La chica lo observó por un momento, con una leve expresión de duda, entreabrió los labios, mas antes de poder hablar, el hombre se acercó como si se tratara de un depredador con su presa.
—Quien calla otorga —expresó con voz ronca.
Sin mediar más palabras, capturó sus labios, si ella quería decirle que no, nunca se supo por qué al sentir su boca en la suya, Afrodita no tuvo nada que objetar y se abandonó a sus besos, sintió el fuego propagarse en su interior y acumularse en su bajó vientre.
Cerró el ascensor y la recostó de la pared, la besó con fiereza, mientrasrecorría su cuerpo, acariciando con suavidad su piel, era una sensación sublime que nunca había sentido. Sintió la tímida mano de la mujer recorrer su pecho y los latidos de su corazón se aceleraron.
Las puertas del ascensor se abrieron y lo devolvieron a la realidad, sin embargo, no la bajó, caminó con ella entre sus brazos a su suite, colocó la huella de su dedo en el lector y al abrir la puerta caminó hacia el dormitorio, la lanzó en la cama sin ceremonia, al mismo tiempo que comenzaba a despojarse de su ropa.
La chica pasó su lengua por sus labios al ver semejante espécimen masculino quitándose su ropa, de por sí era el hombre más guapo que veía en su vida, bueno, tampoco es que ella había visto muchos.
El cuerpo del hombre quedó desprovisto de cualquier prenda, estaba perfectamente tallado, como si hubiese sido cincelado por las manos de los mismísimos dioses, él se sonrió al ver la expresión de la chica, tenía la boca abierta, su quijada casi le pegaba al suelo… bueno eso es un poco exagerado, mas definitivamente la muchacha estaba hipnotizada, mejor dicho idiotizada, al posar su mirada en sus atributos, para su satisfacción la naturaleza lo dotó demasiado bien y en ese instante, su cuerpo lucía orgulloso.
Él vio como ella apretaba sus piernas y como su respiración se agitaba, sonrió con voz ronca, al mismo tiempo que tomaba un paquete de preservativo.
—¿Estás disfrutando de la vista? Creo que sí, porque te ves muy entretenida, aunque puedo hacer que en vez de verlo, lo sientas —pronunció besándola sin perder la vista de ella—. Afrodita, tienes tan solo treinta segundos para tomar tu decisión.
—Yo… —cerró los ojos con fuerza como si estuviera luchando en contra de sus deseos—. Esto no está bien… voy a casarme mañana y… —su voz fue acallada por la del hombre.
—No te estoy pidiendo que te cases conmigo, solo quiero una intensa noche de pasión, yo también tengo problemas qué deseo olvidar, al mismo tiempo que te poseo de decenas de maneras diferentes.
Con esas palabras se arrodilló en la cama la bservabo con mucha pasión y empezó a darle el placer prometido.
No dejó un solo lugar del cuerpoi de Afrodita que no recorriera, el corazón de Eros, bombeaba con mayor fuerza, sentía la excitación correr por sus venas como si fueran llamaradas de fuego. La tomó con cuidado, la giró en la cama, y la hizo suya. Afrodita jadeaba como poseída, al mismo tiempo que apuñaba las sabanas de la cama perdiéndose en esas maravillosas sensaciones.
Momentos después, abandonados a la pasión se fundieron como uno solo, entre jadeos, sollozos,
Afrodita jadeaba febril, a decir verdad, ambos estaban a mil, a punto de ceder a ese cúmulo de sensaciones que los enloquecía, Eros apretaba los ojos con fuerza en búsqueda del control en su interior, estaba sorprendido de su reacción, porque parecía un adolescente calenturiento, pero esa reacción solo era capaz de producírsela esa mujer, que le provocaba unas inigualables sensaciones.Se hizo uno con ella, mientras sentía la estrechez de su cuerpo, al mismo tiempo que ella emitía un gemido de dolor.
—¡Eres mía! ¡Solo mía! —declaró inundando su cuerpo con el suyo—¿Acaso te lastimé? —interrogó con preocupación, hizo amago de retirarse, pero ella no lo dejó. —No te alejes, por favor —suplicó ella.Eros, solo sonrió al mismo tiempo que terminaba de envainarse en ella al mismo tiempo que la mujer gemía enloquecida, su deseo uno por el otro era tanto que pronto tocaron la cima más alta del placer, hasta quedar exhaustos.
