300.  NO DEJES QUE GANE

Ella no podía creer lo que su madre le contaba. Admiró la valentía de su hermana mayor, pensando que quizás si estuviera ahora a su lado…  

—¿En serio Clavel te dijo eso? ¿Cuántos años tenía mi hermana? —preguntó Camélia con admiración.  

—Creo que cuatro, sí, cuatro. No sé si tu papá se lo había enseñado u otro adulto; el caso es que me hizo reaccionar. La abracé muy fuerte y regresé con ella a la casa. Y fue cuando se me hizo una obsesión tener otro hijo. Camilo se negaba porque el doctor no se lo aconsejó —siguió Lirio con firmeza—. Fue cuando hice todo lo que ya sabes, y de lo cual siento grandes remordimientos y culpas.  

Camélia no dice nada, pero no hace falta. La señora Lirio puede ver la interrogante en su mirada. Por eso sigue hablando. Sient
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