299. LA HISTORIA DE LIRIO

Camélia la miró aterrada, pero Lirio siguió hablando. Se había levantado muy temprano y, aprovechando el horario en que sacaban a todos los animales y las caballerías estaban abiertas, fue y ensilló su yegua. Lo cual no podía hacer; se lo había prohibido el doctor porque tenía amenaza de aborto.  

—Era muy joven y me sentía invencible —continuó con gran pesar—. No creía que nunca un caballo me hiciera daño y pensé que, por dar un pequeño paseo despacio, no iba a hacer que abortara. Era tan orgullosa, pensando que podía dominarlos, que me fui a pasear en mi yegua vieja, que era muy mansa. Sí, no me mires así, era una rebelde empedernida —dice al ver cómo la miraba Camélia con incredulidad. No se imagina a su madre con el vientre abultado haciendo esas locuras. Pero ella le dice que sí, que lo hizo y tuvo e
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