Durante la noche perdieron la cuenta de las veces que se hicieron uno, cada vez era más intensa que la otra, al final quedaron laxos, uno en brazos del otro y con las respiraciones a mil.Arion se despertó, extendió su mano buscando a la chica con quien pasó la noche, sin embargo, el frío de la sabana le mostró que ya no estaba, abrió los ojos con un poco de mal humor.—¿Cómo se le ocurre irse de esa manera? Me ignoró por completo y escapó como una ladrona. Vio la servilleta a un lado de la mesita de noche de la cama y leyó.«Gracias por una noche maravillosa, la mejor que he vivido en mi vida, digna de Eros. Nunca te olvidaré. Con afecto, Afrodita» Arion tomó la nota y la arrugó en su mano con rabia, porque en ese instante, se sintió utilizado y era la primera vez en su vida que tenía esa sensación y no le resultó para nada agradable.*****Maya sintió el peso de una pierna en las suyas, cuando abrió los ojos, vio al apuesto hombre, alto, atlético, musculosos, sus piernas largas, su abundante cabello negro caía al descuido sobre su frente, la nariz y mandíbula poderosas, sus ojos muy grandes y las pestañas gruesas que parecía haberse aplicado rímel.Se llevó la mano a la cabeza, le dolía, no era de mucho tomar, más la noche anterior lo hizo sin control, su conciencia quiso abrirse paso en su interior para recriminarse, más no se lo permitió.—No vengas tú a quererme cuestionar —susurró en voz baja para sí misma—. No es hora de arrepentimiento. A lo hecho, pecho. Además, si voy a atarme a un viejo, no tiene de malo que disfrute, aunque sea por una sola vez, los ardientes brazos de un hombre joven. Recorrió una vez más el cuerpo del hombre, mientras se liberaba de su agarre, para su buena suerte, Eros tenía el sueño pesado y ni un movimiento hizo, revisó el suelo, con cuidado de hacer el menor ruido, buscando su ropa, la encontró en un extremo de la cama, al encontrarla se la llevó al baño, se vistió con premura y cuando salió de allí, tomó su cartera, buscó los zapatos y se los llevó en la mano, de pronto sintió la necesidad de escribirle una nota y lo hizo.Después lo vio acostado una vez más y no pudo evitar el ramalazo de deseo recorrerla, le provocaba volver a lanzarse en la cama y estar tan solo una vez más con ese hombre, dejó a un lado ese pensamiento, se controló, porque tan solo en unas horas sería una mujer casada, respiró profundo y se giró.Llamó el ascensor, para su buena suerte no debió esperar mucho tiempo, necesitaba encontrarse con sus mejores amigas que se estaban quedando en ese hotel, todas eran de otra ciudad de Patra, y su futuro esposo, para que no se sintiera sola en el momento más importante de su vida le había dado una Black Card, para que le pagara los gastos.Llegó al quinto piso, donde se estaban quedando, antes de abrir la puerta, su celular repicó, vio el identificador de llamada, se dio cuenta de que era Theodore, su futuro esposo y lo atendió—Aló, Theo.—Maya, ¿Dónde estás? —interrogó el hombre con desconfianza, no obstante, la joven no lo notó.—Dónde más voy a estar, si no es aquí en el hotel con las chicas —respondió con aparente tranquilidad, sin embargo, por dentro estaba muy nerviosa.Abrió la puerta con su huella y entró, esperaba que sus amigas no estuvieran en la suite para que no le hicieran preguntas, más cuando entró, ellas la esperaban en la sala, aunque ese no era ninguna preocupación, el problema radicaba en que no estaban solas, sino que Theodore, su futuro marido, estaba con ellas, la miró de pies a cabeza con desconfianza y le preguntó. —Maya, ¿Dónde estabas y con quién? —exigió con voz seria, ante la expresión de asombro de la chica.«El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera». Alexander Pope.Maya, luego de salir de su asombro, vio a Theodore con una expresión de molestia, y a sus amigas con rabia mientras las cuestionaba mentalmente «Para tener amigas como esta, mejor no tener ninguna», se dijo, sin embargo, no estaba dispuesta a dejarse intimidar, porque si lo permitía ahora, en el futuro, estaría jodida pensó con mucho acierto.