarnos, Rafael acelera, no sin antes mirarme por
Emily: Creo que siempre tuve razón en que eras adoptado (digo subiendo el último escalón) ...como que tus estupideces nunca encajaron en esta familia.- Bueno ubicate (responde siguiéndome por el pasillo).Emily (me volteo): ¿Qué me ubique? Ubicate vos estúpido. ¿Cómo vas a decir que tengo un guardaespaldas adelante de ella?Marco: ¿Tenía que adivinar que eso estaba mal?Suspiro y vuelvo a dirigirme a mi cuarto.Marco: ¿Sabés que pasa? Ni en tu mejor amiga podés confiar.Emily: ¿A dónde querés llegar con eso?Él se detiene adelante de su cuarto y lo miro.Marco: Que tu vida es una farsa, Emily (agrega para cerrarme la puerta en la cara).
Tomo ese pedazo de papel en mis manos y comienzo a leerlo, reconociendo la inconfundible letra de mi madre en solo segundos.Si estás leyendo es porque ya nos fuimos. Te llamé al mediodía más de cuatro veces y no atendiste. Si formaras más parte de esta familia y no te escaparas de las cenas, seguramente sabrías algo de cómo van los negocios, algo en lo que tu hermano es un ejemplo a seguir...Bufo, indignada por la típica satisfacción de mi madre hacia Marco. Sigo leyendo:Hace casi un mes que tu papá planificaba acuerdos con un socio inversionista de España y las cosas iban muy bien. Hoy a la mañana le llegó la noticia de que ese hombre estaba en Argentina por unos días y que lo primero que quería era conocer a la familia de la persona con quien invertiría tanto. Está en B
Cierra el capo y me rodea, inclinándose sobre su asiento y saliendo con las llaves colgando de sus dedos. Activa la alarma del auto y vuelve a acercarse, mientras lo miro desconcertada, exigiendo una explicación.Rafael: Vamos.Emily: ¿A dónde?Rafael: A buscar una estación de servicio, una casa o algo (dice mirando a su alrededor).Emily: Pará, ¿vos pensás dejar el auto acá? (Cuestiono asombrada).Rafael: ¿Y qué otra cosa puedo hacer? (Responde con tranquilidad).Emily: ¿Esperar que pase alguien y nos…?Rafael (me interrumpe): Un desconocido jamás nos ayudaría.Emily: ¿Y el seguro? (Pregunto, levantando ambas cejas).Rafael (saca su
No puedo detallar con exactitud cuánto llevo caminando, pero lo que sí sé es que, si volteo, no lograré ver la carretera. Ya no llamaría "avanzar" al movimiento que realizan mis piernas, en los últimos minutos no es más que un arrastre.Rafael camina unos pasos más atrás, siguiéndome con mi mochila colgada de su hombro derecho y el saco de su campera del izquierdo. Tiene los primeros cuatro botones de su camisa celeste desabrochados y las mangas, remangadas desmedidamente hasta sus codos. Su corbata azul oscura no está atada, sino que cae sobre su cuello, como si fuera una bufanda de otoño. Todo eso, sumado al peinado rebelde que se le formó debido a su constante gesto de tocarse el pelo, despeinándolo, le dan un aspecto más informal, diferente a como se lo suele ver todos los días.Emily: ¿Qu&eacut