Capítulo 2 — Revelaciones y despedidas
Narrador — Recuerdos:
El sol irrumpía en la habitación de Oriana, quien se desperezaba, feliz de comenzar un nuevo día. Era una niña feliz, su mayor preocupación era que el lápiz de color no se saliera del límite del dibujo. Debía ser una tranquila mañana de domingo, sin embargo la calma matutina fue irrumpida por el sonido estridente de los gritos de sus padres. Ya se había hecho habitual que discutieran, pero ese día parecía ser más serio que de costumbre.
Alberto, el padre de Oriana había entrado a la cocina, donde se encontraba Isabel, su madre
—Isabel, necesitamos hablar, ya no puedo seguir ignorando la verdad
—¿Qué quieres decir, Alberto? —respondió ella mirando hacia arriba con una expresión de sorpresa y ansiedad —¿Qué es lo que ya no puedes ignorar?
—No finjas que no sabes de que se trata —dijo con voz temblorosa, luchando por contener la ira que hervía dentro de él
—No tengo ni idea de que se trata —tratando de mantener la compostura, pero sintiendo como se desmoronaba su mundo —explícate, por favor, Alberto
—¡No te hagas la inocente! —Avanzó hacia ella, su mirada era tan penetrante como dagas afiladas —Sé sobre tu aventura con el profesor de Pilates. He visto los mensajes, las llamadas. No puedes negarlo más
—¿Acaso te has vuelto loco? —trató de irse pero la retuvo de un brazo
—Loco estaba al confiar en ti, todos me decían que me ibas a traicionar y no los quise escuchar. Tal vez hubiera esperado que lo hicieras con alguien de clase —rezongó —pero con un pobre profesor de gimnasia, ¡eso sí que no me lo esperaba!
—Yo no te he engañado con nadie, nunca lo haría, tú lo sabes
—Deja ya de mentir, te hice seguir por un detective —ella palideció —tengo fotos, videos, horas, lugares en donde se reunían, videos tuyos en ese cuarto de hotel de quinta, donde ibas a revolcarte con él, fuiste tan estúpida que siempre ibas a la misma habitación, así que fue fácil instalar cámaras ocultas.
—Alberto, yo…
—Tu, nada, la verdad es que felicito al muchacho, ¡si que te hacía gozar como la pu*ta que eres!, nunca gritaste así conmigo, ni siquiera en los comienzos —la soltó y comenzó a dar vueltas por la cocina —y él, ¿qué vamos a decir de él?, sí que lo hiciste pasar de maravilla, ni la más expertas de las pros*tituta le hubiera hecho las cosas que le hiciste, mira que hacerle acabar en su propio vientre y luego pasarle la lengua, debo reconocer que me excitó un poco ver ese video, parecía una muy buena película por*no
—¡Alberto, por favor, escúchame!, por favor, fue un error, una debilidad momentánea, me sentía tan sola…
—¿Estás segura que quieres echarme la culpa a mi?
—No, claro que no —comenzó a llorar
—No hay excusa, has traicionado mi confianza, a nuestra familia, ya no puedo seguir fingiendo que todo está bien
—No me dejes, por favor, te necesito, te amo, lo siento, lo siento mucho, haré lo que quieras
—¿Me harías algo de lo que le has hecho a él?
—Sí, lo que quieras mi amor
—Muy bien, muéstrame lo mucho que deseas que no te abandone
—Dime lo que quieras que haga y lo haré…
—De rodillas… —ordenó esbozando una sonrisa siniestra
—¿Qué?
—Ya me has oído, de rodillas, si quieres que tan solo me plantee el perdonarte, te pondrás de rodillas —Isabel finalmente obedeció —eso, eres una ni*ña buena —y sacando su miem*bro del pantalón —ahora abre tu boca muy grande y chupa como si te gustara de verdad
—Alberto…
—Hazlo Isabel o ni lo pensaré
—Ok, lo haré
Isabel abrió grande su boca y dejó que su esposo le introdujera el miem*bro por completo. Alberto le tomó de la cabeza con ambas manos y comenzó un vaivén desenfrenado, mientras sentía el calor de la lengua de su esposa sobre el gla*nde. Ella comenzó a hacer arcadas, a él poco le importó, y la saliva empezó a gotear por la comisura de los labios de Isabel. Bajó la mirada y se encontró con los ojos llorosos de ella, pero con su fa*lo metido en la boca
—Eso es, eso es put*ita, chupa, chupa con ganas, piensa en tu profesorcito, seguro él la tenía más pequeña, por eso no te vi hacer arcadas en los videos cuando se la chupabas —y comenzó a gemir, pues estaba experimentando un placer ya olvidado por parte de su esposa —¡esoooooooo….! —y su cuerpo se llenó de contracciones, mientras le llenaba la boca de se*men a Isabel, y antes de retirarlo le advirtió —no te atrevas a escupirlo —ella abrió grande sus ojos —te lo tragas, te lo tragas hasta la última gota —y lo retiró, observando con agrado que le obedecía —ahora le pasas la lengua hasta que quede bien limpito, no tengo ganas de ir a lavarme —ella solo le miraba —¿qué estás esperando?, haz de cuenta que es un helado y bebe hasta la última gota
Cuando al fin terminó con las exigencias de su esposo, se puso de pie y trató de besarlo, pero éste la corrió dándole un empujón
—Alberto, yo creí…
—Yo te dije que lo pensaría, y lo pensé —se acomodó la ropa —voy a dejarte y sin un centavo, pero no pasarás penurias, tienes muy buena mano… —rió —o más bien diré, boca, para el oficio, si le pones tanto esmero como recién, dinero no te faltará
—Eres un cretino —y trató de abofetearlo, pero él le detuvo la mano
—Un cretino al cual le acabas de hacer una mama*da magistral, la verdad te lo agradezco y puede que en un futuro te contrate alguna vez como la pu*ta que eres
Y sin decir más abandonó la casa. Al escuchar el portazo, cuando los gritos cesaron, Oriana se precipitó a la cocina, allí encontró a su madre con la mirada sombría, su rostro marcado por la angustia y la ira contenida
—¿Dónde está papá? —notando que él ya no se encontraba en la casa
—Tu padre se ha ido —le respondió con la voz entrecortada
—¿Porque se fue?