—Era mi despedida de soltera… tengo derecho a pasarla como me dé la gana, ¿Tienes alguna objeción? —inquirió en tono imperativo—. Porque si es así, todavía estás a tiempo de arrepentirte, tú sabes que… —antes de ella continuar hablando, el hombre se acercó.—Maya, sabes que nunca voy a limitarte… siempre podrás hacer lo que desees, solo quiero que estés bien, cuidarte y que seas feliz, tu padre lo habría querido —pronunció acariciando suavemente su mejilla, el contacto del hombre, en su rostro le causó repulsión y se alejó de manera discreta, simulando su expresión de asco.—Bueno, te dejo para que te pongas hermosa, nos vemos en la iglesia, te t
Maya caminó al altar por inercia, en más de una ocasión, tuvo ganas de salir corriendo, al pensar en ese viejo tocando su cuerpo, y ahora menos cuando conservaba en su piel, en su boca, el sabor y tacto de Eros, sin embargo, no podía echarse atrás, debía seguir adelante, estaba clara que el dinero lo era todo, era el combustible que movía al mundo, incluso desde lo sucedido… lo ponía por encima del amor.Después de dar el sí en el altar, cuando Theo quitó el velo de su rostro, tuvo una sensación de que alguien la observaba, giró el rostro y vio a Eros, pero lo más sorpresivo fue escucharlo decir.—¡No! Esto no puede ser verdad.No pudo evitar la sorpresa inicial de verlo, sin embargo, al ver su actitud, tuvo miedo que dijera algo sobre su encuentro, una cosa era que su ahora marido hubiera sospechado que estuvo con alguien y otra muy distinta es que comprobara con quien estuvo, por eso tomó el ruedo de su vestido de novia y caminó hacia Eros, dejando a su ahora esposo en el altar.—¿Q
El rostro de Maya palideció, se levantó la cama e intentó alejarse, pero su cuerpo era menudo y a pesar de su intento de escape, el hombre terminó sometiéndola, tirándola nuevamente en la cama y colocándole encima todo su peso, al mismo tiempo que empezaba a besarla. Las lágrimas de Maya y el asco amenazaban con controlarla, sin embargo, estaba claro que no podía dejarse vencer, empezó a sonreír como si estuviera disfrutando.—Theo ¿Qué sucede? No era así como lo quería… además, habíamos acordado otra cosa, no esto. Tú dijiste que… —su diálogo fue interrumpido por el hombre.—No tienes que repetirme en lo que habíamos quedado, ya cambié de opinión Maya… te deseo desde el mismo instante cuando te vi en esa fotografía en la casa de tu padre, desde ese momento te convertiste en una obsesión para mí… no tienes idea de cómo me enloqueces, déjame demostrártelo.Y para demostrárselo, empezó a restregar su erección en el cuerpo de la chica que respiró profundo, apretó los ojos con fuerza y e
Tiempo actualMaya observaba con la mirada perdida, tratando de contener su alegría, quizás era un ser humano horrible, eso poco le importaba, pero no podía negar que no estaba ni siquiera un poco triste, y no era para menos, por fin se libraría del yugo de Theodore Aetós, el hombre más cruel que tuvo la desgracia de conocer.De pronto un sollozo se escuchó y Leonor arremetió contra ella.—¡Eres una maldit4! ¡Tú lo mataste! Solo porque te diste cuenta de que me amaba a mí, a ti te odiaba, si no es porque te embarazaste y le diste a ese mocoso hace mucho tiempo que te habría echado a la calle como la perra desgraciada que eres —espetó la mujer desquiciada tratando de atacarla, mas Maya se defendió.—¡Tú a mí no me tocas! ¡Infeliz! Si tan dolida estás por tu amante, entonces tírate en el féretro con él, si es tanto el amor que sientes por ese infeliz —espetó sin contener su odio.Arion llegó, desde el mismo momento cuando una mujer arremetió en contra de Maya, las observó por un par de