—Eso ya no importa, mejor así
—Pero… volverá, ¿verdad?
—No, ya no volverá
—Pero eso no es justo, ¿qué le hiciste? —le reprochó con la inocencia de una ni*ña de 8 años que amaba a su padre
Ante la desesperación y la furia, Isabel perdió el control, su mano se alzó en un gesto de ira mientras un golpe resonaba en el aire. El impacto dejó a Oriana aturdida, su mejilla ardiendo mientras el dolor físico se mezclaba con la angustia emocional.
Capítulo 3 —Una chica muy dañadaNarrador — recuerdos:Luego de esa fatídica mañana de domingo Oriana no volvería a ser la misma—¿Porque no puedes volver a casa?Le había preguntado en una de las tantas tardes de sábado que pasaba con su padre—Eso es imposible, ya te lo he dicho cariño, son cosas de adultos, cuando lo seas lo entenderás—Yo quiero entenderlo ahora, papi—No será posible. Tienes que crecer primeroY así fueron pasando los días, las semanas, los meses y finalmente los años. Una tarde, al regresar a su casa del colegio, encontró a su madre conversando con un hombre, algo menor que ella, tal vez unos 8 o 10 años. Muy atractivo, con unos penetrantes ojos, de alta estatura y complexión atlética.— Oriana, mi vida… —su madre jamás la trataba con tanto cariño, a menos que se trajera algo entre manos —ven acércate, quiero presentarte a un buen amigo mío —y señalando al extraño dijo —él es Ivan Anderson—¿Que tal Oriana? Un placer al fin conocerte, tu madre me ha hablado much
Capítulo 4 — Una piedra en mi zapatoOriana:Cuando mi padre nos abandonó empecé a odiar a mi madre, y cuando creí que ya no podía aumentar ese sentimiento, metió un hombre en la casa. Pero no cualquier hombre, uno que era perfecto por donde se le mirara, parecía salido de una escultura de Miguel Ángel, era muy atractivo, cuerpo atlético, una altura un poco intimidante, al menos para mí, una sonrisa encantadora, donde dejaba ver sus perfectos y hermosos dientes blancos. Unos ojos color cielo que encajaban perfectamente con su penetrante mirada. Y sus manos, ¿qué decir de sus manos?, muy masculinas, pero con las uñas perfectamente cuidadas, ni una cutícula levantada, ni una uña escamada, grandes, muy grandes y venosas. Eran esas manos con las que una sueña que la acaricien. Obviamente la edad que yo tenía en ese entonces y por lo tanto el desorden hormonal que ello conlleva, eran los responsables de verlo de aquella manera. Pero yo no me podía dar ese lujo, no podía soñar con él, pues
Capítulo 5 — La fotoNarrador:Oriana pasó los siguientes días tratando de que su madre desconfiara de que Iván la engañaba. Había hecho que su padre le comprara un nuevo teléfono móvil y no le había dicho a Isabel, de esa manera le había empezado a enviar mensajes a Iván, tratando de seducirlo de manera anónima, para lograr que él cayera en la trampa y hacer que su madre lo descubriera. Fue así como el móvil de Iván sonó, interrumpiendo una importante reunión que estaba teniendo en una de sus empresas. Al ver que era un número desconocido, simplemente ignoró el mensaje y luego lo eliminó sin siquiera abrirlo. Eso frustró mucho a la joven, quien siguió insistiendo en los días venideros. Otra vez el móvil del joven timbró, pero esta vez estaba en la cocina de la casa, preparando algo de comer, mientras Oriana lo observaba del otro lado, sentada a la mesa, simulando hacer tarea.#Desconocido a IvánHola…Finalmente, dada tanta insistencia desde el mismo número, decidió abrir el mensaje,
Capítulo 6 — No me tientes…Narrador:Pasaron algunos días luego de ese intento frustrado de Oriana para hacerle caer en aquella trampa que, según ella, pondría a su madre tan enojada que terminaría echando a Iván de la casa y cancelando la boda. Pero eso no pasó y la joven se sentía en suma frustrada. Más aún cuando había empezado asentir alguna especie de atracción hacia él, ya que la ignoraba, al punto de que casi ni le hablaba, solo los buenos días y cuando se cruzaban, pues Iván procuraba casi no verla.—Señor Anderson, hay una jovencita que desea verlo —Le había dicho la secretaria en una oportunidad—¿Una jovencita? —preguntó sumamente intrigado—Sí, le dije que estaba ocupado, pero ella insiste en verloIván de inmediato sospechó que se trataba de Oriana, pero él no quería verla.—Pues dígale que no tengo tiempo, que le pida una cita a ustedCreyó que con eso había logrado que Oriana desistiera de la idea de verlo, pues pasaron unos minutos antes de que Esmeralda, la secretari