Maya respiró profundo y siguió caminando e ignorando las palabras de Arion, eso causó molestia en el hombre, quien la sostuvo por el brazo halándola y haciéndola golpear contra su pecho.—¿Quién diablos te crees tú para darme la espalda? ¿Te crees mucho? Porque para mí no eres nada ni nadie —pronunció en un tono severo, a la vez que la miraba con desprecio—. Si te digo que te esperes, ¡Te esperas! Porque mi palabra no admite objeción, no me vas a dejar aquí parado como un tonto. Ahora te vas a girar y regresaremos al sepelio de mi padre.Ella jaló su brazo, sin importarle el daño que se hacía en el proceso.—Tomé mi decisión, y para no ser nada ni nadie para ti, te estás tomando muchas molestias ¡Me voy y no hay nadie que me detenga! Mi hijo está en primer lugar y el resto del mundo se puede joder e irse a la mismísima mierd4, ¡Pero mi hijo no!.Con esas palabras se liberó y corrió hacia el auto, un viejo Volkswagen escarabajo de color azul rey, al verlo Arion frunció el ceño un poco
Ese día y por unas semanas, el trato de Theo hacia ella mejoró por estar embarazada, no obstante, no duró mucho, porque Leonor no se la puso fácil y como siempre empezó a intrigar en su contra, susurrándole al oído ideas al hombre, poniéndolo histérico y más desconfiado, por eso a pesar de ya no encerrarla en la habitación de antes, si lo hacía en su dormitorio, lo cual agradeció porque era más cómodo.—No vas a salir de aquí, ni siquiera a comer tus comidas, te las van a traer aquí, al médico solo irás cuando yo te lleve o te mande con alguien y olvídate del divorcio. Y lo mejor será, hacerle una prueba de ADN al bebé, antes de su nacimiento, porque si resulta no ser mío, entonces no nacerá… no voy a quedar como un cornudo frente a todos, solo porque a ti te dio de andar por calenturienta. Mañana mismo iremos al médico —dicho eso salió con tranquilidad, como si hubiera estado hablando del tiempo.En cambio, Maya se quedó en su dormitorio por completo aterrada, se acostó en la cama en
Maya salió de allí sin poder dejar de sentirse angustiada, esa opresión en el pecho no le permitía ni siquiera respirar, condujo hacia la mansión de los Aetós, mientras trataba de pensar la mejor forma de abordar la situación. Respiró profundo, sin dejar de darse ánimo, por su hijo era capaz de hacer todo, hasta volverse en la perra que todos creían.Llegó a la mansión y estacionó el auto lejos de la casa, porque la cantidad de coches estacionados no la dejaba avanzar más. Apenas llegó un par de hombre se acercaron y empezaron a conducirla al interior de la mansión, donde al entrar, estaba esperándola Arion, acompañado de Leonor, que mantenía su mano agarrada del brazo del hombre, mientras ella la miraba con malicia, él la miró de forma despectiva.Maya, se sonrió deseando hacer su mejor actuación, porque no iba a dejar que la vieran derrotada.—¡Hola a todos! Ya estoy aquí querido hijastro, como era tu deseo, siento mucho haberme retirado antes, sin embargo, tenía muchas cosas import
La mujer respiró profundo tratando de contener su enojo, estaba harta de que siempre le hiciera la misma pregunta de quién era el padre de su hijo.—No sé de qué forma quieres que te explique que mi hijo es un Aéton de los pies a la cabeza, ¿Te cuesta tanto poder entenderlo?—Aún me lo preguntas cuando los dos sabemos la clase de mujer que eres, le eras infiel a mi padre antes de casarte y nadie duda que lo hayas hecho también después.—¡¿Cómo te atreves a decirme eso?! ¡¿Acaso estuviste para ver si yo me revolcaba con otro?! —gritó la mujer, ahora fuera de control. Sabía que no podía permitir que él siguiera hablándole así, y por un instante pensó en la posibilidad de decirle la verdad, sin embargo, el miedo a que él le quitara a su hijo la dominaba por completo y le impedía hacer esa confesión.Entretanto, Arion interpretó su silencio como signo de culpabilidad y comenzó a reírse con sorna.—No puedes negarlo Maya, tarde o temprano la verdad será revelada, y no vas a poder seguir v