Capítulo 7 — Un rincón oscuroIván:Estaba en una reunión muy importante, discutiendo con el presidente de una gran empresa los términos para adquirirla y así poder expandirme por Latinoamérica, cuando mi móvil se iluminó advirtiéndome de un mensaje de What*sA*pp entrante. El número era desconocido, pero la foto de perfil llamó mi atención, de todas formas decidí ignorarlo y eliminarlo sin abrir. Pues pensé que se trataba de alguna broma de Richard, ya que estaba empecinado en que saliera con varias mujeres a la vez. De todas maneras, algo había en esa foto de perfil que alertó mis sentidos y me hizo sentir inquieto. Pero luego de un rato, deseche ese pensamiento de mi mente. Los días fueron pasando y el mensaje seguía llegando, normalmente bloqueaba esos números para que no me molestaran, pero ese no lo había bloqueado, no había sido capaz de hacerlo, algo me lo impedía. Esa noche había llegado a la casa y, como ya era costumbre, Isabel no se encontraba, tampoco es que me interesara,
Capítulo 8 —Que me lleve el diabloOriana:Nunca había tenido tanto contacto físico con Iván como ese día y era algo que me gustaba y mucho, hasta que Sandra no me había preguntado si me gustaba, no me había puesto a pensar en ello, y sí, el asunto era que me engañaba cuando decía que era por mi madre, era por Iván, él estaba quitándome el sueño. Cuando salió del café, corrí hasta alcanzarlo en el estacionamiento. Se podría decir que me había confesado que yo también le gustaba. Me tenía abrazada, pegada a su cuerpo, sentir su calor, su musculosa figura y sus grandes manos recorriendo mi espalda, generaron en mí un sinfín de espasmos, tantos que creí correrme en sus brazos sin que él lo supiera. En ese momento solo podía pensar en que quería que me besara con desesperación, tal es así que le dije que quería besarlo, que solo iría a la boda si me lo permitía hacerlo esa noche. Me dijo que sí, ¡otra vez dejó mi pelvis punzando! Para ese entonces, mi respiración era entrecortada, casi un
Capítulo 9 — Segundo padreIván:Luego de ayudar a Oriana a bajar del coche, su padre se acercó hasta él y la abrazó con fuerza, nunca vi una demostración así por parte de Isabel.—Mi ni*ña, ¿te encuentras bien? —le dijo separándose de ella y tomándole el rostro con ambas manos—Sí, papá, estoy bien… —protestó ella un poco fastidiada ante tanto afecto—Me tenías preocupado, ¿seguro no te sucedió nada? —y la besó en la frente —te ves terrible, estás traspirando y desalineada, tú no eres así, por eso te pregunto—No, papá, estoy jodidamente genial, no podría estar mejor, he pasado la mejor tarde de mi vida y eso implica desarreglarme un poco —yo miré hacia abajo tratando de disimular mi sonrisa. Ella me miró de una manera cómplice —Muchas gracias, Iván por haberme recogido y traído a casa —se acercó a mí y me depositó un beso en la mejilla, quise mat*arla en ese instante, me estaba haciendo pasar un momento muy incómodo frente a su padre, ella lo sabía, por eso lo hizo, era una especie
Capítulo 10 — La promesa…Narrador:—¿Qué hiciste que cosa, Iván? —Le había preguntado su amigo Richard —¿Acaso te has vuelto loco? ¿Irte a meter justamente con la hija de la que será tu esposa y para males de colmo menor de edad?—A mí favor diré que ella me busca y que no tiene el aspecto precisamente de una menor—Eso no es excusa, tu sabes que lo es, pero lo peor es que es la hija de Isabel —estaba furioso —¿Tienes idea en el lío que nos metes?Richard había sido el que los presentara e hiciera los arreglos pertinentes para concretar el contrato matrimonial que los uniría—No me vengas con eso ahora, Richard, tú la conocías de antes y sabías que tenía una hija y no me dijiste nada—No creí que te importara, no era relevante, lo suyo solo sería en lo legal, después cada uno haría su vida—Y es lo que hacemos, solo que está Oriana en el medio y me está volviendo loco—Si fuera otra chica, te diría que te tiraras al agua sin miedo, pues está muy bien ella, pero es la hija de tu espo